La Consorte Del Villano

Luego de que Alice quisiera irse de para su habitación, Alucard le había dejado en claro a sus nobles las consecuencia de esos actos, así que estaba vez acatarán esa orden, pues no hay otro vampiro que iguale la fuerza del rey ni mucho menos en poder.

Alucard cierra la puerta después de que Alice entrara, la alcoba de ella estaba bien iluminada, a diferencia del vampiro.

— gracias por acompañarme.

— ¿Acompañarte?— él se ríe y se acerca a la espalda de Alice, quién no se voltea, mientras que Alucard pone las manos en los hombros, se agacha un poco y susurra en su oído...— ¿Acaso no me has traído hasta aquí para otra cosa?...

El vampiro baja la tela del vestido de los hombros lentamente, luego sus labios se posan en el cuello de ella...

— ¿Por qué no me habías dicho nada?— susurró él, sin dejar las caricias.

— quería hacerlo yo, Alucard...

— entonces... ¿No te gustó que te ayudará en matarla?... Pude ver la maldad en tus ojos, cuando me pediste que no le perdonara...

— estaba un poco disgustada, pero...— Alice se voltea para verle fijamente, con una sonrisa ella le explica— pero veo que te estoy empezando a importar... Alucard... ¿Es cierto que matarías por mí?

— Te gusta provocarme ¿No?— dijo él vampiro sin emocion alguna.

— ¿No me deseas?

Alucard frunce el ceño, toma del escote del vestido de Alice y le devuelve la pregunta con seriedad.

— ¿Que pregunta es esa?— desgarra el hermoso vestido, dejando la piel suave de Alice expuesta y continúa—... Te ansío cada vez que te veo, eres como un afrodisíaco para mí.

Alice sonríe y se acerca más a él, besándolo con pasión.

— ¿Cuantas veces tienes que romper mi ropa?

— cuántas veces tengamos relaciones... Te puedo traer más vestido...

Alucard toma a la chica entre sus brazos, entre besos y besos se iban devorando, luego la deja en la cama, Alice veía con una pequeña sonrisa al vampiro, prendiendo más así la lujuria de él, éste se agacha a la altura de la parte intima de ella, abriendo un poco su piernas y entre todos ese gusto iba saboreando los placeres de la chica,

— A~Alucard... sigue.

esto solo era un pequeño inicio para la larga noche llena de gozo.

Luego de varias rondas de haberse dado con todo, ambos eran insaciable, lo hicieron en la cama, fuera de ella, y en otros lados donde las posiciones se daban mejor... Esta vez, volvieron a la cama...

Alice como le gustaba estar encima de Alucard. Sentada en su erección, cabalgaba con extusiamo y vigor.

— a~aah.

— no pares, Alice...

Alucard ayudaba con placer esos movimientos tomándola de las caderas y dandole hacia arriba y hacia abajo con velocidad, los gemidos de él, le daba motivo a Alice en seguir con los extasiantes estocadas. La chica apretaba sus puños en el pecho de Alucard, apunto de llegar a su punto de gran placer, el vampiro afincaba sus dientes también al sentir que llegaría a su clímax... Ambos sacan sus orgasmos.

Alice suspiro con gran energía y se dejó caer en el pecho de Alucard. Los dos respiraban con agitación...

Dios, cada vez que lo hago con él es tan divino que jamás quisiera acabar. Pero...

— ¿Por qué tan callada?

— no es nada...

Me levanté de él y solo me puse la bata para salir al balcón, la estrellas estaban desapareciendo por la claridad del amanecer. No había frio, pues hacer rato había un calor entre Alucard y yo. Luego, él se coloca a mi lado aún si ropa.

— no puedes engañarme, dime...

— ¿Aún tienes tiempo antes de que te vayas?

— no mucho...

— ¿Por qué te vas cuando el sol cae?... Se que los vampiros pueden caminar entre la luz del día.

— es algo que aún no puedo decirte.

— una vez me dijiste que no te conocía, era verdad, pero quiero hacerlo, aún así, no sé cómo hacerlo si se que te vas...

La fresca brisa pasa entre ambos, los cabellos dorados de Alice le tapaba la vista, en eso, Alucard le aparta los mechones y se lo coloca detras de la oreja, el vampiro sin darse cuenta, suaviza su voz y le explica.

— Alice, no te preocupes por eso, ya lo estás haciendo... Pero si te reveló la verdad, no podré tener mi propósito contigo...

Mire sorprendida, ¿Cuál sería su propósito conmigo?... Si hubiera sido ser su sacrificio, él lo diría, pero es otra cosa. Mientras lo veía perpleja, se pone a mi frente, se acerca hasta que nuestros cuerpos chocan, me desliza la bata para sentir lo cálido de mi piel y a centímetros de mis labios, me susurra.

— ya no se que pensar sobre....

— ¿Sobre que?...

Y sin dejar de terminar la oración, me besa lentamente, con una agradable dulzura que me robaba el aliento, bajo la noche que se transformaba en el nuevo amanecer...

Alice se había dormido sin haberse dado cuenta, entre su sábanas se encontraba plenamente en un sueño profundo... Su mano tantea el lado donde se supone que este Alucard, más el vacío es lo que siente. Al abrir los ojos poco a poco, ve que ya no estaba...

Alucard, siempre eres un misterio, en la novela y en mi vida.

Pensó la chica que se levanta y piensa en arreglarse para desayunar. En el comedor estaba ella, veía el puesto vacío que en el día anterior Maximiliano ocupaba. Por los momentos, ella no sabía que pensar sobre él. Aunque si le tomó de sorpresa que el sea la mano derecha del rey.

Antes de irse a la biblioteca para seguir con la investigación, se topa con un jardín lleno de rosas, más sin embargo, las flores estaban secas, dándole un toque de jardín abandonado pero con algo de encanto.

Entre las espina, Alice veía a través de ella a un hombre peculiar.

— ¿Ese es?... ¿Max?

Curiosa observaba hasta que lo pierde de vista, y de repente...

— la curiosidad mató al gato, dama mía...

Ella se volteó repentinamente al oír esa voz en su oído, reprimiendo un grito por el susto al ver a Maximiliano con una sonrisa suave...