Astrid Morano, hija de la poderosa líder de la mafia italiana, regresa a Estados Unidos con la fachada de estudiar en el exclusivo instituto Blackwood mientras resuelve una misión.
Tres apuestas peligrosas se entrelazan en su vida:
1. Seducción doble: Astrid apuesta con su mejor amiga Nadia seducir a los irresistibles hermanos Escott.
2.Desafío familiar: Su hermano Erick apuesta conquistar a la inalcanzable Nadia, con quién se lleva mal desde la infancia.
3. Amor prohibido: Nadia apuesta que su amiga Meredith no podrá enredarse con el apuesto profesor de matemáticas.
Entre amor, balas y secretos de familia...
Una apuesta que comenzó como un juego, terminó en un amor que cambió todo.
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PEQUEÑA INFILTRACIÓN
Han pasado exactamente 30 días desde que regresé a Minnesota y recibí la misión.
Finalmente, ha llegado el momento de actuar.
Después de un mes de entrenamiento intensivo en pole dance con Brittany (mi tapadera perfecta), y recopilando información sobre el Cartel de los Rojas, decidí actuar lo antes posible contando con la suerte de que el líder está ausente.
Me deslizo en la oscuridad de la noche,con mi cabello recogido y mi cuerpo vestido de negro, casi invisible.
Escalo el muro perimetral del complejo del Cartel de los Rojas, mis manos y pies encontrando puntos de apoyo precisos.
Caigo suavemente en el patio interior, mis ojos escaneando el área.
Luces tenues iluminan las ventanas de la mansión de Carlos Rojas. La bodega principal se encuentra a mi izquierda, un edificio de metal y hormigón con puertas de acero.
Me dirijo hacia la bodega, mi corazón latiendo con anticipación.
Abro la puerta de servicio con una ganzúa especializada y me deslizo dentro.
La bodega está llena de estantes con cajas y contenedores, pero...
No veo nada que se parezca al cargamento Eclipse.
Comienzo a buscar sistemáticamente, revisando etiquetas y códigos en las cajas.
Mientras busco, mi mano se desliza en mi bolsillo y saca varios dispositivos pequeños:
Coloco un micrófono GPS en una caja cerca de la puerta principal, para escuchar conversaciones de los guardias.
Otro en el sistema de ventilación, para captar sonidos de todo el edificio.
Un dispositivo de rastreo en el camión que está estacionado dentro de la bodega, por si intentan mover el cargamento.
Y un último micrófono en la oficina del encargado de la bodega, para escuchar sus conversaciones telefónicas.
Una vez que termino de colocar los dispositivos, reviso mi trabajo para asegurarme de que todo esté en su lugar.
La bodega sigue en silencio, pero ahora tengo ojos y oídos en todos los lugares clave.
Me doy la vuelta para irme, pero escucho pasos acercándose...
Los pasos se acercan más, puedo escuchar el sonido de botas pesadas en el suelo de hormigón.
Me aprieto contra una pila de cajas, conteniendo la respiración, mientras un guardia del cartel dobla la esquina.
Ilumina el área con su linterna, pero no parece sospechar nada fuera de lo normal.
Revisa las cajas cercanas, pero no se acerca lo suficiente para descubrir mis dispositivos ocultos.
Después de unos tensos segundos, el guardia se da la vuelta y se aleja, apagando la linterna.
Exhalo lentamente, mi corazón aún acelerado.
Debo salir de aquí antes de que regresen o descubran mi presencia.
Me deslizo hacia la puerta de servicio, la abro silenciosamente y me escabullo hacia la noche.
Una vez fuera del complejo, saco mi teléfono y activo el software de vigilancia.
Comienzo a recibir datos de los dispositivos que coloqué en la bodega del Cartel de los Rojas.
Después de varios minutos de monitoreo, obtengo una conversación clave entre dos lugartenientes del cartel:
"Carlos está obsesionado con robar el cargamento Eclipse. Dice que es la oportunidad de su vida."
"Lo sé, pero la información que nos dieron sobre su ubicación ya es inútil."
"¿Por qué? ¿Qué pasó?"
"Resulta que los Morano ya habían sido traicionados por alguien de su propia organización, al parecer alguien de la familia...
Alguien les robó el Eclipse antes de que nosotros pudiéramos actuar."
"Entonces... nosotros no tenemos nada que robar."
"Exacto. Carlos no quiere aceptarlo, pero es un hecho. El Eclipse ya no está con los Morano."
Mi corazón se acelera al procesar esta información:
**EL CARTEL DE LOS ROJAS NO TIENE EL CARGAMENTO ECLIPSE.**
Y lo más impactante...
**ALGUIEN DE LA FAMILIA MORANO (MI FAMILIA) NOS ROBÓ EL ECLIPSE.**
Después de escuchar la impactante conversación del Cartel de los Rojas, me alejo rápidamente del área,
mi corazón aún procesando la posible traición dentro de mi propia familia.
Camino durante unos 10 minutos, asegurándome de que nadie me siga,
hasta que llego a un punto de encuentro previamente acordado con mi mejor amiga Nadia.
La oscuridad es total, pero mi vista se ajusta rápidamente y veo su figura
vestida de negro, igual que yo, sentada en una moto negra aparcada bajo un árbol.
Nadia es más que una amiga - es mi hermana de armas.
Sus padres, son los encargados de administrar la organización Morano en Minnesota, y aunque es unos meses más joven que yo, Nadia ha colaborado en misiones especiales de vez en cuando.
Me acerco a ella y subo a la moto detrás de ella, mis brazos rodeando su cintura mientras pregunto en voz baja:
—¿Todo bien? ¿Alguna novedad de tu lado?—
Nadia arranca la moto y comienza a conducir hacia un lugar seguro,
respondiendo mientras conduce:
—Tu hermano me llamó hace unas horas... quería hablar contigo sobre algo urgente—
Después de dos horas de conducir, Nadia y yo llegamos a mi casa. Son las 2:00 am.
Nadia apaga el motor y me sigue adentro, donde Erick ya está despierto, esperándome en la sala.
Me acerco a él y comienzo a informarle sobre mi misión:
—Erick, pude infiltrarme en el Cartel de los Rojas...
Descubrí que no tienen el cargamento Eclipse.—
Erick se inclina hacia adelante, interesado.
—Y encontré algo más preocupante... Escuché que la información sobre el Eclipse que les llegó a los Rojas, posiblemente vino de alguien dentro de nuestra propia familia.—
Erick se pone tenso, sus ojos estrechos con preocupación:
—¿Qué quieres decir con 'nuestra propia familia'? ¿Crees que uno de los Morano está detrás de esto?—
Me tomo un momento antes de responder:
—Sí, Erick. Eso es exactamente lo que creo. Y debemos actuar rápido para descubrir quién es el traidor.—
Erick asiente y dice:
—Astrid, creo que debemos considerar otra posibilidad...
Acabo de recibir información de que la organización 'Ombra' ha estado mostrando un gran interés en el cargamento Eclipse.—
Asiento pensativa y respondo:
—Ombra es definitivamente una pista que debemos seguir, pero no podemos descartar otras organizaciones en Minnesota que también podrían estar involucradas.—
Erick asiente en acuerdo y continúa:
—Exactamente, como 'Los Lobos' y 'La Hermandad'... ambas tienen antecedentes de actividades ilícitas en nuestra región.—
Asiento enfáticamente:
—Exacto, Erick. Debemos investigar a fondo Ombra, Los Lobos y La Hermandad antes de señalar a alguien de nuestra propia familia como el traidor.—
Miro a Nadia y le digo:
—Es muy tarde, Nadia. ¿Por qué no te quedas a dormir aquí?
Erick pone los ojos en blanco y murmura:
—Fastidio... siempre te quedas a dormir aquí, Nadia. ¿No tienes tu propia casa?—
Nadia se vuelve hacia él, una sonrisa sarcástica en su rostro:
—Oh, qué sorpresa, el gran Erick Morano se queja de mi presencia.
¿Te molesta que alguien más inteligente que tú esté en la misma habitación?—
Erick se levanta de su silla, su voz elevándose:
—¿Inteligente que yo? ¡Tú apenas puedes mantener una conversación sin ayuda!—
Nadia se ríe con desdén:
—Al menos no tengo que usar mi título de 'futuro líder de la familia Morano' para impresionar a las chicas... como tú haces con todas las que se acercan a ti.—
—¡Eso es mentira! Las chicas no se me resisten, siempre caen rendidas a mis encantos...
En cambio, tú, Nadia, eres como un témpano de hielo - ningún chico se te acerca porque eres inalcanzable.—
Nadia se ríe con desdén:
—Oh, qué halago...
Mi 'inalcanzabilidad' es solo porque tengo estándares más altos que tu ego.—
Me río abiertamente ahora, divertida por esta pelea verbal entre mi hermano y mi mejor amiga.
Erick me lanza una mirada acusadora:
—Astrid, dile que se calle—
Me pongo de pie, sonriendo calmadamente:
—Creo que ya han dicho suficiente ambos. Nadia, vámonos a dormir, es tarde.—
Nadia asiente con una sonrisa victoriosa y se levanta de su silla.
Ambas nos dirigimos hacia la puerta, dejando a Erick solo en la sala con su ira.
Antes de salir, me doy la vuelta y le digo:
—Mañana hablamos, Erick. Sobre el caso... no sobre tu ego.—
Nadia se ríe suavemente y salimos de la sala hacia mi habitación.
