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Olivo

Olivo

Status: En proceso
Genre:Dominación / Juego del gato y el ratón / Síndrome de Estocolmo / Amor-odio / Mundo de fantasía / Edad media
Popularitas:28.7k
Nilai: 5
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Octavo libro de la saga colores.

Lady Pepper Jones terminará raptada por un misterio rufián de poca paciencia y expresión dura, prisionera y en manos del desconocido, no tendrá más remedio que ser la presa del lobo, mientras que Roquer, lidiará con su determinación de cumplir con su venganza y la flaqueza de tener a una hermosa señorita a su merced.

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8. Arrastrada por un déspota

...PEPPER:...

Olía asqueroso, no era por el saco que llevaba encima, el entorno parecía húmedo, con olor a cloaca y las náuseas me persiguieron. A ese rufián no le iba a gustarle nada que yo le vomitara encima. Podría vengarme con eso, nadie me había visto desnuda, se suponía que mi futuro esposo sería el único, en el lecho, después del matrimonio.

No de la forma humillante en la que fui tratada por el desgraciado que me cargaba sobre su hombro.

Orinar encima de mi ropa ya era una pena grande, pero que un hombre me bajara los calzones fue peor, sostuviera una hoja contra mi garganta y tirara de mi nuca.

Todavía sentía indignación.

Los pasos hacían eco, así que aquel era un lugar cerrado, se oían gotas cayendo.

Caminamos por tanto tiempo y en silencio, que perdí la noción del tiempo, me dolía la mandíbula por la mordaza, también el cuello.

No era justo tanto maltrato.

Mi padre era un ser que pensaba y actuaba por si solo, yo solo era su hija, una que no tenía potestad en sus acciones ¿Por qué tenía que pagar por sus errores?

Al fin nos detuvimos, una corriente de aire me dió algo de alivio, el olor a cloaca se disipó por un momento.

— Te pediré un último favor — Gruñó el amargado — Haz llegar estás notas al duque, una por una, con intervalos de tiempo.

¿Iba a pedir recompensa? Tenía esperanzas de regresar si era así.

— De acuerdo, Lobo.

Hubo un sonido oxidado.

— Este lugar es lo suficientemente apartado de la ciudad, gracias tabaco.

¿Ésta gente no tenía nombres decentes?

— Sigue hacia sur, los caminos son menos transitados, después de pasar el bosque hallarás varios poblados, debes desviar al norte cuando llegues a Marla, por un atajo que conocerás fácilmente.

¿Por qué iba al norte?

No parecía importarle que yo escuchara la conversación.

— Gracias.

— Ahora, espero que tu venganza siga siendo lo que deseas.

— Lo es.

Volvimos a avanzar.

El aire del espacio abierto fue un alivio.

Sentía como caminaba por un terreno inclinado.

¿No se cansaba?

Escuché las hojas secas bajo sus pisadas, aves cantando y el viento rozando los árboles.

Estábamos en un bosque.

No podía hablar para quejarme.

Caminó y caminó.

Tanto que no parecía que iba a detenerse jamás.

Al fin se detuvo.

Gruñí cuando terminé aterrizando en el suelo de forma abrupta.

Me tomó de los hombros, sentándome.

Retiró la bolsa de mi cabeza de un tirón y entre cerré los ojos, estaba oscureciendo pero la luz del esterior me molesto en la vista.

Mi cabeza sudada al fin tuvo un poco de frescura.

Retiró las sogas, pero sacó unos grilletes con cadena de la mochila pequeña que llevaba colgando.

Cerró uno en mi muñeca y el otro en una rama baja del árbol en el que estaba apoyada.

Era gruesa, jamás podría romperla y la punta estaba demasiado alta, tendría que escalar para sacar el grillete y algunas partes eran tan gruesas que dudaba que pasara.

Se alejó sin decir nada.

Me dejó una mano libre así que pude quitarme la mordaza.

Mi mandíbula sintió alivio, seguramente tendría una fea marca en mis mejillas.

Observé a mi alrededor.

El bosque no era tan espeso, había muchas hojas secas y musgo.

El rufián volvió después de minutos.

Aventó troncos y ramas a unos metros de mí.

Se alejó nuevamente.

Tiré de la cadena.

Si la soga no cedía, menos el hierro.

Hacía mucho frío allí.

Volvió con más ramas y luego desapareció.

Se tardó tanto que creí que un oso se lo había comido.

No era tan afortunada.

Volvió con dos conejos colgando de su mano.

Estaban muertos ¿Él los cazó? Tal vez los robó, era imposible que tuviera tanta suerte.

Los dejó en el suelo.

Ordenó las ramas secas.

Su expresión permanecía dura, como si fuese una estatua sin emoción.

El hombre era guapo, de una forma diferente a lo que estaba acostumbrada a ver en un hombre, pero era guapo.

La mandíbula cincelada repleta de una barba espesa oscura, los labios muy gruesos y la nariz respingona, con pómulos altos, ojos afilados, pestañas largas y oscuras, el cabello casi rapado.

La altura y su cuerpo lo hacían un ser dotado.

Lo que más llamada la atención era el tono de su piel oscura, café. Se parecía mucho a la costurera, aunque ella tenía un rostro menos feroz.

Era evidente que tenían una relación parental.

Era una salvaje, un desgraciado, un asesino y lo odiaba.

No tardó en encender el fuego con dos piedras.

¿Eso se podía hacer? Hasta ahora pensé que solo con los cerillos se podía. Era una tonta, no sabía nada del mundo.

Encajó cuatro baras alrededor del fuego.

Tomó la daga y al primer conejo, hizo un corte.

De un tirón le arrancó la piel.

Me sobresalté.

Pobres animales.

Había tenido que tragar la bazofia que me había dado ese chico flacucho para comer, sabía tan insípido, a cenizas. No estaba acostumbrada a comida tan simple.

Le arrancó el cuero al siguiente conejo.

Los empaló en un palo y los colgó en las estacas.

— ¿Qué pretendes hacer conmigo? — Corté el silencio.

Se mantuvo sentado sobre una roca pequeña.

— Tengo hambre, estoy de malas, guarda silencio.

— Estar de malas parece ser tu único estado de ánimo — Gruñí, el fuego no alcanzaba a calentarme estaba muy lejos, empezaba a temblar de frío.

Lo hizo al propósito.

Debía ganarme su consideración, tal vez así podría librarme de un destino incierto.

Mi vida ya estaba arruinada, si mi padre no daba conmigo pronto, yo sería dada por muerta o tal vez mancillada. Si volvía, mi reputación estaría manchada así no fuese por voluntad, la sociedad era rotunda y una mujer noble desaparecida significaba que había perdido su honor.

Esa era una mancha que ni la hija de un duque podría limpiar.

Él me lanzó una mirada fulminante.

— Te voy a encadenar las dos manos si sigues abriendo la boca.

— Al ser tu prisionera, merezco una razón por la que fui raptada — Dije, apartando los mechones que se pegaban a mi rostro, el fleco de mi frente también me estaba molestando, el cabello lo tenía enmarañado, jamás olí tan mal.

Giró los conejos en el fuego y apoyó los brazos de sus piernas.

— ¿Cuánto quieres por devolverme?

Me observó de reojo.

— Asumes que quiero oro, te equivocaste de rufián... Los nobles creen que pueden comprar todo.

— ¿Entonces qué rayos quieres? — Pregunté, elevando una ceja — Escuché de tu amigo coleto que quieres vengarte. ¿De quién? ¿De mí por rechazar el pañuelo que se cayó al suelo?

Sabía la razón, solo quería escucharlo de su boca, ganar su confianza y luego huir.

Resopló — No eres el centro de atención, niña... Y no se llama coleto.

— No soy una niña, tengo diecisiete.

— Si lo eres — Gruñó.

— ¿Entonces por qué te metes con una niña?

— Eres el tesorito de tu padre, solo quiero atormentarlo, así que olvídate que voy a cambiarte por oro, esto se acaba hasta que yo lo decida — Dijo y tragué con fuerza.

Maldito.

Me quedé en silencio.

La oscuridad aumentó.

— No tengo hambre — Dije, cuando tomó un conejo, estaba dorado por las brasas — No como cosas a las que mataste y le arrancaste el cuero sin piedad frente a mí.

— Bien, más para mí — Empezó a moder la carne sin ningún tipo de educación.

Mi estómago se quejó, olía delicioso.

— Bueno, si tengo hambre...

— Tu boca no puede tolerar un alimento tan insípido, así que no te daré — Gruñó y solté un gruñido.

— Comía conejo al horno, también pavo y cerdo...

— Pasar un poco de hambre no te hará daño, eso te hará ser menos estirada, sentir hambre es la sensación más desesperante que existe — Dijo de forma cruel — El dolor en tu estómago, ardor, vacío, la debilidad, sentir como la piel se te pega a los huesos con cada día que pasa.

Me tragué las lágrimas.

— Atormentarme a mí no te servirá de nada, el duque no está viendo lo que me haces.

— Le haré llegar notas — Siguió comiendo.

— Voy a morir, no te conviene... Tengo frío, estoy temblando y pronto sufriré un resfriado, hipotermia tal vez... No querrás cargar con una casi muerta todo el tiempo sobre tu nombre.

— Dar lástima no te servirá de nada — Dijo después de tragar.

— Te odio.

Siguió comiendo de forma indiferente.

Me encogí, aguantando el frío y el hambre.

Cerré mis ojos para tratar de dormir.

Escuché pasos después de unos minutos.

El rufián abrió el grillete con una llave que colgaba de su cuello, lo cerró en su muñeca.

Me hizo levantarme.

Caminó hacia el fuego y se sentó.

Hice lo mismo, el calor de las llamas fue un alivio para mí.

Me dió el conejo.

Lo tomé rápidamente.

Mordí con desesperación, masticando tan a prisa.

Sabía delicioso.

Nunca comí con tanto afán.

Él permaneció observando el fuego mientras yo comía sin detenerme.

No iba a dar las gracias por esto.

Era un infeliz.

Limpié los huesos hasta quedar satisfecha.

Se quitó la capa y la aventó al suelo, cerca del fuego.

Se recostó, sacando su espada para sostenerla contra su pecho.

La cadena se tensó.

Tuve que hacer lo mismo, aunque obviamente no iba a compartir de su capa.

El suelo era incómodo, frío, húmedo, lleno de bichos. No podía dormir de esa forma, extrañaba mi enorme cama, con mantas cálidas y cojines.

Me quedé boca arriba.

Cerré mis ojos.

Después de unos minutos los volví a abrir.

Observé a mi lado.

Estaba durmiendo.

La cadena en su cuello colgaba a un lado, la llave sobre su hombro, puesta para mí.

Solo tenía una oportunidad de usar esa llave.

Me aproximé con cuidado, silenciosamente.

Acerqué mi mano libre a la llave.

Una oportunidad.

Soltó una larga respiración y me mantuve inmóvil.

Volví a acercar mi mano a mi libertad.

Soltó un gruñido.

Me detuve en seco.

Volví a intentarlo.

Tomé la llave.

La parte difícil vendría ahora, debía elevar mano para acercar el grillete sin tensar la cadena.

Mi corazón latía tan rápido por el miedo.

Observé la mano en la empuñadura de su espada.

Quitarle eso sería inútil, no sabía usarla, mejor mi libertad, correr tanto como pudiera y luego pedir auxilio a cualquiera que viese.

Estiré más la mano, un centímetro.

Tomé la llave, tensé más.

Bajó la mano de golpe y terminé con la cabeza en su pecho.

Elevé mi cabeza y me tensé al encontrarlo con los ojos abiertos.

— ¿Qué rayos pretendes?

— Nada — Me aparté — Solo quería un sitio cómodo.

Arqueó las cejas — ¿Mi pecho es cómodo?

Me sonrojé, lo menos que quería era un acercamiento con ese desgraciado, tal vez planeaba mancillar mi cuerpo, provocarlo no estaba en mis planes.

Solo quería la llave.

Acomodó el cordón, alejando mi oportunidad.

— No.

Me tomó de la mandíbula.

— Te advierto, mi sueño es muy ligero, intentar algo mientras duermo es algo inútil.

— No estaba intentando nada.

Estrechó sus ojos y se sentó — ¿Crees qué soy estúpido?

— Eres estúpido — Dije y frunció el ceño — Dañarme a mí no causará efecto en mi padre.

— ¿Intentas convencerme de que el duque no quiere a su tesorito? Estuve vigilando tus pasos de hace tiempo, si no fueras importante para él, te dejaría salir a todas partes y no hubiese montando tantos guardias en su palacio, además, no había puesto a media guardia real a buscarte en la capital.

Era listo.

— ¿Me están buscando? — Me emocioné.

— No es una ventaja para ti — Gruñó, estaba tan cerca que me acordé.

— ¿La costurera de Lord Leandro Mercier es tu hermana?

Acercó tanto su rostro al mío que sentí su respiración cálida.

— Deja las preguntas o voy a pasar la noche mancillando tu cuerpo.

Me estremecí.

Volvió a acostarse, colocándose de espaldas.

Mi brazo terminó estirado.

Tuve que volver a acostarme boca arriba, con el brazo elevado en una postura incómoda debido a él.

...*****************...

— ¡Arriba! — Gruñó y abrí mis ojos como platos.

No esperó a que despertara, me puso en pie.

Era de día.

Se me pegaron las hojas y la tierra.

Cada vez más asquerosa.

Empezó a caminar sin decir nada.

Mi mano aún seguía encadenada a la de él.

El bosque no parecía tener salida, más árboles se extendían a nuestro alrededor.

Mi respiración era débil.

— ¿Puedes caminar más lento?

— No — Ni siquiera observó hacia atrás.

Sus hombros y espalda ancha era lo único que tenía para observar adelante de mí.

— Estoy débil... Tengo una condición.

— No inventes estupideces.

— Es verdad, mi respiración se atora y me asfixia cuando me esfuerzo mucho, además, tengo ganas de orinar.

Se detuvo en seco y se giró con abrupto.

— Tus quejas están acabando con mi paciencia.

Elevé mi mirada hacia él.

— No soy un burro de carga, soy un ser humano.

— Me perteneces.

— ¿Eso es lo que haces? Tomas cosas y las reclamas como tuyas — Siseé.

— La vida me lo quitó todo así que yo lo reclamo.

— No tienes derecho.

— Lo dice la niña rica que vivía entre palacios, joyas y banquetes, la que nunca le faltó nada.

Empezó a caminar nuevamente.

1
Ana Parra
Ay 🙈 Roquer tu no escarmientas lo que tienes de grande lo tienes de impulsivo y bruto, deja que el desenlace de los hechos se den x por si solos; lo que debes hacer es buscar a Maude , lord Leandro y deja de ser tan gruñón e iracundo porque así tu mismo vas alejar a Pepper .
San Aguirre
❤️‍🩹❤️‍🩹❤️‍🩹❤️‍🩹
Mariannys Benítez 🇻🇪
un poco llorón ese baron
Mariannys Benítez 🇻🇪
hombre orgulloso no acepta a esta enamorado
Olga Ortiz
encantada con esta novela
Olga Ortiz
que bueno que Roquer otro eso, ya sabe por dónde empezar para recuperar a Pepper y salvar a Maude
Marcela Lopez
está buenísima
Yise
Excelente, maravillosa jugada /Joyful//Joyful//Joyful//Joyful/q buen espectáculo el q dio Roquer pa terminar ayudando. Después de todo no sos tan malo bb Eres noble de corazón así no lo veás ni lo creás/Chuckle//Chuckle//Chuckle//Chuckle/
Paola Gonzalez
ME ENCANTA
Daiana Ibarra
regalanos otro capítulo porfa
San Aguirre: x2 ☺️☺️☺️
total 1 replies
𝓔𝓶𝓪𝓷𝓭𝓮𝓻 🖤
jajajaja 😅Al barón le llovió sobre mojado 🤣🤣🤣
Mariannys Benítez 🇻🇪
ojalá deje de ser tonta y no se deje casar con cualquiera
San Aguirre
🥺🥺🥺
San Aguirre
❤️‍🩹❤️‍🩹❤️‍🩹
Ana Parra
Bueno Pepper ahora si vas a saber hasta donde llega la maldad del duque
Marcela Lopez
pobre Pepper espero que se reencuentren nuevamente
Paola Martiz
excelente historia igual de buena que las otras felicidades autora 👏👏👏👌
Daiana Ibarra
ay espero acuse a serpiente autora regalanos otro capítulo
johanna lisset urdaneta
excelente
Limaesfra🍾🥂🌟
que diga que fue la serpiente quien la raptó
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