Lo Que Nos Une

Danara

No sé por qué me siento tan nerviosa últimamente. Es como si algo estuviera cambiando dentro de mí, pero no entiendo qué. Todo comenzó hace un par de días, cuando Luca me habló de sus preocupaciones sobre el futuro. Sus palabras todavía rondan en mi cabeza. La forma en que se mostró vulnerable, como si fuera un chico que realmente no sabe qué hacer con su vida… no sé, pero eso me hizo verlo de una manera diferente. Tal vez porque nunca había imaginado que alguien tan extrovertido, tan lleno de energía, pudiera tener esos momentos de duda.

Cuando está cerca, todo parece volverse un poco más intenso, y no sé si eso me asusta o me emociona. Mi corazón late un poco más rápido cuando él está cerca, y hay algo en su sonrisa que me hace querer quedarme más tiempo en su presencia, como si fuera un refugio. Pero también me siento rara, porque soy consciente de la diferencia de edad entre nosotros. Solo tiene dos años más que yo, pero parece mucho más maduro en muchas cosas. A veces, cuando habla de su vida, de sus problemas, me siento como si fuera una niña.

A veces me pregunto si todo esto es normal. ¿Es normal sentir este cosquilleo cada vez que nos miramos? ¿O cuando él se ríe, o cuando me dice que todo estará bien, como si yo tuviera algo de poder para hacerle sentir mejor? Es raro. Me siento un poco tonta, como si estuviera reaccionando demasiado, pero la verdad es que… no puedo evitarlo.

Ayer, por ejemplo, después de hablar con él en el jardín, no pude dejar de pensar en nuestra conversación. Esa tarde se sintió tan diferente a cualquier otra. Cada vez que Luca me sonreía, sentía que el mundo era un poco más ligero, pero luego me preocupaba. No sé si él siente lo mismo o si solo me está siendo amable.

Es extraño porque, a pesar de lo que siento, intento no ser obvia. Luca siempre parece estar tan lleno de vida, tan seguro de sí mismo, mientras que yo… yo siento que todo me pesa. Y aunque tengo un montón de cosas que me gustaría decirle, siento que no puedo. No sé si él vería lo que siento o si pensaría que soy una niña, porque eso es lo que soy, ¿no? Aún soy una adolescente, y él ya tiene 18 años. Tal vez no sea una gran diferencia, pero en mi cabeza, la distancia se siente más grande de lo que es.

Me muero por saber qué piensa de mí, pero cada vez que lo miro, me siento como si estuviera adivinando algo que no puedo comprender. A veces me gustaría saber lo que está pasando por su mente. No me malinterpretes, me encanta pasar tiempo con él. Él me hace sentir que todo tiene sentido, incluso cuando las cosas no van tan bien. Y cuando me cuenta sobre su vida, sobre su familia, sobre los problemas con su padre, me hace sentir que, tal vez, no soy la única que tiene todo un mundo de confusión dentro de sí.

Ayer, después de la charla que tuvimos, no pude dejar de pensar en él durante toda la noche. Me costó conciliar el sueño, y cuando finalmente lo hice, soñé con él. En el sueño, estábamos caminando por un sendero en medio de un campo, riendo juntos, como si todo estuviera bien. Pero luego me desperté, y la realidad me golpeó. Desperté con esa sensación extraña, como si algo estuviera naciendo dentro de mí y no supiera cómo manejarlo.

No sé si le estoy dando demasiado significado a las cosas. Tal vez todo esto sea solo una fase, una pequeña obsesión que desaparecerá con el tiempo, como cualquier otra cosa. Pero algo en mi interior me dice que no es así. Algo en mi corazón me dice que hay algo más en juego aquí, algo que quizás ni siquiera yo pueda controlar. Y, a pesar de todo lo que siento, me asusta un poco. No quiero que las cosas se compliquen entre nosotros. No quiero que mi cabeza me haga imaginar cosas que no son.

Cuando lo veo reír o cuando me cuenta alguna de sus historias con esa energía tan contagiosa, todo parece estar bien. Pero en el fondo de mi ser, sé que mis sentimientos por él están cambiando, y no sé si soy lo suficientemente fuerte para lidiar con eso.

Quizás solo esté confundida. Tal vez esta es solo una fase normal de la adolescencia, como esas cosas que te hacen sentir mariposas en el estómago y que luego se desvanecen. Pero algo me dice que, tal vez, esta vez es diferente. No sé qué hacer con estas emociones, ni cómo enfrentarlas. Solo sé que Luca ha comenzado a ser alguien muy importante para mí, más de lo que pensaba. Y eso me asusta más de lo que quiero admitir.