Isabella Villareal se encuentra envuelta en una grave situación, solo ve una salida, necesita un arma para salvarse y cobrar lo que le han hecho, Alessandro Castillo es justamente lo que ella necesita, pero ¿acaso podrá ella utilizarlo a su antojo? ¿será él la arma que ella necesita o por el contrario una en su contra?
Descubramos que nos trae EL TRATO, ¿VENGANZA O AMOR?
NovelToon tiene autorización de Claudia Milena Carbajal Buitrago para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 8
Muy bien, vamos al registro civil. – Indica Alessandro levantándose de su silla.
- ¿Qué?, ¿ahora mismo? – Expresa Isabella impactada, ese hombre simplemente hace lo que se le da la gana.
- Obviamente, ¿Por qué esperar?, - Cuestiona Alessandro, mientras la guía a la salida.
Isabella no supo en qué momento salieron, el caso fue que antes de que siquiera se diera cuenta, ya habían registrado su matrimonio, tenía el acta de matrimonio en sus manos, aun así parecía increíble, estaba en la sala esperando que Alessandro saliera, ya que le pidió que lo esperara mientras hablaba de algo con el juez, que por lo que parece es amigo o por lo menos conocido de este, Isabella en medio de su conmoción no le prestó mucha atención a ello, de todas formas no le competía lo que ellos tuvieran que hablar.
Fin del recuerdo.
- Hija, ya el asistente de Alessandro llego, te está esperando en la sala. – Le indica Enrique a Isabella, ingresando a su habitación.
- Gracias Tito, ya salgo. – Responde Isabella, terminando de empacar las cosas más importantes.
- Hija, por favor actúa con prudencia, ¿bueno?, procura no discutir con Alessandro y lo más importantes, por favor controla tu temperamento, sí. – Recomienda intranquilo Enrique.
- Tito, no te preocupes, no voy a actuar torpemente, soy consciente de en donde me estoy metiendo, tranquilo, voy a estar bien. – Lo tranquiliza Isabella, aun cuando ni ella misma está muy convencida de sus palabras.
Enrique la mira con sospecha, la conoce lo suficiente para saber cómo actúa esa niña, pero no le queda más opción que confiar en sus palabras y rezar para que todo salga bien.
- Buenas noches señora Aria, me permite. – Saluda respetuosamente Pedro, para pasar a tomar la maleta que traía Aria en su mano.
- Pedro, puedes llamarme solo Aria, está bien para mí. – Explica Isabella tranquilamente.
- No, señora Aria, no debo ser irrespetuoso con la esposa de mi jefe, el señor fue muy claro con sus órdenes. – Inquiere Pedro firme.
- Muy bien si así lo quieres. – Suspira Aria, está segura que no va a estar fácil seguir los mandatos de Alessandro, pero bueno no puede empezar a discutir desde ya, cuando ni siquiera han empezado su convivencia.
- Señora, ¿ya está lista?, ¿nos podemos ir? – Consulta Pedro.
- Si, vamos. – Responde Aria para seguirlo hasta el auto, ya se despidió de Enrique, así que ya se puede ir más tranquila, su mamá ya está mucho mejor, pues está recibiendo el tratamiento que necesitaba y le alegra mucho que este mostrando buenos resultados, está segura que pronto volverá a ser la mujer fuerte que siempre ha sido, lo que no sabe es como le explicara sus planes, lo más probable es que se lleve un buen regaño de su parte, pero bueno valdrá la pena.
El camino a la misión fue bastante corto al parecer de Isabella, cuando se percató ya estaban aparcando fuera de la mansión de Alessandro.
Beto fue quien salió a recibirla, tomando la maleta de Pedro, para pasarla a una de las empleadas que estaba ahí y que esta las llevara a la recámara.
- Bienvenida señora a su nuevo hogar. – Exclama Beto solemne, observando a Isabella, quien se ha quedado en silencio ante esas palabras.
“Hogar”, esa palabra de pronto le genero una gran nostalgia, su hogar había sido destruido, desde entonces no ha habido un sitio al que ella pueda llamar en realidad un hogar, pues desde ese fatídico día, todo cambio y ella tuvo que tomar las riendas de la situación y hacer lo mejor posible por ella, su madre y Enrique, en este momento si lo piensa bien, el camino no ha sido corto, pero cuando se topó con una pared, debió analizar a fondo y estudiar sus posibilidades, seguramente había más caminos, pero este era el más rápido y posiblemente más efectivo.
Ese hombre que justamente en este momento aparece frente a ella, es el arma que necesita, pero, ¿Qué pasara si él sabe de sus planes?, no será eso peor de lo que enfrentaría si hubiera tomado un camino distinto, quizás sí, quizás no, el tiempo lo dirá.
- ¿Qué haces ahí parada?, ¿Por qué tardaron tanto? – Dice Alessandro acercándose a la entrada donde Isabella sigue de pie.
- No creo que nos hayamos tardado tanto, lo que si es cierto es que me tomo por sorpresa, ayer no me dijiste nada de que debía mudarme. – Expone tranquilamente Isabella, en realidad quiere mostrar un poco de descontento por la situación, pero sin entrar en conflicto, prometió ser prudente e intentara cumplirlo, por lo menos hasta donde pueda.
- De ahora en adelante no puedes olvidar tu identidad, eres mi esposa, la señora de esta casa, dime, ¿Dónde más vivirías si no es aquí conmigo tu esposo? – Pregunta Alessandro con su misma seriedad de siempre, pero se nota sereno, como si lo que acaba de decir es lo más lógico del mundo, bueno y pensándolo bien lo es, ella es ahora su esposa y su lugar debe ser con él.
- Lo entiendo. Créeme tengo claro mi papel. – Responde Isabella, recordando perfectamente las condiciones de su trato.