Solo En La Oscuridad

Era un lunes, día de por si sumamente tranquilo dado que la gente siempre se acuesta temprano esos días. Miguel no dormía dado que debía trabajar en un ensayo que debía entregar a primera hora de martes y que apenas estaba a medio hacer. Todo porque aún no había decidido cuál tema tratar. Él se decantaba por hablar del libro del Apocalipsis y cómo podía ser este interpretado, pero su profesora le había dicho que sería bueno que investigase las contradicciones que había en algunos libros del nuevo testamento. Ella sabía que él era un lector asiduo de la Biblia por lo que no le sería complicado hacerlo. Miguel peleaba con el sueño ya que ese ensayo representaba gran parte de la nota final y no entregarlo podía costarle la beca que tanto le estaba costando mantener. Fue en ese momento que la escucho por primera vez. Una voz a sus espaldas que le decía en un suave susurro: “ves a dormir”. Miguel asustado volteó hacia atrás para encontrarse completamente solo en la sala de estar. Las únicas luces que había era la que emitía el computador en que trabajaba y un haz de luz cercano que entraba por la ventana frontal de la casa y que provenía de un poste en la calle. Cerca de él no había nadie que pudiese haberle dicho algo. Se quitó los audífonos que tenía puestos y agudizó el oído para tratar de escuchar mejor. Después de unos minutos de total alerta y en los que no ocurrió nada fuera de lo común, Miguel continuó con su trabajo. Al final se decidió por lo que había solicitado su profesora. Empezó hablando de por qué no había consenso en el nombre del apóstol numero 12 entre los libros de Mateo, Marcos y Lucas. En su búsqueda encontró que debido a las practicas culturales de la época, una misma persona podía ser conocida por dos nombres diferentes (por ejemplo, a Pedro lo llamaban Simón y también era conocido como por su nombre arameo que era Cefas). Mientras escribía, sentía como si alguien mirase por encima de su hombro lo que estaba escribiendo. Podía sentir una leve respiración detrás de él. Varias veces volteó hacia atrás para encontrarse totalmente solo en la oscuridad. Después de unos minutos y completamente asustado, decidió encender entonces una de las luces de la sala de estar para sentirse más seguro. Miguel prosiguió con su trabajo, no le faltaba mucho para terminar así que lo mejor era dejarlo listo cuanto antes para poder irse a dormir. Dado que no había vuelto a sentir nada extraño cerca de él se sintió lo suficientemente confiado para entregarse por completo a su trabajo. Esa tranquilidad le duró solo unos minutos, el fluido eléctrico en la casa empezó a fallar y la bombilla bajó su luminosidad. Y, en ese preciso momento, escucho el leve crujir de una de las puertas de madera de la casa. Sabía que todas las puertas estaban cerradas dado que todos estaban durmiendo en la casa y él era el único fuera. Volteó buscando entre las sombras si alguno se había levantado al baño, pero todo estaba en calma. Miguel se levantó, miró a su alrededor y se encaminó hacia el balo para ver la puerta del cuarto frente a este abierta de par en par. En ese cuarto no dormía nadie y casi todo el tiempo permanecía con la puerta cerrada dado que nadie lo ocupaba desde que la tía de su papá había fallecido allí mientras dormía. Miguel pensó hacia sus adentros que quizás la puerta no había quedado cerrada del todo. Solo se limitó a cerrar la puerta, aunque no sin antes asegurarse de que estaba completamente cerrada. Caminó lentamente hacia la sala mientras miraba todo a su alrededor buscando cualquier forma extraña. Ni sombras, ni ruido. Se sentó frente al computador para poder terminar las ultimas líneas del ensayo. No había terminado de escribir la primera palabra cuando la volvió a escuchar, esta vez un poco más clara que hacía unos minutos antes: “ves a dormir”. Sobresaltado, miró a su alrededor, pero nada había cambiado, estaba totalmente solo. “Debe ser mi imaginación”, pensó para sus adentros. Sin embargo, cuando se disponía a seguir escribiendo, escuchó la misma voz, mucho más clara y también más alta: “te dije que te vayas a dormir”. Acto seguido, la puerta que hacía unos segundos antes había cerrado, y que estaba seguro de que estaba completamente cerrada, se abrió de golpe para luego cerrarse bruscamente…