Nueva Zelanda

En casa de Ismaël Malraux, Hoku está sola en las cuatro paredes, ella por fin puede salir de la habitación y busca dónde salir. En casa hay polvo, cuando Ismaël viajó, dejó la casa con nadie para que la cuide. Los sillones y sofás están con la funda blanca, el resto de los muebles quedaron expuestos.

- ¡Cuanto polvo! – exclama Hoku – “Pobre casa, necesita ser limpiada”. – piensa Hoku – “Me pregunto dónde hay telas viejas para limpiar”.

Hoku busca por toda la casa y encuentra la cocina, dentro del ambiente encuentra comida fresca, al parecer, Ismaël trajo anoche la canasta y con eso se distrae, come con total tranquilidad, luego reanuda su búsqueda de telas viejas para hacer limpieza.

Ismaël está atendiendo clientes, es comerciante y en su negocio de abastecimiento, no solo es de enseres, sino que también se dedica a la venta de herramientas y armas, tienes mosquetes, pistolas y municiones para cada modelo de armas. Su tienda está al frente de la gran calle, por lo tanto, está cerca de casa. El horario de atención es desde las primeras horas de la mañana hasta las cinco de la tarde. Por estar tanto tiempo ausente, tiene mucho trabajo que hacer entre limpiar y organizar su tienda, reactivar sus contratos con proveedores y dedicarse a su negocio.

El día sigue su curso, las ventas van muy bien, Ismaël está atareado, nunca tuvo tantos clientes, tanto en la venta por mayor como menudeo. Por otro lado, en casa, Hoku ha limpiado la sala y el dormitorio, toda una mañana solo para la sala, hizo una pausa para comer y continuar con la limpieza en el dormitorio. Ismaël la llevo allí, se acostó con ella directamente. Hoy la habitación está reluciendo en todo su esplendor, todo es refinado y delicado. Ismaël, para ser hombre y alguien dedicado al comercio, tiene buenos gustos.

Al atardecer, el dueño de casa vuelve y encuentra su sala renovada, fresca y lo más importante, limpia. Él sonríe, Hoku está trabajando en casa, eso es bueno, en vez de contratar personal de limpieza, Hoku podría ser su empleada doméstica a cambio de techo y comida, no vendría mal, es más, eso sería una ventaja para ella, puesto que la aleja de la prostitución, también le permite a Ismaël de tenerla siempre cerca cuando la necesite.

- ¡Hoku! ¿Dónde estás? – levanta la voz para que ella escuche por si está lejos. - ¡Hoku! Soy Ismaël, ya llegué.

Hoku sale a su encuentro, está con su ropa sucia y sudada.

- Aquí estoy, Ismaël. Hay mucho que limpiar en esta casa.

- Estuve fuera mucho tiempo. Y ahora no dispongo de tiempo por el trabajo.

- Pero yo puedo limpiar.

- ¿Has comido?

-Sí, ¿Te preparo algo?

- ¿Sabes cocinar?

- Aprendí de pequeña. He visto en la canasta que hay kumaras (camote) y he preparado asado de kumara.

- Muy bien. Voy a probar tu sazón. – se muestra algo escéptico debido a que siendo prostituta dudaba de su habilidad en la cocina.

Hoku está nerviosa, no sabe si a Ismaël le va a gustar lo que ha cocinado, la kumara es un producto común y es alimento base de la cultura maorí. Ismaël se sienta y espera a ser servido por ella, pero no esperaba que ella también había preparado un refresco con huakerepe (toronja).

El francés ya ha comido kumara asada, pero al estilo Hoku nunca, le encantó mucho, y el jugo de huakerepe era la primera vez que lo probaba era tan refrescante, que se tomó todo lo que se había preparado mientras Hoku seguía limpiando.

Terminado el jugo de huakerepe, Ismaël pone a lavar los trastes, pero no lava, sino que se dirige a la lavandería, toma el primer trapo del estante y sale directo a su sala de estudio. Ismaël inicia el trabajo de limpieza en ese ambiente, Hoku no puede entrar aquí, ese ambiente tiene muchos documentos, facturas, cuadernos de contabilidad, contratos y entre otros elementos relacionados al negocio.

Finalizado el trabajo de limpieza, Ismaël busca a Hoku. Sale de su sala de estudio, cierra la puerta y la llama.

- ¡Hoku! – habla fuerte por si está lejos.

- Aquí estoy. – estaba justo detrás.

Ismaël se asustó, se puso tenso, no se esperaba que estuviera tan cerca.

- ¡Me has pegado un susto, mujer!

- Lo siento. – Estaba avergonzada un poco.

- No te vi. Solo quería decirte que esta habitación es privada, solo yo puedo entrar. – señala la puerta – Pero el resto de los ambientes puedes hacer lo que quieras.

- Esta bien.

-Termina lo que tienes que hacer, voy por agua para preparar la tina. Luego te puedes bañarte tú.

- ¿Tina para bañarse? Nosotros nos bañamos en el río. Iré allí para ver a mis amigas.

- De ningún modo. Te bañas aquí.

- No sé usar la tina. Iré al río.

- Vamos a bañarnos entonces, pero tú de aquí no sales. – su voz era gruesa, le estaba dando una orden.

- Puedo bañarme sola.

-Te enseño a bañarte en la tina, después lo harás sola.

- Yo quiero ver a mis amigas. – está triste por la decisión de Ismaël.

- Quiero que dejes ese mundo, ahora me perteneces. Serás mujer y estarás a mi servicio.

- Tengo familia. Mis padres, hermanos... – ella es interrumpida.

- ¿Qué tengo que hacer para que te quedes aquí? ¡Compórtate! – Ismaël no está contento con la suplica de Hoku.

- Si debo quedarme aquí, deberías dejar un dote a mi padre.

- Pues bien. Te bañas, me baño y vamos a ver a tu padre.

- ¿De verdad vas a dejar una dote?

- No me dejas otra opción.

Después del baño, fueron a dormir y al día siguiente Ismaël fue con Hoku hacía la aldea donde ella vivía. Ismaël lleva cargada un arma similar a la que tiene Gerrit, tiene que estar prevenido, puede que el padre de Hoku reaccione mal y tenga que defenderse. Los colonos de cualquier cultura que sea nunca hubo santos y menos si se trataba de obtener beneficios materiales y sobre todo cuando se trata de una mujer. La mujer era una mercancía muy deseable y con tal de ganar, los colonos hacían juegos sucios.

Ismaël ensilla su caballo que tiene en el pequeño establo detrás de la casa. Su vecino ha cuidado bien de él. Sube y toma a Hoku para montar juntos y llegar más rápido a la aldea. Los aldeanos vieron el caballo con la pareja de un blanco y una maorí, eso enojó al jefe y las familias. Ellos, por el miedo al animal lo asustan, haciendo que Ismaël tenga difícil el trabajo de calmar el caballo, Hoku está muy asustada se aferra a Ismaël, lo abraza y cierra sus ojos fuertemente. Su cuerpo se tensa como primera reacción nerviosa. Ismaël logra calmar al cuadrúpedo.

El francés baja del caballo y luego le da su mano para ayudar a Hoku a bajar. El jefe y el padre de Hoku están en la entrada de la aldea bloqueando la entrada del francés.

- Papá – Hoku habla en maorí – te he extrañado mucho. – le da un fuerte abrazo.

- Mi pequeña Hoku. Pensé que algo malo te había sucedido.

- El hombre que me acompaña quiere hablar contigo.

- No tenemos nada de qué hablar. - el papá está enojado con el hombre blanco parado en frente suyo.

- Habla con el hombre blanco. Y ve que cosa quiere, pero él no entra a la aldea. Él no es bienvenido. – declara el jefe con su voz seca y determinada.

Hoku hace de traductora para que su padre e Ismaël puedan comunicarse.

- Dile a tu padre que he venido en son de paz.

- Papá, él ya ha venido para dialogar.

- ¿Qué quiere el hombre blanco? – impone su autoridad.

- ¿Qué quieres decir a mi papá?

- Quiero dar una dote para que te quedes conmigo.

- Hombre blanco quiere dejar dote para que yo viva con él.

- Tú no te casas con el hombre blanco.

- Papá no aprueba matrimonio contigo.

- Yo no vengo a pedirte en matrimonio, yo he venido a que tú seas mi empleada, mi sirvienta.

- La dote no es para el matrimonio, es para quedarme a trabajar. Él es mi jefe.

- Tú te vas con el hombre que yo escojo para ti.

- Papá va a escoger al hombre para mí.

Ismaël toma de la mano a Hoku y la jala. El padre de inmediato hace una señal y dos hombres los apuntan con lanzas.

- Dile a tu padre que no voy a ceder y le cuentas como te he tratado.

Hoku hace el referido a su padre, le explica cómo Ismaël la trató, pero como no dice nada de la intimidad solo del trato que recibe como empleada, papá no quiere que su hija esté con ese hombre, lo mira mal, cruza sus brazos, quiere que el hombre blanco se vaya y dejen paz su hija. Ninguno de los dos cede ante Hoku. Papá dio una orden y los dos hombres se aproximan para atacar a Ismaël.

Hoku tiene miedo, se hizo a un lado, los dos hombres están muy cerca de Ismaël y éste saca su arma y dispara a uno, lo mata, y el otro hombre logra herir a Ismaël pero al igual que el primero la otra bala lo mató. Las chispas de cada disparo asustaron a Hoku, ella quiso revisar la mano del hombre blanco, pero no había nada, pero tenía una herida abierta, él tapa la herida con su mano e intenta inmovilizar su brazo. Hoku busca a su padre en la entrada de la aldea y ya no estaba, un silencio total reinaba en la aldea, todos en sus casas atemorizados por el ruido de esa cosa pequeña y metálica.

Está historia inicia con fuego al igual que lo hizo Gerrit. Hoku atiende la herida de Ismaël, ella rompió el vestido para hacer un vendaje, Ismaël mantiene su silencio para dejar trabajar a Hoku, pero con la mirada la sigue, la mira y la contempla en secreto, la mirada es de depredador. Ella, al terminar de vendar la herida, levanta la mirada y se siente intimidada, no sabe cómo interpretar la mirada, no sabe si es enojo por lo de la herida, o si se va a vengar por el daño que le hicieron. Ella está confundida y en realidad no es ninguna de sus dos hipótesis.

- Mi caballo, me voy a casa. Decide si te quedas o si vienes conmigo.

- Necesito trabajar para ayudar a mis padres.

- Bien, si tanto te gusta prostituirte, ve, es tu elección.

- No me gusta ese trabajo, pero para que el cliente pague tengo que hacer mi mejor esfuerzo.

- ¿Puedes trabajar en tu casa a cambio de comida?

- No. - esta asustada, al ver como Ismaël se las arregla para montar.

- De mi propiedad no sales. Y como tu padre no acepta ningún trato, tú debes elegir: tus padres y prostituirte para tener que comer, o quedarte conmigo y tener comodidad.

Es una decisión difícil para Hoku, Ismaël se las arregla para volver a casa, monta su caballo y le dice unas palabras a Hoku.

-Piensa bien en lo que quieres, tus padres o yo. Te dejo para que no te sientas presionada con mi presencia.

Él se va y Hoku se quedó viéndolo partir, Ismaël está con el brazo adolorido, lo siente entumecido, pero mantiene su ritmo, necesita ir a casa para tratar su herida.

La mirada de Hoku está cargada de lamentos, de pesar. En estos momentos se dirige por el mismo camino que tomó Ismaël, ese hombre la llevó a su casa, le da comida ¿Quién hace eso con una prostituta? Nadie. Eso es lo que la motivó a escoger ese camino, ese hombre ahora está herido y necesita ayuda, ella lo ha escogido, él está por encima de su familia.

Hoku antes de ser madre.