a veces me pregunto porque la vida nos trata tan cruelmente?
yo fui abusada cuando solo tenia 15 años por un desconocido, y gracias eso no solo quede embarazada si no que lo perdí todo, a mi familia, a mis amigos, ami es tilo de vida, y mi infancia y vida adolescente
estaba segura de dejarlas en un orfanato pero... Al ver sus ojos cafés casi dorados con tonos oscuros y brillantes como un atardecer simplemente no pude y decidí enfrentarme a la vida con mis pequeñas ami lado
hasta que apareció ese hombre y ahora me reclama ?
- mire señor yo solo tenia 15 años y ese horrible pasado en lo único que nos une
NovelToon tiene autorización de chiquinquira para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
8
---
Aquel día, decidí recoger personalmente a Luna y Selena de la escuela, algo que raramente hacía debido a mi complicada agenda. Mientras esperaba frente al imponente edificio de la escuela privada, observaba a los estudiantes dispersarse, charlando animadamente sobre su día.
Entonces lo vi. era un chico algo alto y apuesto, estaba parado solo, un poco apartado de los demás como si esperara a alguien.
Era un chico de trece años, pero su porte y seriedad lo hacían parecer mayor.
Su cabello oscuro estaba peinado con una precisión casi militar, y su mirada, seria y penetrante, parecía estar siempre analizando su entorno.
Algo en su presencia me resultaba extrañamente familiar, aunque no podía recordar de dónde.
Su actitud reservada y la manera en que los demás estudiantes parecían respetarlo, incluso temerlo un poco, era intrigante y curiosa.
Cuando Luna y Selena salieron de la escuela, su rostro se iluminó de una forma que no había visto en ellas antes con nadie o algo. Corrieron hacia él, saludándolo con entusiasmo y tomaron sus manos, parecían emocionadas y luego me notaron y sonrieron
-¡Lucas, Lucas! Mira, ahí está nuestra mamá-, exclamó Luna, señalando en mi dirección.
Lucas se volvió hacia mí, y por un momento, nuestras miradas se encontraron. Había un atisbo de reconocimiento, una especie de conexión inexplicable.
-Es un placer conocerla, señora-, dijo Lucas, acercándose con una madurez que no coincidía con su edad. Su voz era calmada, casi melódica, pero había una firmeza subyacente que me intrigaba.
-El placer es mío, Lucas. He oído mucho sobre ti de mis hijas-, respondí, estudiándolo cuidadosamente. -Pareces ser muy buen amigo para ellas.-
-Solo trato de ser útil-, respondió él con una modestia que parecía genuina, pero meditada. -Me gusta ayudar a mis compañeros cuando puedo.-
-Nos ayudó hoy en matemáticas-, intervino Selena, con una mirada de admiración hacia Lucas. -Y también nos defendió de unos chicos mayores.-
Esa última parte captó mi atención, pense que habia sido una sola vez.
-¿Defendió? ¿Cómo así?-
Lucas se encogió de hombros ligeramente.
- Solo les recordé que es importante respetar a los demás, independientemente de su edad, tamaño o asentó-, explicó con una sencillez que ocultaba la profundidad de su intervención.
- entiendo... gracias por tu ayuda entonces Lucas. Espero pronto agradecerte como es debido... si quieres almorzar en casa algún día... nuestras puestas están abiertas
el asintió y las niñas se emocionaron y empezaron a hablar sin cesar sobre que el valla a la casa y las cosas que harían
Era evidente que Lucas tenía una influencia significativa, incluso entre los estudiantes mayores. Esto me hizo preguntarme sobre su historia, qué lo había llevado a ser tan maduro y respetado a una edad tan temprana.
Mientras conversábamos, noté cómo Luna y Selena lo miraban con una mezcla de admiración y cariño. Era claro que Lucas no era solo un amigo, sino también un protector en su pequeño mundo escolar.
-¿Tienes muchos amigos en la escuela?-, pregunté, intentando conocer un poco más sobre él.
Lucas se tomó un momento antes de responder.
-No muchos, prefiero unos pocos amigos cercanos que una gran cantidad de conocidos, mi papa y mi tio dicen que hay que tener cuidado de quién camina a nuestro lado.
-Eso es muy sabio para alguien de tu edad, y tu tio y padre deven ser muy cautelosos, en ese casi agradesco que seas amigo de mis niñas- comenté, impresionada por su madurez y forma de crianza.
El tono de la conversación era cordial, pero había una capa de formalidad que mantenía a Lucas a una distancia segura.
Era respetuoso, pero reservado, como si estuviera acostumbrado a mantener a las personas a una cierta distancia.
Cuando llegó el momento de despedirnos, Luna y Selena abrazaron a Lucas, y él les correspondió con un gesto que rozaba la ternura.
Me despedí con un ligero asentimiento de cabeza, aún intrigada por este joven que parecía llevar el peso del mundo en sus hombros.
Mientras nos alejábamos, no podía evitar sentir que había algo más detrás de la fachada seria y controlada de Lucas. Algo en él me hacía querer descubrir más,
pero al mismo tiempo, me recordaba la importancia de ser cautelosa. En mi mundo, las conexiones y las relaciones eran a menudo más complicadas de lo que aparentaban.
En el camino a casa, Luna y Selena no paraban de hablar sobre Lucas.
-Es tan genial, mamá. Siempre sabe qué decir y hacer-, comentó Luna con entusiasmo.
-Y siempre nos cuida, incluso cuando no nos damos cuenta-, añadió Selena, su voz reflejando un tono de admiración genuina.
- pues tienen que portarse bien con el princesas, y recuerden todo lo que les he enseñado
Mientras escuchaba sus relatos, no podía evitar pensar en la conexión que había sentido con Lucas. ¿Era simplemente el reconocimiento de un alma similar, alguien que, como yo, había aprendido a ser fuerte y autosuficiente a una edad temprana? O había algo más, algo que aún no podía descifrar.
Llegamos a casa y las niñas continuaron con sus tareas y juegos, pero mi mente seguía regresando a ese encuentro. Sabía que en mi línea de trabajo era esencial ser cautelosa con las relaciones, especialmente con aquellas que se formaban rápidamente. Pero algo en mi interior me decía que Lucas era diferente, que había una historia detrás de sus ojos serios y su actitud reservada que valía la pena explorar.
Decidí que mantendría un ojo en la situación. Las gemelas habían encontrado un buen amigo, eso era evidente, pero mi instinto me decía que había más en Lucas de lo que se veía a simple vista. Y en mi mundo, los instintos a menudo eran lo único en lo que podías confiar.