Ésta es la historia de una doctora que conquista sin querer a todos quienes la rodean... hombres, mujeres, niños... Todos la llegan a querer sin medidas, y muchos son los que quieren ir más allá con ella, pero su corazón siempre perteneció a alguien más...
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Mensajes/Llamadas...
Los días han pasado agónicamente lentos para Priscila quien ha recibido varios mensajes de texto desde el teléfono de Max, muy tarde en la noche... No te vayas... Otro día recibió otro mensaje ¿Hay alguna posibilidad de que no te vayas, de que no me dejes? Para ella esos mensajes se volvieron ofensivos. Si lo amaba, no había cabida alguna para la duda. Pero este tipo de mensajes le molestaban. Fue un día normal en el que estaba terminando de armar sus maletas y recoger sus cosas, que revisando sus mensajes, se enojó. Faltaban 2 días para irse y no había recibido nada más de su amor. Así que decidió escribir un mensaje.
Max... Te amo con cada fibra de mi ser y de mi corazón, pero no entiendo el porqué de tus mensajes pidiendo que no me vaya o que reconsidere el tomar la oportunidad de estudiar en la mejor universidad de medicina del mundo. Sabes que es mi sueño y mi mayor deseo. Tan solo espero que algún día puedas tomar las riendas de tu vida, de tus deseos y que cumplas cada uno de tus sueños. Te amo mi grandote. Siempre tuya. Priscila.
Bloqueó su celular y gruesas y amargas lágrimas cayeron de los ojos de ella. Pero de lo que jamás estuvo al tanto ella, fue que esos mensajes se enviaron desde el profundo estado de embriaguez de Maximilian. Desde el día que la había dejado en casa, salió inmediatamente a su casa y agarró todas las botellas de licor que pudo y se pegó la borrachera de su vida. La situación continuó por varias semanas. De día era el CEO de las empresas Edwards, pero ya no era ese jefe sonriente que todos habían conocido, no, ahora era un hombre herido y dolido, amargado con todo y todos y a quien ya le tenían pavor, y de noche, de noche bebía hasta la inconsciencia. Jamás dejó de ser excelente en lo que hacía, pero ya de por sí eso no le gustaba, ahora sabiendo que su bebé se iría, era la gota que derramaba el vaso.
Haley estaba preocupada porque su esposo ya llevaba varias semanas en el reino unido buscando la cita más cercana para hablar con las autoridades respecto a su completo rechazo al título noble, pero la cita más cercana era en 3 meses. 3 malditos meses en los que el tiempo correría y su hijo seguiría en el camino de la autodestrucción.
La situación se volvía cada día más complicada para el grandote, quien no solo perdía a la mujer de su vida sino que su mejor amiga, su compañera y confidente, también se iba. Mía también se estaba yendo a la universidad y debía ser a la de Cambridge. Y aunque también está en el reino unido, aun así, cada chica tiene una carrera diferente. Mía estudiará administración, porque el plan de los hermanos siempre fue que cuando Mía se gradúe ella es quien tomará las riendas del negocio familiar y Max por fin podrá hacer realidad su sueño de ser un ingeniero naval. Pero ahora para él, todo se volvía demasiado cuesta arriba.
Los pocos momentos de felicidad de Max, eran cuando desbloqueaba su celular y veía la foto de Priscila durmiendo con una media sonrisa. Se la había tomado el día que ella se había convertido en su mujer. La colocó también de fondo de pantalla en su computador personal. Los gratos recuerdos de esa noche, la peor y a la vez mejor noche de su vida lo hacían sonreír por un lado, pero también estrellar las cosas contra la pared por la impotencia. A sus 21 años, se sentía como un niño pequeño al que los matones del colegio tenían entre la espada y la pared.
Se enteró de que ese día sería el vuelo para llevar a su princesa, a su bebé, a su mujer hasta su nuevo lugar de residencia. Llegó hasta la cerca del hangar del avión, pero no pudo bajarse. Su cuerpo no reaccionaba. Solo vio como su amor subía al avión y ella también miró hacia la nada, como buscando algo, pero no sabía que era. Aquí estoy mi amor... Soy un cobarde que no pudo ni bajarse del auto porque no soy capaz de decirte adiós. Te amo mi bebé. -Habló con amargura- vió despegar al jet y de inmediato se devolvió hasta un departamento que ya se había comprado desde hacía un tiempo, solo que por complacer a Haley no usaba casi. Pero ya no sería el buen hijo. Max sentía que de nada servía ser buen hijo cuando sus propios padres no eran capaces de apoyarlo.
Estaba siendo injusto con Haley, el lo sabía, pero su enojo y frustración era tal, que no estaba razonando correctamente. De camino se detuvo y compró Vodka con el que podría casi desintegrar un hueso humano. Aunque la verdad era que no tenía mucha tolerancia al trago, ya que rápido se emborrachaba. Quedó tendido en el sofá de la sala con su computadora abierta, viendo el rostro de su hermosa mujer.
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Mientras para el grandote era el fin del mundo, Haley recibió una llamada muy especial e inesperada.
_hola... se escuchaba casi en un susurro.
_Hola ... Quien me habla.
_Soy Vivían la esposa de Vizconde de Boyle.
Haley se quedó casi de piedra. No entendía el porqué de su llamada. ¿Ya desde tan pronto comenzarían a molestar?
_Dígame en que le puedo ayudar -Respondió Haley un tanto molesta-
_Quiero decirle que yo NO estoy de acuerdo con lo que ese hombre y mi hija están haciendo. Escuche, necesito que me den al menos 3 meses para poder descubrir lo que hace mi marido y tristemente mi hija ya también se involucró en ello. Pero por favor, ayúdenme. Yo sola no puedo hacerlo.
_Y ¿como sé que usted está actuando de buena voluntad? -Preguntó Haley aún con desconfianza-
_Escuche, le mandaré lo poco que he logrado reunir y ya usted me dirá si le sirve lo que tengo. Pero créame que yo también me encuentro prisionera en este infierno que es mi matrimonio. Ese hombre es un demonio, ¡Mi hija es producto de una violación! Con eso puede imaginarse que lo que le digo no es mentira. De todas formas veré bajo que excusa puedo ir hasta donde ustedes y entregar todo lo que tengo. ¡Debo irme! Ya se acabó el tiempo de mi llamada semanal.
Bip-Bip-Bip... La llamada había terminado y Haley había quedado más que conmocionada con semejante confesión que había hecho la mujer.
felicitaciones querida autora 👏👏