Mila, hija de uno de los hombres más poderosos de Suecia, hará todo para evitar los planes de su padre, imponiendo los de ella.
Para evitar un gran problema con su futuro, se meterá en uno peor, todo por ser tan rebelde, ¿será que de esa locura surgirá el amor?
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Capitulo 8
Horacio me llamo y me dijo que estaría ausente unas semanas, que pensará bien en lo que quería hacer.
Por otro lado, está mi papá diciendo que el conde está pronto a volver, inclusive ha llegado unas personas y que para hacer mi vestido de novia, me tomaron las medidas, por más que grite, llore y me opuse, no logré nada, solo dejar que hicieran lo que venían a hacer.
Ya idee un plan, Horacio no puede ser tan exigente, tengo todo preparado para cuando llegue de viaje, he conversado mucho con él por teléfono, a simple vista parece muy odioso, pero con los días es bastante sentimental y carismático.
Sé que no es de aquí, es de Suecia, allá vive su familia y está aquí solo por trabajo, no sé cuál es su trabajo, todavía no me ha dicho nada.
...
Un mes ha pasado desde que Horacio se fue más de una semana que no me escribe o me llama, el vestido de novia está listo, todo está listo para la boda con el conde, tontamente pensé que Horacio volvería y me ayudaría con esto, no sé qué le sucedió.
¿Será que mi papá se enteró de todo?, lo amenazaría con hacerle algo si me ayuda, que voy a hacer ahora, creo que no me queda de otra que casarme con el conde ese e irme de aquí, solo espero que la vida en ese lugar sea diferente a la vida con mi padre.
Debo ir al centro comercial por unas cosas que me faltan para el compromiso boda, ya que mañana en la noche conoceré a mi prometido y el día siguiente será el matrimonio.
Mi papá no puede estar más feliz, puesto que por fin me estoy comportando sumisa, es que mantengo la esperanza de que Horacio llegué y me ayude a salir de este lío.
Entro a la boutique, es una de las mejores, escojo lo que voy a comprar un vestido hermoso, que usaré el día de mañana, me miró al espejo y no puedo evitar que unas lágrimas rueden por mis mejillas, no es lo que yo quiero para mí, mucho menos con alguien que no conozco, menos ahora que creo sentir algo por Horacio no sé qué será, pero está semana que no he sabido nada de él siento que lo extraño.
—¿Se va a llevar ese, señorita?
—Si, este me llevaré, por favor busca los accesorios.
Después de empacar el vestido y todo lo demás salgo de la tienda y camino por los pasillos del C.C. Voy distraída en el teléfono, cuando tropiezo con alguien.
—Disculpe, señora, fui un idiota.
—Enzo, ¿eres tú? —Es el amigo de Horacio, tal vez él sepa algo de él.
—Mila, ¿cierto?
—Si soy yo, ¿cómo estás?, qué gusto verte, miró a todos lados—¿Horacio no está contigo?
—No, no, él está de viaje, creo que está con su novia, no lo sé—siento una punzada en el pecho, es lógico que debe tener a alguien, es tan bello.
—No lo sabías, disculpa por decírtelo—no se ve apenado, creo que más bien quería decírmelo.
—No te preocupes, debo irme, gracias por la información—Siento tantas ganas de llorar.
—¿Te acompaño, te llevo a tu casa?
—No gracias, mis hombres están esperando por mí.
—Te gustaría platicar, no sé de repente, hay algo en lo que pueda ayudarte, no sé a salir de algún apuro—De que me está hablando, ¿será que Horacio le dijo sobre el matrimonio?
—Gracias, estoy bien—no sé por qué, pero veo algo extraño en sus ojos, algo que no me gusta.
—Ven, déjame llevarte— me habla con mucha insistencia.
Me toma de un brazo como para obligarme a caminar junto a él, me siento amenazada, me suelto de su agarre, y corro por el pasillo, intentando esconderme entre las personas, precisamente hoy los estúpidos escoltas me hicieron caso de quedarse en el auto esperando.
Entro a la boutique donde compre el vestido—señorita, por favor escóndame, un hombre me está persiguiendo.
—¿Quiere que llame a la policía?
—No, no, la policía no—No es porque le tenga miedo a Enzo es que la policía implica un escándalo y mi padre seguro me mata—Yo llamo a mis escoltas, ellos lo solucionan gracias.
La chica se nota nerviosa, se para en la puerta y mira a todos lados.
—No se ve nada extraño allá afuera.
Seguro está esperando que salga o se fue porque sabe que mis hombres vendrán enseguida.
Enseguida, dos guardaespaldas están en la tienda preguntando quién es, y por dónde fue.
—No lo sé, solo me dijo que fuera con él, no sé qué otra cosa, porque comencé a correr.
—Por favor no le digan nada de esto a mi papá.
—No podemos ocultar algo así.
—¡Por favor!—pongo mirada de cachorro.
—Señorita entienda por favor—Suspiro resignada, ahora mi padre menos me va a dejar ir a ningún lado sola.
Llegamos a la mansión y enseguida un escándalo se forma, mi padre y mi hermano como locos corriendo, hablando por teléfono en busca del hombre que me amenazó.
No les diré quien es, porque mi hermano dirá que eso es idea de Horacio y no sé cuántas cosas más.
Voy a mi habitación, estoy cansada de escucharlos, gritar a los hombres que nada de culpa tienen, siempre tan exagerados.
A todas estas será verdad lo que me dijo de Horacio, por eso es que no me ha vuelto a escribir seguro la novia lo descubrió.
Me quedó dormida después de un largo baño, mañana será un día largo, conoceré al hombre que será indudablemente mi esposo, no me queda de otra que aceptar mi destino.
Despierto por la insistencia de mi celular, una alarma no es, porque no recuerdo haberla puesto.
Lo agarro sin ver y contesto.
—Diga.
—Princesita, te espero en una hora, en este lugar—Me da la dirección—por favor no demores.
Cuelga sin dejarme hablar, qué demonios, que hago, me levanto a prisa, con todo lo que pasó ayer, no me van a dejar salir así de fácil.
Gracias y bendiciones