La vida está llena de sorpresas, alegrías, gozo, pero también hay momentos donde todo se vuelve un torbellino sin salida que nos sume en una oscuridad inmensa. Está es la historia de Alexander y Samanta, cuyas vidas se unen en un camino de pasión, deseo, pleitos, rencores, amistad, entrega, dedicación y sobretodo amor, un amor tan sublime que se vuelve una utopía entre ambos, los amores prohibidos desencadenan los más bajos instintos del ser humano, tanto para los que lo viven, como para los que lo desprecian por la sola idea de saber el motivo por el cual se vuelve imposible.
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Capítulo 8 Espiando
Narra Sam
Han pasado algunos días desde que acepte vivir en la casa del abuelo, estar con él es maravilloso, es un hombre amable, amoroso, dedicado y con un gran corazón, cuando habla de papa se le puede ver reflejada tristeza en su rostro, pero, en cambio, cuando habla del maldito Alexander siempre lo hace con orgullo, eso me molesta, le he tomado mucho cariño al abuelo, pero ver la desigualdad de amor hacia mi padre me molesta, puede que mi padre tenga muchos defectos o actitudes negativas, pero después de todo es su verdadero hijo.
Hoy es el día que iré a la universidad para inscribirme igual solo me falta menos de dos años para terminar mi carrera, paso la tarde dando un paseo por las instalaciones de esta prestigioso lugar y al finalizar mi recorrido veo a mi enemigo.
- Tú qué haces aquí, ¿ahora será que ya te crees el dueño de la universidad? – le pregunto con arrogancia.
Él me mira con desprecio, me ignora se voltea y se va, salgo detrás de el furioso y golpeo su espalda
- Oye maldito aparecido a mí no me dejas hablando sola – le grito y él se voltea enfurecido, me toma con mucha fuerza de la muñeca y me lleva hasta una pared que nos deja un poco escondido y me acorrala, con su mano tomas mis dos muñecas y las lleva por encima de mi cabeza acercando su rostro al mío
- Mira maldita niñita, estoy harto de tu estúpida prepotencia, no te voy a soportar un berrinche más, la próxima vez que me vuelvas a insultar y más en público, te voy a desnudar y te dará unas nalgadas en ese redondo cul* para que aprendas a respetar a un hombre, ya que veo que eso es lo que necesitas – me dice con un tono de voz tenebroso y macabro así me quedo callada y él me suelta
- Ahora la presa le tira al depredador – digo entre dientes
- No me conoces Samanta Jones, tú fácilmente podrías ser mi presa, no al contrario – me dice con ira y se va
Después de ese desagradable encuentro, voy a al hotel para una reunión con mi equipo de trabajo, comienzo por organizar todo lo referente a la fecha de mi próximo desfile que será en 6 meses, tiempo suficiente para terminar el primer semestre en esta universidad, el siguiente paso es la publicidad y el marketing, debemos contactar a la mejor modelo de esta ciudad para crear una campaña de impacto que haga que las personas se identifique con la modelo, después de eso haremos la lista de invitados para formalizar la marca, luego de que todo esto esté listo, debo comenzar mis bocetos de diseños de ropa.
Ha sido un día tan agotador que me voy con Elena a un bar a tomar una copa, me relajo un poco con dos copas de whisky, mientras que Elena se toma dos martinis, conversamos un rato y ella me habla todo el tiempo de Alexander, de lo mucho que le gusta, así que decido contarle la verdadera cara de el
- Elena te contaré algo y espero que con lo que te voy a decir cambies de parecer – le digo como preámbulo
- Dime, me desconciertas – me dice
- Alexander es mi “Tío” – le digo haciendo las comillas con los dedos
- Pero eso ya lo sabía – me dice
- Lo que pasa es que él no es hijo de mi abuelo quien es el dueño de los hoteles y la empresa – le explico
- ¿Es hijo de quién? – me pregunta
- No lo sé, no sé quiénes son sus padres, solo sé que él quiere apoderarse de la empresa de mi abuelo y dejar a mi padre sin nada – le digo con ira
- Alexander no parece ser ese tipo de persona, creo que te equivocas, deberías conocerlo, no es bueno juzgar a alguien sin conocerlo primero, mírate a ti, las personas creen que eres una niña rica, que no le gusta esforzarse por nada, pero nadie sabe la verdad de quien eres tú – me dice
- A veces ni yo misma sé quién soy – le digo
- ¿Por qué lo dices – me pregunta
- No tengo novio, no me interesa ningún tipo de relación, no interactuó con nadie, bueno, excepto con el imbécil de Alexander, que es solo para pelear – le digo triste
- No digas eso Sam, tú eres una mujer fuerte, emprendedora, esforzada, inteligente, creadora y dueña de una empresa de moda, dime ¿Quién a sus 20 años puede decir todo eso? Ni yo misma lo puedo decir y eso que tengo 27
- En ocasiones supongo que vivir en la burbuja que mis padres me dieron me llevo a aislarme de la sociedad, no se me da el interactuar fluidamente con los demás – le digo
- Con Alexander si – me responde y esas palabras me deja pensando y como si lo estuviéramos invocando, veo a los lejos al diablo
- Es él, mira – me dice Elena
- Si, mejor vámonos – le digo para evitarlo
- No, por favor quiero verlo, además si te vas y él se dará cuenta, sería como si estuvieras huyendo de él – me dice y eso me hace razonar que de verdad no tengo por qué irme, si no le gusta que se vaya el
Después de unos tragos más Elena busca con sus ojos por todos lados al susodicho sin hallarlo, le digo que mejor nos vamos y ella asiente con tristeza, le pido que me espere voy al baño, camino un poco mareada, al llegar al baño de damas escucho unos gemidos en el otro lado así que me paro encima del retrete y alzo mi cabeza para ver qué pasa y lo que veo me deja sin perpleja, era una morena obviamente hermosa con el miembr0 de mi tío en su boca, me quedo muda, congelada, el aún no nota mi presencia, no sé por qué me quede inmóvil, mis ojos solo se fijaron en su enorme tamaño, eso me asusto tanto que resbalé del baño y caí de al suelo lastimándome una pierna, el grito de dolor era tan fuerte que ambos salieron del baño y yo solo pensaba trágame tierra.
- ¿Samanta? – pregunta Alexander con incredulidad de ver allí
- Tío… - le digo para apaciguar lo que podría desencadenar una batalla
- ¿La conoces? – pregunta la desconocida y él asiente
- Auch – me quejo del dolor
- ¿Estás lastimada? – me pregunta con una voz muy suave que nunca le había escuchado
- Eso creo – le respondo con mis ojos llorosos
- Ven vamos, te llevo a casa – me dice levantándome en brazos
Me saca por la puerta trasera del bar, mientras la morena viene detrás de nosotros llamando su atención
- Alexander ¿y nosotros que? – le pregunta furiosa la mujer
- Nosotros nada Aria, tú sabes cómo son las cosas, si no te sirve lo que te ofrezco entonces es mejor dejarlo así, ahora déjame en paz que tengo algo realmente importarte
- Si es por mí déjame – le digo
- Tú, nada, te llevaré a casa – me dice tajante Alexander
- Pero, Elena está adentro esperándome – le digo
- Llamaré a juan para que la venga a recoger – me dice
Conduce con mucho cuidado por todo el camino, el silencio nos aturde, cada que nuestras miradas se cruzan volteamos nuestros rostros hacia otro lado. Llegamos a casa y el abuelo se asusta al verme llegar en brazos de su hijo, pero Alexander lo tranquiliza diciéndole que solo es una torcedura, que con un buen masaje pasara, me sube a mi habitación y me pone con sumo cuidado en la cama, sale del cuarto y segundos después llega con una crema, toma una silla y se sienta en frente de mí, toma ti talón con fuerza haciendo que se me suba el vestido.
- Con cuidado – le grito mientras acomodo mi vestido para taparme
- No te preocupes, no tienes nada que me interese – me dice y eso me molesta, acaso me ve fea
- Tú tampoco – le respondo molesta
- ¿lo tengo pequeño? – me pregunta y se me cae la mandíbula de la sorpresa
- No sé de qué hablas – me hago la desentendida
- Sé que me viste en el baño con Aria y también sé que le aseguraste a Elena que lo tengo del tamaño de una almendra – me dice sin alzar sus ojos y masajeando mi pie
- Yo no vi nada, además no me importa tu tamaño, eres un troglodita – le digo
- Para no importarte nada te quedaste espiando mucho tiempo y no creo que la estuvieras viendo a ella – me dice y me sonrojo de la vergüenza de ser descubierta
- Te digo que no sé de qué hablas – hablo negándolo hasta la muerte.
no concibo tal verdad....
por favor, que Sam no sea hija de Robert 🙏🏻
llegará la tormenta?