Después de recibir la mejor y la peor noticia el día de su boda.
Mía muere trágicamente en un accidente donde ella iba manejando. En sus últimos momentos solo pide una segunda oportunidad para ser feliz con el amor de su vida.
ACTUALIZACIONES TODOS LOS DÍAS UN CAPITULO.
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Capitulo 8_
Mía y Max ya llevaban un rato trabajando y el mediodía había pasado sin que se dieran cuenta. Estaban tan sumidos en sus tareas que no fue hasta que alguien tocó la puerta de la oficina de Max que se percataron de la hora.
—Permiso, señor. Solo quería preguntar si desean que les pida algo de comer o si van a salir a almorzar.
—Cierto, Mía, no puedes saltarte las comidas. Gracias, David, pero vamos a salir a comer. Tú también puedes salir si quieres.
—Oh, no, señor. Yo me traje mi propia comida.
—¿Sí? ¿Qué trajiste?
—Lasaña, señorita. La hice yo mismo.
—¿Escuchaste eso, Max? Yo quiero, bueno, tu sobrino quiere.
Al escuchar la palabra "comida", los ojos de Mía brillaron. Ya se estaba muriendo de hambre, pero no quería decir nada para que Max no se burlara de ella.
—Oh, señorita Mía, ¿está usted embarazada? Si quiere, puedo calentar la comida y convidarle un poco. Total, traje mucho.
—¿Es en serio? Bueno, en ese caso...
—No, Mía, vamos a comer a un restaurante. Disculpa, David, pero si la dejo, te quedas sin comida.
—Bueno, entonces vamos ahora porque siento que me voy a desmayar de hambre.
—Está bien. David, volvemos en una hora. Deja todo así como está que, cuando regresemos, continuamos con lo que estábamos haciendo.
Max agarró su saco y Mía su cartera para salir, pero sin que Max se diera cuenta, ella le susurró a David.
—Guárdame un poco de tu lasaña.
David solo sonrió y asintió. Mía le había caído bien desde el principio. A pesar de ser hermana de su jefe, ella lo trataba como un igual y con respeto, y con eso ya lo tenía ganado.
Salieron de la oficina y, al hacerlo, captaron todas las miradas. Desde que Mía había llegado, no había salido de la oficina de Max, por lo que solo David sabía quién era esa chica. Una vez tomaron el ascensor, las secretarias rodearon a David para que les contara quién era ella.
—Entonces, cuéntanos, David, ¿quién es ella?
—Ella es Mía, la hermana de nuestro jefe. Es la nueva contadora de la empresa.
—Oh, ya veo. Es hermosa.
—Con razón al jefe se lo ve tan sonriente.
—Sí, desde que llegó aquí nunca vino su familia de visita.
—Bueno, ya les conté quién era, así que ahora déjenme comer tranquilo.
—Pero cuéntanos más, ¿está casada?
—¿Tiene hijos?
—Señoritas, se les paga para trabajar. Y no sé nada sobre la señorita Mía más de lo que ya dije. Así que, por favor, retírense a hacer su trabajo.
A David no le gustaba mucho el chisme, así que siempre se mantenía al margen.
Por otro lado, Max y Mía iban en el auto hasta que Max recordó algo.
—Ah, Mía, hoy en la noche tengo una cena de negocios con los hermanos Mascardi. Al final, nunca me contaste qué fue todo ese coqueteo con Donato Mascardi.
—Yo no estaba coqueteando. Los encontré en el bar del aeropuerto de Argentina. Yo había pedido un café, unas medialunas, un pedazo de torta de chocolate y un jugo de naranja. Cuando estaba desayunando, ellos llegaron y se sorprendieron de todo lo que pedí. Hasta parece que apostaron a que no me lo terminaba.
—Jajaja, me imagino.
—No te rías.
—Bueno, está bien. Solo quería saber si me vas a acompañar esta noche.
—Por supuesto que sí, si hay comida, voy.
—Ay, Mía, ¿qué voy a hacer contigo? Jaja.
Llegaron al restaurante, pidieron y esperaron su comida.
Por otro lado, en Argentina, con la diferencia horaria, eran las 6 de la tarde. En la oficina del presidente de la empresa Méndez, nadie se atrevía a entrar. Nadie sabía qué pasaba, pero su jefe estaba furioso.
Alexis había recibido hacía media hora una llamada de su madre diciendo que se presentara urgente en casa, que Sofía les había contado todo y que lo necesitaban para aclarar la situación. Alexis estaba furioso, tirando todo lo que podía a su paso. Los empleados no sabían qué hacer, temían por sus vidas si entraban a calmar al presidente. De un momento a otro, el ruido se calmó y todos estaban decidiendo quién iba a ser el valiente que entrara para cerciorarse de que su jefe estuviera bien. Pero antes de que todos estuvieran de acuerdo, las puertas de la oficina se abrieron y salió un Alexis despeinado y totalmente enojado.
—Samantha, cancela todo lo que tenía para hoy y reprograma. Pide a los de mantenimiento que ordenen mi oficina, y cuando termines, puedes irte. No volveré hasta mañana.
—Sí, señor.
Después de eso, salió de la empresa, tomó su auto y se dirigió a casa de sus padres. Tardó unos 30 minutos en llegar. Cuando estacionó su auto en la entrada de la casa, respiró profundo unas cuantas veces, sabía que se le venía una tormenta encima. Salió de su auto, tocó el timbre y unos segundos después le abrió la puerta una de las empleadas del servicio. Llegó hasta la sala, donde lo esperaban sus padres junto con Sofía, quien tenía los ojos rojos de tanto llorar. Alexis solo la miró con fastidio y saludó a sus padres.
—Hola, papá. Hola, mamá.
—Hola, hijo.
—¿Hola? ¿Eso vas a decir? ¿Se puede saber qué hiciste, Alexis? Esta "señorita" dice que está embarazada de ti. ¿No es ella la hermana de tu prometida?
—Sí, papá.
—¿Y Mía sabe esto?
—Sí, mamá.
—Oh, Dios mío, hijo, ¿qué hiciste? ¿Dónde está Mía en estos momentos?
—No lo sé, madre.
—Te das cuenta de lo que hiciste. Creí que habías cambiado. Ve a saber dónde se habrá ido esa jovencita. Y sabes que, si yo me enteraba de esto antes, yo misma la ayudaba a escapar de ti. Tú no te mereces una mujer como ella.
—Esta mujercita dice estar embarazada de ti. ¿Estás seguro de que es tuyo?
—No lo sé.
—¡Bastardo! Sabes que eres el único con quien he estado.
—Señorita, en mi casa la única que grita soy yo. Así que, cállese.
—Mira, Sofía, si pensabas que viniendo aquí a hacerte la víctima y llorándole a mis padres, yo iba a cambiar de opinión, te equivocas. No pienso estar a la fuerza contigo. Cuando empezamos esto, tú sabías que no iba a dejar a Mía. Y te embarazaste a propósito. Te dije que te deshicieras de ese bastardo que yo no lo quería, y me amenazaste. Querías que dejara plantada a tu hermana el día de su boda o, si no, me armarías un escándalo. Y ahora vienes aquí a hacerte la pobre víctima frente a mis padres. ¿Para qué? ¿Para que me obliguen a casarme contigo? ¿Ese era tu plan? Pues te tengo una noticia: no me dejo manipular más por ti, ni por nadie. Me cansé, te lo dije anoche y lo vuelvo a repetir. Aquí ya no me importa nada. Tú y ese bastardo que llevas en tu vientre se pueden ir al infierno. Pero a mí, déjame mi vida en paz.
—Alexis, cálmate. ¿Qué te pasa? ¿Cómo vas a tratar a una mujer así y más si está embarazada? Yo no te eduqué así.
—Lo que pasa es que eso no es una mujer, es una víbora. Pero conmigo, su jueguito se terminó.
Sofía estaba en shock. No pensó que Alexis la tratara así. Ella creía que, con contarle todo a sus padres, estos lo obligarían a casarse con ella. Pero parecían estar más preocupados por Mía que por ella, que llevaba su "nieto" en su vientre...
porque es muy entretenido y te engancha con la historia Gracias
cada capítulo daba para seguir con la intriga y querer saber más
la vida le dió una segunda oportunidad a mia y está no la desaprovecho
se recuperó y salió victoriosa
se habló del perdón al otorgarselo a su hermana y seguir adelante pero era lo más sano para ella
y al final ganó mucho más de lo que esperaba
felicitaciones a la escritora por sus ideas y gracias por brindarnos un rato de entretenimiento
no esperaba menos
cómo es posible que se irrespete de esa manera a un hijo
no les gusta su amor, pues es su derecho
pero es su hijo y por sobre todo deben respetarlo y brindarle amor y apoyo y aceptarlo tal cual es
jajajajaja ya los van a poner en su lugar
ojalá y max les dejé "su empresa" para que se hunda
y se vayan todos con Donato