un hombre adulto magnate de corporaciones Muller
perdió a su esposa hace 4 años.
será que después de ser arrogante y frío. puede a su edad volver a enamorarse?
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capítulo 8
SEBASTIAN.
Luego de darle ese beso – que realmente fue una unión de mis labios con los suyos. Me levante rápidamente y estaba atónito – me lleve las manos a mi rostro. – completamente pasmado, y con los ojos muy abiertos, nunca había actuado así, y menos con una mujer que prácticamente no conozco.
_Dios que es lo que acabo de hacer – digo en voz baja mientras camino de un lado para el otro con nerviosismo. – debo estar completamente loco. – por a ver hecho semejante cosa.
Que es lo que me hace esta mujer para actuar de esta manera? - pero es que estaba preciosa, esos labios carnosos y rosados y ese cuerpo pequeño y delicado- me llevo acometer semejante locura. - distraído en mis pensamientos, escucho su delicada voz.
_ Mm que me paso. - dice con voz ronca * -volteo a verla automáticamente- ella se estaba levantando y colocando una de sus manos en su cabeza.
Yo instintivamente Salí de mi trance y llegue a donde estaba ella agachándome a su altura.
_ Se encuentra bien señorita moretti?? – pregunto con preocupación.
Ella solo me observa fijamente sin responder y sin ninguna expresión en ese bello rostro, pero en estos momentos eso no me molestaba. – quiero es que ella se encuentre bien. – es lo único que me importa.
_ creo que debería seguir acostada, para que pueda descansar. – le digo con gentileza.
_ no es necesario señor Müller, necesito arreglar algunas cosas para poder irme- dice ella terminándose de sentar en el mueble.
_ terminar que cosas ¿? – le pregunto. – usted no puede terminar nada, está enferma.
_ Señor Müller – dice mientras suspira.- le dije claramente que le daría mi carta de renuncia. - mil disculpas por hacer semejante escena en su oficina ya no volverá a ocurrir.
Me levanto ofuscado. – ella hacía que perdiera mi paciencia en cuestiones de segundos.
_JODER NO ¡- grito exasperado. - usted no va a renunciar y no le pienso aceptar la carta de renuncia señorita moretti.
_ usted va a tomarse unas dos semanas de descanso- necesito que coma y duerma apropiadamente. – y luego puede volver a trabajar esta bien ? . – digo eso suspirando derrotado.
_ no necesito de su preocupación, ni mucho menos de su lastima. – agrega ella seriamente.
Quedo pasmado con lo que acabo de oír de su boca. - preocupación ¿? – lastima ¿? – joder no. – yo no sentía eso por ella. – yo solo quería que se encontrara bien.
_ Señorita moretti, - le digo llegando a ella y agachándome nuevamente a su altura, - mientras hablo con calma. -
_le pido disculpas por mi comportamiento- no puedo dejar que renuncie porque no encontrare otra secretaria como usted. - tratare de moderar mi manera de ser. – pero en este momento necesito que usted descanse, coma y esté en buenas condiciones.
Ella solo me observa con esos preciosos ojos miel que tenia. – joder que me estaba provocando esta mujer, en estos momentos solo quería agarrarla y apretarla contra mi cuerpo besarla como un loco y no soltarla.
Me levante rápidamente por tal pensamiento, dándole la espalda. - alejándome de ella lo más posible cuando la escucho hablar nuevamente.
_ está bien señor Müller, - puedo retirarme ya?- es lo único que le escucho decir.
_ si se siente mejor está bien. – David la llevara hasta su casa.
_ no hace falta – dice ella.
_ La llevara David señorita moretti , no hay discusión.
Ella no responde. – y yo soy incapaz de verla, porque realmente soy incapaz en estos momentos de controlarme – y sabrá dios que pueda hacerle.
Cuando escucho la puerta abrirse y la voz de David.
_ Señorita moretti. – se encuentra mejor ¿? – le pregunta con preocupación.
_ si David muchas gracias ¡ - le responde ella con un tono dulce.- un tono que desde que lleva trabajando conmigo no ha usado.
_ David ¡ - le digo sin voltear – lleva a la señorita moretti a su casa.
_ si señor ¡ - es lo único que él responde.
Luego de que ella sale de la oficina con David. Caigo abatido en la silla de mi escritorio, suspirando.
Estaría mal si quisiera que ella me tratara con ese tono dulce en su voz y con esa sonrisa tan hermosa que tiene ¿?
Me llevo las manos a mi rostro - ahora si me termine de volverme loco. – yo no puedo tener este tipo de pensamientos por otra mujer me siento que le estoy siendo infiel a clara. Y no.
Y en la soledad de mi despacho. - me jure a mi mismo que no volviera a tener otro mal pensamiento hacia mi secretaria.
Pero bueno no todo es como queremos.
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