La vida es la esencia misma, la esencia son los artes manipulables.
El arte de la vida, realidad y muerte; y el arte de los elementos.
Unos nacen con gran Voluntad, otros con una mediocre. Otros deciden luchar con garras y dientes, otros quedarse a esperar.
Unos nacen en la gloria, otros deben pelear por esa gloria. Otros yacen en la ruina, y otros crean su ruina.
La vida es injusta, sin embargo, es justa para quienes deciden enfrentarla. Pocos lo logran, y cuando lo logran, el mundo se doblega ante su voluntad.
Solo aquel con una Voluntad insondable y vasta, es capaz de subyugar y manipular la voluntad de otro, sin embargo esto es tabú.
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Cap 6: Desafío de muerte
Temblaba como loco, es que, no podía creer lo que mis ojos veían. "Se suponía que Brock era alguien sumamente fuerte... O al menos, que el maldito bicho, no sea de categoría seis".
Esa simple hilo de pensamiento, me lleno de pavor. Si ya tenía miedo, ahora tengo angustia en el corazón, sentía que este sentimiento arañaba la poca conciencia que tenía, amenazando con desmayarme de nuevo.
Puse la manos en el suelo, y traté de calmarme, a pesar de los fuertes temblores y astillas de piedra que caían alrededor. Ellos estaba ahí, luchando como si no hubiera un mañana. Ellos se estaban jugando la vida. Temía por la vida de Brock, pero siendo cinsero, temía por la mía.
No me cabía la idea de morir a manos del espíritu inmundo, no mientras Brock este aquí. Él puede morir en mi lugar, después de todo, el es mi guardián. "Es su deber dar la vida por mí".
Ese pensamiento me hizo vómitar del disgusto.
Me levanté con lentitud, tratando de no caerme a causa de los temblores. Quise irme, pero algo dentro de mí no me dejaba, era como si mis piernas se negaran a obedecer mi orden de escapar, era como si el simple hecho de escapar es contrario a mi propia voluntad.
Cosa que no debería ser así. Simplemente tenía cargo de conciencia. Después de todo, el está aquí por mi culpa.
"Supongo que no queda de otra". Terminé resignado.
Mientras la cruel batalla se libraba, busqué los restos de los espíritus muertos. La sangre seca y olorosa de los cuerpos era repugnante, pero no habia de otra. Una pata es todo lo que necesitaba. Con eso sería suficiente para causar algún daño importante al espíritu desquiciado.
Solo toca esperar el momento perfecto.
Brock seguía luchando con firmeza y voluntad, sin ceder a pesar de los potentes ataques del bicho, y estos parecían ser como potentes arietes de asedio, capaces de despedazar murallas. Sin embargo, Brock seguía moviéndose con fluidez no como en el principio de la batalla, pero lo suficiente para aguantar.
Me escondí en uno de esos huecos que el bicho había hecho al deformar el suelo con su fuerza. Lo más cerca posible de la batalla, pero tampoco lo suficiente como para verme envuelto en ella.
Brock seguía danzando, con la espada creando látigos y hojas de agua. Grandes y pequeños arañazos y grietas se podían ver alrededor de todo el imponente cuerpo del espíritu, de las cuales pocas gotas de sangre negra brotaban.
Mientras esperaba, la batalla parecía llegar su punto de inflexión, uno de los dos caería primero; obviamente sería Brock.
– ¡BROCK! –. Grité con todas mis fuerzas.
Él, instantáneamente volteó a ver, a la vez que el bicho también se daba la vuelta, le señale la pata en forma de guadaña, con señas le dije que lo distrajera y haga que el bicho me de la espalda. Él, solo asintió, pero pude ver la duda en su expresión, y no era para menos, soy débil, lo sé, y cobarde también. Pero aún puedo hacer algo.
El estilo de lucha de Brock era bastante fluido y defensivo, pero también contundente.
Rodeó con agua a la espada, una vez más, y con ella formó un extenso látigo acuático. Lo empuño con ambas manos, y comenzó a atacar con técnica y maestría, sin caer en la desesperación.
Comenzó a guiar al bicho con los constantes latigazos y colmillos de hielo que brotaban del suelo. Poco a poco el espíritu me daba la espalda, y así mismo, me acercaba sin hacer ruido, ya que la mayor parte del ruido provenía de los choques entre ellos dos. Apenas el espíritu estaba ensañado en matar a Brock, su espalda estaba expuesta, tomé impulso, corrí con todas mis fuerzas, salté a su espalda y me elevé mientras el bicho se paraba en sus poderosas patas traseras para volver a enrollarse y rodar, pero no se lo permitiría.
Cuando llegué a acercarme lo suficiente a la cabeza, salté. Empuñe la pata con ambas manos, con la intención de empalarlo en su malditas fauces, de donde provenía la insidiosa luz. Activé mi voluntad, y la guíe directamente a mis manos, antes de que se agotara. Pero para cuando me di cuenta, ya estaba siendo aplastado bajo el potente agarre del bicho, lo que me dejo en shock, solté la pata.
La fuerza y velocidad, con la que me aplastó contra el suelo, fue jodidamente doloroso, sentí que varias costillas y huesos se fracturaban, dejando así un dolor segador.
Sentí que me estaba ahogando en mi propia sangre, el bicho acercó su espantosas fauces, dejando que la mortal luz me bañara.
Sin embargo, una figura de un hombre en medio del aire, giraba con una guadaña, la cual se empalo en las fauces del aberrante bicho. El maldito espíritu soltó un chillido angustioso y melancólico, como si fueran almas en pena, vagando por las laderas de esta montaña.
El monstruoso bicho me lanzó como si fuera una pequeña piedra, pero jamás llegué a tocar el suelo, más bien, ahora estaba en los brazos de Brock. Su rostro normalmente sereno ahora estaba algo asustado, pero no tanto como lo estoy yo. El sudor caía de sus mejillas, dejando ver el cansancio acumulado que tenía.
Volteé a ver al bicho, el cual seguía tambaleándose, mientras trataba de agarrarse la cara con sus manos humanoides, pero estas eran tan afiladas que solo servían para desgarrar, se cortaba cada vez que se pasaba las garras para sacarse la pata de las fauces. Y ante todo pronóstico lo consiguió. "Lo bueno, es que, ya no emana esa insidiosa luz".
El bicho ahora estaba tanteando el suelo con sus extremidades, como si estuviera buscando algo. Entrecerre lo ojos, los cuales estaban manchados en sangre, y antes de hablar, Brock me bajo con rapidez.
Y antes de poder saber lo que estaba pasando, el sonido de carne desgarrándose y huesos quebrándose me hizo dirigir mi mirada al espíritu, el cual estaba sacando una esfera de uno de los cuerpos muertos, se llevó la esfera a sus fauces, y la devoró.
– ¿Y... y... a... ahora? –. Pregunté al aire, sin esperar ninguna respuesta.
Una ráfaga de viento se levantó cuando Brock, se impulsó para encontrarse con el bicho, el cual se estaba regenerando. Las garras que estaban amputados, ahora le estaban creciendo.
Por un momento sentí desesperanza, pues que clase de horror se regenera, al menos no uno que yo conozca.
El bicho caminó lentamente al otro cuerpo con la intención de devorar el otro núcleo espiritual, sin embargo, Brock no lo permitió.
Una hoja de agua a presión volvió a cortar al espíritu muerto, despedazando el núcleo en el proceso.
– Hoy no espíritu, hoy no –. Dijo Brock, con su voz tan fría y serena.
El bicho se sobresaltó, apretó sus poderosas garras, y chilló en furia melancólica. Sin embargo, una poderosa púa de hielo emergió del suelo, perforando una de las tantas grietas, donde brotaba sangre, específicamente en el plexo solar.
La púa de hielo emergió en la espalda del espíritu goteando aquella sangre negra y espesa.
El bicho penetró una profunda mirada con su cara abierta en sus cuatro mandíbulas dentadas.
Brock, solo se limitó a llenar la espada con agua y formar un látigo y dijo con serenidad, y fría intención asesina: – Vuelve al abismo y muere –.
Dictada su sentencia, balanceó la espada envuelta en agua, y una hoja acuática salió disparada con suficiente fuerza y presión, como para desmantelar una poderosa carrocería de guerra.
El bicho, balanceó los brazos humanoides, para protegerse, sin embargo, ahora que ya no había luz alguna que pudiera interponerse entre la vida del bicho y la espada, Brock se lanzó y con una fuerte estocada, clavando la espada en la misma grieta en la que había clavado la púa de hielo.
La espada cortó, atravesando la dura carne del espíritu, dándole una muerte lenta y llena de agonía. Pues su núcleo espiritual había sido destruido.
Lo último que escuché fue un lamento en forma de chillido melancólico, el espíritu parece haberse resignado, caminó tan lento casi arrastrándose, al pie del abismo para dejarse caer, pero Brock, volvió a levantar la espada y la clavó en la cabeza del bicho, sacándolo de su agonía, por fin estaba muerto.
Brock sacó la espada y la balanceó con fuerza frenando en seco, limpiando la sangre que estaba impregnada en ella.
El espíritu yacía en el suelo al pie del abismo sin vida, sin voluntad. Brock, volteó a verme con fría indiferencia, se acercó, sin prisa, y cuando pensé que trataría mis heridas, lanzó una fuerte patada a mis costillas.
No hay mucho que decir, el dolor fue agonizante, después de todo, ya había sido aplastado por el bicho.
Lo miré con ira, y aunque quería reclamar, recibí otra patada, pero esta ves en la cara. Sentí que por un momento volvería a quedar inconsciente, pero no era así, más bien, sentí que estaba más vivo que nunca.
Volteé a ver a Brock, el cual se acercó, agarro el cuello de mi chaleco y me levantó como si no pesará nada. Luego, caminó con lentitud, mientras que yo trataba de safarme, lo cual era inutil.
Para cuando dejé de forcejear, me encontraba suspendido en el aire, y el abismo se cernía debajo de mis pies, como si estuviera dándome la bienvenida.
Levanté la mirada, y mi expresión debió darle gracia, porque levantó un poco la comisura de sus labios, sus ojos se afilaron, y soltó un suspiro de desprecio. Esos gestos me dieron a entender, lo que sucedería, al menos en ese momento.
– Sabe, si no lo educan en casa, habrá que educarlo afuera, pero de alguna manera hay que educar a los niños malcriados y soberbios –. Dijo con su habitual serenidad.
– Yo, lo... lo... sien... to mucho –. Tartamudeé por la falta de aire, y por el dolor que recorría todo mi cuerpo.
— Un lo siento, no devuelve a nadie a la vida, ese espíritu, era un maldito espíritu de la quinta categoría y estaba muy cerca de la cuarta, lo cual, si hubiera sido el caso, ni usted ni yo estariamos con vida. Usted por su soberbia e ideas equivocadas de fuerza y valentía a puesto la vida de una persona en peligro, hoy está vivo porque así lo he querido, porque sepa usted, que he tenido toda la voluntad de dejarlo morir, sin embargo, eso pondría mal a su querida familia. En estas montañas no sólo habitan esos espíritus, habitan de muchas especies y categorías, incluso podría haber espíritus divinos escondidos por ahí. Estas montañas no son juegos, no son para probar su estupidez, no son para creerse fuerte, no son para débiles —. Reprendió, mientras me sarandeaba en el aire.
Las palabras de Brock taladraban mi conciencia, dejando en claro y expuesta mi estupidez. Había malicia en sus palabras, pero él tenía toda la razón. Estamos en esta situación por mi culpa. Por mis ganas de querer probar lago que no es posible. Por mis ganas de ser igual a ellos. Pero eso no sería posible, porque al final y al cabo soy un lisiado.
Brock, añadió con una leve sonrisa en sus labios, interrumpiendo mi reflexión: — Pero sabe, le doy el crédito, fue muy valiente de su parte dejar a un lado el miedo, y enfrentarse al espíritu, que por suerte no lo mato en el acto, para la próxima no vuelva hacer estupideces que pongan en peligro la vida de los demás —.
Cuando terminó de hablar me lanzó al suelo, luego, simplemente se dio la vuelta y caminó en dirección a la cuerda. La recogió y la cortó en dos. Caminó hacia el cadáver del espíritu de gran tamaño, ató la cuerda y comenzó a arrastrar el cuerpo del bicho.
El frío segador aún era insoportable, pero después de tanta agitación lo había pasado por alto, pero ahora volvía con ímpetu. Lo que sí me sorprendió fue ver la tenue luz del sol elevarse desde el horizonte, dando la bienvenida a un nuevo día.