Olvidada por su familia, utilizada por el imperio y traicionada por aquellos en quienes más confiaba… así terminó la vida de Liliane, la hija ignorada del duque.
Amada en silencio por un príncipe que nunca llegó a tiempo, y asesinada por el hombre a quien había ayudado a coronar emperador junto a su amante rival, Seraphine.
Pero el destino le ofrece una segunda oportunidad.
Liliane renace en el mismo mundo que la vio caer, conservando los recuerdos de su trágica primera vida. Esta vez, no será una pieza en el tablero… será quien mueva las fichas.
Mientras el segundo príncipe intenta acercarse de nuevo y Seraphine teje sus planes desde las sombras, un inesperado aliado aparece: el primer príncipe, quien oculta un amor y un pasado que podrían cambiarlo todo.
Entre secretos, conspiraciones y promesas rotas, Liliane luchará no solo por su vida, sino por decidir si el amor merece otra oportunidad… o si la venganza es el verdadero camino hacia su libertad.
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Capítulo 7: La primera jugada y un encuentro entre las sombras
La brisa otoñal recorría los senderos del jardín interior del palacio, meciendo las hojas doradas como si el tiempo se hubiera detenido por un instante. Bajo la pálida luz del sol poniente, Liliane caminaba junto al segundo príncipe Aiden, con el porte de una noble y la mirada afilada de quien ya no era la misma. Había aprendido que, en la corte, cada paso que no era estratégico, era un paso hacia la destrucción.
Aiden (rompiendo el silencio):
—Parece que el otoño te sienta bien, Lady Liliane. Tienes una mirada distinta hoy.
Liliane (sin dejar de mirar al frente):
—Es el aire, su Alteza. Refresca los pensamientos… y los planes.
Aiden (con una sonrisa curiosa):
—¿Y qué clase de planes rondan tu mente en esta estación tan… melancólica?
Liliane:
—Los que se hacen después de un intento de asesinato, supongo. Uno empieza a ver las cosas de forma más clara cuando ha estado al borde.
El rostro de Aiden se tensó. No le gustaba oírla hablar así, pero también sabía que Liliane había cambiado desde que despertó tras la reencarnación… aunque él no lo supiera.
Aiden (en voz baja):
—¿Estás segura de que fue ella? ¿Seraphine?
Liliane (girando lentamente la cabeza hacia él):
—Tan segura como que tú fuiste el primero en abandonarme en mi otra vida.
Adrian la miró, confundido por la dureza en su voz, pero también por esa extraña tristeza que la rodeaba… como si cargara con un recuerdo que él no podía ver.
Aiden:
—Yo… nunca quise hacerte daño.
Liliane:
—Lo sé. Pero querer no es lo mismo que actuar. Lo aprendí de la peor forma.
Ella siguió caminando, dejándolo atrás unos pasos. Él la alcanzó rápidamente y, por primera vez, no supo qué decir.
Pero Liliane sí sabía. Ella ya había comenzado a mover sus fichas.
Esa misma tarde, Liliane convocó a la dama encargada de los eventos sociales del palacio.
Liliane (con tono formal):
—Quiero organizar un té benéfico en el jardín sur. A beneficio de las viudas de guerra. Que asistan las damas nobles más influyentes… y por supuesto, Lady Seraphine.
Dama encargada (sorprendida):
—¿Lady Seraphine? ¿Está segura?
Liliane:
—Totalmente. A veces es necesario sonreír frente a la serpiente antes de cortarle la cabeza.
Ese evento sería su primer movimiento público. Uno elegante, sutil… pero letal.
Esa noche, mientras el palacio dormía, Liliane se deslizó hasta la vieja biblioteca oculta. Entre las sombras y los muros cubiertos de polvo, buscaba registros olvidados: documentos de linajes, tratados políticos, y antiguos secretos de la familia imperial.
En un rincón oscuro, un libro cayó del estante al suelo. Liliane se agachó para recogerlo, pero antes de que pudiera tocarlo, una voz emergió desde la oscuridad.
Voz:
—Parece que sigues teniendo el don de encontrar lo prohibido, Liliane.
Ella se congeló. Esa voz… era imposible no reconocerla.
Liliane (levantándose lentamente):
—Tú…
De entre las sombras surgió un joven alto, de cabello negro como el ébano, ojos violetas que parecían reflejar años de dolor… y una sonrisa apagada.
Adrian:
—Hace tiempo que no me llamaban por mi nombre. El primero. El olvidado.
Liliane (con el corazón latiendo desbocado):
—Príncipe Adrean…
Adrian (acercándose):
—En otra vida, tú fuiste mi única luz. Y aún con esa luz… no fui lo bastante rápido para salvarte.
Liliane bajó la mirada, con los ojos brillando de emoción contenida. No esperaba encontrarlo tan pronto… y menos que la recordara de ese modo. Pero su reencarnación había alterado cosas. Las piezas se estaban moviendo antes de lo previsto.
Liliane:
—No pudiste salvarme porque confié en los equivocados. Esta vez… no cometeré el mismo error.
Adrian(en voz baja):
—Y yo no permitiré que te arrebaten de nuevo.
El silencio entre ambos no fue incómodo. Fue un pacto sin palabras.
Liliane lo miró, con lágrimas contenidas.
Liliane:
—¿Sabes quién fue?
Adrian (con frialdad):
—Seraphine… y mi hermano. Creen que lo ocultaron bien. Pero esta vez, yo los estaré esperando. Y tú… no estarás sola.
De regreso en su habitación, Liliane se quedó frente al espejo. Su reflejo ya no era el de la hija ignorada. Era el de una estratega, una sobreviviente… una reina naciente.
Liliane (en voz baja):
—Adrian ha despertado. Aiden duda. Seraphine se tambalea.
El juego ha comenzado.
Y esta vez… lo ganaría.