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Bajo El Mismo Veredicto

Bajo El Mismo Veredicto

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Arrogante / Ligador / Completas
Popularitas:7.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Deiver Gutierrez

Aurora West ha dedicado su vida a construir un futuro brillante en el mundo del derecho. Cuando consigue una codiciada oportunidad de prácticas en el bufete más prestigioso de la ciudad, cree que está un paso más cerca de alcanzar sus sueños. Sin embargo, lo que no esperaba era que su jefe, Rafael Novoa, fuera un hombre tan implacable como fascinante.

Frío, reservado y con una reputación impecable, Novoa es un abogado brillante, pero detrás de su carácter severo esconde un conflicto interno que no está dispuesto a admitir: una atracción innegable hacia Aurora. Aunque intenta resistirse, su presencia desafía cada una de sus reglas, cada uno de sus principios.

Entre juicios, miradas furtivas y una tensión imposible de ignorar, Aurora deberá descubrir si es capaz de derribar las barreras de Rafael y demostrarle que algunas batallas no se ganan con argumentos, sino con el corazón.

¿Podrá él aceptar lo que siente o dictará su propio veredicto antes de permitirse amar?

NovelToon tiene autorización de Deiver Gutierrez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 7

POV Aurora

Estaba sentada en la terraza de una cafetería almorzando con mi amiga Darcy, no importaba que no trabajáramos en el mismo piso, mantenía una muy linda amistad con ella, habíamos empatado demasiado bien. No era lo usual que saliera a comer fuera de la oficina a la hora de la comida, de hecho era la primera vez, pero Darcy me dijo que quería salir a hablar y pasar tiempo conmigo así que pedí permiso para salir, no hubo ningún problema.

-No puedo creer lo que dices- Dije demasiado sorprendida a mi amiga.

-Te lo prometo, la semana pasada el señor Novoa bajó al piso 18 y escuché desde mi oficina que regañó feo a la señora Greta por estar inventando que te acostabas con él o con el señor Stan, Greta estaba que se moría de la vergüenza, debiste verlo, lo disfruté por ti- Me informó Darcy con una sonrisa de satisfacción.

-Pero eso es imposible, ¿Cómo fue que se enteró? Yo no le dije absolutamente nada de lo que pasó- Preguntaba muy confundida.

-¿Olvidas que Novoa tiene cámaras en absolutamente todos lados? No hay un solo rincón de la empresa que no esté asegurado- Respondió queriéndome hacer entender.

-Es cierto, pero, no me hace sentido. Me aterraba el hecho de que lo supiera porque sabes cómo es él, pensaba que en cuanto supiese del tema me despediría por crear rumores falsos sobre él, esperaba todo menos lo que hizo- Admití mirando la taza de café entre mis manos.

-Ya viste que no, no lo sé Aurora, sé que no quieres creerme pero, Novoa es diferente desde que estás aquí, causas algo en él que jamás nadie había visto- Me decía emocionada.

No era la primera vez que Darcy mencionaba aquello, siempre me decía eso o insinuaba que deberíamos estar juntos, pero siempre frenaba sus ilusiones queriendo no hacer más grande lo que estaba sintiendo por él, no quería tener falsas esperanzas de algo que no iba suceder nunca.

-No creo que sea así Darcy- Respondí terminando mi bebida.

-Claro que sí Aurora, ¿Cómo es que no lo ves? Jamás de los jamases ha tenido a alguna chica trabajando en su piso, ni llevado a nadie a ninguna de sus juntas, y muchísimo menos invitar a ninguna otra persona que no fuera el señor Stan a la gala benéfica a la que te invitó-

Hace dos días fue cuando acompañé a Rafael a la junta en el bufete de Patrick Stewart, ese día sentí como algo pasó entre nosotros, algo nos hizo más cercanos y desde ese momento no puedo parar de pensar en él y en lo mucho que me gusta, Rafael me dejó ver su lado más vulnerable y pude conocer las razones de porqué es como es, no esperaba que cambiara solo por mí o por las palabras que le dije, así que por eso mismo trataba con todo mi corazón de no dejar que el sentimiento incrementara ya que no quería salir herida.

Al día siguiente de eso, Rafael me había invitado a una gala benéfica que sucedía cada año, era dentro de una semana, es un evento donde los empresarios más importantes de la ciudad eran invitados a dicho evento, me tomó demasiado por sorpresa que Rafael me dijera que quería que fuese su acompañante para ello, me sentí halagada realmente, por supuesto dije que sí.

-Si me invitó pero supongo que fue porque he estado trabajando últimamente con él y con el señor Stan- Trataba de convencer a Darcy y a mí misma.

-Bueno, no insistiré más, pero realmente creo que algo sucede ahí, cuando algo pase me encantará decirte "Te lo dije"- Dijo Darcy con un tono juguetón como era costumbre en ella, yo solo sonreí y negué, adoraba a Darcy, siempre me hacía sentir mejor.

-No creo que eso pase pero está bien, ahora creo que es tiempo de que volvamos a la oficina, ya casi termina nuestra hora de descanso- Le informé a mi amiga teniendo la intención de pagar y poder irnos de vuelta al trabajo.

Como dije, pagamos y regresamos a la oficina, tanto Darcy como yo volvimos a nuestros respectivos pisos para terminar el trabajo que teníamos pendiente. Antes de volver directamente a mi oficina quise pasar a la oficina de Rafael y Sebastian a ofrecerles un café, ya que era rutina casi diaria que me pidiesen uno, no le veía lo especial a mis cafés pero ambos insistían en que eran muy buenos y no me causaba problema a hacerlo para ellos.

Caminé directamente a la oficina de Rafael que mantenía la puerta cerrada como casi siempre, así que solo toqué esperando que me dieran el paso, Rafael me decía que no era necesario que tocara, que podía entrar en cualquier momento que yo quisiese, pero, no lo sé, era extraño para mí tomarme libertades que no me correspondían, me sentía mejor solo siguiendo los protocolos.

-Adelante- Escuché que habló desde dentro, sonreí como idiota al instante. Abrí la puerta disponiéndome a entrar.

-Señor Novoa, venía a preguntarle sí...- Di dos pasos al interno y me detuve al instante al percatarme de que Rafael no estaba solo, Sebastian se encontraba de pie a su lado y frente al escritorio un hombre que parecía estar a punto de tener un colapso mental, ninguno tenía muy buena cara.

-Lamento la interrupción señor, volveré en otro momento...- Informé apenada queriendo salir de ahí de inmediato pero me vi frenada por la voz de Novoa.

-Espera, dime que necesitabas, no estoy ocupado- Ofreció mirando con molestia al hombre frente a él pero controlando su tono de voz conmigo.

-Solo venía a ofrecerles un café a usted y al señor Stan- Admití aun sintiendo algo de incomodidad, el hombre desconocido frente a mí no me transmitía una muy buena vibra.

-Claro, linda. Realmente lo necesitamos- Respondió Novoa viéndome por primera vez suavizando su mirada.

Le dediqué una pequeña sonrisa, asentí y me quise disponer a salir de ahí. Antes de dar la vuelta, aquel hombre volteó a verme con una mirada muy perversa, sentí miedo de aquello, me escaneaba por completo de arriba abajo deteniéndose segundos más a ver tanto mis pechos como mi rostro, voltee a ver discretamente a Sebastian y a Rafael sintiendo una opresión en el pecho, podía notar que ellos estaban muy tensos y molestos.

-¿Sabes, muñeca? A mí también me encantaría un café...- Soltó aquel hombre con voz ronca, yo no me moví de mi lugar presa del nerviosismo que sentía.

Rafael se levantó furioso de su silla y golpeó su escritorio con las palmas de las manos capturando la atención de aquel hombre que aun desconocía por completo su identidad.

-¡No le dirijas la palabra! No cometas la equivocación de meterte conmigo Richards, eso la incluye a ella, así que es mejor que cierres tu estúpida boca en este momento- Soltó con coraje, me miró un par de segundos haciéndome una señal para que saliese de ahí, yo obedecí de inmediato, no planeaba quedarme en ese lugar un solo segundo más.

Caminé con velocidad y nerviosismo hasta la mesa donde estaba la cafetera, ¡Dios! Cuanta tensión. De una forma inmediata la presencia de ese hombre no me transmitió nada bueno, algo hacía que me cuerpo se estremeciera de una mala forma con solo verlo, al igual que algo hacía que mi cuerpo estallara de emoción al ver como Rafael siempre me defendía. Me mantenía recargada en la mesa esperando que el café estuviese listo, de algo me sonaba el nombre de aquel hombre.

"Richards", "Richards", "Richards"...

Ay no... ¡Mierda!

El recuerdo me vino a la mente como un flashazo, Richards es la persona de la que hablaban Rafael y Patrick en la junta de hace dos días, es la persona que se había negado Rafael a representar, ahora recuerdo su caso, a ese hombre lo acusaron de violación, estaba en libertad condicional por pago de fianza y algunas influencias, por eso Rafael quería refundirlo en prisión, él era culpable de aquel delito...

Es por eso que sentí eso cuando lo vi y me miró con esa perversión en sus ojos, y es por eso también que tanto Rafael como Sebastian se molestaron tanto cuando ese hombre me miró y habló. Pasaron un par de minutos y el café por fin estuvo listo, lo puse en una bandeja y caminé con paso lento hacia la oficina de Rafael, al momento de voltearme y caminar hacia allá vi que venía saliendo de ahí aquel hombre, solo desvié la mirada para no hacer contacto visual con él, pero aun así sabía que tenía sus ojos puestos en mí.

Continué caminando ya habiendo pasado al sujeto, pero estando a un par de metros de la puerta de la oficina siento como como alguien me toma por detrás poniendo algo sobre mi cuello y tomando con fuerza mis brazos haciendo que la bandeja y las tazas cayeran quebrándose en mil pedazos y dejándome completamente inmóvil, sentí un profundo miedo al instante.

-Quédate quieta- Escuché que me susurraban al oído, obviamente era Richards.

Al escuchar el estruendo de las tazas quebrándose, algunos compañeros se asomaron y se paralizaron al ver la escena, sentía un nudo en la garganta, estaba presa del pánico, tenía un cuchillo en mi garganta que no sé de donde carajos sacó este hombre.

-Que nadie se mueva- Les dijo a las personas presentes, entre ellos estaba David viéndome asustado.

-Suéltame...- Pedí con mi voz entrecortada.

-No lo creo dulzura, tú vas a ser parte de una negociación- Soltó con una repulsiva voz olfateando mi cuello, restregando su entrepierna en mi trasero y pasando una de sus manos por mis pechos y abdomen haciéndome querer vomitar del asco.

-¡¡¡SUÉLTAME!!!- Grité asqueada y aterrada, él me presionó contra su cuerpo con más fuerza e hizo un poco de presión en el cuchillo sobre mi cuello aun sin cortarme.

-¡Cállate!- Siseó en mi odio, a los segundos Rafael y Sebastian salieron con sus rostros llenos de miedo al ver la escena, Richards dio unos pasos hacia atrás conmigo y ellos se detuvieron.

Estaba muy asustada, a este punto ya sentía mis ojos llenos de lágrimas que no me atrevía a soltar, pero estaba aterrada al saber lo que este criminal podría hacerme, solo pedía que alguien pudiera hacer algo antes de que se volviera completamente loco y descargara su furia contra mí.

POV Rafael

Después de aquel momento que compartí con Aurora, donde nos contamos cosas de nuestras vidas, no he podido parar de pensar en ella, esto ya se estaba saliendo completamente de control, necesitaba tocarla, aunque sea un poco, esto se estaba volviendo inhumano. Al día siguiente de eso me pasó la cosa más vergonzosa que jamás me ha podido pasar, nunca en la vida creí que algo así me podría pasar a mí.

Intenté ir a liberar tensión con una de las chicas con las que suelo verme solo para tener noches sin compromiso, al llegar a nuestro punto de encuentro comenzamos con lo nuestro pero no podía cerrar los ojos y no poder imaginarme a Aurora, mi mente solo fantaseaba con que aquella mujer que se desnudaba para mí era mi sexy y perfecta compañera de trabajo. Aun así intenté continuar, pero... digamos que, mi amigo no quiso cooperar con la situación, ¡Dios! Fue el momento más embarazoso de mi vida.

¡¿Cómo carajos es posible que no pueda tener sexo si no es con Aurora?! Esto ya era suficiente. Y para terminar con el tema, llegando a casa solo bastó con recordar su traviesa mirada para ponerme como una jodida piedra, ella me iba a volver loco en verdad.

En este momento me encontraba en mi oficina terminando de leer unos casos, le dije a Aurora que fuese a almorzar con su amiga en esta ocasión ya que no sabía de qué sería capaz si la tenía enfrente de mí, no quería romper mi propia regla de hacer algo en el trabajo, pero ella me lo estaba haciendo muy, MUY, complicado.

-Oye Rafael- Me interrumpió Sebastian entrando a mi oficina con un rostro serio.

-¿Sí?- Pregunté levantando mi mirada.

-Me llaman de recepción, Richards está aquí y quiere verte- Informó Stan manteniendo aquella mirada, él sabía por los cargos que se le acusaba a aquel hombre y sentíamos un profundo repudio por él.

-¿Qué mierda quiere ahora?- Dije en voz baja pasando mi mano por mi rostro -¿Sabes qué? Dile a los guardias que lo dejen pasar, le voy a poner las cartas sobre la mesa de una vez por todas, dile a seguridad que se mantenga alerta por cualquier cosa y que lo revisen bien-

Sebastian asintió y dio la orden, se mantuvo en la oficina conmigo esperando a que llegase aquel sujeto. Al llegar comenzó a reclamar y preguntar por qué no aceptamos la petición de Patrick de declinar aquel caso, yo simplemente le respondí las cosas como son. Para eso contaba con un equipo de investigación privada, jamás representaba a personas que realmente fuesen culpables, si yo sabía que esa persona era culpable del delito que se le acusaba inmediatamente declinaba de aquel caso y en situaciones como esta, hasta ayudaría para verlo refundido en prisión.

-¡¡NO ES DE TU INCUMBENCIA NOVOA!! ¡¡Deja el caso!!- Exigía molesto, que estúpido, solo lo podía ver con una sonrisa burlona.

No me consideraba una muy buena persona, admito que abusaba de mi poder en la sociedad, me encantaba ser un hombre poderoso, y si se metían con algo que me importase me podía convertir en un verdadero monstruo y la peor pesadilla de una persona; no soy un santo, ni mucho menos, pero jamás en la vida haría daño a una persona inocente, ni permitiría que alguien que ha hecho daño a inocentes quede impune y sin castigo, eso nunca, y es por eso que decidí actuar en contra de este maldito.

-Sé que eres culpable del delito que se te acusa, puedes llorar todo lo que quieras, pero no voy a descansar hasta verte metido en una maldita celda, así que, te aconsejo que dejes de molestarme si no quieres que te encarcele mucho antes de tu juicio-Le dije de forma amenazante, él me miraba con odio y coraje, de la misma forma que Sebastian y yo a él.

A los segundos de eso, llegó Aurora, me tomó por sorpresa ya que pensé que llegaría después, no quería que pensara que algo estaba mal por lo que la atendí de forma rápida, aunque me arrepentí después de ver como ese malnacido la miró de forma perversa, si le llega a tocar un solo cabello juro por Dios que lo voy a matar. Me sentí furioso de que siquiera se atreviese a hablarle. Ella salió con el rostro algo afligido y yo devolví mi mirada a Richards.

-¡Escúchame bien! Tienes suerte de estar en libertad condicional a la espera de tu juicio, si dependiera de mí habrías tocado la cárcel en el momento en que descubrimos la verdad, pero incluso yo tengo que seguir reglas, ahora, quiero que te largues de mi edificio en este momento si no quieres que llame a seguridad, no te vuelvas a aparecer por aquí, no quiero ver tu estúpido rostro hasta el día en que tenga que meterte en prisión, ¿Quedó claro?- Pregunté con mi mandíbula tensa.

Sin él estar nada de acuerdo con lo que decía, continuamos intercambiando palabras un par de minutos más hasta que finalmente decidió irse, yo no veía el momento en poder encerrar a ese hombre de una vez por todas. Una vez que salió me quedé de pie caminando de un lado a otro agarrando el puente de mi nariz controlándome a mí mismo para no ir a golpear a ese imbécil.

-¿Estás bien?- Me preguntó Sebastian un poco más tranquilo que yo, aunque también se le veía molesto.

-¡Dios! ¡Quiero arrancarle la maldita cabeza al cerdo ese!- Dije tratando de calmarme.

Estuve en silencio unos segundos solo relajándome hasta que escuché que algo se quebraba afuera de la oficina, eso me puso alerta de inmediato.

-¿Qué fue eso?- Preguntó Sebastian refiriéndose a lo que escuchamos, yo no dije nada, me mantenía atento a lo que pudiese escuchar.

Mi corazón se contrajo cuando después de unos segundos de silencio escuchamos un grito ahogado, era Aurora... Salimos de inmediato a ver lo que sucedía, lo que miré me dejó paralizado, ese hijo de perra acaba de cavar su maldita tumba. Voltee a ver a Sebastian discretamente dándole una señal para que llamase a seguridad, él lo entendió a la perfección y así lo hizo.

-¡Quédate donde estás Novoa! ¡¡TODOS QUÉDENSE DONDE ESTÁN!!- Gritaba Richards alterado manteniendo a Aurora entre sus asquerosos brazos.

Ella se veía aterrada, sus ojos estaban vidriosos pero no soltaba una sola lágrima, me miraba pidiendo ayuda con sus preciosos ojos, te voy a sacar de esto, princesa... Quise morir al ver como ese hombre le estaba tocando los pechos y restregaba su cuerpo en ella, lo estaba haciendo a propósito para provocarme, acaba de firmar su jodida sentencia de muerte.

-¿Qué mierda crees que estás haciendo? ¡Suéltala ahora!- Le grité furioso.

-Aquí las ordenes las voy a dar yo, si quieres que la suelte quiero que firmes la renuncia al caso, hazlo en este momento y dejaré ir a tu zorra- Decía despectivo.

-No sé qué planeas Richards, pero no funcionará, la vas a soltar en este mismo instante- Solté dando un paso hacia ellos, él retrocedió y presionó un poco el cuchillo que tenía sobre el cuello de Aurora haciendo que ella jadeara de dolor, me detuve al instante.

-No bromeo Novoa, firma la maldita renuncia o la voy a degollar en este estúpido segundo, decide ahora, ¿Qué es más importante? ¿Un caso más en tu carrera, o ella?- Preguntaba aun sujetando a Aurora.

La veía con preocupación, me dolía en el corazón verla así, sabía que la ayuda vendría, la miré unos segundos más hasta que el sonido del ascensor llegando a mi piso se hizo presente y los guardias de seguridad salieron corriendo de este, el estúpido de Richards entró en pánico en ese momento, hizo un movimiento rápido, golpeó a Aurora en el rostro con fuerza dejándola en el piso y trató de correr a la puerta de emergencia, antes de que eso sucediera los guardias ya lo tenían en el piso inmovilizado.

Yo corrí a ver como estaba Aurora, luego me preocuparía de hacerlo pagar. Me arrodillé hasta donde estaba, la tomé con delicadeza y analicé su rostro, tenía una herida que sangraba en el pómulo y una cortada superficial en el cuello que se hizo cuando Richards intentó correr, ella estaba en shock, yo la veía demasiado preocupado.

-Aurora, ¿Estás bien?- Preguntaba desesperado tomando su rostro –Linda, respóndeme- Insistía, Stan nos miraba aún más angustiado.

Ella aun parecía desorientada, la tomé en mis brazos y la llevé a mi oficina no sin antes pedirle a Sebastian que llamara a mi médico personal para que viniese a revisarla. Al entrar a la oficina, cerré la puerta y le senté en el sillón que estaba ahí, no decía una sola palabra, fui por un pañuelo y volví hasta donde ella estaba, me puse frente a ella y me arrodillé para estar a su altura.

-Aurora, háblame, ¿Cómo te sientes?- Pregunté de nuevo ya que seguía sin hablar y con su mirada perdida, yo limpiaba sus heridas con delicadeza –Un doctor viene en camino para revisarte, ¿Está bien?- Informé mientras le ponía un poco de hielo para desinflamar la zona.

-N...No hace falta, estoy bien- Habló por primera vez con la voz entrecortada, me miró a los ojos al igual que yo a ella.

-No, no estás bien cariño, va a venir a revisarte lo quieras o no- Susurré acariciando su cabello.

-Enserio no es necesario...- Comenzaba a decir pero la interrumpí.

-Por favor Aurora, ¿Sí?- Pedí con delicadeza, mierda, ¿De cuándo a acá pido las cosas por favor?

Pero al parecer aquello funcionó, ya que me vio sorprendida y asintió lentamente. Estuve limpiando sus heridas hasta que llegó el doctor quien la revisó con eficiencia. La herida del cuello era bastante superficial, si apenas rozó el cuchillo que me dijo Sebastian que era el que teníamos en la mesa del café para cortar pan, ¡Increíble! En la herida del pómulo no fue necesario suturar, solo algo para mantenerla cubierta y ya. Le recetaron medicamento para el dolor e inflamación y el doctor se fue dejándome solo con ella de nuevo.

-Te voy a llevar a tu casa, no es una sugerencia- Le dije acercándome a ella de nuevo, solo asintió sin decir nada –Di algo por favor, Aurora, me está matando verte así- Admití tomando su rostro entre mis manos.

Ella me miró poniendo sus manos sobre las mías, sus bonitos ojos comenzaron a llenarse de lágrimas de nuevo haciéndome sentir miserable.

-Tengo miedo...- Susurró en un hilo de voz, después de todas estas horas sus lágrimas por fin resbalaban por sus mejillas.

Enserio lo mato.

Yo limpiaba cada una de ellas con mis pulgares, acerqué mi rostro hacia el de ella juntando mi frente con la suya, solo quería hacerle saber que todo estaba bien.

-Ya se acabó, él no podrá hacer más daño nunca más, te lo prometo, estás bien, yo estoy contigo, y no dejaré que te vuelva a lastimar... es una promesa...- Dije sincero separándome un poco para ver sus ojos, ella asintió después de unos segundos.

Me acerqué de nuevo dejando un beso en su frente y la abracé solo intentando tranquilizarla, ella me devolvió el abrazo al instante sollozando y liberando todo lo que sentía contra mi pecho, yo solo me dedicaba a acariciar su espalda y mantenerla cerca de mí.

No quería aprovecharme de la situación, pero me sentía tan jodidamente bien de tenerla con su cuerpo pegado al mío, de estarla tocando aunque fuese de esta manera inocente, estoy ardiendo de deseo por ella y sé que no voy a descansar hasta que pueda sucumbir a él, pero algo me dice que el tener algo físico con ella no aliviará el sentimiento que tengo por ella, sino avivarlo más...

-Vamos...- Susurré después de unos minutos tomando su mano una vez que estuvo más tranquila.

Aurora asintió, tomó sus cosas y caminamos fuera del edificio en silencio. Esto se vuelve más complicado cada día, el miedo me invade con el simple hecho de pensar que lo que me pasa por Aurora es algo más, no quiero ni pensarlo...

¡¿Qué voy a hacer?!

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Yuly Ponce
Hermosa historia felicidades ❤️
Deiver: gracias por leer
total 1 replies
America Lopez
la recomiendo
Deiver: gracias por leer
total 1 replies
America Lopez
hermosa historia
Tanny Farfan: Felicitaciones escritora, me gustó mucho esta historia, muy linda, bien cuidada, excelente ortografía,
total 1 replies
America Lopez
cobarde...
America Lopez
me gusta la fuerza de voluntad de Rafael
America Lopez
exquisita escritura, me fascina la interpretación de los personajes, felicito a la escritora. Sigamos con la lectura
Deiver: gracias que bueno que te guste la historia
total 1 replies
Rosa Rodelo
Foto, de los protagonistas
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