En un futuro cercano, un grupo de humanos descubre que la realidad que conocen es una simulación creada por una civilización alienígena avanzada. A medida que luchan por romper con esta ilusión, se enfrentarán a horrores inimaginables, revelaciones sorprendentes y dilemas morales que pondrán a prueba su humanidad. El amor florecerá en medio del caos, mientras todos ellos luchan por su libertad.
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Capítulo 7: Más Allá del Miedo
A pesar de las divisiones que habían surgido en el cobertizo, la determinación de Ethan y Lena se convirtió en un faro de esperanza para el grupo. La idea de un ataque contra una de las bases de los alienígenas comenzó a tomar forma en sus mentes, como un plan que podría devolverles la confianza y la unidad que tanto necesitaban.
Ethan se reunió con Lena y algunos miembros del grupo en un rincón del cobertizo, donde la luz del sol se filtraba a través de las hojas, creando un ambiente casi mágico. La atmósfera era tensa, pero había un aire de resolución en el aire.
—Escuchen —comenzó Ethan, su voz firme—. Sabemos que David está en peligro, y no podemos quedarnos de brazos cruzados. Si atacamos una de las bases de los alienígenas, podríamos distraerlos lo suficiente como para que David tenga una oportunidad de escapar.
Clara, aún con dudas en su mirada, cruzó los brazos. —¿Y qué pasa si nos atrapan? ¿Qué pasará con nosotros?
—No podemos permitir que el miedo nos paralice —intervino Lena, su voz suave pero decidida—. David se sacrificó por nosotros, y debemos honrar su valentía. Si unimos nuestras fuerzas, podemos lograrlo.
Ethan sintió cómo el amor por Lena lo impulsaba a ser más valiente. Ella siempre había sido su ancla, y ahora, más que nunca, necesitaba encontrar la fuerza para inspirar a los demás.
—Lena tiene razón —dijo, mirando a cada uno de los miembros del grupo—. No se trata solo de David. Se trata de todos nosotros. Si no luchamos, estamos condenados a vivir con el miedo y la incertidumbre.
Marco, que había estado en silencio, finalmente habló. —¿Y cómo planeamos hacerlo? No tenemos armas ni recursos.
—Podemos improvisar —respondió Ethan, sintiendo que la adrenalina comenzaba a fluir en su interior—. Hay herramientas en el cobertizo que podemos usar. Además, podemos crear distracciones y usar el terreno a nuestro favor.
El grupo comenzó a murmurar entre sí, y Ethan pudo ver cómo la chispa de la esperanza comenzaba a encenderse en sus ojos.
—Propongo que dividamos nuestras tareas —sugirió Lena—. Algunos pueden encargarse de recolectar suministros, mientras que otros pueden estudiar el mapa de la zona para identificar la base más vulnerable.
Ethan asintió, sintiendo que la estrategia comenzaba a tomar forma. —Exacto. Necesitamos un plan claro y coordinado. Si trabajamos juntos, podemos hacer esto.
Con un renovado sentido de propósito, el grupo se organizó rápidamente. Clara y Marco se encargaron de buscar herramientas y suministros, mientras que otros se dedicaron a estudiar el terreno y a trazar un mapa de la base alienígena.
Mientras todos se movían con una energía renovada, Ethan se tomó un momento para observar a Lena. Ella estaba concentrada, hablando con Clara sobre las posibles estrategias. Su determinación era contagiosa, y Ethan sintió que su amor por ella lo llenaba de valor.
—¿Estás lista para esto? —le preguntó Ethan, acercándose a ella.
Lena lo miró con una sonrisa que iluminó su rostro. —Siempre estoy lista cuando se trata de luchar por lo que es correcto. Y tú eres el líder que necesitamos.
Ethan sintió que su corazón se aceleraba. Las palabras de Lena lo llenaron de confianza. Sabía que debía ser fuerte no solo por él, sino por todos los que dependían de su liderazgo.
Con el plan en marcha, el grupo se preparó para la misión. Cada uno de ellos sabía que el camino sería peligroso, pero la idea de rescatar a David y enfrentarse a los alienígenas les daba un propósito renovado.
Mientras se adentraban en la oscuridad del bosque, Ethan sintió que la desconfianza que había amenazado con dividirlos se desvanecía. La unidad que habían forjado en ese momento era más fuerte que cualquier miedo.
—Recuerden —dijo Ethan, alzando la voz para que todos lo escucharan—. Estamos juntos en esto. No importa lo que suceda, debemos mantenernos unidos. La esperanza es nuestra mejor arma.
Con esas palabras resonando en sus corazones, el grupo avanzó hacia la base alienígena, listos para enfrentar lo desconocido. La llama de la esperanza ardía en su interior, y aunque el futuro era incierto, sabían que juntos podían superar cualquier obstáculo.