La Única Novia Del Dragón

Sonaba como un osezno llamando a su madre, solo que en un nivel mucho más alto. Cuando terminó, Anya se obligó a ponerse en pie y se tambaleó hasta Rowan tan rápido como pudo antes de que los hombres pudieran recuperarse. Lo recogió y comenzó a correr de nuevo con rumbo al bosque, sin embargo, no llegó lejos.

Una mano se cerró alrededor de su brazo y la obligó a darse la vuelta, su única reacción fue abrazar a Rowan con fuerza contra su pecho cuando vio al cazador frente a ella. La matarían, pero el niño estaría protegido entre sus brazos hasta el final. Así que se preparó para el golpe.

Y entonces otro llamado ensordecedor petrificó a todos en su lugar.

Este era más fuerte, más profundo y más enojado.

Una enorme sombra pasó volando sobre el prado y los sumergió en la oscuridad por un breve momento.

Alzaron sus cabezas para ver el oscuro dragón dibujar un círculo alrededor de ellos antes de realizar otro sobrevuelo, esta vez más cerca. Anya se dobló sobre Rowan, tratando de protegerlo por miedo a que el dragón atacara, pero solo sintió la brisa levantarse cuando pasó sobre ellos.

El dragón se aproximó al prado, sin embargo, antes de tocar el suelo se transformó en un humano.

Zapatos negros lustrados pisaron el campo. Un traje elegante y capa negros combinaban con su cabello.

El único remanente de la bestia que ocupaba su lugar hace unos segundos eran sus ojos carmesíes.

El hombre se abría paso calmadamente a través del prado. Tomó la espada que llevaba en su cinturón y cortó la garganta del mercenario más cercano a él. Luego continuó y atravesó el pecho del otro.

Anya cayó en cuenta que el cazador había desaparecido, el desgraciado corrió tan pronto como el dragón cruzó los cielos.

Ella era la única que quedaba viva.

El Lord Dragón la miró y ella pudo ver la muerte en sus ojos.

Todo su fuego dirigido a ella.

Sintió que a él le encantaría encenderla en llamas ahora mismo, irónico, ya que ella se sentía congelada en su sitio. No sabía qué hacer, ¿la iba a matar?.

Incluso con la calma con la que él se aproximaba, podía percibir el peligro que emanaba de él. Cada nervio en el cuerpo de la chica la instaba a correr.

Finalmente, él se detuvo frente a ella.

Por un segundo lo observó con asombro, era magnífico. Guapo, sin duda, pero eran esos ojos los que lo hacían parecer casí mítico. Sin embargo, el asombro rápidamente dio paso al nerviosismo ¿la atravesaría con su espada?.

- Entrégame al niño - su voz era fría en comparación al fuego en sus ojos. Anya no pudo hacer más que obedecer, extendió a Rowan hacia él y él lo recibió con su brazo libre, el otro aún sosteniendo la espada. La chica sintió frío repentinamente sin el pequeño en sus brazos, pero ¿qué podía hacer? Ese hombre era su padre. Él era su familia y su raza. Rowan estaba mejor con él.

Y Anya no sabía si lo estaba imaginando, pero notó que el Gran Duque relajó un poco su postura cuando finalmente tuvo a Rowan contra su pecho. Como si estuviera increíblemente aliviado de tenerlo de vuelta, aún si no dejaba que nada se mostrara a través de su rostro impasible.

Aunque, incluso con esos pensamientos en su mente, Anya se sintió angustiada cuando el Gran Duque dio media vuelta sin decir nada más y se alejó con su niño en brazos.

"Espera... ¿Mi niño? ¿Desde cuándo es mío?"

Sentía que estaba perdiendo la cabeza, inconscientemente dio un paso adelante. Dos pares de manos la tomaron de los brazos y la obligaron a arrodillarse.

Repentinamente, estaba rodeada por un grupo de guardias que la miraban amenazadoramente. Estaba tan perdida en sus pensamientos que ni siquiera notó cuando llegaron después del dragón. Un quejido escapó de ella cuando la hicieron arrodillarse, no estaban siendo amables y todo le dolía debido a la pequeña pelea que había tenido justo ahora.

- ¡¿Qué están haciendo?! E... Esperen, yo... - Anya dejó de resistirse cuando la punta de una espada rozó su garganta. Este guardia era diferente, la miraba con desprecio y le ordenó callarse. Apretó sus dientes, estaba enojada y realmente asustada, estaba a punto de morir... ¡Otra vez!.

- ¡Mamá! - Rowan gritó cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Todo el mundo se giró hacia él, el Gran Duque lo observó con ojos muy abiertos. El niño se revolvió en sus brazos hasta que se liberó del abrazo del duque y corrió hacia Anya. Se plantó frente al caballero de la espada y dejó salir un gruñido bestial que Anya nunca antes había escuchado de él. Notó que sus ojos eran mucho más rojizos que dorados ahora mismo y que observaba a los hombres con una advertencia en ellos.

No soltaron a Anya, pero pudo sentir el titubeo en ellos, el caballero finalmente bajó su espada. El duque, por su parte, llamó el nombre de su hijo un par de veces, pero el pequeño se rehusaba a retroceder.

Temiendo que Rowan pudiera salir herido, Anya decidió intervenir.

- Rowan - lo llamó con una voz dulce, pero decidida - no seas grosero.

Él se giró hacia ella, visiblemente confundido.

- ¿Mamá? - el rojo de sus iris menguaba cuando la miraba a ella.

- Está bien - la chica forzó una sonrisa - todo está bien.

Los ojos del niño saltaron de ella a los guardias, sin creer sus palabras. Claro que no era ciego y la situación no lucía nada bien, aun así, ella permaneció calmada.

- Estoy bien - le aseguró - solo vuelve con tu padre, estoy segura que te extrañó.

Rowan se giró para observar al duque al igual que ella, el lord dragón parecía intrigado, aunque su cara era todavía una máscara de seriedad ilegible. El niño se volvió hacia ella una vez más.

- Mamá... - parecía rogar.

- Vuelve con tu padre - repitió, esta vez en forma de una orden maternal.

El pequeño obedeció a regañadientes. Caminó de vuelta al lado del duque y se aferró a su pierna.

Anya le sonrió una vez más y luego alzó la vista hacia el padre, rogándole en silencio. Si la iba a matar, al menos que no lo hiciera frente al niño. No solo lo traumatizaría, sino que dañaría su relación. Anya quería que Rowan sobreviviera aunque ella no estuviera ahí, para ello el pequeño necesitaría a su padre.

Por suerte, el duque pareció entender su plegaria. Les dedicó un asentimiento a sus guardias y ellos la soltaron inmediatamente. Luego se acercó a ella y la observó desde arriba.

- ¿Cuál es tu nombre?

- Anya - contestó automáticamente, cayendo en cuenta, un momento después, que en este mundo dividido por clases debería hablarle formalmente - ... Milord - terminó agregando en voz baja.

- Sígueme - el duque entregó a Rowan al caballero de la espada y comenzó a caminar hacia la casa. Anya intentó ponerse en pie y sus rodillas cedieron.

- ¡Ugh! - cayó al suelo sobre su trasero.

- ¡Mamá!

- Estoy bien, Rowan - sonrió avergonzada - solo tropecé.

La chica agachó la cabeza, debió estar más asustada de lo que pensó a juzgar por el ligero temblor que recorría su cuerpo. Cerró sus manos en puños sobre su falda, odiaba sentirse impotente y ahora mismo no podía siquiera levantarse por su cuenta.

Una mano apareció frente a su rostro. Alzó la mirada y se topó con un par de impasibles ojos dorados. Aceptó la ayuda del duque sin dudarlo, temiendo que retiraría la oferta o se molestaría si dudaba.

- Gracias... - murmuró cuando él tiró de ella y esperó hasta que se estabilizara. El gran duque no le dio respuesta, dio media vuelta y echó a andar hacia la cabaña tan pronto como ella soltó su mano. Tomando un profundo suspiro, Anya lo siguió.

Una vez dentro de la casa, el duque observó a su alrededor. Anya hizo lo mismo, sorprendida por el desorden que era prueba de la pelea que había ocurrido hace solo unos momentos.

Los ojos del duque se detuvieron sobre la cama y los juguetes esparcidos por el suelo durante un momento antes de girarse de nuevo hacia Anya. Ella sintió un escalofrío recorrer su espalda.

- ¿Desde cuándo es que Rowan ha sido capaz de hablar? - su tono no era agresivo, sin embargo, era la pregunta que hizo la que descolocó a Anya. Pensó que le preguntaría por el secuestro.

- ¿A qué se refiere?

- Rowan nunca ha dicho palabra alguna en frente de otra persona - explicó - Hasta este día no había conocido la voz del niño, aun así, no dudó en llamar por usted... e incluso la llamó "mamá".

Anya tragó saliva con nerviosismo.

- Empezó a hablar hace un par de semanas, aunque no conversa demasiado, no noté ningún problema del habla - respondió.

Por unos momentos, el duque pareció perderse en sus pensamientos, sus ojos clavados en los de Anya como si quisiera ver todos sus secretos a través de ellos.

- Señorita Anya ¿sería tan amable de explicarme la razón por la cuál mi hijo se refiere a usted como su madre? - su tono no es exactamente el de una solicitud. ¿Qué debería responder? Su hijo está llamando a una extraña "mamá", cualquiera lo consideraría irrespetuoso hacia la fallecida duquesa.

- Yo... no estoy segura... - Anya supuso que lo único que podía hacer era ser honesta - Creo que se ha encariñado un poco conmigo durante este tiempo, me disculpo, sé que debí corregirlo antes, es solo que no sabía cómo hacerlo sin herir sus sentimientos.

La mirada del lord dragón pierde algo de agresividad y, en cambio, se llena de una mezcla de confusión y curiosidad.

- "Encariñado" - repite, alzando una ceja. Aun es muy intimidante. - ¿Cuánto tiempo lo ha tenido con usted?

- Alrededor de un mes... - Anya vio su oportunidad para explicarse y no dudó en tomarla - lo encontré en una cabaña en estos bosques y lo traje conmigo, mi intención era regresarlo, pero esos hombres bloquearon los caminos fuera del pueblo, no tuve más opción que ocultarlo - se detuvo y bajó la mirada al suelo al darse cuenta que no había hecho un buen trabajo - no esperaba que nos encontraran tan rápido al estar tan lejos del pueblo, lo siento.

- Ya veo... - su pesada mirada se hacía cada vez más difícil de soportar - entonces ¿qué es lo que desea como recompensa?

- ¿Disculpe?

- Si lo que dice es cierto, entonces usted ha salvado al heredero de Demasco ¿cuál es la recompensa que quisiera?

Anya no estaba segura si el duque estaba implicando que lo había hecho todo en busca de obtener algo a cambio. La verdad era que ella ni siquiera estaba segura si la dejaría vivir, mucho menos recompensarla. Así que se tomó un momento para pensarlo.

Lo único que quería en ese momento era cambiar el destino maldito de Rowan.

Había dicho que él se había encariñado con ella, pero comenzaba a pensar que ella también se había acercado al niño más de lo que quería en un principio.

Quería verlo crecer y ser feliz, mantenerlo a salvo de quien quisiera dañarlo.

Quería verlo sonreír cuando lo llamaba y quería escuchar su pequeña voz, aun cuando no estaba acostumbrada a ser llamada "mamá".

Las lágrimas empañaron sus ojos. ¿Sería eso pedir mucho? Estaba segura de que lo sería.

- ¿Podría...? - dudó, intentando contener las lágrimas. No podía pedir lo que realmente quería, pero... podía pedir algo que evitara que Rowan la olvidara ¿verdad? - ¿Podría obsequiarle algo a Rowan?

Anya se mordió el labio inferior, sabía que debía decir adiós, siempre lo supo. Aun así, no estaba lista para hacerlo.

- ¿Disculpe? - el duque preguntó, sorprendido. La chica no pudo obligarse a mirarlo ¿había cruzado la línea? Incluso si lo había hecho, él preguntó qué era lo que quería. Buscó a su alrededor frenéticamente hasta que encontró a Setti en el suelo, la tomó y la extendió hacia el duque.

- ¿Podría, por favor, darle esto? Es su favorita.

- ¿Está...? ¿Por qué está llorando? - al escuchar su pregunta, Anya alzó el rostro. Se llevó la mano a la cara y, efectivamente, comprobó que estaba humedecida con lágrimas. Intentó limpiarse rápidamente.

- Lo siento, es solo que... no quiero despedirme aún - trató de forzar una sonrisa, fracasando en el intento.

El silencio se alargó tanto que Anya comenzó a considerar la posibilidad de empezar a suplicar por su vida. ¿Era acaso que el duque la encontraba muy problemática? Definitivamente había traspasado los límites del estatus social, tal vez el lord dragón estaba pensando que su cabeza sería una bonita decoración para su pared.

Justo cuando la chica iba a abrir la boca para intentar salvar su patética vida, la voz del duque alcanzó sus oídos.

- Entonces no lo haga.

"... ¿Qué acaba de decir?"

- ¿Cómo dice? - debió haberlo escuchado mal. El duque observó a través de la ventana por un segundo y luego volvió a mirarla.

- Mi hijo siempre fue tímido y temía a todos, nunca habló ni tuvo a nadie en quien confiar, nunca conoció a su madre y se rehusaba a dejar que alguien se acercara demasiado... incluso a mí - su mandíbula se tensó mientras bajaba la mirada al suelo, después sus ojos volvieron a ella. - Sin embargo, hoy lo vi enfrentar a sus propios caballeros para defenderla a usted, encontró su Llamado para salvar sus vidas y habló por primera vez para llamarla "mamá".

Anya lo observó sin poder comprender hacia dónde quería llegar con esto.

- ¿Cree usted que después de todo esto podría simplemente dejarla ir? - preguntó el duque dragón. ¡¿Por qué eso sonaba como una amenaza?! - No sé por qué, pero ahora Rowan la necesita, así que me gustaría proponer un contrato.

"¡¿Está ofreciéndome un trabajo?!"

El corazón de Anya se regocijó, podría quedarse junto a Rowan. Como su sirvienta o su niñera, daba igual. Supuso que las responsabilidades serían diferentes entre ambas posiciones así que era mejor preguntar.

- ¿Qué tipo de contrato? - la chica pensó que, si le daba a escoger, preferiría ser su niñera. Aunque, si podía quedarse a lado de Rowan, aceptaría cualquier contrato.

- Un contrato matrimonial.

...

¡Cualquiera menos ese!