Un Contrato Para Amar

Sonia se quedó a dormir conmigo. Me siento tan culpable por echarle a perder la noche. Ella y Javier la estaban pasando bien. Sigo sin entender la actitud de Emiliano.

- ¿Ya me vas a contar lo que sucedió anoche o debo adivinar?

- Emiliano y yo nos besamos, Teo me llamó hipócrita y Emiliano se arrepintió de lo sucedido y le dijo que no tiene nada que ofrecerme.

- Wow, demasiado para una sola noche.

- No entiendo, estoy segura de que él quería besarme. No te imaginas que beso.

- Bueno amiga, no es cómo que tengas mucha experiencia en ese ámbito.

- No necesito tenerla, sé lo que sentí y es lo que esperaba. Miento, fue mucho mejor de lo que imaginé.

- ¿A qué se habrá referido al decirte que no tiene nada que ofrecerte?

- No lo sé, también dijo que merezco a un hombre sin ataduras y qué ese no es él.

- ¿Será que está casado?

- Claro que no, te digo que su prometida murió hace años.

- Igual puede que tenga una relación con alguna de las mujeres con las que ha sido visto.

- No lo creo, debe de ser por lo que sucedió con su prometida.

- Entonces es eso, no la ha superado. ¿Qué habrá sucedido?

- Mi madre nunca me ha querido contar los detalles. Según ella fue un evento muy trágico que dejó a Emiliano devastado.

- Bueno, para eso existe el Internet, busquemos.

Encontramos toda la información de lo ocurrido con la prometida de Emiliano, de verdad fue una tragedia. Además estaba embarazada cuando todo sucedió.

- Debió de ser horrible para él haber sobrevivido al ataque, la culpa debe de ser insoportable.

- A eso se refiere con lo de las ataduras, amiga.

- Sí, sigue atado a su pasado. Ella era una mujer hermosa y se ven tan enamorados en las fotos. Ni recuerdo haberlo visto sonreír así nunca.

- Es mejor que te olvides de él, es un hombre muy atormentado.

- No quiero olvidarme de él. Es el primer hombre que ha despertado en mí estas sensaciones y quiero descubrirlas a su lado.

- Ay amiga, no quiero que sufras.

- No tengo por qué hacerlo, estoy segura de que él también siente algo por mí.

- Y no vas a estar tranquila hasta que lo admita.

- Me conoces muy bien.

- Espero que no te equivoques con él.

- Y cuéntame, ¿qué pasa con Javier?

- Siempre me ha gustado y lo sabes, ayer me demostró que también le gustó. Ya veremos lo que nos depara del destino.

- Me siento tan culpable por arruinarte la noche.

- No arruinaste nada, al contrario, el que no me hubiese quedado ha incrementado su interés en mí. Quizá lo vea más tarde.

- Creo que lo vas a hacer sufrir.

- Sufrir, no. Me voy a dar mi lugar. No soy una chica cualquiera. Si quiere azul celeste, que le cueste.

- Bien dicho, amiga.

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Felipe llega al Penthouse de su amigo muy temprano, anoche no le dio mayor explicación y se fue. Sin embargo, él pudo verlo interactuar con una joven en el club y eso lo tiene intrigado.

- ¿No te parece qué es muy temprano para venir de visita?

- Para nada, vengo a que me cuentes lo que sucedió anoche en el club.

- No sucedió nada, estaba aburrido y por eso me fui.

- Ese cuento ni tú te lo crees. Te vi con esa chica.

- No quiero hablar de eso.

- Te encanta engañarte a ti mismo. Lo que vi es que te sientes extremadamente atraído por ella y te estás resistiendo porque no has sido capaz de dejar la culpa de lado y rehacer tu vida.

- ¿Qué puedo ofrecerle a una chica de su edad? Dime.

- Eso solamente tú puedes descubrirlo. Yo creo que puedes volver a amar y sí es así puedes ofrecerle una relación estable y duradera.

- No puedo amarla como ame a Julia.

- Es que nadie te está pidiendo eso, el amor que sientes por Julia siempre estará ahí, pero ella ya no está y eso no te impide volver a enamorarte.

- No lo sé Felipe, me siento muy confundido y no quiero hacerle daño.

- Date una oportunidad, no pierdes nada y puedes ganar mucho.

- Prefiero mantener la distancia, es hija del mejor amigo y socio de mi padre y no quiero que está situación ponga en riesgo su amistad.

- Eres muy terco mi amigo. Solo recuerda que no puedes huir toda la vida.

- Mejor dime si pudiste conquistar a la chica de anoche.

- Por supuesto, me conoces.

- Ya que estás aquí te invito a desayunar.

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Los días pasan, Katherine ya inició sus clases en la Facultad de Leyes. Emiliano ha mantenido la distancia tal y como se lo prometió a sí mismo.

- Kat, ¿podemos hablar?- la intercepta Leo en el pasillo de la cafetería.

- Hablemos, voy por un café.

Llegan a la cafetería, compran dos cafés y se sientan a conversar.

- Lamento mi actitud en el club, discúlpame.

- Me dolió mucho que me tratarás de esa manera, se supone que somos amigos.

- Debes entender que los celos me cegaron, me es muy difícil aceptar que no tengo la más mínima oportunidad contigo y que ese anciano sí la tiene.

- Número uno, siempre he sido honesta contigo y lo que menos quiero es lastimarte. Número dos, Emiliano no es un anciano, es un hombre maduro.

- Me preocupa que te lastime, no sabes que intenciones tiene contigo.

- No soy tonta, Leo. Comprendo los riesgos, además desde ese día no he vuelto a verlo. Me ha estado evitando.

- Lo ves, quizá solo quiere que seas una más en su lista de conquistas.

- Jamás aceptaría algo así y lo sabes.

- No tienes experiencia, él sí y te puede engatusar con palabras bonitas.

- Que no tenga experiencia en relaciones amorosas, no quiere decir que sea ingenua.

- Está bien, después de todo es tu decisión. ¿Podemos seguir siendo amigos?

- Claro que sí.

Se quedan ahí charlando, sus amigos se unen y disfrutan de su receso.

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Mientras tanto en la empresa Ramón y su hijo Antonio discuten por dinero.

- No entiendo cómo se te pudo escapar esa niña, resultó más lista que tú. ¿Entiendes lo que puede suceder si esa relación prospera?

- Claro que entiendo, no soy estúpido padre.

- Pues lo parece, tenías todo para conquistarla y ahora resulta que está involucrada con Emiliano Ferré.

- Estoy seguro de que es una mentira que utilizó para alejarme. Voy a demostrar que no están juntos y volveré a la batalla.

- Hablaré con John, dudo que esté de acuerdo con esa relación. Emiliano prácticamente le dobla la edad.

- Es una buena idea, hazle entender que no es el hombre adecuado para su hija.

Ramón pone en marcha el plan de inmediato, usa la excusa de hablar sobre algunos contratos para obtener la atención de John.

- Con estos contratos obtendremos muy buenos dividendos.

- Así es, Ramón. La empresa no puede ir mejor.

- ¿Y cómo está tu hija? ¿Por fin la convenciste de estudiar administración de empresas?

- Ella está bien y no, ha comenzado en la Facultad de Leyes.

- Debería de estar más preocupada por aprender a manejar la empresa, ¿no crees?

- Es muy obstinada, espero que en unos meses comience a involucrarse más.

- La otra noche la vi en compañía de Emiliano, se nota que son muy cercanos.

- Nada me gustaría más que mi hija se fijase en un muchacho cómo él.

- ¿De verdad? Le lleva demasiados años.

- Y justo por eso es la mejor opción para Kat, la haría sentar cabeza. Además, nadie mejor que Emiliano para enseñarle el manejo de la empresa.

- Tienes razón, aunque se dice que es un mujeriego. Dudo que quieras ver sufrir a tu hija con alguien así.

- Conozco muy bien a Emiliano y sé que lo que se dice de él son mentiras. Es un buen muchacho que ha pasado por pruebas difíciles a lo largo de su vida y ha sabido salir adelante.

- Parece que de verdad te gusta para yerno.

- Te repito que es el tipo de hombre que mi hija necesita en su vida.

- Llevaré estos contratos al departamento jurídico. Nos vemos más tarde.

Ramón se va muy molesto, quería sembrar la duda en John y no se esperaba su reacción ante la posible relación de Emiliano con su hija.

Su mente comienza a trabajar en las diferentes opciones para quitar a John y a Katherine del camino. John Spencer es un extranjero que no estaría en donde está si no fuese por él y siente que la empresa es lo que es por su esfuerzo.

El único objetivo de su vida ha sido ser reconocido y envidiado por los demás, necesita hacerse del control de la empresa para convertirse en uno de los hombres más poderosos del país.