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LA DINÁSTIA DE LA SERPIENTE

LA DINÁSTIA DE LA SERPIENTE

Status: En proceso
Genre:Mujer poderosa / Mafia / Traiciones y engaños / Matrimonio entre clanes / Mujeriego enamorado / Secuestro y encarcelamiento
Popularitas:4.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Yazz García

Los Moretti habían jurado dejar atrás la mafia. Pero una sola heredera bastó para que todo volviera a teñirse de sangre. Rechazada por su familia por ser hija del difunto Arthur Kesington, un psicopata que casi asesina a su madre. Anne Moretti aprendió desde pequeña a sobrevivir con veneno en la lengua y acero en el corazón. A los veinticinco años decide lo impensable: reactivar las rutas de narcotráfico que su abuelo y el resto de la familia enterraron. Con frialdad y estrategia, se convierte en la jefa de la mafia más joven y temida de Europa. Bella y letal, todos la conocen con un mismo nombre: La Serpiente. Al otro lado está Antonella Russo. Rescatada de un infierno en su adolescencia, una heredera marcada por un pasado trágico que oculta bajo una vida de lujos. Sus caminos se cruzan cuando las ambiciones de Anne amenazan con arrastrar al imperio que protege a Antonella. Entre las dos mujeres surge un juego peligroso de poder, desconfianza y obsesión. Entre ellas, Nathaniel Moretti deberá elegir entre la lealtad a su hermana y la atracción hacia una mujer cuya luz podría salvarlo… o condenarlo para siempre.

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Mónaco parte 1

Mónaco—Día de la carrera.

El sol del Mediterráneo iluminaba la bahía de Montecarlo como un diamante. Antonella apoyó los codos en el balcón de su suite, observando los yates alineados como si fueran juguetes de lujo y el rugido lejano de los motores que ya empezaban a calentar el ambiente de la Fórmula 1.

Su teléfono vibró sobre la mesita de noche. Lo tomó, y en la pantalla apareció el nombre que se había vuelto constante en los últimos días: Nathaniel Deveraux.

*“Espero que hayas dormido bien, muñeca. Hoy quiero que grites mi nombre… aunque sea desde las gradas 😉.”*

Antonella rodó los ojos, sonriendo a su pesar. Respondió rápido:

“Concéntrate en correr, no en distraer a las mujeres decentes.”

La contestación llegó al instante:

“Qué suerte que tú seas una muñeca peligrosa.”

Antonella escondió la risa detrás de la mano justo cuando Isabella salió del baño, con un vestido ligero y el celular en mano.

—¿De qué te ríes? —preguntó con suspicacia.

Antonella tragó saliva, como si la hubieran descubierto en un delito.

—De nada.

—Ajá. —Isabella se dejó caer en la cama, estirando las piernas—. ¿“De nada” o de cierto piloto que ultimamente te trae loca?

Antonella rodó los ojos, rindiéndose.

—Está bien, sí. Me ha estado escribiendo… todos estos días.

Isabella arqueó una ceja, divertida.

—¿Y qué tanto?

Antonella desbloqueó el celular y le mostró un par de mensajes. Isabella los leyó y abrió la boca escandalizada.

—¡Oh, por Dios! Este tipo no pierde tiempo. ¿De verdad te mandó eso de que grites su nombre?

Antonella se tapó la cara, muerta de risa y vergüenza.

—Te dije que es un descarado.

—Un descarado peligroso. —Isabella la miró con seriedad, aunque con un dejo de picardía—. Porque si tú sigues sonriendo así cada vez que suena tu teléfono, tu futura cuñada lo va a oler a kilómetros.

Antonella se quedó en silencio un segundo, mirando otra vez hacia la bahía. Y no pudo evitar pensar en la advertencia de su hermana días atrás:

“Anne mata por Nathaniel.”

Un escalofrío le recorrió la espalda. Sabía que había exageraciones en todo lo que Isabella decía, pero también había un fondo de verdad que la hacía estremecerse. Esa era una forma retorcida y enfermiza de amor de hermanos: una mezcla de obsesión, posesión y violencia que Antonella apenas podía comprender desde afuera. Si lo que Isabella le decía era cierto, debía ser casi imposible para Nathaniel poder estar con alguien de manera seria y oficial. Cada mujer que se acercaba a él podía convertirse en un blanco de la ira de Anne.

Antonella estaba acomodando su bolso cuando un golpe fuerte en la puerta la sobresaltó.

—Debe ser el servicio de habitaciones —dijo Isabella, levantándose perezosa.

La puerta se abrió y un botones entró, arrastrando un carrito cargado de flores y cajas perfectamente envueltas.

—Señorita Russo, un ramo de flores y varios paquetes de parte del señor Nathaniel Deveraux —anunció con formalidad.

Antonella abrió la tarjeta que reposaba sobre el ramo gigante de flores rosadas y rojas, casi tan alto como ella. Sus ojos se abrieron al leer:

“Espero que disfruten su regalo. Que estos trajes y zapatos los hagan brillar como las más hermosas del paddock… y que tú me guardes un poco de atención 😉.”

Detrás de la tarjeta, varias cajas contenían ropa de diseñador, zapatos exclusivos y según creo de la reciente colecciones de la semana de la moda en paris, pensados para destacar en el Paddock Club.

Isabella, incapaz de contener la risa, se inclinó hacia su hermana y le susurró:

—Aprobado. Lo dejaré ser mi cuñado… —hizo una pausa dramática— cuida a ese man, Antonella.

Antonella se tapó la boca, riéndose , mientras desempacaba cuidadosamente los regalos.

—Isa… ¡Eres una tonta!

—Eso sí, hermanita. Si ese descarado va a estar a tu alrededor todo el fin de semana, más te vale que lo controles… o yo lo haré por ti. —Isabella soltó una carcajada, mirando cómo Antonella se dejaba seducir por cada detalle del regalo.

Antonella negó con la cabeza, divertida y sorprendida, mientras su teléfono vibraba nuevamente: un mensaje de Nathaniel.

”¿Te gustó el primer round de sorpresas? Prepárate, muñeca… todavía falta lo mejor.”

Antonella suspiró, entre divertida y rendida ante su sonrisa invisible a kilómetros de distancia.

...⚜️...

Antonella y Isabella acababan de acomodarse en los sillones del Paddock Club, admirando la vista espectacular de los autos y el mar, cuando Nathaniel apareció entre un grupo de patrocinadores. Los estaba despidiendo con sonrisas y apretones de manos, manteniendo su habitual aire seguro y arrogante.

Pero en cuanto sus ojos se posaron en Antonella… todo cambió.

Por un instante, el mundo pareció detenerse. El ruido de los motores, las conversaciones de los patrocinadores, incluso la luz brillante del Mediterráneo parecían desvanecerse. Allí estaba ella, más hermosa de lo que Nathaniel había imaginado, radiante y segura, con ese aura que hacía que todo lo superficial a su alrededor pareciera gris y sin vida.

Sintió un calor inesperado y una fascinación inmediata que lo dejó sin aliento por un segundo. Nunca había visto a nadie que combinara elegancia, fuerza y magnetismo de esa manera.

Cuando finalmente llegó frente a Antonella, su sonrisa seguía intacta, segura y seductora, pero sus ojos no podían dejar de admirarla. En ese instante supo que no solo era hermosa; era un desafío, un imán y un misterio, todo al mismo tiempo.

Nathaniel nunca había visto nada que se le acercara siquiera a la intensidad de lo que sentía al mirar a Antonella Russo.

hizo un gesto de disculpa.

—Lo siento por no ir a recogerlas —dijo, caminando hacia ellas—. Tenía que estar mucho antes, atendiendo algunos asuntos importantes. Pero por favor, siéntanse cómodas.

Isabella no pudo evitar quedarse embelesada, detallando cada rasgo del rostro de Nathaniel como si estudiara una obra de arte. Nathaniel lo notó, y arqueó una ceja divertido.

Isabella, notando la escena, se aclaró la garganta y le extendió la mano:

—No nos habíamos presentado formalmente. Isabella Russo.

Nathaniel la miró con gesto pensativo, como si estuviera reconectando piezas sueltas en su memoria.

—¿Estás segura? Porque… siento que ya nos habíamos visto antes en persona. Espera… Ya recordé… donde te vi fue en la fin…

De repente, Isabella le tapó la boca con ambas manos, riendo y reprochándole:

—¡Demasiada información! Que bueno que recuerdes, pero ya no des más detalles.

Nathaniel soltó una carcajada, levantando las manos en señal de rendición, y guiñó un ojo a Isabella:

—Claaarooo… entiendo.

Isabella lo miró, divertida y algo sonrojada, mientras Antonella se reclinaba satisfecha en su sillón, disfrutando la escena. Nathaniel, con su típico aire de travieso, se acomodó en el sillón frente a ellas, dejando claro que la carrera no era lo único que iba a acelerar ese fin de semana.

Nathaniel se reclinó un instante, dejando que la vista de Montecarlo y los autos arrancando calentara el ambiente. Luego se levantó, ajustándose el saco con elegancia y dirigiéndose hacia la salida del Paddock Club.

—Bueno, chicas —dijo con su típica sonrisa traviesa—, tengo que irme. La carrera empieza en unas horas y no puedo permitirme distraerme.

Antonella asintió, sintiendo un pequeño vacío por su ausencia, mientras Isabella le lanzaba una mirada cómplice y divertida.

—Disfruten del show —dijo Nathaniel, girando un instante para guiñarles un ojo antes de desaparecer entre los patrocinadores y el equipo de carrera.

Antonella respiró hondo, tratando de calmar la mezcla de emoción y nerviosismo que le provocaba Nathaniel, mientras Isabella no dejaba de sonreír con suficiencia.

—Vaya… —murmuró Antonella, mientras acomodaba su vestido y se sentaba para observar la pista—. Esto va a ser un fin de semana… interesante.

...⚜️...

El rugido de los motores retumbaba en Montecarlo mientras los autos de Fórmula 1 comenzaban a alinearse. Antonella y Isabella estaban cómodamente sentadas en el Paddock Club, los cristales blindados separándolas de la adrenalina de la pista, pero sin impedir que sus corazones latieran más rápido.

Nathaniel apareció en escena, impecable dentro del mono de carrera, saludando a su equipo y dando instrucciones con la calma que siempre lo caracterizaba. Antonella no podía apartar los ojos de él, fascinada por cada gesto, cada movimiento.

De repente, Isabella inclinó la cabeza hacia un costado y le susurró al oído:

—Mira a esa rubia de allá…

Antonella siguió la dirección de su mirada y vio a una mujer sentada a unos metros, observando la pista concentrada.

—¿Quién es? —preguntó Antonella, intrigada.

Isabella bajó aún más la voz, como si fuera un secreto de alto riesgo:

—Esa mujer fue una de las exnovias de Nathaniel. La única que salió ilesa… pero el que la terminó realmente fue él.

Antonella arqueó las cejas, sorprendida:

—¿Él la terminó? ¿Por qué?

—Dicen que está loca —respondió Isabella, sus ojos brillando con diversión—. Porque es una Calderone.

Antonella tragó saliva, un escalofrío recorriéndole la espalda. El nombre resonaba en su mente con ecos de peligro.

—¿Y… ella todavía le interesa? —preguntó, aunque su voz traicionaba que no quería saber la respuesta.

Isabella se encogió de hombros, disfrutando del drama.

—Ni idea. Solo sé que si Nathaniel se cruza con ella, las cosas pueden ponerse muy…interesantes. Y no necesariamente de la manera que piensas.

Antonella desvió la mirada hacia Nathaniel, que ahora se acomodaba en el auto para la salida, completamente concentrado, totalmente ajeno a la rubia, aunque su presencia parecía no pasar desapercibida para nadie.

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Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay Anne todo lo que te a tocado vivir por qué los Moretti siempre andan juzgando
Nairobis Cardozo Portillo
😱😱😱😱
Linilda Tibisay Aguilera Romero
,Manuelle de verdad que tú destruistes a tu familia tuviste a una gran mujer a tu lado como Clarissa y la perdiste por idiota y ahora te la das de santo por favor
wendy cordova: aquí todos están podridos
total 2 replies
Linilda Tibisay Aguilera Romero
bueno Dominik tu estás solo capas termina con Eliana
Linilda Tibisay Aguilera Romero
uuuuy que calor que noche
Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay no por qué se tiene que casar con ese desgraciado
Yandi Perea Maturana
que pasó con Anne según la historia es de ella pero ahora es solo Nate y la socarrona de antonella
Yandi Perea Maturana
estos dos ya firmaron su sentencia de muerte
Linilda Tibisay Aguilera Romero
excelente capitulo que irá a pasar
Linilda Tibisay Aguilera Romero
es me jor que te odie ya cuando esté bien se le pasara
Linilda Tibisay Aguilera Romero
y ahora que vas hacer Nate
Linilda Tibisay Aguilera Romero
tu no la salvaste por ser bueno sino para tener con quién negociar que no fuera tu hija
Linilda Tibisay Aguilera Romero
bueno si no tienes un hijo regado no ers un Moretti
Yazz: Jajaja eso es cierto 🤣
total 1 replies
Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay Nate Pero aunque lo quieras ocultar a ti te gusta más de lo que debería Antonella
Linilda Tibisay Aguilera Romero
este encuentro va a estar bueno
Linilda Tibisay Aguilera Romero
Nate. tiene mucha razón Anne hace cosas peor
Linilda Tibisay Aguilera Romero
bueno Nate tienes razón a desconfiar Pero tu no te cuidaste aunque cualquier meto puede fallar Pero si te cuidaste tienes más certeza y probabilidades de iqe sea tuyo
Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay Antonella tu estás igual de loca que Anne
Linilda Tibisay Aguilera Romero
Nate tiene razón tus tíos te criaron y te quieren como una hija y tú te empeñas en comportarte como una sicópata
Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay Antonella de verdad te acercarte a Nat con otras intenciones
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