Emma tenía 23 años y cursaba su último año de la universidad cuando aquel doctor le dio la noticia de que estaba embarazada.
Separada de Nicolás el padre de su hijo decide cambiar sus planes y quedarse en Seattle para criar a su hijo junto a su familia y amigas.
Cuando el pequeño Oliver nació su vida cambio por completo, luego de miles de sitas a la dirección del colegio y muchas sesiones con psicólogos, terminaron por informarle que su pequeño hijo, era un niño prodigo con un coeficiente intelectual de 180.
Ahora criaba un pequeño genio, lo que ella no sabía era que su pequeño ángel sería el encargado de encontrar al amor de su vida.
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V
Observo la pila de papeles frente a mí, es viernes y mi cabeza explota, simplemente nada sale como yo lo espero… no desde que abrace a mi jefe, ahora el simplemente se mantiene distante o me mira con expresión rara. Hoy por ejemplo me observo más de lo normal, tuve que ir al baño para comprobar que mi atuendo era el indicado.
Por otro lado, Oliver esta tan feliz que parece otro niño, su colegio es todo lo que él esperaba y eso no puede más que solo hacerme feliz. La puerta del despacho se abre y Theo se asoma haciéndome volver a la realidad.
- ¿Todo bien Emma? – me observa desde el umbral.
- Ehh… - muerdo mi labio – Yo… no se…
- ¿Paso algo? – se acerca preocupado – ¿Oliver está bien? – estoy por responder cuando caigo en la cuenta que me pregunto por mi hijo.
- Si Oli está bien – sonrío – Es solo que… - estoy buscando las palabras - ¿Podemos hablar?
- Claro – me levanto de mi silla para quedar a la misma altura.
- Yo… yo nunca le agradecí – junto mis manos y las miro – Estoy segura que no debe haber salido barato lo que hizo y no encontré el momento para hablarlo – estoy divagando – Vera yo enserio quiero que me descuente lo del colegio, tengo que pagárselo, no puedo aceptarlo, es demasiada generosidad de su parte y yo simplemente no puedo aceptarla… - las palabras salen estrepitosamente de mi boca.
- Emma… - toca mi hombro y levanto la vista – Para mi fue un placer ayudarlos, llevas ¿Cuántos? ¿8 años trabajando acá? – asiento – Eres una de las mejores empleadas del lugar, aún con un niño jamás faltaste y mucho menos lo usaste a tu favor como mucho de otros empleados, puede que sea serio y algo malhumorado a veces, pero no quiere decir que sea un desalmado – trato de entender a donde va esta conversación, pero la verdad me siento en el limbo.
- No entiendo – digo al fin.
- Tú hijo merece la mejor educación posible y es una injusticia que por temas económicos no pueda tenerla… - sus ojos siguen en los míos – Además me agrada mucho y eso que los niños a mi no me gustan, pero él es magnífico.
- Si lo es – sonrío y desvió la mirada para poder respirar – Es lo más importante para mí…
- Y tú para él… - toca mi mejilla – A diario sube fotos tuyas y te dedica palabras de afecto. – lo miro confundida.
- Somos amigos en wsp – responde cuando ve mi duda – Es más… - se aleja y cruza los brazos – Está noche se quedará conmigo – abro los ojos perpleja - Me dijo que salís con el hombre del otro día en el restaurante.
- ¿Hombre? – levanto una ceja - ¿Seguro dijo hombre y no idiota? – pregunto burlona.
- Bueno sí, sus palabras exactas fueron “mi mamá saldrá con el idiota ¿puedo irme con vos? – una carcajada sale de su boca.
- Perdón por invadir su espacio personal lo otros días - lo suelto al fin – Yo estaba emocionada con todo y me salió naturalmente – muerdo mi labio nervioso.
- No me molesto Emma – su mano toca la mía – Asique tranquila…
Nos quedamos en silencio sin saber que hacer, su mano sigue en la mía y nos miramos. Una extraña sensación de paz me invade. Jamás me detuve a verlo bien, por ejemplo, acabo de descubrir que a pesar de que sus ojos cambien del gris al turquesa, ahora mismo tiene pequeñas motas de gris en su celeste y un pequeño lunar en la parte baja de sus labios.
No sé cuánto tiempo ha pasado, pero cuando reacciono nuestros cuerpos están más cerca, es como si una especie de atracción magnética nos atrajera más cerca del otro, mis ojos viajen a su boca y muerdo mi labio…
- ¡Ring! – el teléfono suena haciéndonos volver a la realidad.
- Astracán textil buenos días – respondo desde donde estoy con Theo aun frente a mí – Buenos días señora Hamilton – niega con la cabeza al escuchar a su madre – No disculpe, pero el señor Hamilton está en una reunión – muerdo mi labio mientras lo observo – Está bien... que tenga lindo día.
- Ya sé, quiere que la llame – mueve la mano – Por cierto, la razón de venir a hablar contigo es porque McCan se jubilara y quiero que tomes la vicepresidencia, estas totalmente capacitada para el puesto y no confió en nadie más que en ti.
- Es enserio – mis ojos se llenan de lágrimas – Pero la junta…
- La junta está de acuerdo, todos te aman y quiero que lo aceptes.
- Sí – salto y lo abrazo – Gracias – beso sus mejillas varias veces y el abre los ojos.
Mi boca queda a centímetros de la suya, me mira extrañado, me alejo rápido cuando me doy cuenta de la proximidad, me disculpo entre balbuceos mientras se marchaba a su despacho algo tenso. El resto de la tarde ni siquiera salió, para cuando fueron las cuatro me marche en busca de Oli sin siquiera verlo.
Oliver se sube al auto y parece nervioso, lo observo de reojo esperando que hable, pero solo se mueve y entonces me acuerdo, Theo me dijo que pasaría la noche con él y yo no estaba ni siquiera enterada, ellos simplemente organizaron.
- ¿Hay algo que quieras decirme?
- Sí… - mueve las manos – Le pedí a Theo que cuidara esta noche ya que tú sales con el idiota.
- ¿Por qué no me lo dijiste?
- Creí que sabias que es un idiota – se encoje los hombros – Digo, tú sales con él.
- No te hagas el gracioso Oliver – frunzo el ceño – Sabes perfectamente a que me refiero.
- Porque me dirías que no, que no corresponde – pone los ojos en blanco – Pero es mi amigo, hablamos a diario y lo prefiero a seguir escuchando a la tía hablar de sus salidas románticas – me mira – A caso no te da un poco de pena pensar que no tengo ninguna representación masculina en mi vida.
- No juegues esa carta conmigo – estaciono el auto – Está tú padre y te habla a diario.
- Nicolas es un idiota – bufa – No se que le viste, lo mejor de toda esa relación fui yo y viendo lo que es, me asombra haber salido un genio. – abre la puerta y sale.
- Oliver… es tú padre – camino atrás de él – Tienes que intentar llevarte bien.
- Lo intento, pero él no lo hace fácil – tira la mochila – Es un tarado, su tema más interesante de conversación es el clima ¡el clima! - está gritando – Por favor mamá déjame salir con Theo, tener un amigo, lo conoces, me pago la educación, por favor mamá – sus ojos se llenan de lágrimas.
- Está bien hijo – mi corazón se estruja y termino cediendo, al fin y al cabo es verdad pago su educación – Pero no lo obligues a nada – me abraza fuerte – Ve a bañarte.
Me tiro en el sillón a repasar todo lo sucedido, hay algo que me estoy perdiendo de todo esto pero no se bien que es, simplemente se me escapa de las manos, de repente mi hijo se vuelve amigo de mi jefe, yo abrazo a mi jefe, mi jefe me acaricia la mano, yo vuelvo a abrazar a mi jefe y le beso las mejillas, él se esconde y mi hijo va a pasar la tarde noche con él.
Repaso los últimos días un poco más hasta que me doy por vencida, Brant llega en unas horas y yo sigo en el sillón pensando en mi hijo y Theo Hamilton, deberías ir a cambiarte Emma, es la primera vez que sale con alguien en años ¡dios! Es un buen partido, ha sido educado en todas las citas, porque no puedes simplemente aprovecharlo, sacudo mi cabeza y resoplo, mejor me voy a bañar antes de cancelar todo.