Hamilton, un príncipe rebelde que nunca ha encajado en el mundo de la realeza. Obligado a seguir el camino que su familia ha trazado para él, Hamilton sueña con una vida de libertad, lejos de las responsabilidades del trono. Sin embargo, todo se complica cuando su corazón comienza a latir por Esmeralda, una humilde criada del palacio. Su amor prohibido pone en peligro no solo sus vidas, sino también el destino del reino.
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capitulo 6
Tocan la puerta del dormitorio y me temo que es la reina, el rey o incluso el príncipe Nicolás, No quiero que siga con sus preguntas.
Cobro coraje y camino hacia él lentamente, suspiro y lo abro.
¿Futuro? (Por suerte quien tocó la puerta fue una empleada doméstica con la que comparto las tareas, es una mujer de casi 39 años, rubia y muy amigable).
–Entonces es verdad, ¿te casaste con el Príncipe Hamilton? (Futuro discurso curioso). ¿Cómo debería llamarte ahora? ¿Princesa Esmeralda o Alteza?
–En el futuro seguiré siendo el mismo. (digo mirándola). Por favor llámame Esmeralda.
–Lo sé, querida. (Dice pasándome con un carrito que contiene algunos vestidos y zapatos). El príncipe te envió estos vestidos para que puedas cambiarte.
–¿Príncipe Hamilton? (Pregunto porque no creo que sea amable hasta ese punto).
–No, tu marido se fue hace unos minutos y el rey no estaba nada contento con eso, después de todo el príncipe debería quedarse aquí contigo. (Habla Futura, sacando los vestidos y colocando cada uno de ellos en el enorme
armario del príncipe). Era tu cuñado, el príncipe Nicolás, le preocupaba que todavía llevaras tu vestido de novia y ordenó que lo trajeran de aquí.
–¿Por qué el rey estaba descontento con la partida del príncipe? (Pregunta curiosa).
–Realmente eres tan ingenua, Esmeralda. (Furura sonríe y me dirige al baño y llena la bañera).
Quítate el vestido, te ayudaré con la ducha mientras te explico algunas cosas.
Hago lo que me dijo y me quito el vestido, no será la primera vez que vea mi cuerpo.
Pone una mezcla de esencias en la bañera, dejándola espumosa y con buen olor.
Me meto en la bañera y Futura vierte agua sobre mi cabello rojo.
–¿No me vas a explicar, Furura? (digo agarrando la espuma y acercando mi cara). Esto huele tan bien.
–El Rey estaba enojado porque hoy sería su noche de bodas y la del príncipe. (Empieza el futuro). La noche de bodas es lo que viene después de la boda, es el momento en el que los novios consuman el matrimonio.
Escuché cuando el Príncipe Hamilton le dijo al Príncipe Nicolás.
¿Qué significa eso? (Pregunto mientras Futura me frota la espalda, marcas de varios castigos por los que he pasado).
–El príncipe la poseerá. (Furura habla, pareciendo susurrarme al oído y siento que me arde la cara).
–Nno lo permitiré, no quiero. (Digo casi levantándome del baño pero Futura me abraza fuerte). Eso no sucederá.
–Y quien haya dicho que el príncipe necesita tu consentimiento, es tu marido y estás obligada a someterte a él. (El futuro dice que en toda mi vida nunca he tenido el poder de elegir y no parece que lo tenga ahora). Sé que es tu primera vez, pero no debes tener miedo.
–Futura, yo... (dejo de hablar cuando me echa agua en la cabeza sin avisar).
–Te explicaré lo que necesitas saber para reducir tu miedo. (Futura habla mientras me peina).
Mientras me ayudaba con el baño, Futura hizo lo que me dijo y me explicó todo sobre consumar el matrimonio y el hecho de que el príncipe me usará.
No creo que eso pase hoy, porque el día que el príncipe dijo que me tendría que casar con él, hablamos un rato y yo negué algo que al príncipe no le gustó nada y al final de todo él terminó... .
–Te ves muy hermosa con ese vestido. (Futura habla mientras miramos nuestro reflejo en el espejo y yo me alejo de mis pensamientos). Tu cabello es más suave y tus ojos cada vez más castaños, cualquiera quedaría encantado por ti.
–No hay que exagerar. (Hablo sin gracia).
El príncipe eligió vestidos sencillos, no muy diferentes a los que uso habitualmente pero sí más cómodos.
–No lo soy, el príncipe debe tener cuidado con quien se acerque a ti. (Discurso futuro). Estoy seguro de que estará encantado de verte en cuanto llegue.
–No creo que eso vaya a pasar. (Suspiro y me alejo del espejo).
¿Por qué disfrazarse tanto si lo único que les transmito a la Reina y al Príncipe Hamilton es disgusto?
¿Qué fue? (Futura pregunta preocupada). ¿El príncipe hizo algo que la entristeció? Dime, ¿es porque se fue y te dejó aquí?
–No, acabo de recordar que mis padres no me vieron vestida de novia. (Miento).
–Te vieron desde donde están. (Futura habla y me besa la frente). Ahora baja a comer antes de acostarte, princesa Esmeralda.
–Llámame Esmeralda. (Digo dirigiéndome hacia la puerta con Futura).
–Como desee, su alteza. (Dice Futura en tono de broma y sale de la habitación).
"No salgas de la habitación hasta que yo regrese, sólo puedes irte si yo te lo ordeno".
Antes incluso de lograr poner un pie fuera de la habitación, recuerdo las palabras que dijo el Príncipe Hamilton.
¿Qué fue? (Dice Futura mirándome sin entender, no quiero decirle que el príncipe me prohibió salir de la habitación).
–Estoy demasiado cansado para bajar. (Le respondo y sostengo la puerta).
–Pero tenías mucha energía. (Futura levanta la ceja derecha).
–Realmente necesito descansar. (Digo fingiendo estar cansado).
–¿Estás seguro de que no quieres comer nada? Puedo traer un pastelito que hice, es maravilloso.
(Futura dice sonriendo con orgullo, ella es verdaderamente una cocinera consumada).
– Sí, lo hago, gracias. (Hablo y ella me acaricia la cara).
–Que duermas bien, Esmeralda. (Futura habla y se aleja).
A ti también. (Hablo y cierro la puerta del dormitorio).
La verdad que tenía muchas ganas de bajar, tengo bastante hambre y no he comido desde ayer.
Camino de un lado a otro sin saber qué hacer. Me acerco al enorme ventanal de la habitación del príncipe y observo a la gente quitar todos los adornos que la reina ordenó preparar para la boda de la señora Francesa y el príncipe Hamilton.
Sé que lo que el príncipe le hizo no está bien pero que no se casaran fue lo mejor que le pudo pasar. No es que esté feliz porque el príncipe se casó conmigo, sino porque… es mejor no pensar en eso.
Cuando me alejo de mis pensamientos noto que el Príncipe Nicolás me mira, está cerca de un árbol y tiene el arco en la mano, no puedo quitarle los ojos de encima.
–¿Qué haces ahí? (Escucho la voz profunda del Príncipe Hamilton y casi se me sale el corazón de la boca, ¿cuándo entró?).
Rápidamente me alejo de la ventana y por un breve segundo miro sus ojos negros pero rápidamente bajo la cabeza.
–Nnada, su alteza. (Hablo con las manos a la espalda).
–¿Y por qué sigues despierta? (La ropa del príncipe no está tan recta como cuando se fue, ahora está arrugada, como la de los niños del pueblo después de jugar).
–Me quedé sin dormir y me dijiste que no saliera de la habitación sin permiso, así que no pude ir a mi habitación. (Hablo y él frunce el ceño y da unos pasos hacia mí).
–¿De qué habitación estás hablando? (Lo siento muy cerca de mí).
–Donde siempre paso mis noches. (Hablo sin entender).
–¿Estás casada conmigo y quieres dormir en ese nido donde antes estaba? (Prince habla sonando molesto).
–Señor, yo...
–Pasarás tus noches en esta habitación conmigo hasta que diga ya basta, ¿entiendes? (Prince se detiene y yo muevo mis manos sin saber que hacer).
–Sí, su alteza. (Respondo rápidamente y el príncipe respira hondo).
–¿Y de dónde sacaste este vestido? (Habla más tranquilo).
–Fue el Príncipe Nicolás quien me lo envió para que yo pudiera canjearlo.
Banda. (El príncipe habla en tono frío y permanece cerca de mí).
–¿Su Alteza? (Levanto la cara y mis ojos se encuentran nuevamente con los del príncipe).
–Te dije que te lo quitaras. (El príncipe habla y se aleja de mí). No quiero que uses esta ropa, traje otras que están ahí.
Miro la cama y veo unos vestidos y tacones con los que no sé si podré caminar correctamente. Los vestidos se dividen en tres filas, son largos y muy elegantes, hay varios y todos son de diferentes colores.
–Los utilizarás en tu vida diaria, ya que son sencillos. (Prince dice que los vestidos sencillos, como él dijo, son demasiado chic, nunca he usado algo así).
–El del medio lo usarás en eventos grandes, no quiero que lo olvides y lo pongas en la fila equivocada, no me hagas sentir avergonzado. (Dice mirándome seriamente).
–Y los de la última fila son vestidos que solo usarás aquí, ya que son vestidos para que duermas.
(El Príncipe habla). ¿Entendiste todo?
–Sí, su alteza. (digo bajando la cabeza).
–Date una ducha y vete a la cama. (Dice yendo a su closet y regresa con unas toallas). Estos son para que los uses en tu cuerpo, estos en tu cabello y estos en tu cara.
–Está bien, mi señor. (Hablo de recibir las toallas).
Vuelve al armario y decido hacer lo que dice.
Me ducho como me explicó Futura, usando las fragancias adecuadas y me lavo el pelo con una crema que hace mucha espuma.
Utilizo las toallas en el orden que ordenó el príncipe, son muy suaves.
La puerta del baño la abre el príncipe sin siquiera tocar, por suerte tengo una toalla enrollada pero igual uso otra para cubrirme.
–Pensé que habías muerto. (Habla normalmente, lleva pantalones de pijama y su pecho está descubierto mostrando su buena forma). Ponte ese vestido.
–Perdón por la demora, alteza. (Digo acercándome a ella con la cabeza gacha y recibiendo el vestido). Gracias.
–Ya te dije que me mires cada vez que hables, ¿no? (Habla en tono irritado y lo miro).
–Sí, es que… (No termino de hablar y el príncipe sale del baño cerrando la puerta).
Sin entender nada, recojo el vestido largo blanco y me lo pongo. Prefiero dejar el cabello suelto para disimular las cicatrices que tengo en la espalda, ya que el vestido deja mis hombros y parte de mi espalda al descubierto, aunque el vestido es un poco suelto, resalta mis senos.
Voy al dormitorio y encuentro al príncipe sacando los vestidos de la cama y llevándolos a su armario. Cuando termina me mira un rato, ¿va a usar mi cuerpo?
–Puedes dormir del lado izquierdo. (dice yendo a la cama y acostándome, yo hago lo mismo).
–Tápate, no quiero que te resfries. (El príncipe habla y cubre mi cuerpo con su edredón).
–Gracias, alteza. (Hablo de espaldas a él).
–No quiero que me llames “alteza” o “mi señor” delante de mi familia ni de nadie incluyéndome, como ahora eres mi esposa, llámame mi marido. (Habla de espaldas a mí).
–Sí, su alteza. (Hablo y hace un sonido extraño).
–¿Qué acabo de decir?
–Perdóneme señor… mi marido. (Hablo).
Hamilton narrando...
Seguro que quieres saber dónde estaba, bueno, estaba con una mujer jugando conmigo.
Esmeralda no hace nada sin que se lo digan y eso me termina molestando, parece una marioneta, fácil de manipular, por eso no la quiero cerca de mi hermano porque podría terminar contándome lo que le hice.
Después de unos minutos dejo de hablarle y escucho su respiración.
Termino quedándome dormido pero como siempre me levanto muy temprano.
Mi cuerpo se dirige hacia el de Esmeralda y ella tiene su cabeza en mi brazo, la miro mientras duerme el sueño de la inocencia.
De las mujeres más diversas con las que he estado, ninguna era pelirroja, son raras aquí en el reino.
Escucho que mueven la manija de la puerta y antes de siquiera pensar en lo que estaba haciendo, jalo a Esmeralda, la coloco sobre mi pecho y agarro su cintura.
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