La Gavia una emblemática hacienda llena de historia cerca de la capital del país, la cual solo puede ser heredada por un Sámano. A veces pensamos que es solo casualidad que sucedan los mismos infortunios para el heredero, terminando solo y consagrado a favor de mantenerla en pie. Es la segunda parte de La gavia, aquí conoceremos el destino de Matías Sámano. Sobre todo las decisiones y el cambio de Cecilia. También la traición y el engaño de parte del esposo de Cecilia, creando una enemistad con otra familia importante de la comunidad. En la guerra y el amor todo es posible, es ahí donde nace el amor entre Matías y Paulina. Sin saber el porqué de la rivalidad entre sus familias. Poco a poco quedará al descubierto la causa del conflicto entre ellos.
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El tiempo no se detiene
Capítulo 6
Después del nacimiento de Gabriel, rápidamente pasaban los días y los años. Cecilia pudo ser testigo de cómo sus hijos se convertían en hombres y su sobrina en toda una señorita. Su matrimonio seguía en pie, aunque la sombra de la infidelidad de su esposo nunca se marchó.
—¿Mi amor hay noticias de nuestros hijos?—preguntó Alejandro
—Si, llegan este domingo Alejandro y Gabriel, mientras Matías y Mariana, llegan el sábado. Espero que ya sea para quedarse, es momento de que se enseñe Matías a llevar la hacienda, y nuestros pequeños se encarguen de algunos negocios y de tu hacienda.—respondió Cecilia
—Entonces es un hecho que mi hijo mayor será el único heredero de la gavia.—insistió
—Siempre lo has sabido, tengo más negocios para que hereden. La casa en la capital, tienen tu hacienda, también compré la hacienda de las tunas para Alejandro. La gavia siempre ha pertenecido a un Sámano.—respondió
—Nunca me has dicho cuál es el verdadero apellido de Matías, ¿que sucedió con su padre biológico?—preguntó su esposo
—Eso no es de tu incumbencia.—respondió Cecilia, tampoco Alejandro sabía que estaban las cenizas del padre de Matías en la cripta de la Gavia. Cuando él llegó a la Gavia, Matías dejó de visitar la cripta y se acercó a su nuevo papá.
Desde que se casó Cecilia su hermana Vanessa y Elias se habían mantenido lejos, coincidían cuando había junta en la constructora. O cuando Elias viajaba a visitar a Matías, él y Mariana vivían en España donde el fue hacer una maestría y Mariana una carrera.
—Matías te confirmaron nuestros vuelos.—lo sorprendía su prima
—Si claro, hoy mismo regresamos a nuestro país.—le daba la buena noticia
—Me alegra, extraño estar con mi tía y montando a caballo por toda la gavia. Por cierto que te dijo Nuria.—
—Como no pienso volver, terminé mi relación con ella. Estos meses con ella fueron buenos, pero no es la mujer que necesito. Es muy superficial, es una mujer de ciudad, de mundo. No dejaría su vida para irse conmigo y tener una vida, más tranquila.—le explicaba Matías
—Vale pero no te vas a casar con cualquier mujer, debes casarte con alguien de nuestro mismo círculo social. Nuria tiene una familia de dinero.—le decía Mariana
—Cuando te enamores, eso no te va a importar. Ya lo veras.—le decía Matías desde su experiencia
Matías era idéntico a Said, sin embargo en personalidad era como su madre, aunque ahora Cecilia era más fuerte. Después de varias horas de vuelo, por fin estaban en México. Como quería que fuera una sorpresa, por su cuenta contrataron a alguien que los llevara a la gavia.
Mientras tanto Cecilia entraba a la cripta de la familia, llevaba flores para sus abuelos, su madre, su tía, su nana, su hermana Rebeca y su cuñado, pero también dejaba flores para Said aprovechaba para hablar con el.
—Creo que nuestro amor superó la muerte, no he dejado de pensar en ti un solo día, creí que mi matrimonio sería dichoso y feliz. Aunque me he esforzado, no puedo superar que me haya engañado. Solo tu recuerdo y nuestro hijo me mantiene en pie, siempre serás el amor de mi vida. Viviré con la incertidumbre de cómo hubiera sido nuestra vida juntos, hasta el último día de mi existencia.—expresaba Cecilia mientras besaba una rosa para colocarla en su nicho.
Si ese era su refugio cuando se volvía insoportable seguir con los escombros de un matrimonio destruido se refugiaba en su recuerdo, por eso odiaba a Romina y a toda su familia. Pero había decidido hacer una tregua sabía que tarde o temprano venderían y se irían lejos.
Más tarde estaba con Julio y el hijo de él, Ulises. El cual se había recibido de veterinario, así que tenía un lugar en la gavia al igual que su padre.
—Me alegra verte Ulises cómo has crecido muchacho.—decía Cecilia
—Le agradezco mucho la oportunidad de trabajar aquí junto a mi padre. Me esforzaré para que todo esté bien siempre.—
—Lo sé, por cierto el domingo regresa Alejandrito para que vengas a saludarlo después de todo ustedes son amigos, le alegrará verte.—
—Me alegra, me muero por verlo. Debe contarme cuantas enamoradas dejó suspirando por el.—reían con esa observación
—¿y Matías?—pregunto Julio
—Mi amado Matías llega el sábado, para ser sincera lo extraño mucho.—
—Siempre ha sido tu hijo favorito.—
—Los amo a los tres y a mi sobrina, pero sabes que Matías es el fruto de mi gran amor. Es inevitable sentir predilección por el, además que en él puedo observar a Said.—
Cecilia podía ser honesta con julio, crecieron juntos y siempre se vieron como hermanos. Así que era en quien más confiaba. Más tarde Cecilia volvía a la casa, en ese momento llegaba su esposo.
—¿Dónde estabas?—pregunto
—Estaba con Severiano, estoy cansado de que me trates como un delincuente. De qué no puedas olvidar, a pesar de todo este tiempo yo te amo como el primer día, y no te he vuelto a engañar.—respondió
—Yo lo único que te pregunté es, ¿dónde estabas?. Así que no seas dramático.—decía Cecilia con cierta ironía
—Todo lo que me pediste lo he hecho, por el amor que te tengo es por eso que sigo a tu lado. Porque eres la mujer de mi vida y la madre de mis hijos.—le aclaraba
—De verdad solo era una pregunta, Alejandro también te amo. Por eso te perdone.—dijo Cecilia
—Pues eso no parece ser verdad, siempre logras hacerme sentir incómodo y que aún no creas en que me he convertido en un esposo devoto y fiel. —
—Lo siento.—respondía Cecilia
En ese momento entró Matías a su casa.
—mamá, papá he vuelto.—sonreía al verlos, ambos se sorprendieron y a la vez se acercaron para abrazarlo
—Mi muchacho estás enorme, me alegra que hayas vuelto.—decía Alejandro mientras abrazaba a su hijo, Cecilia sentía como si Said haya entrado por la puerta, la diferencia era los ojos de color de Matías había heredado los ojos de ella.
—Mi amor, me alegra tanto que estés aquí. Por favor dime que volviste para quedarte.—expresaba Cecilia mientras abrazaba a su niño
—Claro que si mamá, los extrañe mucho. Pero estaré aquí para ayudarte, además no dejaría nunca este lugar donde nací.—no dejaba de abrazarlos a ambos
Alejandro sonreía de ver a su hijo, aunque no llevaran la misma sangre, él lo amaba por ser su hijo del corazón. Ahora se daba cuenta de todo lo que hubiera perdido por su estupidez.
Mariana entró, Cecilia veía entrar a su hermana, también ella había estudiado para médico igual que sus padres, ya solo faltaban sus otros dos hijos para que todo estuviera perfecto.