✨ EL DESEO POR RYLER Y LOS LOBOS ALFA ✨
"Cuando el deseo traspasa las barreras de la predestinación, no hay escapatoria. Aunque intentes resistirte, aunque el destino te obligue a huir, terminas cayendo... en sus brazos, en su poder, en su amor o en su condena."
"Soy Ryler Vaspieris, y así fue como conocí a los lobos Alfa.
Draven, Josh y Cauis... mis tesoros o mis verdugos."
🔥 Un amor prohibido, tres almas marcadas y un destino imposible de evitar.
🐺 ¿Hasta dónde llegarías por un deseo que lo consume todo?
➡️ ¿Te atreves a entrar en su mundo?
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Cap 23. La solución.
Mi compañera
Pov Cauis Torrerife.
El aire frío de la montaña acaricia mi rostro mientras observo el vasto territorio bajo mis pies. La vista es imponente, pero no me distrae. Nada lo hace.
Siempre he sido así: firme, determinado, implacable. Es lo que se espera del próximo Alfa Supremo, y no pienso decepcionar.
Mi padre, Draven Torrerife, ha sido un ejemplo a seguir. Su fortaleza y liderazgo me formaron, pero también me enseñaron a no ceder ante las debilidades del corazón.
No creo en las leyendas de las compañeras destinadas ni en el amor que envuelve la vida de otros.
Esas son distracciones. Yo creo en lo que puedo controlar, en lo que mi fuerza y voluntad pueden construir.
Por eso estoy aquí, en esta manada lejana, perfeccionándome, durante años para ser el mejor Alfa Supremo que jamás haya existido.
Mi cuerpo, forjado por la disciplina y el entrenamiento, refleja la esencia de un lobo Alfa: imponente, fuerte, preparado para cualquier batalla.
Amo con el alma a mi hermano Josh, aunque no compartimos la misma visión de la vida.
Él encontró a su compañera, Ryler, una joven de cabellos rizados y mirada encantadora, aunque no puedo fiarme de esas apariencias dulces.
No pude asistir a su boda; asuntos urgentes y reuniones clave me lo impidieron. Pero me esfuerzo por ver a Ryler como la familia que inevitablemente es ahora.
La próxima semana será mi nombramiento como Alfa Supremo; además, mi padre me entregará su amado hogar, Eclipse Salvaje.
No negaré que, a lo largo de los años, he tenido lobas para mi placer, pero siempre ha sido pasajero. Nada más llevadero que una noche. Muy de vez en cuando repetí loba, si en ese instante me pareció exquisita...
Estamos reunidos algunos líderes en una junta crucial cuando mi teléfono vibra sobre la mesa. Nunca interrumpo una reunión, pero algo en mi instinto me dice que debo contestar.
—Torrerife —gruño al contestar, manteniendo mi tono frío y profesional.
La voz que responde al otro lado es inesperada.
—¡Cauis, por favor! —la voz de Ryler suena rota, desesperada—. ¡Necesito tu ayuda! Tu padre ha enloquecido... ha encerrado a Josh.
Me levanto de inmediato, saliendo apresurado.
—Cálmate, Ryler. ¿Qué está pasando? —respondo, inquieto, con voz firme.
—En la recepción de la boda tu padre... —ella guarda silencio, y eso me desespera.
—¿Qué pasó, Ryler? ¡Contesta! —le grito.
—Soy su compañera —solloza. ¡Maldita sea. ¡Josh! Esto no puede ser posible...
—Me trajo a Eclipse, me forzó y me marcó... Lo siento, Cauis. Josh llegó, pelearon y... —termina llorando.
No puedo creerlo. Maldita sea, ¿cómo es posible que mi familia se desmorone por una mujer?
—Voy para allá. ¿Josh está bien? —pregunto, aunque escucho sus sollozos.
—No lo sé, Cauis. Haré lo posible por verlo... —ella cuelga, y yo me desespero. De inmediato despliego una comisión para llegar a Eclipse Salvaje, aunque tardaré alrededor de nueve horas.
Mientras la aeronave corta el cielo, mi mente se inunda de preguntas y escenarios posibles.
Aterrizamos en el territorio de Eclipse Salvaje. El ambiente se siente tenso, como si la tierra misma supiera que algo oscuro se cierne sobre la manada.
—¡Despliéguense! —ordeno con voz firme a mis hombres.
Las palabras de Ryler resuenan una y otra vez, desafiando mi autocontrol. Siempre lo hago.
Control y razón son la clave de cualquier líder, y yo he sido entrenado para ser el mejor Alfa Supremo de la historia.
Mi vida ha sido una preparación constante, moldeada por la disciplina y el ejemplo de mi padre, Draven Thornfire.
Un hombre fuerte e implacable, cuya figura siempre he admirado, pero también temido. Sin embargo, he aprendido que los sentimientos no tienen lugar en nuestro mundo.
El amor es un espejismo peligroso, una debilidad que no puedo permitirme.
Josh, mi hermano menor, es diferente: impulsivo, posesivo y apasionado, pero con un corazón noble. Siempre he intentado protegerlo, incluso de sí mismo.
No puedo permitir que esta situación destruya nuestra familia.
Mi llegada a Eclipse Salvaje tiene un propósito claro: restaurar el equilibrio antes de que todo se desmorone.
—¡Nadie actúa sin mis órdenes! —mi voz firme corta el aire frío.
Me dirijo directamente a los calabozos. La atmósfera es densa, cargada de tensión. Cuando entro, escucho una discusión entre Josh, mi padre y Ryler.
Lo primero que veo es a Josh tras los barrotes, su cuerpo tenso, el lobo en sus ojos apenas contenido. Mi padre está afuera del calabozo.
—¿Qué está pasando? —pregunto al guardia más cercano.
—El Alfa quiere sacarla de los calabozos... —pero no entiendo a qué se refiere cuando lo peor sucede.
Un aroma exquisito y enloquecedor desestabiliza a Kaos, mi lobo. Lucho conmigo mismo para dominarme y no reaccionar como un neandertal, o, en otras palabras, igual a ellos.
Pero el grito de ella llega antes de que pueda hacerme notar.
—¡No me quiero ir!
El eco de su voz reverbera en las paredes frías.
Riley, la mujer que ha desatado este conflicto, está al borde del colapso. No he venido a tomar partido, pero tampoco puedo ignorar el caos que ha provocado.
Con un movimiento rápido, llego hasta ellos.
—¿Qué está pasando, padre? ¿Qué es esto? —muestro a mi hermano en la celda y me doy cuenta de que ella está pegada a Josh como una garrapata, mientras mi padre lucha por sacarla del calabozo.
Abro la celda con mi fuerza de Alfa de inmediato.
—Estás libre —digo con autoridad—. Josh, tú y mi padre vendrán conmigo en 20 minutos a la oficina. No toleraré excusas.
Josh asiente, su furia aún palpable, pero sigue mis órdenes sin objeciones. Me adelanto hacia el despacho, preparándome para lo que sé será una confrontación intensa.
Draven llega primero, su postura desafiante y su expresión severa.
—¿Quién te avisó? —pregunta aún con voz cargada de severidad.
Josh entra poco después, con la misma intensidad reflejada en su rostro.
No contesto la pregunta de mi padre, y formulo la mía:
—¿Quién va a explicarme qué demonios está pasando? —mi voz es fría, cada palabra cargada de la autoridad que mi posición exige.
Draven toma la palabra primero.
—Ella es mía. Es la madre de mis cachorros y la he marcado.
Josh gruñe furioso.
—¡Claro, si la violaste! —Draven baja la cabeza; creo que no está orgulloso de eso.
—Lo siento, pero es mi segunda oportunidad, hijo. ¡No puedo permitirme perderla! ¡Ella me pertenece ahora!
—¡No!, es mía. Es mi esposa y mi cachorro está en su vientre —responde Josh.
Volteo a verlo de inmediato, sorprendido por su revelación.
—¿Y estaba en los calabozos de plata y matalobos? —niego con incredulidad—. ¿Piensan matarla? ¿O qué? ¿Cortarla a la mitad? —sugiero con sarcasmo y rabia.
Mierda... ya me estoy sintiendo atraído por ella, solo por saber que es mi compañera.
Mis palabras son duras, pero necesarias. El silencio que sigue está cargado de resentimiento, pero sé que he tocado un punto clave.
—Ryler ya te ha dado dos hijos, Padre —digo con voz controlada—. Y ahora lleva al hijo de Josh.
Draven aprieta los puños, pero permanece en silencio.
—Está marcada por ambos. Si ninguno piensa renunciar a ella, tendrán que compartirla, les guste o no.
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a la fuerzas