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Las Canciones Del Mar

Las Canciones Del Mar

Status: Terminada
Genre:Aventura / Completas / Viaje a un mundo de fantasía / Mundo de fantasía / Mundo mágico / Sirena
Popularitas:2.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Rosario z

En un mundo donde las sirenas pueden controlar el agua y los seres marinos a través de melodías ancestrales, Lira, una joven sirena de la tribu de las Ondinas, es conocida por su voz encantadora. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando, tras un accidente en el océano, pierde su habilidad para cantar. Sin su voz, Lira siente que ha perdido su conexión con su hogar y su identidad.

Desesperada por recuperar su canto, Lira decide aventurarse a la superficie, un lugar prohibido para su especie, donde se encuentra con un príncipe humano llamado Adrian. Él también enfrenta sus propios problemas: un reino dividido por la guerra y la presión de cumplir con las expectativas de su familia. A medida que Lira y Adrian se conocen, descubren que ambos pueden aprender el uno del otro y que sus mundos están más entrelazados de lo que pensaban.

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Capítulo 6: Sombras en el Horizonte

El océano estaba tranquilo, pero una inquietante sensación se cernía en el aire. Lira, Nia y las demás ondinas celebraban la llegada de la Perla Perdida, disfrutando de su nueva fuerza y unidad. Sin embargo, en lo profundo de las aguas oscuras, una sombra se movía, observando.

“Lira, ¿has sentido eso?” preguntó Nia, rompiendo el silencio de la celebración. “Hay algo extraño en el agua.”

“Sí,” respondió Lira, sintiendo que una presión inusual la envolvía. “Es como si algo estuviera acechando en la oscuridad.”

“No me gusta esto,” dijo Nia, mirando a su alrededor con preocupación. “Deberíamos estar alerta.”

En ese momento, una figura emergió de las profundidades. Era un ser alto y esquelético, envuelto en una capa oscura que parecía absorber la luz a su alrededor. Su rostro era sombrío, con ojos que brillaban como dos agujeros vacíos. Las ondinas se detuvieron, sintiendo un escalofrío recorrer sus cuerpos.

“¿Quién eres?” preguntó Lira, sintiendo que la valentía comenzaba a desvanecerse. “¿Qué quieres?”

“Soy el Maestro de las Sombras,” respondió el ser, su voz resonando como un eco distante. “He venido a reclamar lo que es mío.”

“¿Reclamar? ¿A qué te refieres?” preguntó Nia, sintiendo que la tensión aumentaba en el aire. “No tenemos nada que te pertenezca.”

“¿No? La Perla Perdida es un objeto de gran poder,” dijo el Maestro de las Sombras, acercándose lentamente. “Y yo no permitiré que se use en mi contra.”

Lira sintió que su corazón latía con fuerza. “No te pertenece. La hemos encontrado y la usaremos para proteger nuestro hogar.”

“Proteger… ¿crees que puedes proteger algo que ni siquiera comprendes?” rió el Maestro, su risa resonando en la cueva. “El poder de la perla no es para ser utilizado por seres débiles.”

“¡No somos débiles!” exclamó Lira, sintiendo que la determinación comenzaba a florecer nuevamente. “Hemos unido nuestras voces y podemos enfrentar cualquier desafío.”

“¿Voces unidas? Una ilusión,” dijo el Maestro, su tono burlón. “Pronto, el océano será un lugar de sombras. Y tú, Lira, serás la primera en caer.”

“¿Qué estás planeando?” preguntó Nia, sintiendo que el miedo comenzaba a apoderarse de ella. “No dejaremos que nos asustes.”

“Mis sombras son poderosas. Puedo atraer a cualquier criatura del océano y convertirla en mi súbdito,” dijo el Maestro, su mirada oscura fija en Lira. “Y tú, pequeña ondina, no eres más que un peón en este juego.”

Lira sintió que el pánico comenzaba a invadirla, pero recordó la fuerza de su tribu. “No dejaré que te salgas con la tuya. La Perla Perdida es nuestra, y la usaremos para luchar contra ti.”

“¿Luchar? ¿Con esa voz temblorosa?” El Maestro de las Sombras se rió de nuevo. “No tienes idea de lo que te enfrentas. La oscuridad siempre encuentra la manera de consumir la luz.”

“Lo veremos,” dijo Lira, sintiendo que la valentía comenzaba a regresar. “No te dejaremos destruir nuestro hogar.”

El Maestro de las Sombras se inclinó un poco, como si estuviera contemplando la determinación de Lira. “Tienes espíritu, pero eso no será suficiente. Pronto, el océano se llenará de mis sombras. Y cuando llegue ese momento, tu música será silenciosa.”

“¡No lo permitiré!” gritó Lira, sintiendo que la energía del océano comenzaba a fluir a su alrededor. “Juntas, enfrentaremos cualquier cosa.”

“¿Juntas? ¿Crees que tus amigas podrán salvarte?” El Maestro de las Sombras retrocedió un poco, riendo con desprecio. “La oscuridad siempre encuentra la manera de dividir.”

De repente, el agua comenzó a oscurecerse a su alrededor, y sombras comenzaron a formarse en el fondo del océano. Las ondinas se miraron entre sí, sintiendo el miedo apoderarse de ellas.

“Debemos salir de aquí,” murmuró Nia, mirando hacia las sombras que se acercaban lentamente. “No podemos quedarnos.”

“¡No! Debemos enfrentarlo,” insistió Lira, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer. “Si nos unimos, podemos resistir.”

“Pero, ¿cómo? ¿Qué podemos hacer contra él?” preguntó Nia, la preocupación evidente en su voz.

“Usaremos la Perla Perdida,” dijo Lira, sintiendo que la magia del océano fluía a través de ella. “Si podemos amplificar nuestras voces, podremos enfrentar a las sombras.”

“¿Estás segura?” preguntó Nia, sintiendo que el pánico comenzaba a crecer. “No sabemos si funcionará.”

“Debemos intentarlo,” afirmó Lira, sintiendo que la valentía comenzaba a florecer. “No podemos dejar que el Maestro de las Sombras se salga con la suya.”

Las ondinas se agruparon, y Lira levantó la Perla Perdida. “¡Cantemos! ¡Nuestras voces son nuestra fuerza!”

Comenzaron a cantar, una melodía poderosa que resonaba en el agua. La Perla Perdida brillaba intensamente, amplificando sus voces y llenando el espacio con luz. Las sombras comenzaron a retroceder, pero el Maestro de las Sombras no se inmutó.

“¿Crees que eso es suficiente?” dijo, su voz resonando en la cueva. “La oscuridad es más fuerte de lo que imaginas.”

Lira sintió que la presión aumentaba, pero no podía rendirse. “¡No! ¡Nuestra unidad es más poderosa que tu oscuridad!” exclamó, sintiendo que la energía del océano la envolvía.

Las ondinas continuaron cantando, y la luz de la perla comenzó a expandirse, iluminando la cueva y dispersando las sombras. “¡Sigue! ¡No te detengas!” animó Nia, sintiendo que la fuerza de su música comenzaba a crecer.

La criatura oscura se retorcía, sintiendo el poder de las voces unidas. “¡No! ¡Esto no puede estar pasando!” gritó, viendo cómo la luz de la perla lo empujaba hacia atrás.

“¡Juntas podemos vencerlo!” gritó Lira, sintiendo que su confianza aumentaba. “¡Nuestro hogar es más importante!”

A medida que el canto resonaba, las sombras comenzaron a desvanecerse, y la luz de la perla brillaba con más intensidad. “¡Sigue! ¡No te detengas!” gritó Nia, sintiendo que la energía comenzaba a fluir.

“¡Esto es solo el comienzo!” exclamó Lira, sintiendo que la conexión con su tribu se fortalecía. “¡Siempre estaremos juntas!”

Pero el Maestro de las Sombras no se daría por vencido tan fácilmente. “¡Esto no ha terminado! Regresaré, y cuando lo haga, te consumiré a ti y a tu tribu,” gritó, desapareciendo en la oscuridad.

Lira sintió que el miedo comenzaba a desvanecerse, y la luz de la perla iluminó la cueva. “Lo logramos,” murmuró, sintiendo que la música empezaba a desvanecerse.

“¡Sí! ¡Lo hicimos!” exclamó Nia, sintiendo que la alegría comenzaba a inundarla. “Pero debemos estar preparadas. Él regresará.”

“Lo sé,” dijo Lira, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer. “Debemos unirnos y prepararnos para lo que venga.”

“¿Qué haremos ahora?” preguntó Nia, sintiendo que la preocupación comenzaba a regresar. “No podemos bajar la guardia.”

“Debemos advertir a la reina y a nuestra tribu,” respondió Lira, sintiendo que la emoción comenzaba a burbujear dentro de ella. “Debemos estar listas para enfrentar cualquier cosa.”

Mientras nadaban de regreso a su hogar, Lira sintió que la presión del océano comenzaba a aumentar. Habían enfrentado al Maestro de las Sombras, pero sabían que la batalla aún no había terminado.

“Lira, ¿crees que realmente podemos vencerlo?” preguntó Nia, sintiendo que la preocupación comenzaba a invadirla.

“Sí,” respondió Lira, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer. “Si estamos unidas, podemos enfrentar cualquier desafío.”

Cuando finalmente llegaron a la cueva de la reina, Lira sintió que su corazón latía con fuerza. “Debemos informarle sobre lo que sucedió,” dijo, sintiendo que la ansiedad comenzaba a aumentar.

“Estoy aquí contigo,” dijo Nia, sintiendo que la conexión entre ellas se fortalecía. “No te dejaré sola.”

Nadaron hacia la cueva, y la reina los recibió con una mirada de preocupación. “¿Qué les sucede, jóvenes Ondinas?” preguntó, sintiendo la tensión en el aire.

“Su majestad, hemos encontrado al Maestro de las Sombras,” dijo Lira, sintiendo que la inquietud comenzaba a apoderarse de ella. “Viene a reclamar la Perla Perdida y a consumir nuestro hogar.”

La reina frunció el ceño, su mirada llena de seriedad. “¿Y qué hicieron ustedes?”

“Usamos la perla para amplificar nuestras voces y enfrentar su oscuridad,” explicó Lira, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer. “Pero él regresará, y debemos estar preparadas.”

La reina asintió, sintiendo que la preocupación comenzaba a aumentar. “Debemos unir a nuestra tribu y prepararnos para la batalla. La oscuridad no se detendrá hasta que haya consumido todo a su paso.”

“Estamos listas para luchar,” dijo Lira, sintiendo que la valentía comenzaba a florecer. “Juntas, podemos enfrentar cualquier desafío.”

“Entonces, debemos actuar rápidamente,” dijo la reina, su mirada firme. “La unidad es nuestra mayor fortaleza. Juntas, enfrentaremos al Maestro de las Sombras.”

Lira sintió que la esperanza comenzaba a brotar en su corazón. Habían enfrentado la oscuridad y habían resistido, pero sabían que la verdadera batalla apenas comenzaba. Con la Perla Perdida en su poder y la determinación de su tribu, estaban listas para enfrentar lo que viniera.

“Esto es solo el comienzo,” pensó Lira, sintiendo que la magia del océano las guiaba. “Juntas, podemos derrotar a cualquier sombra que se cruce en nuestro camino.”

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Bettzi Iseth Nieto Peralta
aunque la novela es bonita, no la entiendo mucho. necesito más contexto
Bettzi Iseth Nieto Peralta
que bien por Lira
Bettzi Iseth Nieto Peralta
repites mucho "sintiendo"
Bettzi Iseth Nieto Peralta
ésa reina nunca hace nada
Bettzi Iseth Nieto Peralta
no creo que estés lista
Bettzi Iseth Nieto Peralta
ni lo conoces. me recuerda mucho a Ariel 😁
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