Anyel y Elisa, Dos jóvenes con una amistad de muchos años. Con sueños muy diferentes, metas que anhelan cumplir, promesas que no cumplieron y que pondrían a prueba su amistad y también el amor que recién empiezan a tener entre si.
Ambos estarán en un dilema por conservar su bonita amistad, batallando en contra de un inevitable Amor.
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Capitulo 5
Un nuevo día, diferente a todos y no solo porque era nuevo, no; la diferencia estaba en los sentimientos, el ser egoísta y no celebrar como antes la espera de una buena noticia.
Querer recibir noticias de inmediato y lograr el sueño esperado, tampoco estaba siendo primordial. Un gran cambio, sin duda.
Los cuatro amigos jugaban como siempre, aprovechando el tiempo que les quedaba en el colegio, compartiendo juegos y esta vez estaban en completa concentración buscando ganar un juego de ajedrez.
—Hola chicos— interrumpió Corina.
Una joven guapa, la rica del colegio.
—No creo que quieras hablar con nosotros— escupió Noelia mientras hacía un movimiento en su juego.
—¿Sabían que mi padre está muy interesado en el proyecto de Anyel?— Hablo la chica, ignorando las palabras de Noelia.
—A muchos le interesa, un nuevo sistema de seguridad como el que tiene él— Recalcó, Julián.
—¿Y tú que opinas, Elisa?— Eli levantó la mirada, su corazón latía sin control, una punzada en su estómago casi no la dejaba respirar bien; sí, celos, eso estaba sintiendo en ese momento. Sabía que esa chica estaba muy enamorada de su amigo. Fueron varios segundos los que se tardó Elisa en responder.
—La empresa de tu padre es una de las más grandes de la ciudad, que se interese por el proyecto de Anyel y solo está en el colegio, me da mucho gusto— Acotó con una sonrisa, viendo a su amigo.
—¡Jaque mate!—Exclamó Julián.
—Todo por tu culpa Corina, interrumpiste nuestra concentración— se quejó Noelia, escupiendo el descontento ante la presencia de la chica.
—Buenos días, chicos— la vos que interrumpió la casi discusión los hizo voltear rápido.
—¡Directora Betty, buenos días!— Hablaron todos al unísono.
—Tranquilos chicos, solo quise venir a entregarle esto a Elisa, felicidades.— Betty le entrego una carta, con un título marcado en el sobre.
El corazón de todo comenzó a latir, ahí estaba lo que todos esperaban y lo que más les dolía, dos sentimientos imposibles de controlar sabiendo que solo el tiempo los ayudaría.
Los nervios de Elisa no la dejaron abrir el sobre, mucho menos cuando la mirada de Anyel estaba en ella, una mirada que decía lo mucho que deseaba que se quedara.
Noelia tomó el sobre y lo abrió, saco la carta y leyó las primeras líneas.
"Felicidades, ha sido seleccionada para una beca en Buenos Aires, Argentina en la universidad UNLP - Universidad Nacional de la Plata"
Habló Noelia con una voz rápida y una alegría inmensa, sus ojos empezaban a ponerse aguados.
—AAH, ELI, TU SUEÑO!— gritaba Noelia, abrazando a su amiga.
—Sabía que lo lograrías— La abrazo, Julián.
Pero Elisa buscaba la reacción de Anyel, que no le quedó de otra que ocultar sus sentimientos y abrazarla, desearle todo lo mejor del mundo.
—Felicidades, tus sueños son los míos— le susurró aun abrazándola, Elisa no se contuvo y empezó a llorar.
No sabía si era por la noticia de que fue aceptada o por la idea de separarse de él.
—Felicidades, Elisa— hablo Corina, fingiendo alegría, interrumpiendo el abrazo de ambos.
—Gracias Corina.— Respondió háblame Elisa.
La hora de entrada había llegado, la concentración fue fatal para Elisa y Anyel. Después de esa noticia que debía ser la mejor del mundo, no lo era, sus pensamientos estaban en ese momento donde se debían despedir y no volverían a verse durante mucho tiempo.
Dos horas de clases que ellos no entendieron, porque no escucharon y sus amigos se dieron cuenta.
—Que cosas, el profesor les llamo la atención tres veces— se burló Julián.
Anyel y Noelia se vieron y no sabían qué decir.
—Entiende, están siempre juntos como hermanos y ahora deben separarse— alegó Noelia, teniendo gran parte de razón.
—Vamos con Pablo, jugamos un rato y te despejas la mente— propuso Julián.
—Esta vez si te acompaño— respondió Anyel, sorprendiendo a Julián.
—Oh, ya estaba preparado para un no rotundo— bromeó.
—Nosotras vamos por un helado, nos vemos luego— Habló Noelia llevándose a su amiga por el brazo.
Elisa tenía un nudo en la garganta, quería gritar que no estaba preparada para irse, su corazón ya no estaba de acuerdo con su razón, su mente pelea con ambos y así se volvía difícil decidir qué hacer.
—Llevas rato jugando con ese helado, ¿me dirás que pasa?—Interrogo Noelia.
—Tengo miedo de irse, ya no tengo las mismas ganas— susurró Eli.
Noelia se acercó, tratando de entender por qué su cambio, pero eso jamás lo entendería si ella no le decía el porqué.
—No tengas miedo, nosotros estaremos aquí, esperando por ti, tu mamá estará feliz de verte, cumplir tus sueños, pase lo que pase— La animó su amiga, Elisa sonrió, calmando un poco sus emociones.
Mientras Anyel acababa con todos, no había uno que le ganará, su frustración de no poder ser egoísta, gritarle a Elisa que se quedará. Aun así, las palabras de su madre llegaban a su cabeza.
"Mi sueño siempre fue, jugar en una selección de voleibol y ser una maestra de niños"
Esas palabras golpeaban su cabeza, llevándolo a la razón, no quería ser el causante de sueños rotos, el culpable de un arrepentimiento a futuro que también acabarán con sus sentimientos.
Todo lo contrario, así como él tenía sueños y una meta, así la tenía ella y si egoísmo debía dejarlo a un lado.
—Me voy— Habló de golpe, dejando a todos sorprendidos. Tenía algo muy importante que hacer.
Elisa llegó a casa, dándole la noticia a su madre, la mejor noticia que pudo recibir. Aunque no entendía la tristeza en los ojos de su hija.
—Estoy feliz por ti mi vida, pero ¿No estás feliz tú?— indagó Paola.
—Tengo miedo mamá— confesó Elisa.
—Ese miedo, conviértelo en fuerza y lucha por tus sueños, pase lo que pase, yo no te juzgaré, estaré feliz por ti— Aseguró su madre.
Elisa rompió en llanto, se sentía tan mal, el no poder decir que su miedo era perder a Anyel. Con todo eso, se fue a su habitación.
Se cambió y decidió escuchar un poco de música, relajar su mente y calmar su corazón. Hasta quedarse dormida, en un profundo sueño bonito, donde caminaba y sonreía de la mano de quien robaba sus besos. Estaba soñando que se besaba con Anyel, hasta que los descubrían y se armaba un problema.
No fue unos minutos después, que sentía que alguien le acaricia la mejilla, al abrir los ojos, lo menos esperado estaba ahí, sonriendo.
—¿Qué soñabas?— pregunto de inmediato.
—Que te besaba— respondió sin medir, sacando una sonrisa ladina de Anyel.
—No, que nos besábamos y nos descubrieron— corrigió Elisa.
—Hagamos eso realidad— bromeó él, subiendo a la cama con ella, subiéndola arriba de él.
—¡Anyel!, puede venir mi mamá— hablo nerviosa.
—Salió, me dejó a cargo de ti, que estabas triste— la calmó.
—Pero...—
—Te voy a extrañar cuando te vayas, pero estaré feliz verte cumplir tu sueño— la interrumpió Anyel, necesitaba decirle algo que la tranquilizara y le diera la seguridad de que estaba haciendo bien.
—También te voy a extrañar— susurró cabizbaja.
—Te besaré hasta que te vayas— le dejo claro, besando sus labios. Sumergiéndose a varios besos apasionados, llevando ese juego a un nivel más lejos y difícil de salir.
felicidades autora .
Que hermosa amistad la de Elisa, Noelia, Julián y Anyel.