Gabriela es una mujer hermosa que a tenido una decepción amorosa , y a raíz de eso no quiere enamorarse más solo quiere tener a un hijo de cualquier forma. lo que ella no sabe es que pronto llegará a su vida un hombre hermoso y lleno de verdaderos sentimientos hacia ella y ara lo que sea para mantenerla a su lado , lo que sea
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trabajo incomodo
Sonó mi alarma, miro el reloj y ya tendría que estar lista para salir, pero algo extraño se encuentra a mi lado. Me levanto rápidamente de la cama y le arranco la sábana a Alexandro para ponérmela. Él se asusta y lo primero que ve es a mí en una esquina con la sábana puesta. Me dice.
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¿Qué pasa? ¿Qué tienes que esconder que yo no haya visto todavía?
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Me ruborizo, pero hago como que no me importa y le digo con una voz contundente: '¡Sal rápido de la cama, que tenemos que ir a la empresa!'. Él me mira de arriba abajo y sale de su boca...
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Y si no vamos al trabajo Gabriela, ven a acompañarme un rato más, ¿no ves cómo me tienes a tan temprana hora del día?
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Yo le suelto un JA y él me mira de nuevo. Estás loco, si no te levantas, me voy sola. No hay ningún problema. Entro al baño rápidamente, abro la ducha y empiezo a lavarme. Siento que abren la puerta y entran a la ducha. ¿Qué te pasa? ¡Sal, luego te bañas tú! ¡Sal ya!
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Porque debería salir, Gabirela. ¿No ves que llegaremos tarde al trabajo si nos bañamos por separado?
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Él me mira, sonríe y empieza a lavarse. Sigo lo que también estaba haciendo, me lavo el cabello, pero siento cómo sus suaves manos tocan toda mi espalda. Volteo y él tiene la mirada más caliente del mundo, como un depredador mirando a su presa. Me separo, pero él me trae hacia él de nuevo. Abro los ojos porque él ya está besando mis pezones. Le digo por favor detente, llegaremos tarde, pero mi voz salía muy baja y excitada, él no me escuchaba, seguía. En un momento sentí sus dedos acariciando mi vagina. No pude contener un gemido que salió de mí. Me sorprendí y lo miré, él sonreía y me dijo.
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No te preocupes, vamos a hacerlo una sola vez y seguiré en lo mío.
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Me penetró, no sé si porque estaba muy sensible por la noche anterior, pero cada toque de Alexandro quemaba mi cuerpo. Por donde me tocaba, se sentía tan caliente que no podía resistirme. Él me embestía y yo soltaba esos gemidos del placer que me hacían sentir. Él me decía.
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No te tapes la boca, suelta más gemidos para mí, que me exciten como el demonio. No sé qué tiene Gabriela que quiero beber más y más de ella. La embisto, pero todo dentro de ella está caliente y quiero venirme. Le digo que no apriete tanto, que no aguanto, pero ella me dice.
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No estoy haciendo nada, ¿qué te pasa? Termina ya que tenemos que irnos.
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Pero su voz se sentía tan excitada. Gabriela, no niegues que te gusta lo que hacemos, así que ni pienses que esta será la última vez que nos vamos a encontrar. Siento que ya voy a explotar y la lleno con todo lo que tenía que salir de mí. Hago un gemido de satisfacción, la miro y ella está muy roja
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Dale un poco más, por favor, que me vengo.
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La embisto y ella suelta unos gemidos que nunca me había mostrado. Termine de lavarme, y le digo: 'Wow Gabriela, te juro que todo ese cuerpo lujurioso fue hecho para mí'. Ella voltea su cara. Terminamos de lavarnos y salimos apresurados porque llegábamos tarde a la empresa. Sube al coche un poco desconfiada. Llegamos a la empresa y allí estaba Francisco esperándonos, sorprendido al vernos llegar juntos.
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¿Gabriela, por qué llegas con Alexandro?
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Yo le respondí, Francisco, me encontré con tu hija cerca y le pedí que subiera para traerla a la empresa al fin. Resulta que íbamos hacia el mismo lugar y ella le respondió.
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Si, padre, se me hizo de mala educación decirle que no, ya que íbamos para el mismo sitio.
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Entramos todos a la sala de juntas para discutir unos asuntos. Nos gustaron las propuestas de Alexandro, pero yo seguía incómoda sentada allí con mi padre y Alexandro, hablando como si nada. En mi mente llegan esos recuerdos de esta mañana y me ruboricé. Mi padre me preguntó si estaba bien, yo le respondí que sí, solo tenía calor. Alexandro me quedó mirando y sonrió ligeramente. Bueno padre, señor Alexandro, me voy, tengo cosas que hacer. ¡Chao!
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Tranquila hija, sal y nos vemos en la noche en la casa de tu madre. Tenemos una reunión con nuestros socios.
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Padre, pero hoy apenas es lunes. Mañana tenemos trabajo. ¿Cómo vas a hacer una reunión en un día de semana?
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Gabriela solo es una comida, así que estás lista para ayudar a tu madre cuando salgas del trabajo.
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Si padre, como desees.
