Enredados De Sangre Y Fuego

**Capítulo 6: Bajo la Sombra de la Venganza**

El amanecer rompió sobre el puerto de Verezia, bañando el almacén en una luz grisácea. Lucía se encontraba en una pequeña habitación sin ventanas, apenas iluminada por una bombilla parpadeante en el techo. Había pasado la noche en vela, tratando de pensar en un plan para escapar y ayudar a Giovanni, cuya situación desconocía tras haber sido golpeado y dejado inconsciente.

La puerta se abrió de golpe y Marco entró, con una sonrisa pérfida en su rostro. "Buenos días, Lucía," dijo con una voz exageradamente amable. "Espero que hayas descansado bien."

Lucía lo miró con desafío. "¿Qué quieres, Marco? Sabes que Giovanni no se rendirá. Vendrá por mí."

Marco soltó una carcajada. "Eso es precisamente lo que espero. Pero mientras tanto, tú serás mi invitada especial." Se acercó lentamente, disfrutando del temor que provocaba. "¿Sabes? A veces, las cosas más pequeñas pueden causar los mayores problemas."

Antes de que Lucía pudiera responder, Marco hizo una señal y dos de sus hombres la levantaron de la silla donde estaba atada y la llevaron a otra parte del almacén. Allí, la arrojaron en una celda improvisada, fría y húmeda.

Mientras tanto, Giovanni despertaba en una habitación oscura y desconocida. Su cabeza latía de dolor y su visión estaba borrosa. Se dio cuenta de que estaba atado a una silla, sus manos inmovilizadas detrás de él. A pesar del dolor, su mente estaba clara en una cosa: tenía que encontrar a Lucía.

Giovanni escuchó pasos y levantó la cabeza. Marco entró, con una expresión de falsa simpatía. "Ah, Giovanni. Me alegra ver que finalmente has despertado."

"¿Dónde está Lucía?" rugió Giovanni, luchando contra las ataduras.

"Está segura, por ahora," respondió Marco, acercándose. "Pero eso depende de ti. Verás, quiero que seas testigo de cómo todo lo que amas se desmorona."

Giovanni lo miró con odio puro. "No conseguirás lo que quieres, Marco. No mientras yo esté aquí."

Marco sonrió, inclinándose hacia Giovanni. "Veremos cuánto tiempo puedes mantener esa actitud. Porque te prometo, Giovanni, que haré todo lo que esté en mi poder para destruirte."

En ese momento, uno de los hombres de Marco entró apresuradamente, susurrando algo en su oído. La expresión de Marco cambió brevemente a preocupación antes de volver a su habitual arrogancia. "Parece que tenemos compañía, Giovanni. Alguien está causando problemas en el puerto."

Mientras tanto, Lucía había logrado aflojar una de las cuerdas que la ataban. Aprovechando un momento de distracción de los guardias, se liberó por completo y se escabulló fuera de la celda. Sabía que tenía que encontrar a Giovanni y escapar juntos. Con el corazón acelerado, se movió silenciosamente a través del almacén, evitando ser vista.

Finalmente, encontró a Giovanni atado en la habitación. "¡Giovanni!" susurró, corriendo hacia él.

"¡Lucía!" exclamó Giovanni, una mezcla de alivio y preocupación en su voz. "Tienes que salir de aquí, ahora."

"No te dejaré," respondió Lucía, trabajando rápidamente para desatarlo. "Nos iremos juntos."

En el caos del puerto, una figura inesperada apareció: Alessandro, el hermano menor de Giovanni, había reunido a algunos leales a la familia Rossi y había venido a rescatarlos. Los hombres de Marco estaban en desventaja, luchando contra el ataque sorpresa.

Lucía logró liberar a Giovanni justo cuando un guardia entraba en la habitación. Giovanni, con una rapidez sorprendente a pesar de sus heridas, derribó al guardia y tomó su arma. "Vamos," dijo, tomando la mano de Lucía. "Tenemos que salir de aquí."

A medida que se abrían paso a través del almacén, encontraron a Alessandro y sus hombres. "¡Giovanni! ¡Lucía! ¡Por aquí!" gritó Alessandro, indicándoles una salida segura.

Pero antes de que pudieran escapar, Marco apareció, bloqueando su camino. "Esto no ha terminado, Giovanni," dijo, levantando su arma.

Giovanni empujó a Lucía detrás de él, preparado para enfrentarse a Marco. "Te enfrentaré, Marco. Pero no hoy."

Con un movimiento rápido, Alessandro disparó, hiriendo a Marco en el brazo. Aprovechando la distracción, Giovanni y Lucía corrieron hacia la salida, seguidos por Alessandro y sus hombres.

Finalmente, llegaron a un coche esperando en el muelle. Giovanni ayudó a Lucía a entrar y se giró para enfrentar a su hermano. "Gracias, Alessandro. Te debemos una."

"Estamos juntos en esto, hermano," respondió Alessandro. "Ahora vámonos antes de que lleguen refuerzos."

Mientras el coche se alejaba del puerto, Lucía y Giovanni se miraron, exhaustos pero aliviados. Sabían que la lucha no había terminado, pero por ahora, estaban a salvo.

"Lo haremos juntos," dijo Giovanni, apretando la mano de Lucía. "Pase lo que pase."

Lucía asintió, su corazón lleno de determinación y esperanza. "Juntos."

En el horizonte, el sol empezaba a salir, marcando un nuevo comienzo para ellos. Pero sabían que la sombra de Marco Santini aún los perseguiría, y tendrían que estar preparados para enfrentar cualquier desafío que el futuro les deparara.

holi!