Siempre he pensado que el hombre que nace malo, nunca en su vida vuelve a recuperar la bondad de su corazón, nadie se hace malo porque quiere, la vida, la sociedad y el mundo te obligan.
Pero que haces si a tu vida llega una persona que no te teme y que cambia el rumbo de tus pensamientos.
Soy Jarek y necesito una madre para mi hijo, no importa lo que tenga que hacer para conseguirla.
NovelToon tiene autorización de Katerine Pulgarín Taborda para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 5: Días después
Mansión Ortega...
Victoria aún no salía del asombro de lo que acaba de suceder, pudo observar por la ventana de la habitación junto a Paulina como Jarek sacaba de la casa a Dalila, aunque ella había pasado por el abandono y el desprecio de su madre no lograba dimensionar que una mujer le pudiese hacer tanto daño a seres inocentes.
En el rostro de Paulina había tranquilidad, por fin después de tantos años su madre ya no podría hacerle daño. Siempre confió en la protección de su hermano, pero las amenazas de su madre eran mucho más fuertes, por eso había guardado silencio.
Después de ser curada por Victoria, volvió a la habitación de Jacob. Sabía que su sobrino la necesitaba y estaba dispuesta a ayudar a su familia con su cuidado.
Victoria quedó muy pensativa después de lo sucedido, se culpaba por su manera de reaccionar, siempre juzgando sin escuchar la verdad, pero su cabeza también le recordaba que si estaba en esta situación era porque Jarek la había secuestrado.
Alma sentía tranquilidad, había intentado por muchos años sacar a Dalila de la casa, pero su hijo la amaba tanto que nunca quiso llevarle la contraria. Después de su muerte, creyó que sus nietos la necesitaban cerca, pero en el fondo de su ser sabía que era una mala mujer.
Jarek estaba encerrado en su despacho, la rabia aún lo carcomía, se sentía culpable de lo que había sucedido. Su hermana y su hijo estaban en peligro y él no lo sabía, ni siquiera se lo imaginaba. En el fondo de su ser, sentía culpa, había dejado llegar a su madre hasta un punto sin retorno, cuando sabía que debía haberla sacado de su vida y de la de su familia desde hace muchos años.
La noche era fría, ni Jarek ni Victoria podían dormir, tenían tantas cosas en sus cabezas, tantos pensamientos que los atormentaban que era imposible conciliar el sueño.
Victoria no aguantaba más, sabía que se había equivocado y se sentía mal, necesitaba disculparse, sí disculparse con su secuestrador.
La luz del despacho era la única que estaba encendida en toda la mansión, así lo sospechaba la doctora, sin pensarlo una vez tocó la puerta.
—Pase… — escucha como respuesta a su llamado.
—Jarek, quiero disculparme por lo ocurrido en la mañana —dice Victoria.
—Doctora, usted sabe que cuando una persona está molesta y dice las cosas, es porque lo siente de verdad, no se disculpe por sentir, cualquiera en su lugar hubiese reaccionado de la forma en la que usted lo hizo —responde fríamente.
—Sabe, Jarek, yo he tratado de descubrir qué es lo que pasa por su mente. Primero se comporta como un hombre violento, grosero y tosco, pero defiende a su hijo y a su hermana como un león. Es extraña su manera de amar, pero al final de cuentas lo hace —le dice Victoria tomando asiento.
—No confunda hacer lo correcto con amor, doctora, una persona como yo no puede amar —responde Jarek.
—Su abuela tiene razón, al parecer lo he juzgado mal, las cosas no son como parecen —le dice Victoria mirándolo a los ojos.
—Cumpla con su trabajo, doctora, para que pueda regresar a su casa, cierre la puerta al salir —le responde Jarek.
Victoria sale del despacho aun mas confundida y se sienta en uno de los sillones de la sala que dan una vista de todo el jardín, allí mira fijamente al cielo, igual de oscuro que la mirada de Jarek, ese nombre que rondaba en su cabeza desde el día que lo había visto por primera vez, un rato después se quedó profundamente dormida.
Jarek sale de su despacho y, al ver a la doctora en el sillón, decide llevarla hasta su habitación en sus brazos. Aún no entendía por qué lo hacía, pero la presencia de Victoria le traía una paz que nunca había sentido con nadie, a pesar de que lo enfrenta cada vez que tiene la oportunidad.
Al llegar a la habitación, la acuesta en la cama, no lo puede evitar, se sienta un momento y la observa.
No es una mujer como a las que está acostumbrado, sus caderas son más anchas, sus senos más grandes, su cabello castaño y sus labios lo hipnotizan, pero lo que más le llama la atención es su carácter fuerte y sin temor a nada ni a nadie, ni siquiera a él.
Al verse de esa forma, decide levantarse de inmediato y salir de allí. Él sabe que una mujer como ella es prohibida, y más cuando el mismo sabe que no puede amar.
Días después…
En la ciudad había preocupación por la extraña desaparición de Victoria. Su amiga Bianca estaba muy preocupada, al igual que el director del hospital, ella no respondía a su teléfono, en el departamento no había ningún rastro, por lo que decidieron ir con la policía.
En los medios de comunicación fue noticia de último minuto, todos hacían un llamado para encontrar a la mejor doctora del país. Jarek vio las noticias, sabía que nadie descubriría dónde se encontraba, por lo que no se preocupaba.
Victoria estaba concentrada en Jacob. Con los aparatos conseguidos por Jarek pudo hacer los estudios especializados, ya había encontrado la razón del porqué el niño no mejoraba, no entendía cómo los demás médicos no lo habían contemplado.
—Jarek, ya descubrí lo que tiene el niño —dice Victoria, muy contenta, entrando al despacho.
Allí estaba Jarek reunido con Cinthya. Al entrar, Victoria se estaban besando, esto provocó rabia en la doctora, quien no sabía qué decir o cómo reaccionar.
— Todavía tú aquí, en realidad te vas a convertir en un estorbo. Jarek mira esa mujer y mírame, a mí no hay comparación —dice Cinthya despectivamente.
—No te preocupes, sigue en lo que estabas después, hablo con mi esposo —dice Victoria, furiosa saliendo de la habitación.
Victoria no entendía lo que causaba su enojo, si lo único que podía sentir por Jarek era odio. Verlo con esa mujer la había llenado de celos, que debía olvidar de inmediato.
Eres una idiota Victoria, tu esposo, como se te ocurre decir eso, que te pasa con ese hombre, piensa camino a su cuarto.
—¿Qué pasa, Victoria, por qué estás tan molesta?—pregunta Alma al verla subir las escaleras.
—Su nieto, señora, siempre me saca de mis casillas, pero ya encontré la razón de por la que Jacob no mejora, ya sé lo que tengo que hacer —responde Victoria con una sonrisa.
Alma se acerca a abrazar a la doctora, al saber que había una esperanza para su nieto, la llenaba de felicidad. La abuela mira fijamente a los ojos a Victoria y le sonríe. En ese momento, Cinthya sale del despacho y abandona la casa sin decir una palabra y muy enojada.
—¿Ese era el motivo de tu enojo, o me equivoco?—pregunta Alma.
—Señora, yo no soy competencia para esa mujer, además su nieto no me interesa —le dice Victoria intentando mostrarse segura.
—No, mi niña, mi nieto no te interesa, tú solo estás muy enamorada de él y no dudes que mi Jarek lo está de ti también —responde la abuela dirigiéndose al despacho.