La Elegida: Secretos De Una Vida Oculta.

No era común en mi estar tan preocupada, asustada y nerviosa, normalmente siempre conservo la calma en todos los aspectos, pero ahora mi cabeza era un caos, mis pensamientos empezaron hacer ruido en mi cabeza y no me dejaban tranquila, ahora estaba tendida en la cama mirando el techo de mi cuarto, y me di cuenta que no lo vería más, porque tendría que mudarme a la casa de mis abuelos, bueno que en realidad era mi casa de ahora en adelante.

Se estaba acercando mi cumpleaños, y quería pasarlo en esta casa por ultima vez, rodeada de mi amigos y mi madre solamente, algo me decía que después que tomara mi puesto como la heredera de los Hugues no iba a tener una vida tranquila.

Algunos días pasaron después de aquella noche en la mi madre y yo tuvimos esa platica, y desde ese día me estaba costando dormir, parecía que algo me hablaba, sabia ahora que estaba apunto de sufrir mi primera transformación y eso también me tenía intranquila, le dije a mi madre de que quería pasar mi último cumpleaños en la casa y acepto inmediatamente.

— Hija ¿Por qué no tienes más amigos? — pregunto con cierto sarcasmo.

La mire, un poco desconcertada, pero sin expresarlo en mi rostro; tengo un carácter difícil y creo que no es necesario contestar su pregunta por qué ella también me lo decía bastante, por lo menos podía sonreír de vez en cuando, pero ¿para qué?, nada me asi gracias, además asi evitaba que personas innecesarias se me acercaran.

Como si no fuera poco lo días empezaron a transcurrir aun mas a prisa, y el día de mi cumpleaños por fin llego, y también estaba mas tranquila. Aunque el insomnio aun estaba presente no me sentía tan cansada.

Mi madre entro a mi habitación y se tiro sobre mi mientras aún seguía tapada de pies a cabeza, cantando un intento de Feliz cumpleaños.

-— A partir de hoy eres oficialmente parte de la familia Hughes, la legitima heredera, ¡Feliz cumpleaños! — expreso emocionada.

Esto la hacía muy feliz podía verlo en sus ojos, se le iluminaban como dos diamantes, al verme. Se levanto, me quito las sabanas de la cabeza.

— Despierta pequeña dormilona — dijo

Y me entrego unos papeles, que dijo que tenía que firmar; pero como estaba despertando no les preste atención, -— gracias mamá — le di un fuerte abrazo tome los papeles los deje en la cama y después me levante, me metí al baño mientras mi mama salía de la habitación

— Te estepero en el comedor para que desayunemos juntas — me dijo antes de cerrar la puerta, me quite la ropa y prendi la ducha.

Desde anoche estaba pensando que ya casi se acercaba el día, y no sé qué hacer, en nos días me presentan como la nueva heredera, ¿será que mis empleados estarán satisfechos conmigo?, bueno después de todo probablemente y ellos me conocen mejor de lo que yo los conozco a ellos, ya que al parecer la única que no sabía nada de esta familia, de mi verdadera familia era yo; estuve un buen rato bajo el agua caliente, sentía tan bien sentirla caer, termine, me vestí y baje a desayunar, con mi madre;

— Madre, ¿Qué vamos a desayunar? —pregunte,  se veía bastante feliz, mientras caminada de un lado a otro en la cocina, después se dio la vuelta y me sirvió todos mis platillos favoritos, creo el decirme toda la verdad le quito un peso de encima, porque se veía más ligera.

— ¡Gracias mamá! —

— Hija mia sabes que me haces la más feliz, pero necesito que a ti también se te note que estas feliz, es tu cumpleaños querida — a ella le divertía ver mis esfuerzos para realizar una sonrisa.

— Lo siento mamá, pero de verdad estoy feliz — quería preguntarle, sobre la transformación, pero no sabía cómo formular las preguntas, aun se me hacía irreal, y solo habían pasado unos días desde que hablamos.

Terminamos de desayunar y después salimos hacer las últimas compras para la comida que ella y mis amigos me organizaron, me sentía muy nerviosa con esta fiesta, solo esperaba que las horas pasaran rápido.

Cuando me levante esta mañana, me sentía mal, tal vez me iba a refriar, pero no quise decirle a mi madre, quien ha esperado este día por veintitrés años.

Compramos algunos adornos y algunos bocadillos, después regresamos a casa, el malestar empeoro, regresamos a casa, subí a mi habitación y me recosté en la cama, sentía que mi cuerpo quemaba, ¿será que tengo fiebre?, pensé mientras pasaba mi mano por mi frente, y empecé a recordar, que mi transformación debía de llegar junto con mi cumpleaños, no imagine que sería literal en el mimo día, ¿no puede ser exactamente hoy? O ¿sí?

Empecé a sentirme aún más nerviosa, mire el reloj y vi que eran las seis de la tarde, mi cuerpo parecía que hervía, lo único que pude hacer es meterme al baño y poner el agua fría para bajar ese calor, no funcionaba, era cada vez más peor, y todo mi cuerpo empezó a doler, me estaba quebrando, sentía que rompían cada uno de los huesos, mordí mis labios para contenerme de gritar, se estaba haciendo cada vez más intenso, apenas y pude salir de la ducha, a trastabines fui hasta mi armario, tome una bata y salí por la ventana; Y justo daba hacia el bosque, empecé a correr, era como si el bosque me llamara, así que así lo hice, corrí, corrí a como pude y el dolor se me hacía cada vez más intenso, ya era imposible de soportar, no me detuve, corrí y corrí, cuando ya estaba en lo profundo del bosque, mi cuerpo no pudo más.

Me deje caer al suelo, ya no podía más, estaba muy cansada, y mi huesos se seguían rompiendo uno a uno, me quite la bata y me quede completamente desnuda, trate de no perder el control  aunque el dolor era demasiado intenso trate de no perder el conocimiento, debía decirle a mi madre, ¿Cuánto tiempo había pasado?, ¿una hora? ¿dos tal vez? hasta que el dolor empezó a cesar, la transformación había concluido ya no era humana; quería mirarme, y ver cómo era mi lobo, me levante, sacudí mi cabeza por que estaba un poco mareada aun de todo ese dolor, camine un poco más buscando agua, me adentre aún más en el bosque, hasta que llegue a donde había un lago muy pequeño, tenía demasiada sed, tome agua y en el reflejo me vi, tenía hocico, dos orejas puntiagudas, mis ojos eran de otro color, ya no era yo, era ahora una loba.

Después de unos minutos talvez regrese sobre mis pasos, debía de regresar a la casa antes que lo chicos llegaran, me bucarán en mi habitación y empezaran a preguntar cosas. Mamá tampoco se dio cuenta de que Salí asi que también la puedo preocupar a ella. Me concentre lo más que pude y le ordene a mi cuerpo regresar a mi estado humano, el dolor volvió a ser infernal, pero esta vez no tardo tanto, regrese a ser humana con dos pierna y sin garras. Camine de regreso a la casa esta vez más lento estaba muy cansada y adolorida.

Cuando estuve cerca, escuche lo gritos, había un caos, en mi habitación, no trepe por la ventana, entre por la puerta y subí las escaleras, estaba muy adolorida para trepar.

— Estoy bien, lo siento por preocuparlos –  dije mientrame dirigia hasta la ducha, todos me miraron, pero no dijeron nada.

— Hija todo está bien, ¿verdad? —

— Sí todo bien — me dirigí a la ducha y cerré la puerta.

— Te esperamos abajo, ok —

Después de ducharme, ponerme ropa adecuada, bajé a la sala en donde me esperaban los chicos, estaba lista para responder a las preguntas que me hicieran, ya había preparado respuestas como, quise hacer un ritual y corrí hasta el bosque, o es que quería ir a caminar. Cualquier cosa se me iba a ocurrir para decirles, pero cuando llegue frente a ellos no me preguntaron nada, tampoco se hizo ningún silencio incomodo y todos solo se dispusieron a felicitarme, ¿será que tenemos un super poder Y mi mama los hipnotizo para que no preguntaran nada?

Nos llegó la media noche entre platicas y risas, la verdad es que me la pase muy bien, yo conocía a mis amigos y sabía que querían preguntar que hacía afueran en bata y llena de lodo, pero no se atrevieron, tal vez porque era mi fiesta de cumpleaños y no la querían arruinar con preguntas, ya que la habían estado preando con bastante antelación, pero sabía que lo harán, tal vez el lunes que regresamos a la escuela o dentro de una semana pero no se olvidarían de este raro comportamiento mío, porque yo era la pulcra, la perfecta, la que no hacía nada raro.

Ese fin de semana, empezamos la mudanza a la mansión, mi madre se despidió por milésima vez de esta que había sido nuestra casa por diez años, pero aun asi cuando cerró la puerta dejo todos eso recuerdos en ella, porque ahora haríamos nuevos recuerdos juntas, en nuestra verdadera vida, estaríamos juntas por mucho tiempo porque nosotros vivimos mucho.

La camioneta estaba aparcada en la entrada, luego de un momento mi madre dijo su último adiós y le dio a chofer que pusieran el carro en marcha.

Observe todo el camino, mi me di cuenta como nos fuimos alejando de las casas del pueblo y de pronto todo se convirtió en bosque, nos adentramos más y más en él, nunca había visto el bosque de esta forma, pero por una extraña razón, en ese momento los sentir tan familiar, tan majestuoso, tan llenos de vida, mis oídos se agudizaron y escuche sus susurros, escuche sus cantos y escuche sus secretos, secretos como el mío, secretos como el hecho de que era una mujer lobo, y que ahora debía de ocupar mi lugar.

Miré a mi madre, y la vi tan relajada, tan feliz, tan calmada, tan confiada en que yo aria un buen trabajo, ella confiaba en mí y también iba a poner la confianza de muchas personas en mí. ¿Estaba nerviosa?, claro que lo estaba, tenías los nervios de punta, pero la mire a ella y mis miedos se fueron porque estaba ahí, a mi lado y lo iba a estar por un largo tiempo más. Me tranquilice, respire hondo y después regrese mi vista a observar el bosque, un lugar, llegamos a un lugar que lo sentía familiar; claro, el lago, era ese lago el me recibió por primera vez como loba, y claro enfrente de él, esa hermosa mansión.

— Madre ¿dónde estamos? — pregunte.

— Esto es casa cariño, es nuestro territorio — me miro

— Madre entonces ¿tu ... — me interrumpió antes de que pudiera decir algo

— La verdad es que no imagine que ese día seria tu primera transformación, sino hubiera ido de tras tuyo — me tomo la mano y me acaricio la mejilla, con ternura y nostalgia

— Madre, yo tampoco sabia que pasaría — le dije

— Sé que esto ha sido un cambio demasiado difícil, es por eso que te he dado tu espacio, pero hija sabes que aquí estoy para ti, jamás te dejare sola y no tienes que atravesar por esto sola, sé que eres una mujer fuerte, valiente, pero no lo hagas sola, hagámoslo juntas, ¿está bien? — me acerco a ella y me abrazo, sentir que todas mis energía se cargaron, lo necesitaba, necesitaba ese abrazo, por un instante no quise soltarla porque sentir que sería el ultimo, pero descarte ese pensamiento rápidamente, porque ella me prometió estar a mi lado en todo este cambio.

— Mmjn —, volví mi mirada hacia la ventana, y miré una vez más esa hermosa vista. — que hermosa vista. —

— ¿Verdad que si lo es? —

— Sí, lo es —.

Entre más nos acercamos, la vista de la mansión, me sorprendió más, era enorme, tenía un aire de antigüedad, pero no daba la sensación de ser vieja, porque se veía con vida, te hacía sentir todo lo que había acumulado por muchos años, era como si estuvieras en esas historia de la era colonial, era misteriosa, pero al mismo tiempo contaba historias con sus paredes, con sus jardines, con ese lago que estaba justo al frente de ella, con el bosque rodeándola, con la nieve cubriéndola, y yo quería conocer esas historias, quería crear más historias, porque era mía, porque era mi nueva casa, porque yo era la dueña, porque yo escribiría en ella cien años de historias más. Y me sentí en bien, si traía miedo, se habían ido, quería entrar, quería explorarla, porque me sentía atraída a ella, a la Mansión Hughes.

La camioneta se estaciono justo en la entrada, y los sirvientes y el mayordomo estaban esperando justo enfrente de esta, cuando el chofer abrió la puerta del coche para que mi madre saliera un hombre se acercó a ella

— Mi señora bienvenida a casa — dijo el mayordomo

— Gracias Paul, te extrañé demasiado — contesto mi madre y le dio un fuerte abrazo al mayordomo el cual fue correspondido.

— y nuestra joven señorita, ¿dónde está ella? — dijo Paul,

— Aquí estoy — dije.

— Ven, mi niña, deja que este viejo anciano te vea — me acerco a él, me miro, me examino, por que sentí su escaneo de los pies a la cabeza. — es muy parecida a mi señor. — termino diciendo, con la voz un poco quebrada

— Lo sé, yo igual lo he notado, — todos decían lo mismo, que me parecía a mi padre. Porque imagino que a mi señor se refería a él.

— Ahora te presentare con los empleados, joven — dijo Paul,

— Solo dime Cleo, aun no me acostumbro a que me llamen joven o esas cosas — dije.

— No se me permite hacer eso, pero lo tendré en cuenta — enseguida, el vestíbulo se llenó de personas, y todos me miraban.

— El día de hoy me complace, presentarles a alguien que habíamos estado esperando por mucho tiempo, ella es la hija de el joven Daniel y la señora Xio, la heredera y única descendiente de los Hugues, la joven Cleo Hughes — todos los presentes aplaudieron, me esperan era verdad me esperan desde hace mucho tiempo, y estaban felices de que por fin llegara este momento. Me mentalice, me serene y adopte mi postura habitual, la misma, la yo, la que siempre he sido y acepte mi verdad.

— gracias Paul, a todos es un placer conocerlos, espero poder ser una buena ama para ustedes, quiero que sepan que aun que esto es nuevo para mi me esforzare, si algo les molesta no duden en decirme, pero quiero dejar en claro que no telero los errores, las traiciones, detesto los rumores, si quieren expresar algo acérquense a mí y podemos resolverlo, ahora pueden volver a sus labores —.

En ningún momento demostré debilidad deje en claro mi postura y mi fuerza, pero por dentro mi corazón latía a mil por hora, mire a Paul y a mi madre y ambos asintieron en aceptación, eso me lleno de confianza, lo había hecho bien, había dejado en claro que de ahora en adelante yo era la que mandaba, que no era débil y que también estaba hecha para ese puesto, vi a mi madre; se sentía orgullosa de su hija, sabia en su corazón que sería gran líder, después de que los empleados se dispersaron algunos subieron las maleta y Paul nos guio a nuestras habitaciones.

— Esto, ¿Quién lo decoro así?, — pregunte.

— Esta habitación señorita su madre pidió que la decoráramos así, espero todo sea de su agrado — dijo el mayordomo,

— Es perfecta, gracias — dedicándole una pequeña sonrisa.

— Bien entonces te dejare que desempaques y después baja, iremos a la empresa — dijo mi madre y camino hasta su propia habitación

Cerré la habitación, la examine, me gusto que tuviera todo lo que me gusta, pero la sentí enorme para mi sola, estaba muy acostumbrada a mi habitación pequeña. Tenía que terminar de asimilar todo, me senté en la cama y me deje caer de espaldas, mirando al techo, suspire y pensé, pensé en muchas cosas y nada a la vez.

Recordé algo, recordé una mano que me sostuvo en aquella plaza, recordé su calor, recordé sus ojos, recordé su cabellos negro, la recordé a ella en ese momento, ¿Quién era ella?, gire la cabeza y vi hacia una enorme ventana, y la vista era bella, y la volví a recordar, algo en ese paisaje me hizo pensar en que ella contrastaría perfectamente con esta vista.

— Creo que era muy hermosa —. Dije pensando en ella