Sebastián Spencer, exitoso arquitecto y empresario de la construcción, encuentra su vida entrelazada con el carismático empresario de juegos, Luciano Reyes. La trama se complica aún más cuando Sebastián descubre que Melisa, la esposa de Luciano, despierta en él sentimientos inesperados. Entre el diseño de estructuras y el riesgoso mundo de las apuestas, los protagonistas se ven atrapados en un triángulo amoroso que desafía las fronteras entre la arquitectura de sus vidas y los juegos de la pasión, desencadenando una historia llena de secretos, decisiones difíciles y una búsqueda inesperada de la verdadera construcción del amor.
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Capítulo 6
Finalmente, Luciano Reyes se ausentó por más tiempo del que tenía previsto, Olivia, sin embargo, no sintió aflicción por tener que ocuparse de cada detalle de la cena, sino que para ella la tarea fue sumamente gratificante, la muchacha se pasaba todo el tiempo en la mansión, a pesar de dedicar su tiempo en afianzar los conocimientos adquiridos en la universidad de la cual se había graduado apenas un año atrás, sus demás tareas iban de ser el ama de casa, esposa, a veces dedicaba su tiempo ocupándose de las plantas que cuidaba en el invernadero que su esposo había montado para ella en la parte posterior del terreno. Allí, la muchacha cuidaba de variadas especies de plantas, siendo sus favoritos los árboles bonsai y las plantas de cactus que eran de sus favoritos. De esa manera, sus días pasaban sin mayor agitación.
Entre sus tareas diarias y los preparativos para la cena, finalmente, el sábado llegó, Luciano aún no llegaba, Olivia se levantó temprano, llena de emoción por la cena que se avecinaba. Se aseguró de que todo estuviera perfecto para la ocasión, revisando cada detalle con cuidado. Después de supervisar la ambientación del comedor y asegurarse de que la mesa estuviera impecablemente preparada, decidió ocuparse de su propio atuendo para la noche.
Se adentró en su habitación, donde su armario rebosaba de opciones para la ocasión especial. Se paró frente al espejo y comenzó a medirse diferentes estilos de vestimenta, buscando el look perfecto que resaltara su belleza y elegancia.
-Hmm, ¿qué me pondré esta noche?- pensó la joven, aún indecisa sobre qué aspecto debería dar antes sus invitados. Ella era una muchacha joven, con sus veintitrés años tenía la dicha de haberse convertido en la esposa de Luciano, quien le llevaba bastantes años de ventaja, aunque en su aspecto no se notaba la diferencia de edades.
El primer conjunto que se probó fue un elegante vestido negro, ajustado en la cintura y con una falda amplia que caía hasta el suelo. Aunque le gustaba cómo le quedaba, sintió que era demasiado formal para la ocasión, ya que su esposo le había dicho que la cena era más que todo para conocer a sus nuevos socios. Así que siguió rebuscando en su amplio vestidor.
-Este es hermoso, pero creo que busco algo un poco más relajado- se dijo observando ahora un conjunto de blusa y pantalón en color rojo, descargándolo también.
Después, optó por un conjunto de pantalón y blusa en tonos pastel, con detalles de encaje que añadían un toque de feminidad. Aunque este conjunto era encantador y cómodo, Olivia sentía que quería algo un poco más impactante para la ocasión.
-Este es bonito, pero creo que necesito algo con un poco más de "wow".- pensó.
¡Este es el indicado! Me hace sentir hermosa y lista para impresionar esta noche- dijo finalmente, y se decidió por un impresionante vestido largo de color azul zafiro, con escote en V y detalles de pedrería en el corpiño. La falda fluía elegantemente a su alrededor, también tenía a los lados un par de aberturas que le daban un toque sensual y el color resaltaba su tez y sus ojos.
Con una sonrisa radiante, la muchacha se preparó para la cena, sabiendo que el vestido elegido sería perfecto para la ocasión y que dejaría una impresión imborrable en sus invitados, sin imaginar hasta que punto.
Al mediodía, el teléfono de Olivia sonó, y al ver que era Luciano, rápidamente contestó con una sonrisa.
- Hola, Luciano. ¿Cómo va todo?- preguntó.
-Hola, cariño. Todo bien por aquí, ¿y por ahí?- replicó el hombre desde el otro lado de la línea.
-Todo perfecto- respondió ella- tengo todo listo para esta noche. La casa está impecable y el menú está preparado. Estoy emocionada por recibir a nuestros invitados.
-Gracias por ocuparte de todo, mi amor. Significa mucho para mí. Prometo llegar a tiempo para recibirlos- prometió él.
-No te preocupes, Luciano. Estaré esperando por ti. ¡Nos vemos esta noche!- se despidió la muchacha.
- Nos vemos entonces, amor. Te amo.- dijo el antes de cortar.
- Yo también te amo, Luciano. ¡Hasta luego!- saludó ella.
Con el corazón lleno de amor y confianza, Olivia colgó el teléfono, lista para dar la bienvenida a los invitados y disfrutar de una noche llena de éxito y celebración.