Me Quedaré Con Mi Suegro

Soy el príncipe heredero del imperio Drien. Hijo único mi madre la emperatriz Inés, falleció al darme a luz. Y ni padre decidió no volverse a casar. Durante muchos años pensé que amaba demasiado a mi madre y por eso no se casó, hasta que un día se había pasado de copas y lo encontré camino a su habitación, él me vio me abrazo y me dijo cuanto me amaba que todo lo que tenía me pertenecía, pero que solo deseaba verme felizmente casado con una buena mujer y que tenga una hermosa familia y un buen matrimonio que confíe en él y sobre todo debía llevar al imperio a la gloria como él lo había hecho. Que no deseaba que fuera como él con un matrimonio arreglado sin amor, solamente por poder e interés.

Ahí me dijo que no se volvió a casar para no pasar lo mismo. Y que se dedicó a mí y al imperio. En ese entonces tenía casi 14 años y la corte quería que me comprometa pronto con alguna dama de mi edad para así, ir conociéndonos y lograr un buen matrimonio. Así fue que después de tanto me vi comprometido con Ivana Lard. Hija del marqués Francis Lard. Era un buen hombre honesto y había escuchado que ella era una señorita hermosa y la mejor candidata a Emperatriz. Yo acepte aún no me interesaba ninguna chica y pensé bueno puede ser una buena opción, tal vez con el tiempo me enamore de ella y logremos una linda familia.

Tenía 15 años cuando me presentaron a quien sería mi escolta personal Cipriano Lin. Un joven de 18 años, se había ganado el segundo lugar en combate y estrategia militar, solo el general del ejército estaba encima de él. Él era huérfano sus padres murieron en un asalto y él fue llevado a un orfanato a la edad de 12 años, él sabía lo que quería por lo que apenas pudo huyó de ahí y se fue a inscribir al ejército, a pesar de ser muy pequeño el general sintió lástima y lo dejó ayudando a guardar armas, y servir de apoyo a los soldados. Allí se esforzó mucho comenzó a entrenar imitando los movimientos de los soldados y el general vio que tenía talento y lo incorporó a los demás como un soldado. Cuando tenía 16 era enviado a misiones de guardia y protección a la frontera, allí aumento su prestigio pues los bandidos huían al saber que era el quién hacía las rondas, su manejo de armas era espectacular y durante sus rondas jamás tuvo bajas.

Así fue como a los 18 años regreso por orden del general y del emperador, tenía una nueva misión proteger al príncipe heredero, al futuro emperador y aunque esta misión no le agradaba mucho, sabía que era una recompensa a sus logros, pues solo el mejor puede estar a cargo de la seguridad del príncipe.

Al verlo no supe descifrar lo que sentía mi corazón latía fuerte, su presencia era imponente y yo me sentía como un niño asustado a su lado se veía tan varonil que no, sabía como reaccionar. Él se acercó se arrodilló y saludó.

Su majestad es un placer estar a cargo de su seguridad le prometo dar mi vida para proteger la suya.

Su voz era fuerte y segura sentía que en cualquier momento caería. Pero me mantuve firme y respondí levantase soldado, le agradezco su servicio espero poder llevarnos bien, puesto que pasaremos muchas horas juntos.

Así será su majestad. Le prometo cuidar de usted y enseñarle mis conocimientos para que se pueda proteger en caso de alguna emergencia.

Aunque ya recibía clases de manejos de espadas, armas cortas y flechas, pues me pareció que sería bueno que él me siguiera entrenando por algo era uno de los mejores.

Cipriano Lin.