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La Luz Rojo Carmesí Del Final

La Luz Rojo Carmesí Del Final

Status: En proceso
Genre:Acción / Policial / Escena del crimen / Chico Malo / Pacto con el demonio
Popularitas:672
Nilai: 5
nombre de autor: XintaRo

Historia original de horror cósmico, suspenso y acción.

NovelToon tiene autorización de XintaRo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El Hombre Sin Ojos. Pt4.

No dije nada.

Entonces, su voz rompió el silencio:

—Nos veremos nuevamente.

Y me besó la mejilla.

Un calor recorrió mi rostro… y desperté.

Estaba en mi cama, pero sudado, exhausto. El aire olía a hierro y ceniza. Me levanté tambaleándome y caminé hacia el baño. Lavé mi rostro. Me miré en el espejo. Mi rostro era el mismo de siempre, aunque algo estaba fuera de lugar. Me incliné.

En mi hombro derecho, justo sobre la clavícula, había una marca húmeda… rojiza. Como una lágrima de sangre.

—¿Qué mierda me está pasando? —susurré.

Me incorporé con dificultad, aún con el peso de la pesadilla adherido a los músculos. La sensación de realidad era tan intensa que apenas lograba distinguir si seguía soñando. Lo primero que hice fue buscar mi libreta de sueños. No podía permitirme olvidar los detalles. Los sueños se evaporan rápido, y este… este no podía permitirme perderlo.

Escribí todo. El corredor, la luz carmesí. La niña. El conejo negro. Su voz. La frase en latín. El beso en la mejilla. Cada fragmento. Cada imagen. Todo con la urgencia de quien intenta atrapar humo entre los dedos.

Cuando terminé, cerré la libreta y me dejé caer contra el respaldo de la silla. No podía dormir. El cuerpo me temblaba. El insomnio volvió a posarse como un cuervo sobre mis hombros, picoteando el descanso.

Intenté buscar la libreta de cuero negro que había estado leyendo antes de dormir. Estaba seguro de haberla dejado sobre la mesa, o quizá entre los informes. Pero no aparecía. Revisé el escritorio, el suelo, incluso entre los cojines del sofá. Nada. Desaparecida, como si nunca hubiera estado.

Fue entonces cuando, al pasar junto a la entrada del departamento, algo me llamó la atención. Mi abrigo negro de piel colgaba de su lugar habitual en la pared. Me acerqué con la vaga intuición de que algo no cuadraba. Metí la mano en el bolsillo derecho, casi sin pensar. Al tacto encontré algo frío, metálico.

Una placa. De perro.

Tallado sobre el metal oxidado, con letras desgastadas, decía: DUFUS. Al reverso, un número telefónico.

Me quedé inmóvil. No tenía idea de cómo había llegado eso a mi abrigo. No conocía ningún perro llamado Dufus. No había salido desde que llegué a casa. Llevaba más de seis horas encerrado. Y, sin embargo, el abrigo estaba húmedo. Empapado, como si hubiera estado bajo la lluvia hacía apenas unos minutos.

Tragué saliva. La duda empezó a crecer como un tumor. Regresé al comedor. Me senté frente a la mesa pequeña, de madera maltratada. Abrí el refrigerador y tomé una cerveza. El clic del envase fue un alivio momentáneo. Saqué también la cajetilla de cigarrillos.

Solo quedaban tres.

Me congelé. Al llegar, me fumé uno. Solo uno. Estaba casi nueva. Ahora… faltaban dieciséis. ¿Cuándo los fumé? ¿Salí sin darme cuenta? ¿Dormí realmente… o solo pasé de una realidad a otra más torcida?

Tomé el teléfono. Revisé las llamadas recientes. Nada extraño. La última entrada era a las 10:03 p.m., un intento más de hablar con Melisa. Como siempre, no respondió. Supongo que ya no podía culparla. Ella hizo lo correcto alejándose. Está con alguien más ahora. Con alguien que no llega a casa oliendo a pólvora y sangre.

Pero, joder, la sigo amando.

Aun así, sé que ella no es para mí. No ahora. No con esta vida.

El trabajo me la quitó, y yo no estoy dispuesto a dejar el trabajo. Lo que hago… tal vez no me salve, pero ayuda a otros. Pone algo de equilibrio en esta ciudad maldita. Y si eso es lo único que puedo dejar en el mundo, entonces que así sea.

Demasiadas vidas se han apagado por mi gatillo. No sé cuántas más se apagarán. No me arrepiento. No eran inocentes. Pero quitar una vida… siempre deja una marca. Un veneno silencioso que te carcome en las noches, cuando solo estás tú, tu conciencia y un cuarto helado en el piso 13 de un edificio que se cae a pedazos.

Encendí uno de los últimos cigarrillos. Inhalé profundo.

—¿Pero qué mierda me está pasando? —murmuré—. Esto no es normal. Nunca olvido. Nunca he estado tan ebrio como para perder la memoria. ¿Dónde está esa maldita libreta? Tenía escrituras en latín… con esa tinta roja extraña.

Me quedé allí, en silencio. Con la cerveza abierta, el humo en espiral ascendiendo lento y la placa de “Dufus” temblando levemente entre mis dedos.

Mientras el humo del cigarro danzaba sobre mi cabeza, mi mente se llenaba de los recuerdos felices que tuve con Melisa. Ahora solo eran cenizas amargas en mi boca. Saber que la amo me mata, pero saber que su vida correría peligro si se queda a mi lado… eso es aún peor. Esta placa de perro —con ese nombre grabado: Dufus— me sigue quemando la palma. No entiendo cómo llegó a mi bolsillo. ¿Y por qué carajos mi abrigo está empapado?

Me levanté de la silla sin encontrar paz. Busqué mis zapatos, tirados bajo la cama. Estaban llenos de lodo y completamente mojados. Pero mis calcetines... estaban secos. ¿Cómo diablos es posible?

Ya con la mente nublada y el humo atrapado en cada rincón de mi pequeño departamento, tomé mis viejas botas negras y me las puse. Tomé mi abrigo de cuero negro aún húmedo colgado en la entrada y me lo eché encima. Guardé los dos cigarrillos que me quedaban, salí del departamento y bajé por las escaleras, sacando la libreta de sueños del bolsillo interior del abrigo.

Leí la última entrada. Pensé en esa niña... Isabela. Desde que estos malditos sueños comenzaron, siempre han estado relacionados con un caso. Pero ahora una niña... Dios. No quiero volver a ver el cadáver de un niño.

Al llegar al vestíbulo, el conserje, el señor Maik, me miró con recelo. Ese hombre siempre me ha helado la sangre. Negro, unos sesenta años, rostro de exmalhechor y brazos como columnas de concreto. Siempre tuve la impresión de que podría aniquilarme con solo una mirada.

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entomomoyan
/Facepalm/
entomomoyan
🙀Que miedo
entomomoyan
🙀🙀🙀🙀🙀🙀
entomomoyan
/Angry/
entomomoyan
/Facepalm//Joyful/
entomomoyan
🤣
entomomoyan
/Determined/
entomomoyan
/Angry//Casual/
entomomoyan
🙀👏
entomomoyan
🙀🙀Aun asi la leeré
entomomoyan
Muy buena, llega a dar miedo 🙀
Emily
Esta genial
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