Mi Tío Kostas

Era un mensaje con una foto de Athina escondida con un gran girasol.

"Al igual que los girasoles siguen al sol, estoy contando los días hasta mi cumpleaños. Espero que sea un día especial y que mis deseos se hagan realidad, especialmente si puedo compartirlo contigo".

Kostas esta vez no ignoró los mensajes de la chica y, por fin, después de mucho tiempo, respondió para alegría de Athina.

📱Hola, hermosa. Qué lindo mensaje. Me alegra que estés contando los días. ¿Cómo has estado? ¿Feliz con la noticia de que vas a tener un hermano o hermana?

📱Sí, tío. Estoy feliz. Gracias por responder este mensaje. Estaba triste de que me dejaras siempre en visto, pero me imagino que estabas muy ocupado sin mi papá en la empresa. Ya quiero que pase un mes rápido y volverte a ver.

Kostas leyó el mensaje con una gran sonrisa y rápidamente preguntó por su salud. Athina le contestó que no había vuelto a tener los episodios, que no se preocupara. Se despidieron y un segundo después Athina fue interrogada por su padre. Ella lo tranquilizó argumentando que, con la emoción del viaje a la boda, se olvidó de tomarse la pastilla, lo que dejó a su papá tranquilo con esa explicación.

—Athina, ¿qué haces con ese girasol? —le preguntó su amiga Ivet al llegar al jardín donde estaba Athina.

—Amiga, de ahora en adelante el girasol va a ser mi flor favorita. Hoy por fin mi tío Kostas me respondió un mensaje que le envié y el protagonista fue este caballero amarillo. Me trajo suerte, por eso ya la haré mi flor insignia. La insignia de mi amor por Kostas Papadakis.

Ivet veía a su amiga con duda; de verdad que esta chiquilla está bien loca. La conoció hace tres años que llegó a trabajar al instituto como recepcionista y, aunque se llevan cinco años, han compaginado muy bien, pues tienen muchas cosas en común, como lo es ser huérfanas de madre a los diez años y haberse criado sin un padre. Pero, a diferencia de Athina, Ivet no lo conoció nunca y fue criada por su abuela.

Cuando Ivet llegó a su nuevo trabajo, Athina fue la encargada de enseñarle las instalaciones y su espontaneidad hizo que Ivet se hiciera amiga de esta chiquilla alegre de tan solo catorce años. Y cuando se enteró de sus episodios de somnolencia profunda, se dedicó a cuidarla y a estar pendiente de que se tome sus pastillas.

Ahora que la ve, le parece que está bien loca con la obsesión que tiene con el señor Kostas, y aunque la ha aconsejado que se olvide de él y deje que el destino sea el que decida cuál va a ser el hombre de su vida, la chica se enoja con ella y hace de oídos sordos. No entiende el porqué de la obsesión que su amiga tiene con el mejor amigo y socio de su papá, pero piensa que está cometiendo un error y que esa obsesión le va a salir bien cara.

—Athina, deja a ese señor en paz. Mira que lo estás atosigando con tantos mensajes y con quererte meter por los ojos. Solo vas a buscar que te coja pereza. ¿Acaso crees que él, todo un hombre hecho y derecho, se va a fijar en una muchachita que no ha hecho nada en la vida más que estudiar interna en un instituto para señoritas? Él apenas salió de un matrimonio y su esposa es una reconocida modelo, actriz y presentadora mexicana. Dime, ¿qué has hecho tú de bueno y de éxito para que seas digna de andar a su lado? Por Dios, Athina, eres apenas una niña, ¡él puede ser tu papá! —Athina miró a su amiga haciendo un puchero y una lágrima salió de sus ojos. Ivet sabía que eso la lastimaba, pero era la única forma de que su amiga pusiera los pies sobre la tierra.

—¡Pero no es mi papá! Y puede que sea una niña para él, pero no me voy a quedar siéndolo. Voy a crecer y seré una mujer digna de estar a su lado. Seré lo que un hombre como él merece tener como compañera y se sentirá orgulloso de mí. —Athina le responde de manera decidida a su amiga. Eso hará: crecerá como persona, estudiará para ser alguien valioso y digno del amor de Kostas.

Dicho esto, se levanta de la banca del jardín donde estaba sentada y se dirige a su habitación acompañada del girasol. Que una vez adentro pone en un vaso con agua.

«Mi tío Kostas va a ser mío, mi primer beso, mi primer hombre, mi primer todo, y se va a enamorar de mí. Y si no logro tener su amor, al menos tendré un bonito recuerdo de él y jamás me arrepentiré de enamorarme de él».

Y así, pensando en su amor platónico, se alistó para ir a clases. Ese es su plan; lo ideó con mucha paciencia y, sin saber, su padre le ayudó demasiado al casarse con Alondra Papadakis. Eso la puso feliz; ama a su madrastra por el solo hecho de ser la hermana del hombre que ama.

Athina estudia con una tranquilidad perturbadora, al contrario de Kostas, que desde que conoció a Athina jamás ha vuelto a estar en paz. Lejos está de imaginar lo que esta chiquilla loca y obsesionada de amor está tramando. Planes que lo incluyen directamente y él ni por enterado.

En un mes se volverán a ver y Kostas está en una encrucijada. Quiere verla, pero al mismo tiempo no.

«¿Qué debe de hacer?», se pregunta y a la vez piensa en lo que habló con Mariano Hidalgo. Y hablando de su entrañable amigo, recibe un mensaje de su hijo solicitando su presencia en su empresa en Estados Unidos.

📱Hola, Kostas, soy Agustín Hidalgo, hijo de Mariano. ¿Será posible que adelantes el viaje que tenías programado para dentro de un mes? Papá quiere dejar todo organizado y que me asesores en el manejo de la empresa acá en Dallas.

📱Hola, Agustín, no hay problema. Mañana mismo viajo a primera hora.

Si Mariano pidió adelantar la reunión, es porque su tiempo se está acabando.

Antes de su viaje de regreso, le confesó que le quedan unos pocos meses de vida. Kostas lo vio muy desmejorado y se sorprendió que haya hecho este viaje en su condición, pero siempre ha sido un viejo terco. Aunque estaba feliz de que su hijo ya esté con él, se veía ya el peso de su enfermedad.

Y tal como lo prometió, al día siguiente viajó a Dallas y se reunió con Mariano y su hijo Agustín, que aunque es menor que él, se la llevaron muy bien. El tiempo que programó Kostas para ese viaje se extendió, pues Mariano se puso muy mal y él se había comprometido a que Agustín aprendiera el manejo de la empresa, que es similar a la suya.

Casi un mes después, Mariano murió.