Liliana es una joven a la cual se le ha presentado la oportunidad de trabajar en una de las mejores empresas de la ciudad. El trabajo lo necesitaba tanto que hará lo que sea necesario para mantenerlo... Pero con lo que ella no contaba, era que se volvería el blanco del jefe, volviéndose una presa fácil para el despiadado. Sr Dominante.
NovelToon tiene autorización de KeliindA RojanO C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Un Te amo
Alejandro se bajó de la cama apresurado y llegó a mí, tomando mis manos.
—Pequeña, por favor. Mírame—
No podía mirarlo, moví mi cabeza en negación. ¿Qué está haciendo aquí, si ya lo sabe?
Este es el fin de mi felicidad, así es como termina todo, nada volverá a ser igual.
Esto es un infierno, aunque Alejandro seguía arrodillado enfrente a mí y mirándome con ojos preocupados, mi mente seguía divagando en ese tormento.
—¿Te gusta jugar con papi?— sus manos estaban acercándose a mi pecho, jugando conmigo y rompiéndome al mismo tiempo.
Mi cuerpo no podía moverse, porque si eso sucedía el castigo era más grande. Un jadeo de dolor o hasta mover un dedo, y me golpearía hasta dejarme inconsciente.
Mis ojos sin vida solo podían llorar, no podía mirar al monstruo que estaba delante de mí.
—¡Liliana!— volví al presente con un brusco sacudón en mis hombros. Mis ojos se encontraron con los de él. Y estos estaban más aterrados que los míos.
Intenté levantarme, pero el firme agarre en mis hombros me lo impidió.
—Vete por favor, y no me busques más— susurré, pero él me escuchó.
—¡No! No me iré de aquí y tú tampoco— en sus ojos pude ver la determinación. —Necesitamos hablar amor— negué con la cabeza, no quiero hablar con él de esto.
—Necesito a Lucía— supliqué, tratando de alejarme de él, necesitaba salir de aquí y buscar a Lucía. Ella era la única que podía ayudarme en este momento.
—¡AQUÍEN NECESITAS ES A Mí!— su grito me hizo verlo con sorpresa. —Joder— se levantó y todo de él ahora era pánico.
Trate de tranquilizarme, necesitaba hacerlo.
—¿Cómo lo supiste?— pregunté mientras limpiaba mis lagrimas.
Sus ojos se abrieron con lo que parecía ser un indicio de miedo.
Me acerqué más a él y le grité.
—¿COMO LO SUPISTE?— se quedó parado de pie viéndome, sentí que no sabía ni que decir.
—Mi amor— y sigue llamándome así. Se acercó a mí, pero lo detuve colocando mi mano en su pecho. —Debes entender que desde que llegaste a mi vida te has vuelto todo mi mundo— musita mirándome a los ojos. —Desde la primera vez supuse que algo terrible te había sucedido, no puedo estar tranquilo sabiendo que algo o alguien te hizo daño—
—¿Qué?—
—Sé que estuvo mal, debí esperar a que estuvieras lista y me contarás— sus ojos están suplicando. —Perdón por querer saber que carajos le pasó a la mujer que significa todo para mí... Simplemente, no podía soportar verte así, tus pesadillas, ese maldito miedo constante en tus ojos, ese que no te deja vivir tranquila—
Se acerca a mí y toma mi rostro entre sus manos, —Perdóname, mi amor, si estuvo mal. Pero no puedes enojarte conmigo por querer protegerte... Te amo joder, eres mi todo y movería cielo y tierra por ti y para ti—
Mi respiración se detuvo.
¿Me dijo que me ama?
Sus ojos reflejaban ese amor que me acaba de declarar, no podía entender cómo me dice que me ama después de todo de lo que acaba de enterarse.
—¿Me amas?— mi voz temblaba, pero necesitaba que me lo confirmara de nuevo.
Me levanto y pego su frente a la mía. —Te amo como nunca he amado a nadie— Estaba tan dañada y rota que nunca creí que alguien llegaría a amarme. —Me atrapaste desde el primer segundo en que te vi al otro lado de ese bar. Me hiciste querer algo más, me hiciste querer vivir después de estar en el infierno. ¿Cómo no podría amarte? Por Dios Liliana, tu pasado no significa nada si no lo dejas. Yo te amo tal como eres y no hay nada que me haga cambiar de opinión—
—No entiendo— digo bajándome de él.
—¿Qué es lo que no has entendido?—
—¿Dónde está lucia?— no podía entender cómo es que con todos estos gritos aún no haya venido a mí.
—No está, la envié lejos para poder estar a solas contigo—
¡Dios mío!
No sé qué le pasa, porque hace todo esto, yo no debería importarle, no debería estar a mi lado.
—¿Ella sabe que...?—
—Si, Ya ella sabe que lo sé todo. Y no sabes lo agradecido que estoy con ella por protegerte todo este tiempo—
—Ella es la única que me ayudó a salir de eso— musitó con la cabeza baja.
—Ahora ese será mi trabajo, eres mía y mi responsabilidad—
Me fui a la cama y tomé asiento, dejé salir ese aire pesado que tenía en mi pecho, necesitaba procesar todo esto, necesitaba reunir fuerzas para lo que estaba a punto de decir, soy consciente que esto podría hacer que él se fuera y perderlo para siempre, pero tenía que hacerlo.
—Tenía trece años cuando mis padres murió en un accidente dejándome sola— volví a suspirar. —Me quedé completamente sola, no tenía otra familia, lucia vivía al otro lado sus padres eran personas muy amables. Me ofrecieron comida y un lugar para dormir— tomando una respiración profunda me atreví a mirar a Alejandro a los ojos, se acercó a mí tu amor siento a mi lado muy lentamente, tomó mi mano que descansaba en mi regazo y la colocó sobre la suya entrelazando nuestros dedos y dándole un ligero apretón.
—De la nada apareció un tío, y como era menor de edad me obligaron a quedarme con él. Todo era normal hasta que un día rompí un plato mientras lo lavaba, él se acercó a mí y me golpeó tan fuerte que mi mejilla demoró más de una semana en sanar—
Sentí como una lágrima viajada por mi rostro, ni siquiera me había dado cuenta de que mi cara estaba empapada.
—Ven aquí mi amor— sentí el cálido abrazo de Alejandro, me atrajo tan fuerte a su pecho que pude escuchar los latidos de su corazón, esto fue una sensación que me hizo sentir tan seguro que no podía describirlo, fue tan agradable que me dio la seguridad para seguir diciéndole la siguiente parte.