Mi nombre, consideró que mi nombre no tiene relevancia, porque mi vida nunca fue relevante para nadie, todos me utilizaron según su conveniencia, mi padre me comprometió con Álvaro Duque de Frost, un hombre que me ignoró y trajo una concubina quien en realidad era el amor de su vida, esa mujer con sus intrigas y acusaciones falsas, casi logra matarme, pero voy a luchar por obtener mi final feliz.
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Encuentro
Martina al enterarse del suceso se molestó, como estuvo encerrada no había podido orquestar un plan para detener ese matrimonio, Julia llorando entro a la habitación.
- Mamá dijiste que esa boda no se realizaría e incluso ya se marcharon.
- Cállate Julia no olvides que nos encontramos en esta situación por tu culpa, no te preocupes te conseguiré un esposo mejor.
- No, yo quiero al Duque.
- Olvídalo, no me molestes más, lo entiendes…
En cuando ingreso al lugar se dio cuenta que el ambiente era melancólico, parecía que sus emociones se habían plasmado en el lugar, y que tal vez su vida en el lugar seria de la misma manera, ahí por fin conoció a sus cuñadas de 10 años unas pequeñas gemelas que sola las diferencia el color de sus ojos, que se escondían tras Álvaro.
- Álvaro: niñas preséntense de forma adecuada – con cuidado una niña dejo de esconderse.
- Dione: es un placer conocerla – hace una reverencia -, mi nombre es Dione.
- Paula: es un placer conocerte, soy Paula, tu cuñada, pero pueden llamarme por mi nombre, ahora somos familia – sonríe -, tus ojos azules son muy hermosos.
- Dione: gracias lo herede de mi padre.
- Paula: y tus ojos verdes se parecen mucho a los míos – menciona mirando a la niña que seguía escondida tras Álvaro.
- Iraide: gracias, me llamo Iraide.
- Paula: ambas son muy hermosas.
- Dione: vivirá aquí...
- Álvaro: es mi esposa, ella se encargará de ustedes a partir de ahora. Vamos los empleados están esperando adentro, te presentaré ante ellos – enseguida las gemelas toman las manos de su hermano ingresan junto a él -, les presento a mi esposa, Paula Rodríguez, que ahora es la Duquesa de Frost, espero que la traten con el mismo respeto que han demostrado al Ducado hasta ahora.
- Empleados: es un gusto atenderla Duquesa – hacen una reverencia.
- Álvaro: pueden retirarse. Tomas indícale a la Duquesa su habitación, a su sirvienta personal guíala por toda la mansión y preséntala ante los empleados, ayúdala adaptarse.
- Tomas: con gusto.
- Álvaro: debo cumplir con mis obligaciones, permiso, si necesita algo no dude en decírselo a Tomas.
- Paula: claro gracias.
De esa manera Paula estableció una rutina en el lugar, en la mañana se ocupaba de sus obligaciones como Duquesa, en la tarde pasaba tiempo con las gemelas y siempre comía con ellas.
Aun que había un tema que le preocupaba, a pesar de que llevaban semanas de casados no habían consumado todavía su matrimonio, por una parte, le aliviaba no tener que acercarse de ese modo al Duque, por otra el tema la inquietaba, su relación con Álvaro era cordial se saludaban y hablaban solo de temas necesarios, ya sea del Ducado o de la educación de las gemelas, hasta que un día sin previo aviso llego al lugar el segundo príncipe exigiendo hablar con la Duquesa.
- Príncipe ya le informé que no le permito hablar con mi esposa a solas, no es apropiado, por favor retírese.
- Duque ya le dije que no me marcharé hasta hablar con Paula.
- Para usted no es Paula, es la Duquesa Paula de Vera, o Duquesa de Frost, trátela con respeto.
- Usted no entiende la situación, si no me permite hablar con ella de forma pacífica, entonces tengo que hacerlo a mi manera.
- No se atreva.
- No estoy pidiendo su autorización, nunca lo hice – Diego sale del despacho y comienza a gritar el nombre de Paula, mientras que Álvaro va tras él, hasta que ambos ven que Paula baja por las gradas.
- Diego: Paula – intenta abrazarla, ella lo aparta.
- Paula: Duquesa Paula, segundo príncipe – hace una reverencia ante él.
- Diego: Paula por favor necesitamos hablar, todo fue un malentendido.
- Álvaro: no nos escuchó, no puede llamar a mi esposa solo por su nombre.
- Diego: usted no entiende nuestra situación, no tiene por qué opinar.
- Álvaro: Paula no tienes permitido hablar con el príncipe.
- Paula: entiendo, permiso – cuando Paula esta por retirarse Diego la toma del brazo y la detiene.
- Diego: por favor no nos hagas esto, Paula yo te amo.
- Paula: por favor suélteme.
- Álvaro: aléjese de mi esposa – Diego abraza a Paula y desaparecen del lugar, lo que causa molestia en Álvaro.
Cuando Paula mira el lugar se da cuenta que están en el bosque y no sabe cómo regresar, así que se molesta más con Diego.
- Te exijo que me devuelvas al Ducado, o por lo menos me dejes cerca del lugar.
- No hasta que hablemos.
- De qué quieres hablar…
- De nosotros.
- Por favor Diego no existe un nosotros, jamás existió.
- Si existe, por yo te amo y sé que tú también.
- Qué extraña forma de amar tiene, estaba conmigo y con cuantas más…
- Lo que sucedió te lo puedo explicar, esa mujer entro al vestidor cuando me estaba cambiando, se me insinuó y me beso, yo la aparte y le deje en claro que no deseaba nada con ella.
- No entiendes Diego, estoy casada, ya no tenemos nada de qué hablar.
- No me importa, cuando sé que me amas a mí, nos iremos de aquí, nos encargaremos de disolver tu matrimonio y podremos casarnos.
- No, no lo haré, ya te escuché déjame cerca del Ducado.
- Lo amas, por eso te casaste con él…, no te entiendo, yo soy un príncipe, su posición no es mejor que la mía, déjalo. Tu padre te obligo.
- No pienso dejar a mi esposo y mi padre ya me había comprometido con el Duque, cuando llegue de la academia todo estaba lista para mi boda, sabes que así me hubiera opuesto mi palabra no tenía validez, me case y no pienso separarme, no lo entiendes si logro divorciarme mi padre me quitara su apellido y jamás permitirán que me case contigo, lo nuestro siempre fue imposible, porque soy la hija de un Barón, cuando tienes de prometida a una princesa de un reino vecino.
- Yo, yo, no acepté el compromiso. Todo es un error.
- No importa si no lo aceptas, el compromiso fue hecho, las noticias viajan con rapidez, no sé qué haces aquí, la princesa debe estar preocupada por ti esperándote en el palacio, o tal vez necesites pasar otra noche con ella para estar seguro, ya no puedes dejarla – Diego se sorprende al escuchar lo que Paula dice.
- Fue un error mi amor, te juro que fue una equivocación, cuando supe de tu matrimonio me enoje y sin pensarlo la tome – Paula aguanta las lágrimas, mientras que Diego la abraza con fuerza.
- No pensabas contarme que ya te habías acostado con ella y aún así quieres que escapemos – lo empuja -, si me apreciaste en algún momento, no me hagas más daño, déjame cerca del Ducado solo me estas causando problemas con mi esposo.
- No, no puedo dejarte ir – la abraza con fuerza.
- Suéltame, por favor Diego suéltame no quiero lastimarte.
- Nos equivocamos, ya debes haber pasado la noche con él verdad…, y yo estoy dispuesto aceptarte de esa manera, no me importa.
- Te digo que me sueltes – con dificultad Paula logra separarse y crea una llama en su mano -, no te acerques más.
- Mi amor no serias capaz.
- No me llames de ese modo, y Álvaro no me ha tocado, no es como tú me ha respetado. Aléjate.
Antes de que Diego pueda acercarse Paula crea una pared de fuego que evita que Diego avance hacia ella, de inmediato sale corriendo del lugar, con la esperanza de no adentrarse más en el bosque, sino de encontrar una salida, cuando no puede ver más a Diego ella se detiene y se sienta en el suelo llorando, con dificultad logra tranquilizarse para buscar una salida.
prefiero verla con Guillem
no me gustaría que pase como en la anterior novela tantos insultos y maltratos que le daba ese duque y terminó quedándose con el después que perdió la memoria
no me gustaría que pase algo similar con Paula
ella merece a un hombre que la ame y la valore y le de su lugar