Un viejo enemigo altera la paz y tranquilidad que Bonnie construyó cuando se mudó, ella y su madre están más unidad luego de saber que su hija estuvo apunto de morir. Los amigos de Bonnie, están en constantes discusiones para saber si la buscan o no. Theo y Jia se encuentran con Bonnie e intentan sabotearla. Samantha (Samuel) esta decidida a buscar de nuevo a Bonnie y ganar de su confianza, no quiere volver a perderla.
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Besos 2/2
Esta situación es tan similar, a la situación en el hospital cuando Morgan se suicidó.
Había olvidado que sus labios son tan suaves y que tiene brazos largos y es alta, la situación es la misma, pero cambia la persona, me siento incómoda cuando ella me abraza por encima de mis hombros.
La aparto y vuelvo a mirarla a la los ojos.
Mi respiración se agita, pero por alguna razón su piel muestra palidez, sus labios morados y su cuerpo suda en frío.
—¿Sam? ¿Sam, te encuentras bien? – se desploma en el suelo. —¡Samantha! –
Corro a la sala para buscar mi celular y llamar a una ambulancia. La voz de Brandon es lo que termino de escuchar. Desesperada le pido que venga a socorrerme y que Samantha está muy mal.
40 minutos.
Brandon apareció con una ambulancia detrás de sí, los paramédicos bajaron de esta, buscando la camilla y demás cosas. Ellos entran a mi casa y los llevo a directo a mi habitación, en donde ellos solo cargan a Samantha y se la llevan.
Entre el caos, Brandon me pide que me quede en casa, pero no está en mis planes quedarme, ellos se marchan y detrás de ella voy yo con mi auto.
En el camino le mandé un mensaje a Mei-Mei, diciendo que el lunes no iría a trabajar, pero no recibí respuesta, supongo que aún sigue en la fiesta con Kuan-Yin. En la sala de emergencia me quedé mirando la de entrada en donde están atendiendo a Samantha, rompen su camisa y debajo de esta, una faja que aprieta sus senos, con gran fuerza.
Jay aparece por la puerta anunciando que se llevará a Samantha a otro hospital, para mi sorpresa, Brandon se acercó a Jay para poder hablar y hago lo mismo.
—Tienes que decir todo lo que sabes. Y tiene que ser ahora. — ordené.
—Por órdenes de… —
—De nadie, dinos lo que le pasa. — interrumpe.
—Jay, si algo malo le pasa a Samantha, tienes que decírnoslo. — hable con voz suave.
—Cuando te fuiste, ella se negaba a comer o beber algo, empezó un juicio contra la señorita Ogawa, cuando por fin ganó, ella cayó hospitalizada por deshidratación, anemia… — reveló.
-¿Porque sigue usando la faja? - me cruzo de brazos al ver las ematomas de en su pecho.
—Es su forma de torturarse, por no decirle la verdad, señorita Bonnie. — Estoy en shock. — Ahora, si me disculpan, tengo que llevármela. —
—Iremos contigo, Bonnie de seguro querrá estar a su lado. — Agregó Brandon, siento mis mejillas sonrojadas.
— Por supuesto, con su permiso. — Jay hace una reverencia y se aleja.
—Te acompaño. –
Brandon sigue a Jay y me quedó mirando como una enfermera, le pone suero y demás, la enfermera se acerca a mí y me pregunta si soy pariente y le respondo que sí, a lo que ella me pide que no me aleje, que en cualquier momento podría despertar y podría estar confundida.
Me acerco para sentarme en los pies de la camilla y mirarla, cómo duerme y es la primera vez que la veo dormir plácidamente. Sonrió al notar que parecía un tierno cachorro de zorro, con sus ojos rasgados. Creo que no volveré a ver esta versión de ella.
Luego de casi dos horas, Jay volvió con Brandon y dos paramédicos, empezaron a preparar a Samantha para llevarla a otra clínica.
—¿Quién irá con ella? —preguntó uno de los paramédicos.
—Bonnie, ve tú. Jay y yo iremos en el auto de atrás. — Asiento, me subo a la ambulancia.
Mantuve la vista en ella, esperando a que despertara, mientras viajamos, los paramédicos la revisan. Sostengo su mano y me sorprendo porque está fría y pálida.
Llegamos a la clínica privada para ser llevada a su respectiva habitación.
Todo término para cuando se hicieron las diez de la noche, Brandon se quedó en la sala de espera, mientras que Jay volvió a la casa de Samantha, para buscar un poco de su ropa y volver. Resulta que ella estaría internada hasta que sus hematomas, bajen un poco y logren estabilizar su precio, y sus glóbulos rojos.
Miro mi celular, y suspiro al saber que ya son las doce de la noche. Entre cuidarla y estar atenta para cuando se despierte, es agotador quedarme despierta y no poder salir a comprar algo, es el doble de agotador.
Sosteniendo su mano, vuelvo a suspira y siento como aprieta mi mano una ola de felicidad me inundó, saber que despierta y que al menos pueda ver que esto con ella, me deja más tranquila.
—Bon… — mueve su cabeza de un lado al otro, tragando saliva.
—Sam, estoy aquí. —Llevo su mano a mi mejilla.
—Bon. —repito.
— Duerme, mañana hablaremos. — aconseje.
Me acomodo en la silla sin soltar su mano, mientras que la veo dormir.
_+_+_+_ Al día siguiente.
Me desperté cuando siento que alguien caricia mis mejillas, cierra los dedos de mi mano para sentir la de Samantha, pero no la siento y me levanto rápido. Verla sonriéndome y completamente feliz. Me hace sentir feliz.
Me levanto de la silla y camino hasta la puerta, para llamar a la enfermera y que pudieran revisarla. Vuelvo con ella.
Mostrando una sonrisa tonta, pero con un poco de verdad y sentimiento, me acerco para ayudarla a contarse, y que estuviera cómoda en la camilla.
Pero es incómodo cuando no adeja de mirarme, su sonrisa ya comienza a molestarme, agarro una pequeña toalla de uno de los cajones del baño y una fuente con agua, hoy tendría que volverme una niñera cuidando a una niña de tan solo 8 años.
Salgo del baño y lo primero que hago es verla, con sus ojos cerrados, con expresiones de dolor en su rostro, su pecho le debe doler mucho. Recordé cuando estuve en Japón y luego de la muerte de Morgan, ella no se fue de mi lado, siento que tengo que hacer lo mismo.
No puedo comenzar una conversación, y no sé cómo hacerlo, nos volvimos a ver luego de tanto tiempo que no recuerdo cuando fue li última conversación con ella, no es que quiera tener "una relación" pero el silencio entre nosotras dos es incómodo y me molesta, que solo me mire.
Al llegar, miro la puerta esperando a que un médico entre antes de que empiece a limpiarla, pero supongo que están ocupados. Le muestro la pequeña toalla de mi mano y ella sonríe aún más.
—Solo ten cuidado, por favor. — hablo con vos algo gruesa.
—Tranquilo.... perdón tranquila. — Respondí nerviosa.
Limpio su rostro y noto que no tiene ni un gramo de maquillaje, que su piel tan limpia y suave es real. Una que termine con su rostro, me acerco un poco más para comenzar a desabrochar su camión y continuar por su cuello, pero al ver un poco su pecho siento un nudo en la garganta.
—Lo siento. — me disculpe.
—¿Qué? — confundida baja la vista. —Tranquila continua. —
—Sam, lo siento.... esto es mi culpa. —volví a disculparme. —devi ser más comprensiva contigo. —
—¿Qué? No, Bonnie tu no tienes la culpa de nada. — sujetando mi mano, y acercándose a mí.
—¿Qué haces? ¡Vuelve a la cama! — Ordené, intentando soltarme.
—No hasta que reconozcas que no es culpa tuya. — siento que mi expresión cambió por una de tristeza. — Esto yo sola me lo he hecho. Tu no no eres la causante de nada. —
Me abraza por la cintura, aquel frío que llegue a sentir ese día que me despedí de ella, ya dejo de existir el calor de su cuerpo es tán cómodo que no había notado la presencia del médico. Tampoco note cuando le correspondi el abrazo.
Nos fuimos alejando de a poco, como si supiéramos lo que queremos. Su respiración choca contra mi cuello, sus manos me sujetan con fuerza la cintura, sin dejarme ir. No puedo apartar mi vista de sus labios, sujeto su rostro con ambas manos y de a poco me voy acercando, hasta juntarlos con los míos. Aquel cosquilleo en mí entre pierna volvió, como la primera vez que nos besamos, dejé que mi cuerpo reaccione como quisiera, y supe por primera vez que ese sentimiento y emoción son lo que realmente me encanta.
Siento que se sienta en el borde, para que me ponga entre sus piernas y hacer que me abrace por la cintura, haciendo que nuestro beso se intensifique aún más. Mis manos recorren su espalda, volviendo a su cuello, de golpe, ella mete su lengua dentro de mi boca, haciendo que mi lengua juegue con la suya, provocando que ese cosquilleo, haga que apriete las piernas.
Es tan adictivo, no sus manos buscando más que sujetar mi cintura, subiendo hasta mi pecho y por encima de mi ropa aprieta mis senos.
Ninguna de las dos quiere detenerse, dejo de sujetarme de la cintura, para ir subiendo, pero el dolor de su pecho nos provoca alejamiento.
—Lo siento. ¿Estás bien, Sam? – pregunté, mirándola cómo se abraza.
—Sí, fue la emoción… Tranquila – responde a dolorida, y se recuesta en la cama.
El médico entró por la puerta y sintió su emoción, al sujetar mi mano, es como si le diera un gramo de felicidad al habernos besado. Sonrió a la par, escuchando lo que el médico, aunque solo finjamos prestar atención. Jay es el que está tomando notas, de todo lo que Samantha tiene que hacer. Hasta que suena mi celular.
—Disculpen. — Suelto su mano, saliendo de la habitación. — ¿Hola? –
—¿Bonnie Stuart? –
—Si ella habla. ¿Quién es usted? – Me acerco a una ventana.
—Una persona que no ve la hora de conocerla en persona. —
—¿De qué está hablando? — pregunté confundida.
—Sé que me recuerda. Hace un año, hablamos. —
—¿Quién eres? Tú estabas cerca de mí. — Siento un gran escalofrío recorrer mi espalda.
Miro de un lado al otro el pasillo, pero no hay nadie, solo dos enfermeras que van y doblan a la derecha. Aquella llamada se volvió a repetir, como aquella vez en el hospital, y no recuerdo cuándo fue que perdí el celular descartable. Me quedo en la puerta mirando a Samantha, el médico y Jay hablando y, seguramente, de poder salir antes de la fecha.
Por el pasillo aparece una silueta de un hombre caminando, esperó unos segundos hasta notar que se trata de Brando, con su casco en la mano y vestido con la misma ropa que ayer.
Lo esperé a que se acerque y, con una gran sonrisa, nos abrazamos, a pesar de que no lo veía hace un año, es bueno tenerlo cerca de nuevo.
Brandon y yo nos fuimos por un café a la cafetería del hospital, en donde sujetó su mano intentando reaccionar.
—Bonnie, tenemos que hablar. — Me quedé sería.
— ¿De qué quieres hablar? – pregunté dándole un sorbo al café.
—Luka y Chris quieren venir a verte… y llegarán en 2 horas. — exclamó con una sonrisa.
—¿Qué? ¿Y qué les diré? – confundida, miro la hora en mi celular.
—Eso mismo tenemos que preguntarnos nosotros. — La voz de Luka, me hace reaccionar.