El Amado De La Archiduquesa

—Bianca, ¿hasta cuándo tienes la intención de huir de mi hermano? — la pregunta, me tomo por sorpresa, Mireya levantó con delicadeza su taza de té, llevándola a sus labios. Sus ojos, carentes de expresión, estaban posados en los míos.

Era inviable eludir el destino; todas fuimos criadas de la misma forma, compartimos el mismo pensamiento, sabemos muy bien lo que tenemos que hacer y cuál es nuestro deber. Sin embargo, nunca prestamos la debida atención al amor, considerándolo irrelevante.

Pese a que nuestras madres contrajeron matrimonio por amor, nosotras no podemos aspirar al mismo destino. El peso de la corona en nuestras cabezas nos recuerda constantemente nuestro deber.

Ciertamente, Mireya tendrá un destino diferente, pero con el mismo fin: ser más fuerte y poderosa cada día. Ella no es la delicada damisela que todos creen; Mireya Colonna es una maestra en el arte del engaño, tan fría como los vientos del norte. Es más astuta que todas las que estamos en esta mesa. Desde hace años, ha manipulado todo a su antojo, siempre consciente del interés que mi tío siente por ella. Con una astucia innata, utilizó su aparente vulnerabilidad para tenerlo bajo sus encantos. Cada palabra que sale de sus labios es una orden para el temido duque Théodore Vitaly.

—No es tan sencillo como podrías imaginar, Mireya. Yo había trazado mi vida de manera similar a la de cada una de ustedes. Madeleine tiene una obsesión por ese duque que intenta atrapar en sus artimañas; tú, por tu parte, te casarás con mi tío tan pronto como cumplas la mayoría de edad. Yo me veía unida en matrimonio a ese bastardo, ya que toda mi vida había sido preparada para ello. Había desarrollado sentimientos hacia él y estaba convencida de que lo amaba. Sin embargo, en este momento, me encuentro en la incertidumbre respecto a lo que realmente deseo. Me encuentro perdida, con mi mente y mi corazón revueltos gracias a la presencia tan imponente de tu hermano. — no podía negarlo más; ni siquiera yo sabía lo que sentía.

— Bianca, querida, deja de pensar tanto las cosas. Desde una perspectiva política, el gran general representa un respaldo incomparable. Es cierto que Paul te daría un respaldo sólido al ser el duque mesellanas y nos sería de utilidad, pero el gran general es realmente destacable. Tu ex prometido sería duque y tú, una archiduquesa, lo que podría crear conflictos en el futuro. En cambio, el gran general renunció a ser el heredero del condado; es un hombre que podría asumir el título de archiduque sin ningún problema, y su espada siempre estaría a tu servicio. Sus tropas son las más grandes del imperio; un respaldo de esa magnitud es realmente favorable —afirmó Victoria con serenidad.

Era plenamente consciente de que Victoria tenía razón. Tener al gran general como mi esposo me daba una ventaja innegable. Sin embargo, él anhelaba algo más que un título nobiliario; él me desea a mí, y no sé cómo corresponder, sin contar que su sola presencia me deja sin aliento. Sus ojos son como espejos de mi alma, me desnudan por dentro, y su respiración causa miles de sensaciones en mi ser. Es a ese sentimiento que estruja mi estómago al que le temo.

— No tardes tanto en pensarlo. Me he enterado de que algunas damas de posición intermedia muestran interés en el gran general; incluso se han atrevido a enviar solicitudes de compromiso. Si tú estableces tu dominio en él, ellas quedarán relegadas como las insignificantes hormigas que son —la sonrisa de Beatriz era, sin duda alguna, siniestra.

A pesar de su juventud, que superaba incluso a la de Mireya, Beatriz ocultaba sus pensamientos maquiavélicos tras ese rostro de inocencia perpetua.

Debo admitir que sus palabras calaron en lo profundo de mi ser, con un eco que no podría olvidar fácilmente. Fruncí el ceño apenas mencionó a esas chiquillas; sé muy bien quiénes eran. En las fiestas de té, alardeaban de quién podría conquistar al guapo general. En aquel entonces, sus palabras me resultaron indiferentes, ya que no conocía al hombre, pero ahora todo era diferente: ese destacable hombre sería mío y ninguno de esos parásitos se quedaría con lo que me pertenece.

—Está decidido, él será mío. Los sentimientos pueden surgir en el camino; él es un hombre destacable, no sería difícil estar a su lado. Incluso podría llegar a amarlo en un futuro.— No lo perdería, lucharía por él; tendré que tener una larga charla con mi madre.

—Bianca, querida sobrina, el gran general supo muy bien cómo sembrar la semilla de la duda en ti, y por lo visto, esa semilla ya floreció. El general encendió en ti la llama de la curiosidad de forma inusitada. Solo déjate llevar, no seas tan majadera. Ese hombre ha estado observándote en silencio durante años. Es evidente que él no busca una esposa fría y distante; quiere una tan cálida como el sol del verano. Con eso no quiero decir que seas imprudente; no debes permitir que tu reputación se manche. Eso es inaceptable. Sedúcele con sutileza y, a su vez, permítete ser seducida. La tía Adanis tiene que tener algunos libros al respecto, y si le pides algún consejo, te lo dará sin rechistar. Al fin y al cabo, ella será tu suegra. —Madeleine sonrió con una satisfacción desbordante.

Todas tenían razón en sus puntos de vista. Iré de visita al condado Leyer; mi tía podrá decirme qué es lo que más le gusta a su hijo. Por más que haya captado su interés, nunca es suficiente.

Nota: A que no se esperaban que ellas fueran distintas a sus madres, unas verdaderas loquillas

Spoiler: Ellas no serán tiernas; serán fuertes, letales, pero tendrán un gran problema: relacionarse de forma sana y romántica con sus esposos.

No pondré imágenes alusivas a ellas, porque cada una tendrá su historia.