La vida de Alana era perfecta: un esposo amoroso, un hijo, y su carrera como psicóloga iba en ascenso. Hasta que una llamada cambió todo, su esposo había hecho cambios en su testamento, ya que poseía una gran fortuna heredada por sus padres. Lo que nunca imagino es que esto solo el inicio de su sufrimiento.
Y es que la tragedia toca a su puerta cuando su hijo y esposo son atropellados, perdiendo la vida. Tras las muertes, Alana se entera de toda la verdad: su esposo le había quitado la herencia y ahora, quien lo heredaba todo era la amante, la cual resultó ser su supuesta mejor amiga, Kiara. Ante esto, Alana no está dispuesta a permitir que quien la traicionó disponga de lo que le pertenece, y luchara para recuperarlo, encontrando en su camino, todos los secretos sucios de su difunto esposo y su ex amiga. ¿Podrá Alana recuperar lo suyo y obtener justicia?
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Capitulo 4
Alana:
(Escuchen: Unsteady)
Mis pasos lentos con demasiada dificultad en llegar a la entrada del hospital, los oficiales que estaban en la entrada me miraron pasando por alto mi presencia, para ellos era una persona que venía a este hospital en consulta. Subí con cuidado los escalones, mis pies me estaban traicionando a no poder pasos seguros, uno de los oficiales abrió la puerta cediendo el paso, ni tuve fuerza de voluntad en agradecer, solo quería saber sobre mi hijo. La mujer que estaba en la recepción levantó la mirada con una sonrisa.
Asistente: ¿en que la podemos ayudar?
Alana: Rim… Rim…
Asistente: ¿Se encuentra bien señora?
Negué con la cabeza, no podía articular palabra, todo me estaba dando vueltas, reposé mi mano en su escritorio, no paraba de temblar de lo que pudieran decirme.
Alana: Rimbo… Menilov Cavalli.
La chica escribía en su computador buscando el nombre de mi hijo, tragó saliva mirándome, se puso de pie con unas hojas en su mano.
Asistente: Un momento por favor.
La seguí con la mirada, di unos pasos hacia atrás mirando a la chica que hablaba con alguien, salió un hombre muy guapo de seguro era el doctor que los estaría atendiendo.
Javier: Alana.
Di la media vuelta mirando hacia Javier, se le veía angustiado. Lo sostuve de sus antebrazos tratando de comprender lo que había sucedido.
Alana: ¿Cómo pasó? ¿Qué sucedió?
Javier: Román está muy mal. Tuvo un fuerte golpe en la cabeza y…
Doctor: buenas noches. Me dicen que preguntó por el menor Rimbo Cavalli.
Di la media vuelta, mirando al doctor que traía entre sus manos los mismos papeles que la asistente tenía.
Alana: Es mi hijo.
Ellos se miraron entre si. Tragó saliva el doctor.
Doctor: Soy el Doctor Dimitri Fiorelli, su hijo tuvo un terrible golpe en la cabeza y muchas partes de su cuerpo, se hizo hasta lo imposible.
Alana: Espere… ¿se hizo hasta lo imposible? ¿Qué? Que… quiere decir.
Respiró profundamente negando con la cabeza. Entreabrí los labios mirando fijamente a este Doctor.
Doctor: Lamento decirle que el pequeño no sobrevivió.
Alana: No… eso no… Javier dime.. dime…. Eso…
Miraba a Javier, su mirada triste fija en mi lo decía todo… negaba con la cabeza sostuve mi cabeza con fuerza….
Javier: Alana…
Alana: Mi hijo no… dime que es mentira…
Solté mi cabeza sosteniendo los brazos del doctor, pude ver a sus ojos tanta verdad de sus palabras.
Alana: (susurrando) Por favor doctor… es mentira.
Doctor: el pequeño traía una hemorragia interna, en el trayecto fue que falleció, aquí tratamos.
Alana: Trataron, pero no lo hicieron, no fue suficiente.
Doctor: Señora, am…
Alana: Quiero a mi hijo… ¿acaso no lo entienden? Es mi hijo.
Kiara: Alana amiga.
El doctor entregó los documentos a la asistente, cubrió sus labios con una mano, miré a Kiara con sus ojos llorosos.
Kiara: Fue horrible todo lo que sucedió.
Alana: ¿DONDEEE? ¿DONDEEE ESTABA ROMÁN?
Kiara: Rimbo y Jeivi, jugaban divertidos, la pelota se le fue.
Negaba con la cabeza… Rimbo nunca hubiera ido tras la pelota y más si era para cruzar la calle. Abracé a Kiara tan fuerte, podía sentir su apoyo… mis manos desesperadas querían traspasar su cuerpo… no lo podía creer, mi hijo sin vida. No… no me merezco.
Alana: ¿Qué hice mal? ¿acaso por no acompañarlos?
Javier: Tranquila Alana… Román…
Alana: Román tenía que ver por él.
Kiara: Tú también.
Cerré lo s ojos cubriendo mi rostro con una mano, el brazo de Kiara pasó por encima de mis hombros atrayendo hacia las sillas de espera. Me sentí fatal, no quería escuchar, no quería saber nada… estaba mal.
Alana: ¿Por qué cuando todo estaba yendo bien?
Kiara atrajo mi cabeza sobre su hombro, acariciaba mi cabello, las manos de Javier tomaron las mías quedando de cuclillas.
Javier: Sabes que estamos para apoyarte en todo lo que necesites.
Kiara: tu esposo te necesita.
No quería saber nada de Román, era mi hijo el que me hacía falta. Las puertas del área de urgencias se abrió, miré a una enfermera que salía cubierta de sangre.
La asistente caminó hacia la enfermera. Me puse de pie, soltando las manos de Javier, me acerqué hacia la enfermera.
Alana: quiero ver a mi hijo.
Ellas me miraron sorprendidas, la enfermera se apartó caminando hacia el otro lado.
Asistente: Señora, el doctor lo debe autorizar.
Alana: Por favor… se lo suplico, quiero verlo aunque sea por ultima vez.
La asistente me tomó del brazo, caminaba junto con ella, Javier y Kiara venían tras de mi, reposé mi mano en mi pecho, el dolor era tan inmenso, entramos por una pequeña puerta, mis lagrimas cayeron al ver una mesa donde había alguien cubierto por una sabana que estaba manchada de sangre, algunos del personal seguían limpiando y acomodando las cosas. Una hermosa pelirroja entró tomando anotaciones de lo que estaba marcado en la ficha clínica, levantó la mirada hacia el frente negando con la cabeza, entró el doctor que me había atendido, dejó un beso en su mejilla, cuando se dio cuenta que estábamos del otro lado saliendo tan rápido como pudo el Doctor. La puerta del cuarto donde estábamos se abrió con fuerza.
Doctor: Suset…
Alana: No es culpa de ella, solo… solo quiero ver a mi hijo.
Doctor: No es el momento.
Alana: Por favor, quiero verlo por ultima vez.
Kiara: Amiga, ya te dijo…
Bajé la mirada hacia Kiara viendo que Javier apretó su mano con mucha fuerza, quizá igual que Román y yo tenían sus problemas.
Doctor: Hay que… prepararlo.
Alana: No, por favor… quiero ver lo que le pasó. Entiéndame, es mi único hijo.
El doctor extendió su mano cediendo el paso.
Doctor: Solo ella.
El doctor cerró la puerta, la mujer pelirroja lo miró algo sorprendida, dio varios pasos hacia atrás bajando sus anotaciones, toqué suavemente la sabana que estaba fría. Mis lagrimas no dejaban de recorres mis mejillas, me sentía deshecha completamente. Sostuvo la orilla de la sabana bajando un poco, descubrió su rostro, negué con la cabeza cubriendo mis labios del dolor de verlo dormidito.
Me acerqué a él acariciaba su mejilla suavemente, reposé mis labios en su frente…
Alana: (susurrando) Te amo hijito, siempre fuiste y serás lo mejor de mi vida mi amor. Me vas hacer tanta falta…
Pasé mi mano por su cabellito viendo que tenía sangre su cabecita… Lo miraba sin poder entender por que la vida se ensañaba con un pequeño, por el contrario, hubiera preferido que sea yo en su lugar.
Alana: ¿Qué haré sin mi hijo? (susurrando) dígame doctor.
La chica lo miraba fijamente, bajó la mirada negando con la cabeza.
Estudiante: vivir… los peores momentos marcan nuestra vida, pero se aprende a vivir, no a olvidar, pero si a superar.
Alana: ¿Qué sabe usted de perder a un ser querido? Más si es un hijo.
Estudiante: Créame, sé que es perder a un ser querido como muchos de los que nos dedicamos a la medicina.
(Escuchen: Mi sol, Jessy & Joy)
Alana:
Eres el regalo que nunca pedí, la porción de cielo que no merecí, todos mis anhelos se han cumplido en ti y no quiero perderte No lo quiero así.
Te deje tan sola me sentí sin ti y no quiero de nuevo estar así, así tomarme en tus brazos, soy parte de ti, soy parte de ti.
Eres mi Sol, luz, calor y vida para mí, eres tú, mi Sol, la estrella que a mi vida sustentó, Eres tú, mi Sol
Lo que quiero ahora es perderme en ti y ser envuelta en todo lo que eres tú (Ser envuelta en todo lo que eres tú)
Te deje tan sola me sentí sin ti y no quiero de nuevo estar así, así, tómame en tus brazos, soy parte de ti soy parte de ti
Eres mi Sol, luz, calor y vida para mí Eres tú, mi Sol, la estrella que a mi vida sustentó Eres tú, mi Sol… Eres tú mi Sol, mi Sol, Eres el regalo que nunca pedí… La porción de cielo que no merecí
Mis lagrimas había humedecido su rostro, el doctor lo fue cubriendo poco a poco. Levanté la mirada hacia el doctor, la tenía puesto en mi.
Doctor: Lo lamento mucho.
Una doctora rubia entró mirando al doctor, ella negó con l a cabeza, entreabrió sus labios mirando hacia mi. Mi cuerpo cayó de rodillas al piso, entendí la mirada de ese doctor. Sostuve con fuerza la sabana de mi hijo…
Sentí unos brazos fuertes que me sostuvieron, no me importaba no conocerlo, solo quería que esto terminara y no sentir mas…
Doctor: Lo lamento señora, por su hijo y por su esposo.
Alana: No… estoy sola… completamente sola…
Apreté con fuerza la bata del doctor que me sostenía sin soltarme, entiendo que este momento era el peor de mi vida, pero no, no de esta manera, me hubiera dejado a mi hijo con vida. Lo quería a mi lado. Esperaba con ansias de verlo crecer, de verse formar como todo un hombre, las esperanzas de verlo conocer chicas, que se peleen por él, pero Dios… me has quitado a lo que más amo en esta vida y no es justo. No lo es…
Todo era dolor, sin salida, sin poder tener a quien aferrarme, desear que siempre haya estado a mi lado y ahora esto. No… así no era justa la vida conmigo menos que nadie.
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