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AFABLE

AFABLE

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Mafia / Traiciones y engaños / Romance entre patrón y sirvienta / Diferencia de edad / Jefe en problemas / Secuestro y encarcelamiento / Enfermizo
Popularitas:27.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Irwin Saudade

Janet tiene un futuro prometedor, pero su padre la fastidia a que ya debe casarse. Como ella se niega rotundamente, la obliga a aceptar un trabajo en la ciudad. Así es como termina cuidando de un hombre ciego llamado Nicolás. Este hombre es hijo de un mafioso.

Será que, el haber ido en contra de los deseos de su familia, ¿Podría significar el inicio de su felicidad?

NovelToon tiene autorización de Irwin Saudade para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

A CUIDAR DE TI

—¡Tranquila! De verdad estoy bien. A veces me gusta acostarme en el suelo para disfrutar más del ritmo de la música.

Mi corazón se tranquilizó un poco. Me aleje de su pecho, quede sentada en el suelo.

—Como sea, me pegaste un susto y eso no lo puedo olvidar. ¡Qué canijo eres!

Me pareció notar una sonrisa en su rostro, le di un golpe suave en el pecho.

—No te enojes conmigo. No era mi intención asustarte.

—Al menos no estas muerto y eso es un alivio.

—¿Pensaste que estaba muerto?

—La verdad sí. No es normal ver a un hombre tirado en el suelo, a menos que este sea un borracho.

Parecía estar muy despreocupado.

—Hace tiempo que no me emborracho. ¿Te gusta beber?

—No. Casi no.

Enfoque mis ojos en su barba. ¡No sé! Es que me resultaba muy atractiva la forma en que su rostro cargaba con esa selva negra abundante, vellos bien dibujados y sus labios bien enmarcados en un rosa intenso. ¡Este hombre estaba guapo! De eso no había duda y eso que aún no miraba el color de sus ojos.

—¿Tienes hambre? —Pregunté.

—Un poco.

—La comida esta lista.

—¿Ya pasó una hora?

—Sí, pasó más de la hora. Iker me ha mandado a preguntarte si prefieres comer aquí o, si deseas bajar. ¡Ya están listas las pizzas!

¿Comer pizza en su habitación? ¿Comer cerca de la cocina? ¿Qué elegiría él?

Lentamente comenzó a incorporarse. Unos mechones de cabello le escurrieron por la frente y ese paliacate no me permitía ver sus ojos. ¿Por qué no usaba mejor unas gafas? Se vería mejor con las gafas.

—¿Me ayudarías a bajar? —El tono de su voz tenía cierta indecisión—. Decidí que quiero bajar al comedor.

—Sí. No tengo problema con eso.

—¡Perfecto! Ya puedes apagar la música y también, quiero me que ayudes a ponerme de pie.

—Por supuesto.

Me aferré a su mano, estaba tibia y su calor me causó una sensación inexplicable. ¡Lo estaba tocando muy seguido! Y esa sensación no me desagradaba.

—¿Te gusta la pizza? —Me pregunto.

—Que te puedo decir, si me gusta, pero casi no compramos en casa.

—¿Es muy cara?

—Pues como que no es muy común que compremos pizza. A lo mejor no nos alcanza y tampoco hay pizzerías en el pueblo —solté su mano—. Iré a apagar la música.

Y no sé, pero fue en ese momento que algo no cuadraba en mi familia. ¿Por qué no nos alcanzaba si papá trabajaba para un narco? ¿De verdad éramos pobres o solo simples miserables? El alcohol nos estaba robando la oportunidad de triunfar.

—¿Quieres que vaya contigo a apagar la música?

—No. Iré rápido.

Apagué la bocina Bluetooth y volví a su lado. Quise tomar su mano, al instante entrelazó nuestros dedos y me causó sorpresa su gesto. ¿Le gustaba tomar mi mano? A mí me agradaba sentir su calor.

—Llévame a comer pizza. Tengo hambre.

—Claro. Saldremos de tu habitación.

Al caminar, descubrí que ayudar a una persona con discapacidad es más complicado de lo que parece. Mi paciencia se puso a prueba al ayudarle a bajar los escalones. Uno a uno hasta que llegamos a la planta baja. ¡Una eternidad!

La mesa estaba puesta, Iker estaba terminando de acomodar una botella de vino.

—¡Huele muy bien! —Nicolás olfateó el ambiente y sus palabras me hicieron sonreír.

—Está lista la comida señor, venga, es hora de que se alimente. Me da gusto que esté abajo. ¡Un gran avance!

¿Avance? No entendí mucho las palabras de Iker. Nos quedamos de pie, cerca de la mesa.

—Seguro que te han quedado muy deliciosas las pizzas. ¡Tengo ansias por poder probarlas!

—Claro. Ya he preparado la mesa. ¿Quiere un poco de vino?

—Eso estaría perfecto.

—Enseguida le sirvo —Iker también me hizo una seña para indicarme la silla en que Nicolás debía sentarse.

—Te llevaré a tu asiento —informe al jefe.

Di un paso, él me imitó. Iker jaló la silla y mi jefe se sentó con lentitud. ¿Dónde debía sentarme yo? El cocinero me hizo una seña con la mirada para que me sentara a la derecha de Nicolás.

—¡Huele muy bien! —Mi jefe olfateaba el olor que provenía del plato que recién había servido Iker.

El cocinero volvió a hacerme una seña para que yo comenzara a alimentar a Nicolas. ¿Cómo debía hacerlo? ¿Darle cucharadas igual que como a un bebé? ¿Hacerle como si fuera un avión! ¡Rayos! Tantas cosas que no había previsto.

—Comenzaré a darte de comer —pronuncie tomando la rebana de pizza—, puedes abrir la boca para que el avión entre.

Tuve que mover mi silla exactamente a su lado. ¡También me senté en la cabecera!

—¿El avión? —Nicolas se sacó de onda, lo reflejo en su pregunta—. ¿Me estas tratando como a un bebé?

Iker se había marchado de allí. ¿Los guardias y él no comerán con nosotros?

—La neta sí. No se me ocurrió otra forma para poder darte de comer. ¡Es que no puedes ver! Y yo nunca había ayudado a alguien a comer. ¡Por ahora eres como un bebé!

—¿Soy un bebé para ti?

Asentí.

—Eres mi bebé en estos momentos —no me dio pena decirle eso.

—Y si pudiera ver, ¿seguirías tratándome como a un bebe?

Sonreí, su pregunta era muy curiosa.

—No lo sé.

—¿Seguirías ayudándome a comer?

Su pregunta me pareció interesante.

—Yo creo que eso dependería de la situación. A lo mejor, si es que fuera la circunstancia, ya sea por la falta de movilidad o por un dolor ocasionado por una enfermedad, yo te ayudaría. Podría sostener tu comida y llevarla hasta tu boca. ¡Si lo haría!

Pareció contento con mi respuesta. Asintió ligeramente y vi que abría la boca. ¿Esperaba la comida? ¿Estaba bostezando? ¿Que era?

Sin dudarlo más, le metí una porción de la rebanada de pizza.

...🌺🌺🌺...

El reloj marcaba las siete de la noche. Mi celular empezó a timbrar. Era una llamada de Nicolás. Iker configuró el celular de nuestro jefe para que, a pesar de su discapacidad, pudiera usarlo sin necesidad de nadie.

—¿En qué puedo ayudarte? —pregunté al responder la llamada.

—Es hora de mi baño. Necesito que me ayudes.

¡Lo había olvidado! ¡Changos! ¿Cómo debía ayudar a Nicolás en el baño?

—Voy.

—Aquí te espero.

Me levanté de mi cama, estaba terminando de instalar unas aplicaciones en mi celular y salí a toda velocidad. Al entrar en la habitación de Nicolás, me sorprendió mucho verlo sentado en la orilla de su cama.

—¡Ya estoy aquí! —Avise.

—Si, escuché cuando abriste la puerta.

¿Qué tanto piensa cuando se sienta a solas en el sofá de su habitación? Esta vez no me pidió que le pusiera música y fue un poco inesperado viendo que el cigarrillo que yo le había encendido hace media hora, aún no se terminaba. ¿Se había apagado a medio fume?

¡Tuve que aprender a encender cigarrillos!

—¿Que debo hacer? —Pregunté para poder empezar a moverme.

—Llena la tina con agua. Me gusta caliente, que se vea el vapor. Vierte un poco de sales relajantes y usa aceites de albahaca. Todo está en el mueble del baño, primer cajón.

—De acuerdo.

Entré al baño, esta vez me dirigí a la ducha y la tina de porcelana blanca era enorme. ¡Ni siquiera me había percatado hace rato! ¿Un baño para él solo? Abrí las llaves del agua y nivelé para que estuviera caliente a temperatura soportable. El aceite de albahaca olía delicioso, al mezclarlo con el agua y las sales, el aroma se intensificó. ¡Un baño que parecía caldo! ¿Por qué ponerle sales al agua? Solo faltaban las verduras y la carne.

Quise salir del baño. De pronto no entendía porque estaba aquí. ¡¿Que me pasaba?!

—La tina se está llenando y ya añadí las sales que me pediste. ¿Necesitas algo más?

—Sí. Alista mi ropa. Entra a mi closet y prepara mis prendas para dormir. Después de elegir mi ropa, quiero que enciendas un poco de esencia y prepares mi cigarrillo.

¡Mas tabaco! ¿Por qué le gustaba fumar tanto?

—Por supuesto —no tenía otra opción.

¿Cómo debía sentirse ese hombre de estar sentado en la cama todo el día sin hacer realmente nada? ¡Yo me sentiría muy fastidiada si estuviera en su lugar!

En su closet encontré ropa elegante. Trajes negros, grises y azules. En los cajones busque ropa interior, playeras y pantalones para dormir. ¿Qué clase de narco era él? ¡Uno muy elegante! Cuando encontré la ropa adecuada, salí y la acomodé sobre la cubierta de la cómoda del cuarto de baño.

—¿Dónde está la esencia que quieres que prenda?

—En el último cajón del mueble que está en el baño.

Lo abrí y encontré una vela aromática. Supuse que esa era la dichosa esencia. La encendí. Cerré las llaves de agua y la tina ya estaba llena.

—Listo. ¿Algo más? —Quise mirarle un poco, seguía inmóvil en la cama y yo me sujetaba del marco de la puerta.

—Mis cigarrillos. Llévalos y ponlos cerca de mi tina.

—Sí.

Tome la cajetilla de cigarrillos y un encendedor.

—Bien, supongo que es hora de llevarte al baño.

Tome sus manos y él se puso de pie. Comenzamos a avanzar, cruzamos la puerta.

—¿Pondrás música? —Pronunció curioso.

—¿Que música quieres que ponga?

—Busca YOUTH 83.

—Va.

Volví a la habitación por la bocina Bluetooth y en mi celular busqué el artista. Cerré la puerta del baño y puse la bocina sobre la cómoda.

Nicolas estaba de pie, inmóvil, esperando por mí.

—Genial. Me gusta esa canción.

Sonaba Keeper.

—No imagine que a ti te gustaría este tipo de música.

—¿Qué imaginabas que me gustaba escuchar?

—Pensé que, como eres narco, debería gustarte la música ranchera o los corridos bélicos. ¡Ya sabes!

—¿Por qué soy narco? —Su voz me causó nervios.

—Yo…

—No me gusta esa música. ¿Te puedes concentrar en mi baño? —Sentí que se había molestado por mi comentario.

Asentí.

—¿En qué debo ayudarte? —Mi pregunta era tonta.

Era evidente que debía ayudarle en todo, pero hasta este punto, mi mente no había pensado en la posibilidad de verlo completamente desnudo y de tener que bañarlo con mis propias manos. ¡Esto nunca lo imaginé!

—Quiero entrar al agua. Quítame la ropa.

Esa era la primera vez en mi vida que iba a hacer algo como eso. ¡Desnudar a un hombre!

Tragué saliva.

—Bueno.

Me detuve enfrente. Acerqué mis manos a su abdomen y levanté la camiseta. Sus brazos se extendieron para arriba y tuve que ponerme de puntitas para lograr sacar la playera. Su abdomen estaba marcado y había vello en su pecho y en cada cuadro de sus músculos. ¡Se veía súper bien! Como si alguien hubiese dibujado con el carboncillo de un lápiz vellos bien acomodados.

—Te quitare los pantalones.

—Adelante. Dependo de ti.

Pose mis manos sobre la hebilla de su cinturón, afloje el cinto y desabroche. ¡Otra vez! Comencé a deslizar y su ropa interior apareció justo frente a mis ojos. ¡Me había agachado! El aroma de la vela me provocó una sensación extraña y el rozar mis dedos por sus piernas me hizo sentir extraña. ¡Más vellos!

Alzó sus pies. Uno por uno, quite los calcetines y aún, el bóxer seguía cubriendo su hombría. ¿Debía hacer esto? Jamás pensé que terminaría pasando mi verano para poder ayudar a un hombre invidente. ¡Canijo padre mío! ¡Canija ceguera de Nicolás! ¡Canija vida!

—¿Me vas a quitar la ropa interior?

Trague saliva, no me sentía del todo segura.

—Yo... —Me sentía nerviosa.

—Descuida. Yo haré eso.

Su movimiento fue rápido. Se encorvó un poco y deslizó la prenda hasta retirarla de sí.

Más vello apareció frente a mí y su pene estaba demasiado grande para estar dormido. ¡Increíble! Nunca había visto algo así. Ni siquiera cuando mi hermano se bañaba conmigo, pero bueno, es que éramos niños y supongo que su pene era de niño. ¡Esta era una trompa de elefante!

—Te quitaré el paliacate de los ojos. ¿Puedes agacharte un poco? Es que estás alto.

Me posicioné detrás de él y aflojé el nudo del paliacate.

Tomé su mano y lo conduje hasta la tina. Con mucho cuidado, entro en el agua y se sentó en la tina.

—¡Esto está muy bien! El agua es perfecta.

—¿La temperatura está bien?

—Sí. Te quedó bien.

—¡Genial! Yo... ¿Quieres que te deje solo un rato? Estaré en la sala de tu habitación, así puedes...

—No me molesta que estés aquí.

¿Debía irme? ¿Dejarlo a solas en la tina llena de agua? ¿Y si le pasaba algún accidente por dejarlo solo?

—De acuerdo. Te haré compañía.

—¿Alguna vez tomaste un baño como este?

Sus párpados permanecían cerrados y, a pesar de ya no tener vendados los ojos, no entendía porque no los abría. ¿Se había acostumbrado a tenerlos en oscuridad? ¿Le gustará estar ciego?

—No. Jamás. La verdad si me sorprendió que me pidieras ponerle sales al agua. ¡Nunca pensé que los mafiosos se bañaran así!

Dejó escapar una risita corta. Supongo que ya solo faltaban las verduras en la tina para que esto fuera un caldo, la carne esta adentro.

—Enciende un cigarro para mí.

Eso era lo único que no me gustaba.

Hice lo que me pidió. Lo puse entre sus dedos y él hizo el resto. Jalo un poco del cigarro y el humo que exhaló, no olía igual que el tabaco de su cigarro anterior. ¿Qué era ese olor?

—¿Por qué te gusta fumar?

—¿Te molesta?

—Sí.

—Ni modo. Estas en mi casa.

—Te estas quemando los pulmones. Eso no es muy inteligente de tu parte.

—¿Y eso te afecta?

—Se supone que debo cuidar de ti, entonces...

—¡No hables más! Metete a la tina —ordeno él.

—¡¿Qué?!

—Que entres al agua. Esta tina es lo suficientemente grande para los dos.

¿Por qué me pedía eso? ¡Su lado engreído había vuelto a flote!

—Yo, estoy bien así. ¡Gracias! Me bañe hace rato.

Dejó escapar una bocanada de humo. ¿Marihuana? ¡Que fastidio!

—¿Dónde está tu mano?

Le di mi mano y ligeramente, la humedad de su piel se impregnó en mí.

—Me puedes masajear los hombros. Usa un poco de aceite.

Su petición me pareció de lo más normal.

—Claro.

Su piel se sentía demasiado suave. Use mis pulgares para trazar movimientos circulares sobre sus músculos.

—¿Extrañas a tu familia?

—Todavía no termino mi primer día aquí. Así que aún no extraño a mi familia —eso era verdad. Aún no sentía nostalgia por ellos.

—¿Y eso?

—Ya te había dicho que mi padre me obligó a venir. ¡Yo no quería esto! Además, creo que mis padres y yo nunca hemos tenido una relación muy buena. Principalmente con mi papá. ¡Tiene un carácter de la fregada!

—¿Cómo mi carácter?

—Bueno, creo que mi papá te gana. A ti aún no te he visto enojado de verdad.

Su boca dejó escapar el sonido de una carcajada.

—¿Y por qué no querías venir? Digo, no soy una mala persona.

—Yo no dije que fueras una mala persona. Solo que, no me llamaba la atención tener que venir a la ciudad. Además, yo no sabía que venía a cuidar de ti. ¡Ahora estoy aquí!

—¿Y eso es bueno?

—Es más bueno para ti que para mí.

Sus músculos parecían estar más relajados a causa de mis movimientos.

—Dices que no tienes una buena relación con tus padres.

—Aja. Papá y yo no tenemos los mismos ideales.

—¿Que ideales tienes tú? Me gusta como hablas. Muy propia para vivir en un rancho.

—¿Propia?

—Se nota tu educación.

¿De verdad?

—Bueno, no sé a qué te estás refiriendo, pero mi abuelita siempre solía decirme que debo darme a respetar.

—Es un buen consejo.

El aceite había sido absorbido por completo por la piel de Nicolás.

—¡Listo! Ya terminé de masajearte —cambié el tema.

—¡Muchas gracias!

—Claro.

Me puse de pie y me disponía enjuagarme las manos en el lavabo.

—Deberías entrar a la bañera. Es muy relajante.

Su invitación sonó tentadora. La neta si me atraía la idea de remojar mi cuerpo en agua caliente con aroma exótico. ¡Nunca me había metido a una tina como esa!

—Así estoy bien. Este es tu momento. Yo no estoy acostumbrada a estas cosas.

Me pareció interesante que él no abriera los ojos. ¿Tanta oscuridad le encantaba? ¿Por qué razón no abría sus ojos?

—Podrías intentar acostumbrarte a esto. Estarás varias semanas conmigo.

Sus palabras me hicieron reflexionar y pensar en todo. ¿Debería intentar acostumbrarme a este tipo de cosas?

—¿O sea que siempre me vas a estar invitando a que comparta la bañera contigo?

—Quizá. Me gusta ser buena onda.

¿Ser engreído o buena onda? Prefería que fuera buena onda.

—Está bien. Creo que podría intentarlo.

Después de todo, él no podía ver. ¿Estaba mal que le hiciera caso? ¿No me estaría dando a respetar si me metía a la tina con él?

—Adelante. Disfruta de esto.

—Sí, pero con una condición.

—¿Me vas a condicionar?

—Deja de fumar por lo que resta del baño.

Pareció divertirse y comenzó a reírse descaradamente.

—Yo soy el jefe.

—¿Y eso que? Yo soy tu cuidadora.

—Eres increíble.

—Increíble es que esté a punto de quitarme la ropa para meterme a la bañera contigo.

Mis palabras le hicieron carcajearse de forma seductora.

—Entonces si me vas a hacer caso.

—Solo si dejas de fumar por ahora.

Dejo escapar un suspiro. Acerco el cigarrillo a sus labios y fumo con todas sus fuerzas. El humo salió segundos más tarde.

—De acuerdo, tú ganas. Apaga mi cigarrillo.

Logre vencerlo esta vez. Apague el churro.

Me puse de pie y comencé a desvestirme. El vapor que inundaba la habitación, eso era algo realmente agradable. La música seguía sonando, quede semidesnuda. No me quite la ropa interior.

Metí mis pies en el agua, sentí muy rico y no tarde en acomodarme frente a él, justo en el otro extremo de la tina.

—¿Cómo se siente?

—¡Muy bien! Es relajante.

¿Compartir la tina con el hijo de mis jefes? ¡Esto era una locura! Estar semidesnuda frente a un narco, eso era la verdadera locura. Pero en realidad la locura más grande era, acceder ante las órdenes de un hombre ciego. ¡Cosas que nunca había imaginado!

No Sun de YOUTH 83 comenzó a sonar, él le pidió a su Siri que le dijera el nombre de la canción.

—¿Te gusta estar aquí en tu primer día?

Lentamente abrió sus ojos y me sorprendió muchísimo ver el color. La luz blanca del lugar causó ese efecto. ¡Miel brillante! Sus ojos eran hermosos, y por primera vez pude ver su rostro completamente expuesto. ¡Era guapísimo! Cómo de esos hombres que parecen modelos de internet.

—No está mal. El agua es relajante.

Asintió. Ahora yo también era la carne en este caldo.

—¿Puedo pedirte algo?

—Claro.

—¿Puedes acariciarme el rostro?

Su petición me saco mucho de onda y sentí muy extraño en el fondo de mi ser. ¿Acariciarle el rostro? ¿Para qué? ¡Era como si sus pupilas estuvieran enfocadas en mí! La oportunidad de tocar su barba y sus mejillas eran mi delirio, pero, tuve que controlarme para no parecer intensa y faltarle el respeto.

—¿Te da comezón?

—No. No tengo comezón, pero me gustaría que tus manos me tocaran los cachetes. ¡Tus manos son muy suaves!

¿¡Ah!? ¿Muy suaves? ¿Apocó sí?

—Bueno, supongo que puedo hacer lo que me pides. Pero, siento que es algo intenso, así que me negaré a hacerlo.

—¿Cómo que intenso?

Mi corazón latía intensamente por su petición. ¡Muy en el fondo si quería acariciarle el rostro!

—Simplemente no quiero hacerlo.

—¿Te da miedo no darte a respetar?

Su pregunta me impactó.

—No es eso.

—¿Y entonces?

—Simplemente no quiero acariciarte el rostro. Y tocarte no es una forma de no darme a respetar. Te he tocado mucho este día y hasta te he visto desnudo. ¡He pasado mucho tiempo contigo! Y eso que seguimos siendo desconocidos. Aun así, he sido muy respetuosa contigo.

Descubrí que sonreía y eso, me hizo sentir bien.

1
Nancy Hernandez
es bueno, pero se que puede ser mucho mejor
Irma Ordonez
muy hermoso me encanto y espero los demas gracias y muchas felicidades
Irma Ordonez
Excelente
Vero Gomez
Léanla vale mucho la pena se enamoraran.
Vero Gomez
Me encantó llore mucho, fue algo adictivo y fácil de leer pero me quede con querer más felicidades 💐👏👍
Anonymous
hermosa novela 💖 donde estan las otras dos partes que dijiste que tenías el libro
Maria Teresa Ledesma
Me encantó, 👏👏👏
Rosa María Fernandez
muy linda historia me encantó te felicito 😍
Anita Maria Fernandez Campos
/Facepalm/ me he reído como nunca con tu novela, aunque no conozco muchas palabras que aquí en Chile no se usan la disfruto en cada capítulo😉
Lucia Feliciano Falcao
Hay un lapso de tres años en la novela, que pasó con el mafioso y el hijo,?🤔🤔🤔
Lucia Feliciano Falcao
Espero Janet que no estés cavando tu tumba, y dé prioridad a tus estudios 🤔🤔🤔.
Lucia Feliciano Falcao
Las coincidencias de un pueblo pequeño, creo que el cuando sepa que Janet no quiere casarse, los padres harán un complot y el fingirá que es ciego para así tenerla cerca y conquistarla ☺️😊☺️.
Bella Maldonado Beltran
que diablo paso aqui, el padre es mafioso ademas es un maldito sin sentimientos. que no mueran ,merecen estar juntos y ser felices
Bella Maldonado Beltran
yanet si aceptas a nicolas que sea por amor no por su dinero ,no lo hagas sufrir .y tenga una mala imagen de ti .
Bella Maldonado Beltran
por fin yanet te distes cuenta quien es nicolas.
Bella Maldonado Beltran
no me equivoque en mi comentario anterior sí es nicolas el de los claveles
Bella Maldonado Beltran
nicolas date cuenta yanet te quiere solo quiere el bien para ti ,a pasar que aun no sabe que tu eres el chico de los claves.
Bella Maldonado Beltran
nicolas date cuenta yanet te quiere solo quiere el bien para ti ,a pasar que aun no sabe que tu eres el chico de los claves.
Bella Maldonado Beltran
es muy bonita la novela, ya se quien es nicolas es el chico de los claveles de la graduación el que usaba lentes poto de botella .por eso los padres llevaron a que ella lo cuudará .
Bella Maldonado Beltran
yo igual creo que el recupero la vista ,pero le gusta estar con ella ,y srguro se van a enamorar .
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