LOBA BLANCA & ALFA NEGRO

(* ARTICA)

Sentía mi corazón latir con fuerza, al ver la aguja que me colocarían en el brazo, la señora al ver mi cara me toma de la mano derecha y me dice amablemente.

-MIRAME... NO TEMAS... VAS A HACER ALGO MUY BUENO... LE SALVARAS LA VIDA A MI ESPOSO. Y me sujeta la mano con sus dos manos.

- Nunca me habían puesto algo así. Le dije con la voz temblorosa.

-CUENTAME DE ALGO QUE TE GUSTA... QUE DESEARIAS. Me dice como para distraerme y no me de cuenta de cuando me coloquen la aguja. Al recordar dónde corría libre en el campo y trepar los árboles me brotan las lágrimas conciente que no regresaría con mi abuela, junto a mis padres que era lo que más anhelaba, enseñarles donde aprendi muchas cosas gracias a la anciana que me recibio en su humilde hogar. Siento las manos calientes de la señora, parecía como si tuviéramos una conexión al agarrar mi mano.

-Me gustaría poder volver junto a mi abuela y mis padres donde me sentí libre y feliz. Le dije en un momento y veo que ella me miraba directo a los ojos y asiente brotandole una lágrima.

-DOCTOR... CON ESO ES SUFICIENTE. Le dijo al doctor que estaba extrayendo la sangre.

-ES MEDIO LITRO NADA MAS. Le aclaro el médico.

-HAGAME CASO... ES UNA NIÑA... NO LE QUITARA SU FUERZA... O ME NEGARA QUE ESO NO LO AYUDARA HASTA QUE LE TRAIGAN MAS. Le dice mirándolo sería a lo que el doctor asintió.

-¿Esta segura?. Le pregunto.

-SI TESORO... HAZ SIDO DE MUCHA AYUDA... MI ESPOSO ES FUERTE... Y CON TU SANGRE SE REPONDRA . Le asegura mirándola directo a los ojos. - TE INVITO A COMER ALGO... QUE TE GUSTARIA. Le consulta.

-TENGO GANAS DE UN TERNERO. Se le escapó a Artica y se tapo la boca al ser su loba hambrienta la que hablo.

-NO TE AVERGUENSES... DA HAMBRE AL DONAR SANGRE... VAMOS AL BUFET... TE INVITO. Le insistio con una sonrisa. En el bufet del hospital la señora pidió unos bifes bien gruesos y jugosos para Artica.

-Me gusta la ensalada. Le dice Artica mirando sobre el hombro de ella.

-CLARO... ES IMPORTANTE LOS VEGETALES. Al recibir su pedido se sentaron en una mesa.

-¿CÓMO SE LLAMA?... Disculpe que no pregunte antes. Le dijo Artica que comía gustosa lo que tenía en frente.

-BLANCA . Le responde con una sonrisa.

-TENIA UNA AMIGA QUE ME PUSO ESE SOBRENOMBRE... POR OBVIAS RAZONES.

Le cuenta al terminar de comer y bebió el agua que tenía en el vaso. - MUCHAS GRACIAS... DEBO IR CON MI ABUELA. Le dijo despidiéndose y podía notarse la tristeza en sus ojos.

-GRACIAS A TI... TE ACOMPAÑO... ¿TU ABUELA ESTA ENFERMA?. Le consulta. Artica suspira pesado.

" No le queda mucho" " Me es difícil aceptar", piensa antes de responder.

-ES AQUI. Le dijo al llegar. - SOLO YO PUEDO INGRESAR . Le aclaro mostrando que era el lugar de cuidados intensivos.

-ENTIENDO... SOLO EN HORAS DE VISITA SE INGRESA. Le dice mirando el cartel y se despidió brindándole un beso en la mejilla. La señora suspiro pesado dirigiéndose donde estaban atendiendo a su esposo que al verla los médicos la dejaron ingresar.

-LA DEJAMOS CON SU ESPOSO. Le dijo el médico retirándose.

-QUERIDO... ¿CÓMO TE SIENTES?. Le pregunta al ver que estaba despierto.

-LA VERDAD... MUY BIEN... LOS MEDICOS SE SORPRENDIERON... ¿QUIÉN DE MIS HIJOS DONO?... DEBIERON SER ALGUNO DE ELLOS POR LA ENERGIA QUE SIENTO. Le dice el señor mirando fijo a su esposa.

-NO... ELLOS CON TODO LO QUE TOMAN... TE ENFERMARAS... LA VERDAD DE UNA JOVEN... MUY AMABLE Y UNICA... ¿PUEDES SENTIR LA DIFERENCIA?. Le pregunta la señora Blanca mirando a los ojos a su esposo y sosteniendole la mano.

-AHORA QUE LO DICES. Comento pensativo y suspiro pesado. - QUIERO VERLA. Músita enérgico.

-TRANQUILO AMOR... AÚN DEBES RECUPERARTE DE LAS HERIDAS EN EL HOMBRO Y BRAZO. Le recuerda su esposa. - NO SE IRA... TIENE A SU ABUELA GRAVE... QUIERE ESTAR CON ELLA... SABES COMO ES... PERDER A ALGUIEN DE LA FAMILIA. Le comenta su esposa.

- SI... TIENES RAZÓN. Le responde en eso llega su hijo que entra de una a la habitación.

-PADRE... ESTAS BIEN... ME PREOCUPE AL NO RESPONDER MIS LLAMADAS MI MADRE. Le dijo viéndolo directo a los ojos.

— NO GRACIAS A TI RODRIGO... CUANTAS VECES TE DIJE QUE DEJES DE BEBER... AL MENOS EN EL DIA. Le reprende enérgico.

-POR LO VISTO TE SIENTES BIEN... TU VOZ RETUMBA CON MAS FUERZA. Le responde.

-PADRE... ¿CÓMO ESTAS?. Apareció el otro hijo de él.

-WILL... APARECISTE... COMO SUPISTE... NO SE TE UBICABA. Le dice la madre mirándolo sería.

- DE SEGURO CON ALGUNA DE ESAS QUE LO SIGUEN. Le dice el padre mirándolo severo.

-YO LE AVISE. Le responde Rodrigo.

-DEJALO DE CUBRIR LAS ESTUPIDECES DE TU HERMANO MENOR... ES TIEMPO QUE MADURE. Le reprocha su padre. -ES TIEMPO QUE EMPIECEN A SENTAR CABEZA. Les recuerda su padre.

-DE NUEVO CON ESO... NO TENGO TIEMPO PARA ESAS FRIVOLIDADES. Comenta serio Rodrigo.

-NO ES NINGUNA FRIVOLIDAD... SOS EL MAYOR... Y COMO TAL DEBES QUEDAR AL FRENTE DEL NEGOCIO FAMILIAR... Y PARA ELLO ENCONTRAR UNA COMPAÑERA A LA ALTURA... ASI QUE DESCARTEN A ESAS CON QUE SE DIVIERTEN. Le responde sería la madre.

Los jóvenes se miran de reojo y resoplan pesado, cuando llama su atención un golpeteo en la puerta.

-BUENAS... VENIA A VER COMO ESTA SU ESPOSO. Aparece Artica que aprovecho a ir a ver si mejoro el esposo de la señora Blanca, mientras los médicos revisaban a su abuela.

El señor al verla abrió grande los ojos, sus miradas se cruzaron y un gruñidó escucho Artica en su cabeza que no pudo explicar la razón.

— QUERIDO... ELLA ES LA JOVEN QUE TE DONO LA SANGRE... SE LLAMA ARTICA. Le avisa su esposa.

-ARTICA... ES UN PLACER. Le respondió el señor luego de una pausa y le extiende la mano izquierda como para que ella le pase la derecha. Ella se aproximó sin quitarle la mirada, le atraían esos ojos oscuros del hombre que le resultaban familiares. Al extender la mano, sintió su agarre firme y vio que tenía una cicatriz en la mano, suspiro profundo al sentir un escalofrío.

-¿CÓMO ESTA TU ABUELA?. Le pregunto la señora llamando su atención.

-EN ESTE MOMENTO EL DOCTOR LA REVISA... ME PIDIERON QUE SALGA... POR LO QUE VINE. Le respondió.

-POR CIERTO ELLOS SON MIS HIJOS... RODRIGO. Lo presentó la señora a su hijo mayor que al verlo, a Artica le resultó conocido.

"¿Será el del centro comercial?". Se pregunto.

-UN GUSTO. Le dijo serio y le pasó la mano por un gesto de su madre, porque si era por el no lo hacía.

- Y MI HIJO MENOR... WILL. Le dijo al final.

- GRACIAS POR SALVAR A MI PADRE. Le dijo con una sonrisa seductora, a la cual ella se mostró indiferente, solo asintió cortes.

-CON SU PERMISO... ME DA GUSTO VERLO BIEN... AL MENOS A USTED PUDE AYUDAR. Le comento Artica y se podía sentir el dolor que cargaba por lo que le pasaba a su abuela.

-NUEVAMENTE GRACIAS. Le dijo el señor y vio alejarse a la joven.

-¿QUÉ TE PARECE QUERIDO?. Le dijo su esposa.

- AÚN NO CAIGO DEL ASOMBRO... SU AURA ES UNICA. Comenta el señor mirando su mano.

-PARA SER JOVEN... SE NOTA SU MADUREZ. Le dice su esposa.

-NO SOLO ESO... NO TIENE NINGUNA PISCA DE MALDAD EN LA MIRADA... SU MANERA DE MIRAR... Comento el señor pensativo.

- SU AGARRE ES FIRME. Comento Rodrigo serio y todos giran a mirarlo.

-NO ESTA INTERESADA EN LOS DESEOS CARNALES. Agrego Will que sintió la frialdad en la mirada de Artica al dirigirse a él.

-ES JOVEN... NO PASO AÚN POR ESA ETAPA. Comenta el señor.

-NO ES ESO... CUANDO ENCUENTRE A SU PAREJA... SOLO LE SERA FIEL A ELLA... NO ES COMO LAS QUE CONOCEN QUE SE ARRASTRAN PARA SER ELEGIDAS. Comenta la señora pensativa.

-ARTICA... BLANCA, SERA QUE ES...

-QUERIDO... NO TE LO DIJE... PARA SABER LO QUE OPINABAS AL CONOCERLA... PERO CREO QUE SE TRATA DE ESO. Le dice su esposa.

-¿NO ENTIENDO DE LO QUE HABLAN?. Le dice su hijo Will.

-CREO ENTENDER... TE REFIERES A LO QUE LEIAS LA VEZ PASADA. Le consulta Rodrigo.

-NOS ES MOMENTO. Le dice su padre y entendieron que eso lo hablarían en su casa.

El señor quedó pensativo tuvo enfrente y pudo estrecharle la mano al espécimen único que pocas veces en la historia se daba. La loba blanca Artica, no se comparaba a ningún otro, habían leyendas que decían que solo aparecía cuando un gran cambio se avecinaba y la desunión entre las especies era notoria, su única presencia brindaba el balance necesario a la existencia. Poseia la habilidad de dirigir con liderazgo cuyas cualidades se basaban en la humildad, sabiduría e inteligencia, no solo la fuerza y su imponente tamaño demandaba respeto, sino que le daban respeto por lo que era en verdad. Su pareja sería afortunado de tenerla, era la única hembra a quien seguirían en la batalla según leyó en los libros de historia que poseia de su linaje. Ellos pertenecían a los lobos negros y estaban en continua disputa con los demás, no soportaban a los grises ni a ninguna especie, eran temperamentales y territoriales, por esa razón la loba de Artica gruño al verlo a los ojos, pero no se achico ante su presencia.

(*RODRIGO)

Quien diría que la volvería a ver, presentía que tenía algo especial, y con lo que hablaron mis padres lo confirme, no hablamos abiertamente de ello, somos reservados fuera de nuestro hogar. De jóvenes nos envían a un internado para aprender a utilizar nuestras habilidades y saber convivir con los humanos. Pero al estrechar la mano de Artica pude sentir que ella poseia esas habilidades en temprana edad, muchas pierden el control de su fuerza o se transforman ante el peligro o cualquier emoción fuerte. Pero en cambio Artica, se la veía firme, segura de si, la manera de mirar directo, es increíble. Muchos bajan la mirada ante nuestra presencia, sobre todo de mi padre. En cambio ella le sostuvo la mirada, nadie a podido hacerlo.

Regresamos a nuestro hogar, la sangre de Artica le quitó unos cuantos años de encima a mi padre que se lo ve animado y enérgico a pesar del accidente que sufrió.

- NUNCA IMAGINE QUE COMPARTIRIA LA SANGRE CON EL LOBO DE LAS ALTAS CÚSPIDE NEVADAS. Comenta mi padre divertido.

-¿CREES QUE LO SABRA?. Le consulto pensativo.

-A ESA EDAD SUELE SER... POCO CONFIABLES... PERO ELLA ES DIFERENTE... CREO QUE LO SABE... Y SABE MANEJARLO. Me responde pensativo.

- ¿POR QUÉ LO DICES?. Le pregunto.

-SENTI COMO SU AURA CRECIO A SU ALREDEDOR... CREI QUE SE TRANSFORMARIA PARA COMERME ENTERO... PERO NO PASO ASI. Me responde.

-ME OLVIDE MI BOLSO... EN EL HOSPITAL. Dice de golpe mi madre.

-DEJA... IRE A BUSCARLO. Le digo al ver que tomaba las llaves del auto.

-EN LA HABITACIÓN. Me grita al irme.

-SE ME HACE QUE FUE AL PROPOSITO. Le observa su esposo acomodándose en el sofá de la sala.

-CALLA... O TE APRETO LA HERIDA. Le responde su esposa.

- UN MILAGRO HACE FALTA PARA QUE ÉL FORME PAREJA... SOLO SE INTERESAN EN SU TRABAJO... ES SOLITARIO. Comenta el señor.

- PRESIENTO QUE LE ATRAJO... ME DI CUENTA DE COMO LA MIRO. Dijo la señora pensativa.

(* ARTICA)

Estoy a lado de mi abuela arreglándo su cabello como siempre lo hacía, y veo que reacciona nuevamente, suspiro acariciando su mano.

-VES... ERES FUERTE. Le digo cuando me mira.

-Aún sigues aquí. Me dice en un susurró.

-NO TE VOY A DEJAR SOLA. Le respondo.

-Mi cachorra... Recuerda hay cosas que puedes cambiar y otras no. Me dice dándome nuevamente una lección.

-SI... LO SE... AYUDE A UNA SEÑORA... DONE SANGRE PARA SU ESPOSO... SENTI EL DOLOR POR EL QUE PASABA. Le cuento.

-Aprendiste... Sentiste que eso podías hacer. Me dice.

-ME GUSTARIA PODER HACER ALGO POR TI. Le digo con un tono de tristeza.

-Ya lo haces... Estás acompañándome... Se fuerte, supera tus limitaciones... Cómo lo haz hecho siempre... Siento que lo inevitable se hace presente. Me dice con la voz cortada y niego con la cabeza sintiendo que las lágrimas recorren mi mejilla.

-TEN... TOMA AGUA. Le digo al escuchar que tose.

-ARTICA. Llama mi atención la señora Leticia junto a su esposo.

- Hola. La saludo secandome las lágrimas.

- Me aviso el médico que tuvo dos episodios. Me dice el señor Gutiérrez.

-SI... PERO REACCIONO. Le respondo deseando que se recupere.

-SEÑORA. La saluda a mi abuela.

-Usted es el que me trajo. Le respondió al verlo. - Cuide de Artica... Ayudela a reunirse con sus padres. Le dice preocupada por mi.

-EN ESO ESTAMOS... HAGO TODO A MI ALCANCE. Le responde.

-Es bueno oír eso. Le dice y veo que vuelve a cerrar los ojos.

-SALGAN. Nos pide nuevamente el doctor.

-VEN ARTICA... DEJEMOS QUE LOS MEDICOS TRABAJEN. Me dice la señora Leticia sacándome de ahí.

- TE TRAJIMOS ALGO QUE COMER. Me avisa el señor. No le respondo, se me fue el apetito, por primera vez siento un nudo en el estomago, veo como los medicos se apresuran en atender a mi abuela y hay un fuerte pitido ensordecedor de la máquina a la que está conectada, y una expresión del doctor negando con la cabeza lo dice todo. No quiero creer, no quiero aceptar, salgo corriendo con los ojos llenos de lágrimas no se a donde.

-¡ARTICA!... ¡ARTICA!. Me grita la señora Leticia, pero solo corro, esto no puede estar pasando pienso.