NovelToon NovelToon
La Duquesa Rebelde

La Duquesa Rebelde

Status: Terminada
Genre:Contratadas / Amor-odio / Atracción entre enemigos / Completas
Popularitas:476.3k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Yesenia Stefany Bello González

Una duquesa que odia todo lo relacionado a la nobleza, incluidas las tontas aspiraciones de su tía, quiere probarle a su familia que no está dispuesta a seguir las reglas, que es libre.
¿Tendrá el coraje para enfrentarse a todo y a todos, incluido su sexy nuevo guardaespaldas?
Un guardaespaldas, cansado de soportar jóvenes malcriados con dinero, y que lo único que quiere es terminar su último encargo de trabajo para tomar un descanso de los berrinches de celebridades.
¿Podrá hacer su trabajo y cumplir su deseo de vacaciones, o se dejará llevar por la atracción que siente por su nueva misión, la duquesa?

NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Duquesa 1, Guardaespaldas 1.

Cathy

–Sé caminar sola –siseo cuando me entra a la casa arrastrándome del brazo, dejando atónitos a los guardias y al personal.

–¿Duquesa? –pregunta uno de los guardias, claramente incomodo–. ¿Necesita ayuda?

–La duquesa está bien –suelta Black en un ladrido.

Para evitar problemas me quedo en silencio, aunque, sin poder evitar llevarle la contraria, hago fuerza en contra, pero es como si no lo hiciera, Black tiene mucha fuerza.

En la escalera, como me niego a cooperar, me levanta en volandas y sube conmigo prácticamente corriendo y cuando llegamos al segundo piso, en vez de dejarme en el suelo, continúa conmigo en brazos hasta la puerta de mi habitación, la cual abre con una inusitada violencia, tanta, que me hace dar un respingo.

Cuando finalmente me suelta camino hacia mi cama y me siento en ella, cruzándome de brazos, levantando mi barbilla, dejándole ver lo furiosa que estoy.

Cierra la puerta y comienza a pasearse, observando exhaustivamente cada rincón de mi habitación.

–¿Cómo saliste? –ladra.

Lo ignoro y comienzo a tararear una de las canciones favoritas de Louis, quien en este momento debe tener el rostro irreconocible.

Mi pobre amigo.

–No seas una niña y dime cómo lo hiciste –insiste, fulminándome con la mirada.

–Si te crees tan listo, averígualo tú mismo –suelto enojada.

Su rostro y sus ojos se endurecen y su piel comienza a teñirse de un rojo poco favorecedor.

–Me estás tocando los cojones, niña.

–¿Que yo qué? –pregunto escandalizada por su vocabulario–. Deberías poner cuidado en lo que dices delante de mí.

Se acerca en dos pasos y me levanta, tomándome del brazo. –No me hagas reír y dime cómo mierda saliste de esta habitación.

–No te voy a decir nada.

Sus ojos me miran con tanto odio que, sin poder evitarlo, sonrío con suficiencia.

Me sujeta de mi barbilla con fuerza y cuando creo que va a morderme de lo enojado que está, me suelta y caigo en la cama.

Mi guardaespaldas respira bruscamente y empuña sus manos. Luego pasa sus manos por su cabello, desordenándolo en el proceso.

–Estuve dos años en Irak, un año en Siria y dos años protegiendo los límites de Israel y nunca, nunca, he sentido tantas ganas de…. –calla y comienza a revisar mi habitación, moviendo muebles y levantando alfombras.

–¿Ganas de qué?

–No preguntes algo si no quieres saber la respuesta, niña –responde acercándose a la puerta del baño.

Curiosa, por el ruido que escucho, me acerco a la puerta y lo veo abriendo puertas de los cajones del mueble, metiéndose en la cabina de la ducha, subiéndose sobre la encimera y revisando el techo.

–No te rindes, ¿no?

Me mira furioso. –No. No está en mi puto ADN.

–Ese vocabulario –digo moviendo mi cabeza.

–¡Hablo como se me da la puta gana! –exclama furioso–. Cuando descubra como saliste te aconsejo que corras hacia tu tía o alguien que pueda protegerte de mí.

Suspiro. –No creo que lo descubras –digo mirándome mis uñas.

–Estás advertida.

Sale del baño pasando a mi lado con tanta fuerza que golpea mi brazo, y se dirige a mi walking-closet.

–¡No! No te atrevas a meterte ahí.

Se gira con una sonrisa. –Veo que me estoy acercando.

–No es eso, es que… No quiero que veas mi ropa –digo incomoda, pensando en el desorden que debe haber, saqué muchas prendas para decidir qué usar esta noche y debo haber dejado mi ropa interior tirada.

–Mala suerte.

Corro y me detengo delante de él. –Por favor, no lo hagas –pido nerviosa–. No invadas mi privacidad.

–Dime cómo saliste.

–¡No lo haré!

–¿Por qué mierda no? Ten por seguro que no volverás a escapar de mí otra vez.

Muerdo mis labios para no responder a esa amenaza.

–¿Tú revelarías tu ventaja a tu enemigo? –pregunto.

–Claro que no –responde inmediatamente–. Tendría que ser un idiota si lo hiciera.

Sonrío. –Ahí lo tienes, estoy siendo inteligente.

–No, no lo estás. Si supieras las cosas que estoy pensando hacer contigo me lo dirías.

–Creo que no llevas bien perder –digo divertida–. ¿Lastimé tu ego? –pregunto con fingida inocencia.

Su mandíbula se tensa. –Sal de mi camino.

–No lo haré.

Cuando creo que me va a disparar, se acerca a mí con una sonrisa maliciosa. Retrocedo hasta quedar afirmada en la pared.

Black avanza otro paso.

Mi mentón tiembla al sentir su cuerpo presionando contra el mío.

–¿Te vas a mover? –pregunta roncamente, respirando con fuerza sobre mi mejilla. Mis ojos se cierran ante ello.

–¿No? –digo.

–Es una pregunta –dice divertido pasando su dedo índice desde mi sien hasta mi barbilla.

–¿Lo es? –digo en un susurro.

–¿Sabes lo que creo?  Creo que no quieres moverte –dice en mi oído.

–No quiero. No quiero que veas mi ropa –insisto–. Dejé todo tirado… ¡No tengo que darte explicaciones!

–Podrías darme otra cosa –murmura, pasando su nariz por mi cabello y mejilla.

Mis rodillas se vuelven líquidas y sé que si él no estuviera presionándome contra la pared caería al suelo.

–¿Qué cosa?

Sonríe y sus ojos se estrechan. –Tú sabes qué, niña. –Mueve un mechón de mi cabello, dejando mi oreja libre–. Lo mismo que les das a todos los hombres que se te cruzan –susurra en mi oído–. Te gustaría, ¿no?

–Claro que no –contesto sintiéndome irritada conmigo misma–. Si no te alejas ahora mismo voy a gritar.

–No lo harás –dice muy seguro¬.

Maldito sea.

Mi piel se calienta por la irritación y quizá por otra cosa a la que no quiero dar nombre.

Me levanta en un movimiento, como si no pesara nada, y me deja sobre la cama.

–Quédate quietecita –ordena y camina hacia mi walking-closet.

Quisiera levantarme y correr tras él, pero no me atrevo, no confío en mis piernas para ello.

Enrojezco al pensar que debe estar viendo mi ropa interior tirada por todo el lugar.

¿Por qué me pasa esto a mí?

Cuando los minutos pasan y no sale, camino despacio hacia mi desorden y lo veo inspeccionando cada espacio con cuidado.

–Aquí no hay nada –masculla molesto–. ¿Por qué no querías que entrara aquí?

Entro y trato de ocultar mi ropa interior de él.

–Porque esto es muy personal –digo y siento como mi piel enrojece de vergüenza–. Por favor, vete –ruego.

Sus ojos y su rostro me dicen que ya no está tan molesto.

–Tranquila, no estoy aquí para revisar tu ropa interior.

–Lo sé, pero… –Miro mi ropa–. Por favor, vete.

Se cruza de brazos. –Dime cómo saliste –pide y hay algo en sus ojos en este momento que me hace titubear.

–No sé si debo.

–Por favor –pide–. Mi trabajo es cuidarte, necesito información para ello.

–No quiero perder mi libertad –digo triste.

Toda mi vida he tenido que seguir reglas, he tenido que modificar mi forma de relacionarme con los demás por mi título y ya no puedo soportarlo.

–No lo harás, no lo permitiré –dice sinceramente y sucumbo.

–Detrás del librero –digo apuntando–. Hay una palanca escondida detrás del libro de Moby Dick.

Camina hacia a ella y revisa el lugar.

Me siento desanimada en mi cama.

–¿Con qué da este pasillo?

–La biblioteca.

Se gira con una sonrisa diabólica y me tenso de inmediato,

–Haré que la sellen ahora mismo.

–Pero dijiste… –callo al ver su sonrisa engreída–. Me mentiste –digo sintiendo un pequeño dolor en el centro de mi estómago.

–No es mi culpa que me creas, niña –dice.

–¿Todo fue un engaño? ¿Disfrutas engañando a la gente?

–Sí, sobre todo si caen rápido. –Camina hacia la puerta–. Nos vemos luego –agrega con una horrible sonrisa en su rostro.

Siento tanta rabia que en un arrebato tomo mi zapato y lo lanzo a la puerta, pero la cierra antes.

Escucho su risa divertida alejándose.

Me lanzo a mi cama y me obligo a no llorar a pesar de que mis ojos arden.

Me las pagará, juro que lo hará.

1
Marina Robles
Espero que la duquesa pueda controlar a este bocón grosero
luisa luisa
excelente 👌
Nayelli López
Ok
Susy
Excelente historia me encantó ♥️♥️♥️♥️
Griselda Ruiz
Felicidades escritora!! Excelentes tus novelas y está no fue la excepción. Me encantó, muchas gracias y sigue escribiendo estás fantásticas novelas!!!
Lorena Itriago
Excelente Novela
Lorena Itriago
este guarda espalda toma muchas atribuciones que no le corresponde? una cosa es protegerla y otra transferencia inmiscuirse en su vestuario
nailet colina salas
excelente!!
cupid@💘
claro mijo
Thibizay Garcia
Me ha encantado leerte /Proud//Proud//Proud/
Thibizay Garcia
Excelente
Gloria Torrealba
muy linda novela, felicidades escritora. Entretenida, es corta sin dramas y bien cuidada.
Danibel
muy buena
Alejandra A C Reyes
👍👍👍
Danibel
creo que este guardaespalda tiene mucha autoridad y no tiene respeto.Grita entra al cuartp de Cathy como quiere
Norma Angelica Saldaña Reyes
/Smile/
Belquis Judith Osorio Rudas
primera vez que leo una novela de esta época y me facina mucho felicidades y primera vez que leo una novela tuya autora me gustó mucho la verdad felicitaciones
Ana Diaz
totalmente de acuerdo no le hace justicia
Ana Diaz
totalmente de acuerdo no le hace justicia
Gardenia Omaña
Podra ser muy su guardaespaldas, pero, el tiene que respetar, ahora hasta tiene que revisar su vestimenta, Esto no es muy normal. O que tipi de contrato se le autorizo para que acute de esa forma.
Ademas esta tratando con una persona de la monarquia
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play