La Huida- Un Alfa Rechazado

Capítulo 17

Aurora

Corrí por los pasillos de la casa central para salir lo más rápido de ahí, aun me sentía nerviosa, y conmocionada con lo que acaba de ocurrir en esa oficina. Cuando Oliver paso su lengua por mi cuello se me erizaron todos los pelos de mi cuerpo, tenía una sensación de cosquilleo en mis partes bajas y podría decir que mis calzones estaban húmedos.

Cuando logré llegar al jardín, Rocío me esperaba en la puerta de una salita, los niños aun no comenzaban a llegar por lo que supuse que había llegado a buena hora

—Buenos días, Aurora, ¿Cómo te fue con mi hermano? Me saluda y cuando se acerca un poco hacia mí se detiene y me queda mirando con una sonrisa lobuna en su rostro. ¿Qué pasó con Oliver? La escuche preguntar

—¿Qué? Nada, ya firmé el contrato, fue rápido, sin problemas ~pregunté y respondí al mismo tiempo.

—Aurora… desde aquí puedo oler a mi hermano en ti, ~dice pícara~

—N…no pasó nada Ro, solo leí, firme y salí ~Tartamudeé~

—mmm… ok, mejor vamos para que conozcas a las demás y mostrarte nuestra salita, pero te aviso, que no voy a dejar este tema aquí. ~me dice mientras me toma del brazo y comenzamos a recorrer el lugar~

El jardín era todo lo contrario a lo que imaginé, tenían pequeñas salitas que se usaban solamente cuando el clima no acompañaba mucho, las clases eran al aire libre, los niños, “cachorros” como les decían todos por aquí, aprendían a sembrar, algunos, si querían, artes, enseñaban a bordar, tejer, coser, cocinar. Era maravilloso, cada día me convencía más de que haber escapado de Santiago era la mejor decisión que había tomado.

Jugué la mayor parte del tiempo con los niños, ellos querían conocerme, y estar al lado de ellos era la mejor forma de crear un lazo.

De un momento a otro me vi atrapada en una situación con uno de los niños, había subido a un manzano que estaba en el centro del patio, fue muy ágil, pero una de las ramas se quebró, alcancé a atrapar al pequeño y al querer dar la vuelta me vi tumbada de espalda con el niño en brazos. Ambos nos reíamos, la caída no había sido fuerte, y sucedió en cámara lenta, realmente no soy muy ágil, por mis kilos demás, pero lo alcancé y eso es lo importante

Mientras nos reíamos con el pequeño, sentí que alguien me tomaba de un brazo y la cintura para ponerme de pie.

—¿Estás bien Aurora? ~lo escuche preguntar con voz ronca y jadeante, como si hubiese corrido un maratón~

—Mmm… s… si, gracias no fue nada, cierto pequeño? ~me solté de su agarre, con las mejillas coloradas y me acerqué al niño para ver si estaba lastimado, no tenía no un solo rasguño, por lo que le di un beso en la frente y salió corriendo a jugar con los demás.

—¡Aurora!, eso fue épico, jajaja, menos mal lo alcanzaste a agarrar, o ahora estaríamos en la enfermería, pero tranquila, esas cosas pasan todo el tiempo, ya te acostumbrarás, a veces estos niños son unos salvajes. ~dice risueña~ ¿cierto hermanito?

Oliver

Me sentía cabreado con Loreto por haber entrado sin tocar la puerta, pero ella no tiene la culpa, ahora más calmado pienso que es lo mejor, o me hubiera comido entera a esa mujercita que cada vez me calienta más.

Tomé mi bolso, y salí de la oficina, debía llegar a la lechería a ver como se estaban llevando los procesos, por lo que me encaminé hacia allá, pero en vez de salir por la puerta delantera, me fui por la puerta trasera, era hora en que los cachorros estaban en recreo, por lo que es posible encontrar a Aurora en el gran patio.

Y así fue, ella correteaba con los cachorros, al parecer les gustaba su nueva asistente de aula, se veían entretenidos.

No tengo idea cuanto tiempo la estuve mirando, pero sentí a mi lado a Rocío.

—¿Qué haces acechando a Aurora lobo viejo y enojón?

—Yo no estoy haciendo eso, solo estoy inspeccionando si ella está haciendo su trabajo ~de un momento a otro sentí mis mejillas arder~

—Oliver! ¡No puedo creer que estés sonrojado y más encima mintiendo!

—Sabes que, pequeña hermana, tengo muchas cosas que hacer hoy, ya he perdido demasiado tiempo, nos vemos al almuerzo. ~me di media vuelta y me fui, pero logré escuchar que me llama otra vez~

—No vuelvas a hacer que se atrase, y menos volver a calentarla, todavía puedo oler su excitación, ¡idiota!

—¿De qué estás hablando? Yo no le hice nada, solo…

-Kantz: Tuvimos un sueño húmedo con ella, intentamos recrearlo, pero Loreto nos interrumpió ~gruñe~

-Oliver: ¿Te puedes callar? ¡Estas cosas son privadas!

—hermano, Aurora me gusta para ti, pero no quiero que nadie te haga sufrir, y a ella tampoco no la quiero perder, menos por una calentura tuya.

-Kantz: No es calentura, yo la puedo sentir, yo la quiero para mi ~gruñe~

-Rocío: Eso lo entiendo Kantz, pero mi hermano es un bruto y ella ya tiene suficientes problemas como para sumarle uno más, denle tiempo de que los conozca

-Oliver: Hermana, yo… ~no pude terminar de decir lo que quería porque Rocío salió corriendo, cuando vi lo que pasó corrí detrás de ella~

Resulta que uno de los cachorros, se calló de un árbol, Aurora lo alcanzó a agarrar antes de que el niño tocara el suelo, pero mi gordita rica, tropezó y calló, fue una escena bastante chistosa porque no podía pararse, pensé que estaba llorando, por lo que me acerqué a velocidad lobo, pensé que se había lastimado, pero resulta que no podía ponerse de pie porque tenía un ataque de risa, con el niño en brazos la tomé en brazos para ponerla de pie y le pregunté si estaba bien, pero al parecer mi gordita se puso nerviosa, se soltó de mi agarre y se acercó a inspeccionar que el cachorro no estuviera lastimado, le dio un besito y salió corriendo con sus otros compañeros.

— Gracias, no me podía poner de pie ~dijo sonrojada hasta las orejas~

Rocío se apretaba la guata riéndose, le dijo que no se preocupara, que eran cosas que aquí pasaban todo el tiempo.

—Bueno será mejor que valla a ver a los niños, ya termino la hora del receso, gracias por la ayuda ~dijo Aurora aun con los cachetes aun colorados~

Nos despedimos y me fui a trabajar, ya había perdido casi 2 horas por haber tomado desayuno con Loreto, de alguna forma fue entretenido hablar de varias cosas con Loreto, me sorprendió su historia, no imaginé que alguien como ella pudiera sentirse así, bueno, yo me he sentido de la misma manera desde que me rechazaron.