Ofelia no ha tenido suerte en esta vida desde su llegada. A su corta vida no ha sabido más que de sin sabores.
Luego de años de abuso y violencia, encuentra una segunda oportunidad en el amor, de la persona que menos hubiera imaginado.
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Capitulo 5
Ofelia
Me levantado bien temprano en la mañana, con un dolor en el cuerpo que me mataba, debe ser por las patadas que me gané ayer por el querido hielo. Mi cara me palpita lo que me dice que debo tener una buena marca en ella también. Cuando estoy muy golpeada no se me permite estar entre la gente, debo estar lo más alejada posible de aquellos que no son de la casa, para quienes viven aquí es casi normal verme magullada, pero para la gente de afuera eso es imposible, por lo cual ya sabía que hoy mis quehaceres serían afuera en el campo, o con la ropa en la lavandería.
Me levanté y me mire en un pequeño espejo que tenia y si, me había ganado un buen moretón en la cara debajo del ojo izquierdo, y un corte de labio, todo por unos malditos hielos. Me puse mi uniforme y me dirijo al lavadero, empiezo a separar y preparar ropa para el lavado, mientras voy lavando y ordenando, es una tarea solitaria, de esto hace un buen tiempo me encargo yo.
Es un lugar enorme, y hay varios lavarropas industriales y comunes, cada uno para un tipo de prenda distinto.
Al ir lavando voy tendiendo, el día está lindo, así que aprovecho a tender lo más posible afuera. Es en eso que veo alguien a lo lejos observando, no lo reconozco, así que me doy media vuelta, para quedar de espaldas no quiero problemas.
Iddo
Al llegar a la casa estoy esperando con Vicenzo fuera en el jardín, que llegue Graviano, a Vicenzo le entra una llamada y debe ir a atender, el clima está cálido y prefiero quedarme esperando afuera.
Empiezo a caminar un poco por la propiedad, realmente es un lugar enorme, la casa parece una construcción vieja, quizás de 1900, es enorme y está bien conservada, la tierra parece no terminar más, tiene espacio para la caballeriza, una casa de empleados, dos almacenajes gigantes, y mucho huerto y árboles de frutos, más abajo tiene un viñedo. Sigo caminando y al doblar por lo que sería los fondos de la casa observo a lo lejos a una joven tendiendo sábanas, es una chica menuda, delgada, de cabellos color miel, ella está muy atenta en lo suyo hasta que creó que me vió y se puso de espaldas. Me dió risa, como si fuera tan confidencial estar tendiendo ropa, me río para mis adentros y en eso llega Graviano.
Nos saludamos y nos quedamos esperando a Vicenzo, cuando él me dice que quiere algo para tomar, decide meterse por la puerta detrás, ya que según él de seguro da a la cocina o algo del servicio. Entramos y para nuestra sorpresa es la lavandería y dentro de ella está la joven que tendía ropa, la reconocí por su pelo y el uniforme. Ella se asusta con el ruido de la puerta, casi por instinto salta, y teme más al vernos.
- Vaya, y a ti que te paso? Buen golpe te has comido jajaja - le espeta Graviano en un tono de burla.
La chica tiene un ojo morado, la nariz lastimada y el labio partido, algo me hace pensar que es la joven que ayer se olvidó los hielos.
- Estás bien?- pregunto sin obtener respuesta, al querer acercarme, ella retrocede y recién ahí habla
-Estoy bien gracias, no deberían estar aquí.
- En la lavandería? Que es tu sector personal o algo así? jajaj que dices mocosa- le responde Graviano.
Ella solo lo mira con miedo y con temor, pero creo que más es el miedo y el temor por mirar detrás de esa puerta, de que pudiera abrirse en cualquier momento y nosotros ahí le traeríamos más problemas.
- Vamos Graviano, Vicenzo debe haber terminado su llamado.
Salimos y como dije Vicenzo estaba dando la vuelta, nos dirigimos al almacén enorme que tenía detrás de la propiedad donde tenía una parte de las armas y la droga, hacemos las pruebas y era de maxima pureza, ahora a cerrar números y logística.
Me fui ese día y me quedé pensando en la joven, me quedé mal por su estado, su cara estaba devastada, realmente le habían pegado, y con furia. Se veía muy niña para estar trabajando como sirvienta en el lugar, todo me pareció muy raro. No es que la vida en la mafia no sea violenta, he visto y he hecho cosas peores, pero hasta donde sé, a esa niña le dieron una paliza por olvidar unos hielos, y no me parecía para tanto. No es como si estuviera en mi casa agarrando a golpes a mi cocinero o el chófer, y lo que me resultaba más raro era que Vicenzo Leggio daba la impresión de un hombre prolijo, desde los meses que empezamos a entablar negocios siempre me pareció recto e intachable, no podía creer que tuviera trabajando a una niña, que de seguro era menor de edad, y que la tratará de esa forma. Algo me hizo ruido pero intenté olvidar eso, después de todo no era mi problema.
El que me preocupa es el profesor Tiziano, creo que no me quedan dudas de que el es el cómplice y espía de Graviano dentro de la casa