En los misteriosos bosques del Imperio de Thaloria, Zaida despierta en un carruaje, sin memoria y rodeada de desconocidos. Pronto se encuentra en medio de una lucha por la libertad liderada por la valiente princesa Ariadne y sus caballeros.
Pero su destino toma un giro inesperado cuando Zaida encuentra un misterioso collar y libera a Anika, una poderosa bestia divina encerrada en su interior. A medida que la relación entre Zaida y Anika se desarrolla, enfrentarán desafíos y complicaciones, mientras Anika se convierte en una fiel sirviente de Zaida.
Mientras descubre oscuros secretos y poderes ocultos, Zaida atrae la atención de varios príncipes del reino, cada uno con sus propios intereses y motivaciones.
Nota: está es una historia que salió de mi cabeza xd, pero probablemente sufra modificaciones, aún cuando ya esté publicado (es que soy mujer y no sé lo que quiero jajaja) que la disfruten :)
Extra: Contiene imagenes para una mejor imaginación :3
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CAPITULO 4 - La Mision de Serafina
Palacio de la Princesa Ariadne
Después de un largo día de ocuparse de los asuntos del Imperio, la Princesa Ariadne se preparaba para la cena, y esta vez, las sirvientas recién designadas, Zaida, Lety y Aris, estaban ayudando a vestirla.
Mientras la Princesa se dejaba vestir con elegancia, recordó que el cumpleaños de su hermano William estaba cerca y decidió pedir consejo a las mujeres sobre qué regalo podría hacerle.
— Chicas, se acerca el cumpleaños de mi hermano William —, comenzó Ariadne, mientras le ajustaban los pliegues de su vestido. — ¿Qué creen que le gustaría como regalo? —
Las mujeres ofrecieron sugerencias típicas para un hombre: una nueva espada, un caballo de pura raza, o incluso una caja de puros finos. Sin embargo, fue Zaida quien propuso otra idea.
— Princesa, ¿qué tal si le regala una botella de vino de la mejor cosecha de la región? — sugirió Zaida con una sonrisa.— Creo que apreciaría un buen vino —.
Ariadne asintió, considerando la sugerencia. — Todos los años le regalan caballos, sobre todos las espadas, ya que le gustan mucho, creo que es una buena idea, Zaida —, dijo. — Definitivamente incluiré una botella de vino en su regalo —.
Pero mientras pensaba en el regalo, Ariadne miró a Zaida, '¿Y que tal si...?' se le ocurrió otra idea. Además del vino, quería agregar algo más personal y significativo para su hermano. Se tomó un momento para reflexionar sobre el segundo regalo.
Mientras tanto, Anika permanecía en la habitación en su forma humana, observando la escena con curiosidad desde un rincón. Nadie podría verla, excepto Zaida, quien continuaba ayudando a la princesa.
De repente, un eunuco entró apresuradamente para anunciar que los padres de la princesa se dirigían al "Salón de Banquetes", donde tendría lugar la cena.
— Princesa, sus majestades se están dirigiendo al salón de banquetes para la cena, es mejor que se apresure —, anunció el eunuco con voz apresurada. Tenían que estar los príncipes primero y darles la bienvenida, si no, sería considerado una falta de respeto.
Ariadne se levantó apresuradamente y se dirigió hacia la puerta, atravesando inadvertidamente a Anika en el proceso. Zaida hizo un ruido involuntario al ver la cercanía del encuentro, pensando que fueran a chocar, pero Ariadne interpretó el sonido como si Zaida le estuviera hablando.
— ¿Zaida, sucede algo? —, preguntó la princesa mientras se volvía hacia ella.
— ¡Oh, no, Princesa! — respondió Zaida con rapidez — Le deseo una buena cena —, haciendo una reverencia, tratando de disimular su sorpresa por el encuentro con Anika.
Ariadne asintió con una sonrisa comprensiva. — ¡Ah, entiendo! Gracias, Zaida. ¡Las veo al rato! —, dijo la princesa con voz juguetona antes de salir de la habitación, al parecer tenía entusiasmo por cenar con sus padres.
Para Anika, era normal que la atravesaran, pero para Zaida, esa experiencia era completamente nueva y desconcertante.
...***...
En el Palacio de Rowan, hijo del Emperador Magnus y una prostituta, pero él cree que fue hijo de una concubina favorita, la intriga y el poder son moneda corriente.
Rowan, rodeado de lujos y privilegios, planea con su fiel criado de confianza, Lucian, una estrategia para infiltrar a una mujer en el palacio de William, con el fin de obtener información y utilizarla en su contra.
— ¿Estás seguro de que esta mujer cumplirá con nuestras expectativas, Lucian? — preguntó Rowan con una sonrisa astuta, observando a su criado mientras este revisaba los detalles del plan.
Lucian asintió con confianza. — Absolutamente, mi señor. Ha sido entrenada para seducir y manipular a hombres como William. No tendrá problemas para obtener la información que necesitamos. —
— Perfecto — respondió Rowan con satisfacción. — Asegúrate de que todo esté preparado para su llegada. No podemos permitirnos ningún error en este asunto. —
— Por supuesto mi señor — haciendo una reverencia, — Le aseguro que no fallara. —
— Quiero adelantarle su regalo de cumpleaños a mi querido hermano — dijo riendo con maldad.
...***...
Mientras tanto, en otro rincón del Palacio, la mujer es enviada para llevar a cabo la misión. Vestida con ropajes elegantes y con una mirada cautivadora, se preparaba para su papel crucial en el juego de engaño y traición.
— ¿Estás lista para llevar a cabo tu parte en este plan, Serafina? — preguntó Lucian con un tono de autoridad mientras se acercaba a ella.
Serafina asintió con determinación. — Sí, estoy lista. Haré todo lo necesario para cumplir con mi cometido y obtener la información que desea el amo Rowan. —
Lucian le dedicó una mirada fría pero evaluadora. — Espero que así sea. Recuerda, tu éxito en esta misión determinará nuestro futuro. No podemos permitirnos ningún error. —
Con un gesto de asentimiento, Serafina se preparó para adentrarse en el peligroso juego de intrigas y secretos que dominaba el palacio de William.
Con paso decidido, se dirigió hacia el lugar donde se encontraría con una criada y eunuco también infiltrados en el palacio de William, reciben a Serafina con gestos de cortesía y discreción, conscientes del delicado juego en el que todos están involucrados.
— Bienvenida, señorita. Por favor, síganos — dice la criada con una sonrisa amable.
Juntos, la acompañan a los aposentos del príncipe William, quien en ese momento está ocupado en su Estudio. Serafina asiente con educación y los sigue con paso ligero pero controlado. La tensión en el aire es palpable, pero ella se esfuerza por mantener la compostura y cumplir con su papel.
Mientras tanto, sin saber que Serafina está siendo llevada a sus aposentos, William concentrado en sus asuntos, hojas de pergamino esparcidas sobre la mesa y libros abiertos a su alrededor.
— Me gustaría que preparen la cena. Llévala a mi habitación. Me encuentro algo hambriento después de tanto trabajo. —
El criado de confianza asiente con diligencia y se retira rápidamente hacia la cocina para cumplir con las órdenes de su señor. William se levanta de su escritorio y se dirige a su habitación, sintiendo la necesidad de un breve descanso antes de la cena.
Al abrir la puerta de su habitación con naturalidad, pero su sorpresa es evidente al ver a Serafina recostada en su cama. Sin embargo, su expresión apenas cambia, y simplemente la observa con curiosidad, sin darle demasiada importancia.
Serafina se levanta con gracia de la cama, consciente de la atención de William sobre ella. Con movimientos elegantes, se acerca lentamente, decidida a cumplir con su tarea de seducción.
— Príncipe William, has sido la única razón por la que he ansiado este encuentro — murmura Serafina, con una mirada llena de promesas y deseos.
William permanece en la puerta, observándola con una leve inclinación de la cabeza, pero su expresión no revela ningún indicio de emoción o interés.
— Eres una mujer muy hermosa, pero me temo que este no es el momento adecuado para tales juegos — responde William con calma, manteniendo una distancia entre ellos.
A pesar de la clara falta de respuesta de William, Serafina persiste en sus intentos de seducción, acercándose más y colocando una mano delicadamente en el pecho de William.
— ¿No deseas la compañía de una mujer hermosa esta noche, mi príncipe? — murmura Serafina, su aliento cálido rozando la piel de William.
William retrocede ligeramente, sorprendido por la audacia de Serafina, pero su expresión sigue siendo impasible.
Serafina, aunque desanimada por la falta de respuesta de William, mantiene una sonrisa en su rostro y una chispa de determinación en sus ojos. A pesar de su fracaso en seducir al príncipe, sabe que debe continuar con su misión y buscar otras oportunidades para obtener la información que busca.