MILLONARIO ARROGANTE.

...CHARLES JONES...

-Desde hoy, Miller no trabaja más en la empresa. ¡Cómo pudo tratar tan mal a un cliente!, estuvimos a punto de perder ¡¡miles de dólares!! - Tomo un trago de café y recuesto mi espalda en el sillón.

-Lo bueno que pudiste convencer al cliente de que se quedara y que no nos demandara. – Alan apaga su computadora y empieza a empacar sus cosas. – A propósito, con todo esto del trabajo no puede preguntarte, ¿qué te pasó en la mano?, está un poco lastimada.

- Tuve un pequeño inconveniente en el camino, nada de qué alarmarse.

-Entonces, no me preocupo. Te veré mañana. - Toma sus cosas y sale de mi departamento.

Me levanto del sillón y camino a mi habitación. Me despojo de toda mi ropa y entro a la regadera. El abundante chorro de agua cae sobre mi cabeza y partes de mi cuerpo, bañarme era lo que más disfrutaba de mi día a día, era el único momento en el que podía relajarme, pero esta es la primera vez que no es así, ya que unos ojos verdes han invadido mis pensamientos. ¿la volveré a ver? Ni si quiera se su nombre.

Estoy preocupado de que ese maldito intente agredirla otra vez. Cuando tuve el arma en mis manos, noté la inicial de la familia, RS, grabada en la empañadura. Estoy seguro que es uno de los hombres de mi hermano, se ve que no respeta los códigos de honor.

...Al día siguiente. – En la empresa....

-Charles, dentro de una hora tienes una junta con el Sr. Cho, en la cafetería Fon.

-Bien, ¿algo más? -. Pregunto con la vista en el computador.

-Sí, tu abuelo pidió que le llames cuando te desocupes.

-Gracias, puedes retirarte.

-Con permiso.

Llamaré a mi abuelo de una vez. Tomo mi teléfono y enseguida me contesta.

-Charles, hijo.

-Abuelo, perdón por no llamarte antes, he estado ocupado y lo sigo estando.

-No te preocupes. Dime, ¿Cómo van las cosas en la empresa?

-Unos ciertos inconvenientes, pero nada de qué alarmarse. Seguimos creciendo. ¿Cómo están tú y mi abuela?

-Ella está tomando un relajante masaje y yo tomando una buena taza de café.

-Me alegro. Abuelo, - Debo decirle, tiene derecho. - Alonzo está en New York.

-Ha venido como mi nieto o como el jefe de esa maldita mafia.

-La segunda. - Se le escucha enojado. - Abuelo, no puedes darle la espalda.

-Jamás haría eso, con tu madre cometí un error, pero con ustedes no. Si hablas otra vez con él, dile que nos visite, que lo extrañamos.

-Le diré. Tengo que colgar, me saludas a mi abuela.

-Adiós, hijo.

Cuelgo la llamada, ya que el teléfono de mi oficina está sonando.

*Contesta.

-Dime, Alan. – Digo en un tono frustrante. Esa mujer no me dejó dormir, cerraba los ojos y su hermosa cara aparecía.

-En la recepción se encuentra una persona de nombre Alonzo Russo, pide verte.

Alonzo, ¡¡está aquí!!

-Hazlo pasar. – Esta noticia me hace cambiar un poco mi humor, no del todo.

*Cuelga.

Pasan pocos minutos para que mi hermano abra la puerta de mi oficina.

-Charles, has crecido mucho en todos estos años, eres un empresario muy famoso.

Me levanto de mi silla y le doy un abrazo. - Con la ayuda del abuelo he crecido. Me ha pedido que lo visites. – Me separo y le señalo el sofá para que tome asiento.

-Años de no verlos, por supuesto que lo haré. – Se sienta al mismo tiempo que yo lo hago.

-¿Cómo esta nana, mamá y papá?

-Mamá se encuentra estable de salud, papá ha estado enfermo, pero controlable y nana es la misma de siempre, no ha cambiado para nada, me pidió que te diera esto.

Me entrega una pequeña caja. – ¿Son sus dulces caseros? - Pregunto.

-Sí. - Me los da.

-Me sorprende verte aquí, pensé que me llamarías. ¿A que se debe esto?

-Hermano, sé que no quieres oír nada de estos asuntos, pero tengo que hacértelo saber….

– No, Alonzo. - Lo paro en seco. - Sabes perfectamente que hui de mi país, de una vida con mi familia, para no involucrarme con eso, hasta acepté no tener un padre. Respeto la vida que llevas junto son tus decisiones, así que, por favor también respeta las mías. - Me mira fijamente y da un suspiro como resinación. No quiero involucrarme en esa vida, aunque una parte de mi la deseó por un largo tiempo.

-Está bien, respetaré tu decisión, pero charles, por favor promete que si un día pido tu ayuda estarás ahí apoyándome.

Sus palabras son un aviso de algo cercano, ¿Qué estará pasando? Una parte de mi quiere saber y apoyarlo, pero la otra, más grande que la primera, sabe que preguntar me podrá meter de lo que tanto he escapado. Sea cual sea mi respuesta tornará mi vida a un cambio, ya sea para bien o mal. - Te lo prometo. – Mi respuesta han sido un alivio para él.

-Gracias hermano, gracias.

-Dejemos de lado este tema, hablemos de otras cosas.

-Bueno, ¿Cómo vas con tu vida personal?, ¿ya tengo una cuñada? – Se acerca a la orilla del sofá para estar más cerca de mí.

-No, las relaciones amorosas no son lo mío. – Mis palabras son tan relajadas, me siento confiado de que ninguna mujer será capaz de enamorarme.

-Desde siempre hemos tenido perspectivas diferentes en ese tema.

-Exacto. Tú eres hombre de una sola mujer para la eternidad, por decir así. - Le digo.

-Hoy me topé con una señorita, quedé cautivado de su belleza y de sus magníficas expresiones.

-No me esperaba esta confesión. ¿Quieres una copa de whisky? . – Le pregunto.

-Sí. Fue algo tan casual, pero lastimosamente le perdí la vista. Estuve más de una hora buscándola por las calles, pero no la encontré. Tengo el presentimiento de que la veré de nuevo.

-Suerte con eso. Alonzo, ayer tuve un altercado con uno de tus hombres, creo.

-Altercado, ¿qué pasó?

Le doy el vaso con whisky y vuelvo a mi asiento. - Estaba tratando de violar una mujer en un callejón, por suerte ella se supo defender y yo acabe partiéndole el labio. Supongo que trabaja para ti, porque tenía un arma con las siglas de la familia y hablaba perfectamente italiano.

-Creo saber quién es. Sabía que el maldito traería problemas, debí acabar con él… No te preocupes yo me encargaré.

-Por favor, no quiero que a la señorita le pase algo.

-Señorita, entonces es joven.

¿Me está insinuando algo? - Solo la ayudé, nada más. – Tomo un trago del whisky

-Como tú digas. – bebe por completo la copa y se levanta.

–Debo irme, tengo asuntos pendientes.

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En el siguiente capítulo aparecerá Samanta.