LA ESPOSA CAPRICHOSA DEL CEO

Mi nombre es Mateo Lerox, tengo 32 años soy el presidente de las empresas multinacionales Lerox, mi abuelo me nombro a mi como su mayor heredero, mi padre no se opuso, cosa que mi madre si, ella es bastante oportunista y mi padre aun así la ama, mi hermano menor no le gustan los negocios familiares así que formo su propia empresa de modelaje, es muy bueno en lo que hace. Mi vida era tranquila hasta que la conocí a ella, la razón de que yo perdiera la compostura, cuando la vi por primera vez me quedé asombrado a pesar de que vestía ropas sencillas se veía supremamente hermosa, que me detenia un poco le llevo diez años de edad, aun asi no pude rechazar al abuelo así que acepte conocer a esa mujer que nublo mis pensamientos apenas la vi, me encantaba verla esforzarse para llamar mi atención, daba la impresión de un pequeño conejo saltando para todos lados donde yo iba, me comportaba de manera brusca con ella, pero es que tenía la sensación de que algo escondía y necesitaba descubrir que era.

Cuando el abuelo enfermo formalizamos la relación, nos casamos y aunque sentí la necesidad de consumar nuestro matrimonio me resistí, seguía teniendo esa sensación extraña de que ella ocultaba algo y ya que se terminó casando conmigo creí que lo había hecho por dinero y solo se estaba haciendo la digna.

Nuestra rutina era graciosa, ella seguía esforzándose y eso realmente me encantaba, además su sazón me tenía babeando, le compraba detalles que creía que le gustarían se los entregaba con excusas estúpidas, pero ella aun así los recibía y el dinero que le daba para sus gastos también los aceptaba. Lo que si no me gustaba era la actitud de mi madre y Amaranta, en algunas ocasiones llegue a pensar que ellas hostigaban a mi niña, aunque me parecía imposible porque su personalidad es aguerrida y me parecía ser más ella la hostigadora, sentí pena por Amaranta en algunas ocasiones así que la ayudaba para que no terminara peor.

El día de nuestro aniversario número 3 le tenía un regalo preparado, era un coche último modelo, quise dárselo para que ella se movilizara con mayor facilidad, solo que no tuve la oportunidad de hacerlo, ese día ella lucia radiante, hermosa de pies a cabeza, mis ojos no podían dejar de seguirla, por eso note cuando no se sentía bien, cuando la sostuve obviamente me di cuenta que la habían drogado y no con cualquier droga si no con algún tipo de afrodisiaco; con todo el cuidado y amor del mundo la lleve a mi habitación al principio ella se resistió, cuando me noto se calmó un poco.

Diana: ayúdame necesito calmarme

Mateo: no sabes lo que pides, así que quédate quieta, (trataba de quitarme la ropa y yo estaba ejerciendo todo mi auto control para no devorarla en ese momento, solo que fue inútil y mis deseos se apoderaron de mí, no dude ni un segundo en desvestirla y estaba extasiado con su bella figura, toda ella seria mía, ya era mi esposa, solo faltaba que se convirtiera en mi mujer, la bese su deliciosa boca casi hace que me corra ahí mismo, es que no sé cómo pude contenerme todos estos años, sus senos caben perfectamente en mis manos, estaba preparándola para que me recibiera, así que cuando me introduje lo hice sin ningún cuidado, en algún momento pensé que como ella es tan hermosa ya había tenido su primera vez, así que me quede ahí quieto, Diana trato de besarme pero yo me quite)

Diana: (eso dolio, pero no continua y esto me está desesperando, tome la iniciativa de besarlo y él me esquivo, seguramente no quiere estar conmigo) sal, si crees que no soy suficiente mujer para estar contigo, sal ahora mismo

Mateo: estás loca mi niña, solo estoy esperando que te acostumbres a mi tamaño, solo deja de moverte o no respondo de mí, mira que estoy haciendo un esfuerzo sobre humano para no comerte completica ahora mismo

Diana: (muda si quede, como que me quería comer)

Mateo: (comencé con un vaivén lento, sus pequeños gemidos me incitaban a mas, y ella quería quitarme el placer de escucharlos y se tapó la boca así que le agarré las manos por sobre su cabeza) mi niña solo grita mi nombre, grita el nombre de tu hombre