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El Oráculo De La Bruja: El Despertar Del Nexus

El Oráculo De La Bruja: El Despertar Del Nexus

Status: En proceso
Genre:Magia / Demonios / Brujas / Fantasía épica
Popularitas:2.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Kevin J. Rivera S.

En un mundo que olvidó la era dorada de la magia, Synera, el último vestigio de la voluntad de la Suprema Aetherion, despierta tras siglos de exilio, atrapada entre la nostalgia de lo que fue y el peso de un propósito que ya no comprende. Sin alma propia pero con un fragmento de la conciencia más poderosa de Veydrath, su existencia es una promesa incumplida y una amenaza latente.

En su camino encuentra a Kenja, un joven ingenuo, reencarnación del Caos, portador inconsciente del destino de la magia. Unidos por fuerzas que trascienden el tiempo, deberán enfrentar traiciones antiguas, fuerzas demoníacas y secretos sellados en los pliegues del Nexus.

¿Podrá una sombra encontrar su humanidad y un alma errante su propósito antes de que el equilibrio se quiebre para siempre?

"No soy humana. No soy bruja. No soy demonio. Soy lo que queda cuando el mundo olvida quién eras."

NovelToon tiene autorización de Kevin J. Rivera S. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO III: El tiempo vuelve a fluir

— Synera —

—¡Vamos, pedazos de inútiles, levántense... Y tú, humano, ¡escúchame!

Las palabras salen de mi boca antes de poder detenerlas. Frías. Cortantes. Vacías. Como si vinieran de una parte antigua de mí que había estado dormida demasiado tiempo. No entiendo del todo por qué las digo, pero sé, con una certeza que me sacude por dentro, que debía decirlas.

Mis ojos se fijan en él. Ese joven. No debería reconocerlo, y, sin embargo, hay algo en su presencia que enreda mi mente y sacude mis entrañas. ¿Es él? ¿Es este el ser al que he estado buscando desde hace tanto? No lo sé… pero mi instinto grita que sí.

El entorno es una distorsión del tiempo, del espacio. Nada fluye como debería. Todo parece congelado, repitiéndose, descomponiéndose en un ciclo eterno. Y, sin embargo, la magia de ella —de mi Suprema— aún palpita en cada rincón. Como una huella invisible que se niega a desaparecer.

¿Fue ella quien creó este lugar? ¿O acaso es otra prueba? Nunca cuestioné sus decisiones. Cada acción suya parecía formar parte de un plan más grande, incluso si yo no lograba comprenderlo. Ella era enigma y certeza, caos y destino. Siempre confié en ella.

Pero ahora… este joven, esta distorsión, esta energía… Todo está conectado. Lo siento. Y ese sentimiento despierta en mí algo más profundo. Una memoria antigua. Un reflejo de otra vida.

El presente se fragmenta, y los recuerdos emergen como agua rompiendo una represa.

Caen sobre mí. Inundan. Me arrastran.

La recuerdo frente a mí. Imponente. Hermosa. Brillante en su rareza.

Suprema.

Me miraba como si estuviera viendo algo más allá de mi carne. Una chispa, una promesa aún sin forma.

—Vaya… eres realmente hermosa —dijo con una voz que no esperaba—. Te pareces mucho a mí, pero… hay diferencias que no puedo ignorar. Eres más madura físicamente, pero... somos casi idénticas.

Se acercó, sus pasos llenos de intención. Su mirada recorría cada detalle de mi cuerpo con fascinación reverente, como si estuviera ante una creación sagrada. Y, sin embargo, yo no sentía nada. No era nadie.

Era un cascarón.

Un cuerpo sin alma, sin emociones. Un ser recién despertado sin conciencia de lo que significaba existir. No tenía memoria, ni necesidad de afecto, ni miedo. Solo estaba allí, contemplando el mundo sin entenderlo.

La Suprema pareció notarlo. Frunció el ceño, pensativa.

—Hmm… hay algo que no está completamente bien… —murmuró, casi para sí. Luego, sus ojos brillaron con una certeza que sólo ella podía tener—. Ya sé… necesitas un alma.

El silencio que siguió fue casi solemne. Como si estuviera decidiendo el curso de un nuevo destino.

Su mano se alzó. Sus dedos dibujaron formas en el aire, dejando estelas de energía que vibraban con poder antiguo.

—Mi magia va más allá de simplemente darte un alma. Eso sería demasiado simple. —Hizo una pausa, como si su mente se abriera a una idea más audaz—. Te daré una parte de mi conciencia. No serás una copia de mí, sino un ser distinto. Una entidad con voluntad propia.

Y entonces, la sentí. Su esencia. Su fuego. Una llama cálida e inmensa penetró en mí, llenando el vacío, despertando algo. Como si mi existencia al fin tuviera un núcleo. Como si una chispa se encendiera en el abismo.

—Algún día descubriré cómo completar tu cuerpo —susurró—. Pero hasta entonces, te sostendré con mi magia. Vivirás. Aprenderás. Serás.

Pasaron los días, luego los meses, luego años. Al principio era apenas capaz de moverme o articular palabra. Pero ella me enseñó. Con paciencia infinita, moldeó cada parte de mí. Me enseñó a caminar, a leer, a nombrar el mundo… y luego, a sentirlo.

Recuerdo las largas noches en su estudio. Libros flotando, cristales vibrando con poder. Su voz era constante, una melodía que me construía palabra a palabra. A veces me observaba mientras dormía —o eso creía que hacía—, como si buscara respuestas que ni ella tenía.

No dejaba de enseñarme. No dejaba de darme.

Todo lo que soy, lo soy por ella.

Y ahora, de vuelta al presente, observo al joven frente a mí. El aire vibra entre nosotros con esa misma energía.

Lo reconozco.

No por su rostro, ni por su voz… sino por lo que despierta en mí.

¿Podría ser él… el eslabón que falta?

¿El caos que debo encontrar?

Y si es así... ¿estoy lista para lo que viene?

Él es diferente, pero la respuesta me llega en un instante. Me observa con ingenuidad, con esos ojos grises, vacíos de malicia. Es un alma pura, frágil, incrédula. Algo en su mirada me recuerda a lo que era antes.

—Dime algo… ¿cuál es tu nombre? —pregunto con aparente curiosidad. Debo ir familiarizándome con él.

El joven parpadea un par de veces, como si la pregunta lo tomara por sorpresa.

—Mi nombre… eh… Frayi… no, espera… —su expresión se tuerce en desconcierto antes de soltar una risa nerviosa—. Jejeje… No lo recuerdo.

Antes de que pueda decir algo, el zorro, desbordante de emoción, da un salto en el aire y grita con entusiasmo:

—¡Mi amo bonito es el imparable y grandioso Kenjaaa!

Kenja infla el pecho con orgullo y esboza una sonrisa de autosuficiencia, como si el título le sentara de maravilla.

—Cuánto escándalo por un simple nombre tan… patético —digo con frialdad, cruzándome de brazos con evidente decepción.

Me acerco a él, analizándolo de arriba abajo con una mirada crítica. Camino a su alrededor en círculos, estudiando cada detalle de su fisonomía, rozando apenas su piel con la yema de mis dedos. Mi andar es lento, casi depredador. Kenja traga saliva y retrocede levemente. Frayi también parece inquieto, incapaz de discernir mis intenciones.

—Vaya, así que Kenja… —murmuro, dejando que su nombre ruede con lentitud en mi boca—. Eres bastante apuesto… No me vendría mal tener un hombre como tú…

Su expresión se crispa y su rostro se tiñe de rojo. Me inclino ligeramente hacia él con una sonrisa ambigua antes de añadir:

—Pero… eres algo pequeño, ¿no crees?

—¡El amo bonito no se rebajaría a estar con una mujer tan fea como tú! —suelta Frayi con descaro.

Mis ojos se entrecierran. Con calma absoluta, me agacho hasta quedar a la altura del insolente zorro. Su instinto le grita que huya, pero ya es demasiado tarde. Le sostengo la mirada y, con una sonrisa perturbadoramente tranquila, le susurro:

—La próxima vez que abras ese hocico inútil… te comeré.

Frayi se estremece y da un respingo detrás de Kenja, quien ahora parece debatirse entre el desconcierto y el terror.

—E-Eh… Esto…

—Shh… —llevo un dedo a mis labios antes de incorporarme con indiferencia—. Bueno, bueno, qué conmovedor. Un amo y su fiel mascota. Casi se me salen las lágrimas.

Me doy la vuelta con elegancia, sintiendo cómo la tensión se instala en el aire. Esto apenas comienza.

—Supongo que se están preguntando quién soy —mi voz resonó en el silencio del lugar—. La respuesta es sencilla. Me llaman Synera, el Oráculo de la Bruja. No soy humana, ni demonio… ni tampoco una simple mortal.

Hice una pausa, observando a los presentes con calma antes de continuar.

—He venido aquí en busca de aquel a quien llaman el Caos. Y si no me equivoco… ese eres tú, Kenja.

El silencio que siguió fue denso, incómodo. Esperaba que Kenja respondiera, pero fue el zorro quien rompió el mutismo, y para mi sorpresa, lo hizo con una seriedad que no esperaba.

—¿Eres tú…? No… ella… —Frayi dudó, mirándome con una mezcla de confusión y reconocimiento—. Te pareces mucho a ella, pero… ¿no eres Lady Aetherion?

Parpadeé, desconcertada.

—No, no soy ella. —Mi tono fue firme, pero la duda se filtró en mis palabras—. Pero… ¿cómo sabes su nombre? ¿Ya la conocías? Eso… eso explicaría muchas cosas.

—¿Aetherion? ¿De qué están hablando? No entiendo nada —intervino Kenja, su voz cargada de incertidumbre.

El zorro desvió la mirada, como si estuviera sacando recuerdos de lo más profundo de su memoria.

—Fue hace dieciséis años… ella… bueno, aparentemente, soy una invocación, o algo así. El espíritu de un kitsune, creo. Lady Aetherion creó este lugar y me encomendó una misión: cuidar de un niño… de mi amo, Kenja. Me dijo que lo protegiera, que le enseñara sobre este mundo… y que esperara.

Sus palabras se sintieron como un golpe en el pecho. Mi intuición no me había fallado. Estaba en el lugar correcto, con la persona correcta.

—¿dieciséis años…? —Mi ceño se frunció—. Eso es imposible. La Suprema desapareció hace más de dos mil años.

Frayi me miró con una calma inquietante.

—¿Dos mil años…? —repitió en voz baja—. Ya veo… entonces, no me equivoqué. Este lugar… está detenido en el tiempo. Aquí, todo transcurre de manera diferente al mundo exterior. En este sitio, solo han pasado dieciséis años.

La revelación me hizo contener el aliento. Kenja aún parecía procesar lo que escuchaba, mientras que el zorro bajó la cabeza, sumido en sus propios pensamientos.

¿Qué significaba todo esto? ¿Por qué esperar tanto tiempo? ¿De qué debía protegerlo? Mi mente estaba inundada de preguntas. Nunca había cuestionado la voluntad de mi Suprema… pero había demasiadas cosas que no entendía.

El aire se volvió pesado. Nadie tenía respuestas. Pero una verdad era clara: todo lo que creíamos saber estaba a punto de cambiar.

La voluntad de una diosa nunca debe ser cuestionada, sin importar el motivo. Su juicio es absoluto, su sabiduría infinita. Aetherion siempre ha sido una mujer intuitiva, capaz de ver más allá del tiempo mismo.

Aquí dentro, el tiempo fluye de manera distinta al mundo exterior, pero cada minuto que pasamos en este espacio sellado es un cambio irreversible allá afuera. No puedo permitirme titubear. Debo actuar antes de que sea demasiado tarde.

Mis manos se tensan mientras observo mi entorno con determinación. Sin mi bastón, mi magia no es tan poderosa, pero, aun así, será suficiente. No necesito canalizadores cuando mi existencia misma es un fragmento de la Suprema. Si me concentro lo suficiente…

Hago una pausa, preparándome para intervenir.

** Pero entonces\, los recuerdos me asaltan.**

—Synera, has dominado por completo cuatro de los cinco lenguajes de la magia.

La voz de Aetherion resuena en mi mente con claridad, como si aún estuviera de pie frente a mí, su silueta imponente envuelta en el resplandor de su aura dorada. Nos encontrábamos en la Cámara del Equilibrio, un lugar donde la realidad se distorsionaba en función de la voluntad de la Suprema. Estábamos solas, rodeadas por inscripciones arcanas que flotaban en el aire como constelaciones vivientes.

Sus ojos, dos pozos de energía infinita, me observaban con satisfacción y una pizca de orgullo.

—No esperaba menos de una extensión de mi cuerpo. Podría decir que eres más fuerte que las Supremas anteriores.

Me arrodillé ante ella, sintiendo el peso de sus palabras.

—Mi lady, si usted cree eso… entonces significa que soy tan fuerte como usted. —No era arrogancia, sino una verdad lógica.

Aetherion sonrió levemente.

—Excelente, Synera. Ahora, quiero que me recuerdes cuáles son los seis dominios de una Bruja Prodigio.

Sin dudar, respondí:

—Creatividad, imaginación, visualización, dominio, control… y reversión.

—Perfecto.

Aetherion chasqueó los dedos y, de inmediato, el espacio a nuestro alrededor cambió. La cámara se transformó en un vasto océano suspendido en el vacío. Olas etéreas flotaban a nuestro alrededor sin mojar nuestros cuerpos, reflejando en su superficie los secretos más antiguos de la magia.

—Entre todas, la más poderosa es la Reversión. —Su voz se tornó solemne—. Al dominarla, podrás revertir el estado de la materia y de la magia misma, anulando cualquier hechizo sin importar su complejidad. Es el límite final del poder de una Bruja Prodigio. Espero que algún día logres controlarlos todos.

La visión se desvaneció como cenizas en el viento, arrastrada por la brisa del tiempo.

La Reversión...

Si de verdad he heredado ese lenguaje… entonces aún hay esperanza.

El tiempo me pisa los talones, pero no pienso rendirme.

Mis ojos se clavan en Faryi y Kenja. La duda brilla en sus pupilas, pero no hay espacio para explicaciones.

—Aquí el tiempo se curva, se retuerce, pero allá afuera... sigue fluyendo. No tenemos más tiempo. Voy a devolver el curso a la corriente verdadera, a romper este bucle eterno que la Suprema dejó como cárcel. Solo así podremos seguir adelante —declaro, la voz cargada de resolución.

Ellos asienten, tragando el miedo. En sus rostros hay asombro... y fe.

Kenja da un paso al frente, solemne.

—Hazlo, Synera... estamos contigo.

Aspiro con fuerza. El aire sabe a destino.

Mis pies se separan del suelo. Una luz tenue brota de mi piel, y lentamente, empiezo a elevarme. La realidad vibra, como si estuviera a punto de romperse. Desde las alturas, veo el mundo retorcido por el hechizo. Un cielo de cristal... a punto de estallar.

Cierro los ojos. Mi alma, mi esencia, mi historia... se funden con la magia.

Entonces la siento.

La grieta.

Ahí está. En el corazón del tiempo.

Extiendo las manos al cielo. Mis dedos se llenan de luz. Un círculo mágico gigantesco estalla en los cielos, con símbolos arcanos que giran y parpadean como estrellas caídas. El viento ruge. El suelo se parte. El cielo cambia de color.

Y entonces, con todo mi poder, grito:

—¡ECTERIUM ETERNAL!!!

Mi voz no es solo mía. Es un estruendo ancestral.

El cielo se rasga como papel ardiente.

El domo estalla en miles de cristales de luz, las grietas se abren como relámpagos danzantes, y una onda de pura energía sacude todo, como si los dioses estuvieran gritando al unísono.

Pero justo entonces...

Un estallido invisible.

¡Kenja!

Su cuerpo se sacude, como si un rayo lo atravesara. Sus ojos se vacían. Cae.

—¡KENJA! —grita Faryi con el alma desgarrada.

Yo desciendo como un meteorito, rompiendo el suelo a mi alrededor. Corro. Pero Faryi ya está de rodillas, aferrado a Kenja como si pudiera anclarlo a la vida.

—¡Despierta! ¡Kenja, por favor! ¡No me dejes! —su voz es un sollozo feroz que parte el aire en mil fragmentos.

Extiendo mi mano para ayudar…

Pero el zorro me lanza una mirada que quema. Sus ojos... son fuego puro.

Con un rugido mágico, invoca un pergamino envuelto en relámpagos dorados y lo lanza hacia mí.

No tengo tiempo.

¡FLASH!

Una prisión de luz me atrapa en un cubo reluciente. El sello me inmoviliza por completo.

—¡¿Qué estás haciendo?! —grito, golpeando la barrera.

Pero Faryi solo retrocede. Sus ojos... ya no me ven como antes.

—Ese maldito zorro... —siseo con rabia, mis manos temblando dentro del sello.

—¡Brujaaaa malvadaaaa! —ruge Faryi, el grito tembloroso entre el dolor y la furia.

Levanta a Kenja en brazos, tropezando entre lágrimas, y corre hacia el templo sin mirar atrás.

Y yo... solo puedo mirar.

Solo... puedo mirar.

Pero...

Lo logré.

El tiempo... fluye de nuevo. El hechizo fue roto.

Una risa débil brota de mis labios. Estoy agotada. Ese conjuro... consumió más de lo que creí tener.

Caigo de rodillas dentro del cubo. La energía mágica me acaricia como una prisión dorada.

Mis párpados se cierran.

La última imagen en mi mente... es Kenja, cayendo como una estrella rota.

Espero que ese niño esté bien...

La oscuridad me reclama.

1
Beatriz Narváez campo
con quién comenzará esta nueva vida synera...al menos no estará sola!!
Beatriz Narváez campo: eso está muy bien!! entre más entretenida mejor se disfruta la lectura!!
Kenja: Y cada capítulo es mejor que el anterior🤭🤭
total 2 replies
Beatriz Narváez campo
muy interesante historia!!
Leidys Quintero
Es muy emocionante esta historia, cada vez se pone mejor.
Leidys Quintero
Esta genial la historia, necesito leer mas, cada vez se pone mejor.
Paola Rivera
Muy buen trabajo hermano, sigue así.
Mikoru987
increible !!
Đông đã về
¡Escribe más, por favor!
Kenja: Hola, saludos. Por supuesto. Estaré subiendo capítulos todos los días. Pronto estará disponible el capítulo V. /Heart/
total 1 replies
Maito
Mas capitulos escritora!
Kenja: Hola, gracias por tu comentario. Espero estes disfrutando mi Obra tanto como yo al escribirla, estare subiendo capitulos nuevos todos los dìas. saludos...
total 1 replies
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