"El lío de Carlos" es una novela inspirada en una historieta escolar que narra las aventuras de Carlos, un joven carismático, despreocupado y amante de la diversión. Con su espíritu libre, disfruta explorando sus relaciones, coqueteando sin límites tanto con las chicas, pero tal parece que el destino cambiara el rumbo de su vida.
Por otro lado, se encuentra Janeth una joven trabajadora y determinada que enfrenta una lucha personal por encontrar una cura para su abuelo. En medio de los enredos y dramas que rodean la vida de Carlos y Janeth, sus caminos se cruzarán de formas inesperadas. ¿Logrará el amor triunfar entre tantas dificultades? Acompaña a estos personajes en una historia llena de emociones, retos y descubrimientos.
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Capítulo 4: Comienzos inesperados
POV Janeth:
Suena mi despertador. Son las 6:00 a.m., lunes. Me levanto con algo de sueño y comienzo mi rutina matutina: una ducha rápida, cepillarme los dientes y escoger un atuendo que combine comodidad y profesionalismo. Quiero causar una buena impresión en mi primer día de trabajo.
Después de desayunar unos deliciosos waffles y despedirme de mi abuelo, tomo el autobús que me lleva a la empresa. Veinte minutos después, llego y subo al elevador. Pulso el botón del piso 16. Al salir, veo a Valeria y me acerco a preguntarle por Mireya. Me informa que aún no llega, pues faltan diez minutos para las 8.
Mientras tanto, en la habitación de Sebastián:
POV Sebastián:
El molesto sonido del teléfono me despierta. Veo el nombre en la pantalla: Mireya. Contesto con fastidio.
Mireya: Buenos días, Sebastián. Disculpa llamarte tan temprano, pero necesitamos que evalúes personalmente a la candidata para el puesto de asistente.
Sebastián: Claro, estaré ahí en un momento.
Cuelgo, me doy una ducha rápida y me visto con mi habitual estilo impecable. Me dirijo a la empresa, llego al piso 16 y entro a mi oficina. Mireya me informa que la candidata me está esperando en la sala de juntas.
POV Janeth:
Pocos minutos después, Mireya llega y me pide que espere en la sala de juntas. Apenas pasa un instante, y la puerta se abre. Un hombre alto, elegante y apuesto entra en la sala. Toma asiento frente a mí, me observa brevemente y revisa mi currículum.
POV Sebastián:
Al entrar en la sala, mis ojos se posan en ella. Una joven atractiva y con una presencia cautivadora. Respiro hondo para mantenerme profesional y repaso su currículum.
Sebastián: Janeth, ¿verdad?
Janeth: Sí, así es.
Sebastián: Veo que te graduaste con honores en Oxford. Impresionante. ¿Por qué quieres trabajar aquí?
Janeth: He escuchado sobre las iniciativas ecológicas de esta empresa y cómo están marcando una diferencia. Me gustaría contribuir a un cambio positivo para el planeta.
Sebastián: (Pausando para reflexionar) Me gusta tu respuesta. Dime, ¿estarías dispuesta a trabajar horas extras, claro, con compensación adecuada?
Janeth: Por supuesto.
Sebastián: ¿Y si tuvieras que acompañarme en viajes de negocios?
Janeth: No habría problema. Estoy dispuesta a colaborar en lo que sea necesario.
La miro unos segundos. Su seguridad y sencillez me sorprenden. Me levanto.
Sebastián: Muy bien, señorita. Está contratada como mi asistente personal.
Janeth: ¿En serio? ¡Muchas gracias! No lo decepcionaré.
Sebastián: Eso espero. ¿Cuándo podrías empezar?
Janeth: Ahora mismo.
Ambos salen de la sala de juntas y Sebastián le indica su nuevo escritorio. Janeth busca a Mireya para obtener la agenda de su jefe y comienza a organizar su día. Durante la jornada, Valeria se acerca a su amiga:
Valeria: ¿Ya terminaste tu trabajo?
Janeth: Aún no. Mi jefe sigue trabajando.
Valeria: Pero ya es tarde.
Janeth: Lo sé, pero quiero estar disponible por si necesita algo.
Valeria: Bueno, me voy. Ten cuidado cuando salgas, ¿sí?
Janeth: Claro. Nos vemos mañana.
Poco después, Sebastián sale de su oficina y encuentra a Janeth aún trabajando.
Sebastián: ¿Qué haces aquí todavía? Pensé que ya te habías ido.
Janeth: Me quedé para asegurarme de que no necesitara nada más.
Sebastián: (Con un tono serio, pero amable) Lo siento. Suelo quedarme tarde, pero debí avisarte para que pudieras irte.
Janeth: No se preocupe. Estoy aquí para apoyarlo.
Sebastián: Hice bien en contratarte, Janeth. Pero no es seguro que estés aquí hasta tan tarde. Insisto en llevarte a tu casa.
Pese a mi resistencia inicial, accedo.
En el auto, rumbo a casa de Janeth:
Janeth: Gracias por traerme, jefe.
Sebastián: Es lo menos que podía hacer después de hacerte quedar tan tarde.
Por un instante, nuestras miradas se cruzan, y ambos nos sonrojamos.
Janeth: Hasta mañana.
Sebastián: Hasta mañana.
Janeth baja del auto, entra a su casa y se recuesta en su cama, tratando de calmar los pensamientos sobre su atractivo jefe. Por su parte, Sebastián llega a casa, se sirve un whisky y reflexiona. Algo en Janeth lo ha descolocado.