La joven, cuyo corazón había sido destrozado por la crueldad de aquellos que una vez habían sido sus seres queridos, ahora caminaba por un sendero de venganza. Había perdido todo: su hogar, su familia, su inocencia. La amargura y el dolor habían dado paso a una sed de justicia, que la impulsaba a buscar a aquellos que le habían arrebatado todo. Sin embargo, el destino, que parecía tener un plan propio para ella, nuevamente la pondría a prueba. La joven se encontraría cara a cara con su pasado, y debería enfrentar las sombras que la habían perseguido durante tanto tiempo. ¿Podría encontrar la fuerza para perdonar y seguir adelante, o la venganza la consumiría por completo? Eso solo el tiempo lo diría.
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capítulo 4
Naron camina por los pasillos y se encuentra con el jardín rojo, a lo lejos se hace presente el gran roble y vuelve el recuerdo de la última vez que subió a él.
“ ¿Recordando majestad?”Al oír la voz rápidamente supo de quién se trataba y no lo podía creer su amigo de la infancia Milton que lleva puesto un traje de ministro estira sus brazos y se abrazan.
“Sí que has crecido.” Tenemos la misma edad pero pareces un gigante majestad.
“Dime Narón dejemos la formalidad.¿Cómo has estado? “ Milton sostiene su túnica. “ No me puedo quejar ¿Y tú ?. Mira su uniforme “Tampoco.“
Narón se dirigió hacia los aposentos del rey y se quedó estupefacto ante la escena que se desarrollaba. Un hombre que gritaba y se resistía, uno de los más leales servidores del rey parecía haber perdido la razón. Su rostro estaba distorsionado por la ira y el dolor, y sus ojos brillaban con una intensidad que hacía que Náron se sintiera incómodo.
La mujer de cabello oscuro y ojos azules lloraba y suplicaba por el hombre, su voz temblorosa y desesperada. "Por favor, no hagas esto", rogaba mientras se arrodillaba junto a la cama del rey. "Él no sabe lo que hace".
Aarón, el príncipe heredero, llegó furioso y ordenó llevarlo al calabozo sin comida ni agua hasta su juicio. "¿Cómo te atreves a traicionar a mi padre de esta manera?" gritó, su voz llena de indignación.
Pero el rey, con una voz firme y tranquila, intervino y decidió dejarlo marchar. "Dejen que se vaya y que jamás vuelva al palacio", dijo sin mirar a su hijo.
La habitación se quedó en silencio, con todos los presentes mirándose unos a otros en shock. Náron se sintió confundido e intrigado por la decisión del rey. ¿Por qué permitía que este hombre que había traicionado su confianza.se fuera libre? ¿Qué secreto había detrás de esta decisión?
Mientras observaba la escena, Náron notó la presencia de Amalia, la mujer que lo había llenado de ilusiones en su niñez. Estaba de pie en un rincón de la habitación.mirándolo con una mezcla de tristeza y compasión en sus ojos.
Narón se sintió abrumado por las emociones que se desataban en su interior. La llegada de Amalia había revivido recuerdos y sentimientos que creía haber olvidado. Y ahora, la escena que se desarrollaba ante sus ojos lo hacía sentirse como si estuviera atrapado en un laberinto de intrigas y secretos.
La noche se convirtió en un tormento para Náron. No podía dormir, su mente trabajaba sin cesar para entender lo que había sucedido. Amalia, la decisión del rey, la traición del servidor, su llegada... todo parecía estar conectado de alguna manera, pero no podía ver el hilo conductor.
Finalmente, se levantó de la cama y se dirigió a la ventana. La luna llena brillaba en el cielo, iluminando el jardín y los corredores del palacio. Narón se sintió solo y perdido, como si estuviera navegando por un mar de secretos y mentiras.
“ ¿Qué hago aquí?”
El reencuentro con su amado está muy próximo